Big Bad Wolf » Camren

By imheedictator

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Aquellas historias de cuentos de hadas siempre quedarán pequeñas ante el nuevo mundo, lleno de lobos y otros... More

Prólogo
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43 (Parte 1)
43 (Parte 2)
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63 (Parte 2)

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By imheedictator

Camila POV

—Entra ahora. —Le ordené a Lauren que se encontraba parada en frente de mí con cara de pocos amigos y de brazos cruzados.

Ambas habíamos ido a los cubículos porque Lauren necesitaba un baño con urgencia. Y aunque renegara porque no la dejaba hacer nada, ella seguía mis instrucciones al pie de la letra. Yo entendía muy bien eso de que las panteras sanaban más rápido debido a su transformación, pero el sufrimiento por el que pasó Lauren debido a los lobos, esas heridas de su cuerpo que recién empezaban a cicatrizar, iban a demorar en sanar y Lauren no me engañaba, podía aparentar estar bien, pero en el fondo yo sabía que le costaba realizar sus actividades diarias.

—¿Qué? —Contestó con una mueca de fastidio.

—Lauren entra. —Volví a repetir, señalándole con mi dedo el cubículo para que lo hiciera.

—Está bien, está bien. —Respondió de mala gana entrando en el cubículo, pero cuando se disponía a cerrar la puerta entre junto a ella.

—Espera, ¿qué haces? —Lauren me miraba confundida al ver como la agarraba con cuidado de los hombros y le daba la vuelta.

—Voy a ayudarte, no vas a esperar bañarte tú sola. —Respondí tranquilamente. —Ahora, desabróchate la camisa.

—Claro que sí, tengo 20 años y soy una adulta. —Contestó mirándome por encima de su hombro.

—Una adulta que se está comportando como una niña. —Dije jalando suavemente su camisa en señal de que se la desabrochara de una vez por todas.

—Como digas. —Lauren respondió de mala gana desabrochando lentamente botón por botón. Cuando se quitó la camisa estaba de espaldas a mí, solo con el pantalón puesto y su gran vendaje que le cubría todo el pecho.

—Necesito quitarte el vendaje completamente. —Dije en un susurro, de un momento a otro me había puesto nerviosa por la presencia de Lauren.

—Está bien. —Respondió ella, levantando los brazos. La abracé por la cintura y comencé a quitarle el vendaje. Cuando terminé, deje caer el vendaje al suelo y pude observar a Lauren abrazándose a sí misma.

—Este es el momento en donde me quito los pantalones, ¿cierto? —Lauren giró el cuerpo aún abrazándose a sí misma cubriendo su pecho desnudo y lo único que yo pude hacer fue asentir con la cabeza en señal de afirmación.

Lauren dejo caer sus brazos para quitarse los pantalones y yo inmediatamente cerré los ojos. Pude escuchar una risita viniendo de ella y cuando menos me di cuenta, sentí que ella ya estaba parada en frente de mí, demasiado cerca para ser verdad.

—Camila. —Escuché que dijo mi nombre.

—¿Sí?

—¿A qué hora vas a abrir los ojos? —Preguntó en un tono burlón. Con mucho cuidado abrí los ojos y me agaché para acercarme al balde para sacar un poco de agua con el pequeño tazón que ahí se encontraba.

Cuando volví a ver a Lauren, ella se encontraba mucho más cerca todavía. Lauren agachó un poco la cabeza y yo me estiré para echarle con cuidado un poco de agua encima de ella. Esta vez no pude evitarlo y recorrí cada gota de agua que descendía por su cuerpo admirando su desnudez por primera vez. Sentí que mis mejillas ardían, así que rápidamente volví a sacar un poco más de agua para que Lauren no lo notara.

Volví a tirarle un poco de agua por encima de su cabeza, pero cuando cruzamos miradas, pude notar que Lauren estaba con el rostro serio. Ignoré su mirada penetrante y continúe echándole agua hasta que sentí un pequeño beso en mi cuello. Levanté la mirada solo para observar a Lauren acercarse para volverme a besar, pero esta vez en los labios.

—Lo siento, no pude evitarlo. —Eso fue lo último que dijo durante el resto del baño, ninguna dijo una palabra más.

Continúe bañándola con delicadeza, acariciando cada parte de su cuerpo, cada herida que Lauren cargaba consigo misma. Ella se dejó querer y no hablo del toque físico, porque yo intentaba mucho más que curar las heridas de su cuerpo, yo quería curar las heridas de su alma.

—Tu amigo tiene prohibido transformarse si no quiere que las panteras le arranquen la cabeza. —Dijo Lukas en un tono hostil. Pat y yo nos encontrábamos en una reunión con el Consejo del Clan de la Luna. El Consejo estaba conformado por ocho panteras que nos miraban atentamente desde sus asientos, pero lo que más me sorprendió de todo eso fue ver a Gust sentado ahí también. Ni Lauren ni su hermano se encontraban en la reunión, porque no estaba permitido ya que solo el Alfa podía estar presente y aunque Lauren era considerada una por toda su gente, aún no había realizado la ceremonia. Tampoco se encontraba su padre por motivos de salud que se informaron al comenzar la reunión.

—Querido Lukas, ella tampoco puede hacerlo, no nos importa si es una mujer, pero mientras viva con nosotros está prohibida de realizar su transformación. —Escuché hablar a uno del Consejo, un hombre muy mayor que no nos dirigía la palabra, todo lo que tenía que decir se lo informaba a Lukas o ignoraba nuestra presencia.

—Descuida Hebah, Camila no puede transformarse, ella continuará siendo una humana. —Respondió Lukas dándole calma a su compañero, pero me sorprendió que no dejara claro el tema de que yo no era una loba, aunque yo tampoco se lo había dicho a Lauren, sin querer lo había dejado pasar desde que habíamos vuelto.

—Me parece perfecto, ya es suficiente con aceptar esta peste en nuestro hogar. —Sentí que Pat se enfurecía con cada palabra que salía de la boca de ese hombre.

—Cuida tus palabras, ellos están aquí por orden de Lauren. —Lukas le respondió inmediatamente.

—La joven Lauren no es nuestra Alfa, no entiendo porque sus decisiones pesan tanto en la comunidad, como si fuera de gran ayuda en estos momentos. —Contestó con ironía y yo no pude aguantar más.

—¡Usted está sentado aquí tranquilamente gracias a ella, si Lauren le hubiera dado la ubicación de la comunidad a los lobos, todo lo que usted conoce no existiría, lo mínimo que puede hacer es respetarla! —Dije con toda esa cólera acumulada, desde que habíamos llegado él nos había menospreciado pero lo que no iba a permitir era que le faltara el respeto a Lauren en mi presencia.

—¿Te atreves a levantarme la voz? —Preguntó indignado. —Te recuerdo la posición en la que te encuentras.

—Me importa una mierda mi posición, usted no volverá a hablar de Lauren de esa manera. —Le aclaré.

Se sentía una fuerte tensión en el lugar hasta que todos escuchamos la risa proveniente de un miembro del consejo, un muchacho que estaba sentado a la derecha de Gust y que había mostrado poco interés desde el comienzo.

—Ella tiene carácter. —Dijo mientras le sacaba el filo a un cuchillo que traía entre sus manos. Era un muchacho de cabello marrón y ojos de color gris. Tenía una gran sonrisa en su rostro cuando levanto la cabeza y poso su mirada en mí.

—Me ha faltado el respeto, exijo que la retiren de la comunidad. —Le respondió Hebah.

—Lo siento Hebah, pero algo me dice que ella ha llegado para quedarse. —Contestó aquel muchacho de ojos color gris con un tono de satisfacción en su voz.

Habíamos quedado que mi tarea en la comunidad sería ayudar en la reserva de comida y que Pat se encargaría en el mantenimiento de las cabañas y las futuras construcciones de estas. Se nos prohibió transformarnos y nos asignaron una cabaña compartida en donde vivían otras panteras.

Prácticamente solo nos pidieron seguir las mismas reglas que el resto de habitantes y evitar mencionar que veníamos del Clan del Sol. El Consejo creyó que era una mala idea que todo el mundo se enterara así que consideraron que cuanta menos gente lo supiera sería lo mejor.
Al salir me dirigí a mi trabajo esperando encontrarme con Lauren, pero no la ví por ningún lado. Esperaba que estuviera haciendo caso a mis indicaciones y que no estuviera haciendo esfuerzo alguno.

—¿Hola? —Empujé la puerta de las reservas esperando ver a alguien, pero el lugar estaba vacío. Ingrese y observe la gran cantidad de comida que había en el lugar, aunque de un momento a otro me pareció poca ya que Lauren decía que lo que tenían no era suficiente para tantas personas.

—¿Quién eres tú? —Una chica salió de la nada detrás de un gran estante, me sorprendí al verla por la forma tan repentina de donde había salido. —Lo siento. —Dijo al notar que me había asustado.

—Soy Camila, me asignaron a las reservas. —Respondí al instante.

—Mucho gusto Camila, soy Ally encargada de la enfermería, pero aquí me tienes. —Ally estiró el brazo ofreciéndome su mano en forma de saludo. La tomé y estrechamos nuestras manos.

—¿Y qué haces en las reservas? —Pregunté no evitando la curiosidad que sentía.

—No hay mucho trabajo en la enfermería y tengo la suficiente ayuda en el lugar. En cambio, aquí no hay muchas personas y Ana, la encargada, está embarazada. Estoy cubriendo su puesto porque es muy difícil que envíen personas a trabajar en las reservas. —Respondió.

—¿Y por qué sucede eso?

—Ha habido problemas con la falta de comida, el Consejo pensó que alguien ha estado llevándosela sin permiso y no quieren dejar trabajar aquí a cualquiera. —Ally comenzó a apuntar varias cosas que yo no entendía en un cuaderno.

—Es muy triste que se lleven la comida sabiendo que le puede faltar a alguien más. —Dije apenada.

—Eso pasa, en todos lados hay gente que sólo piensa en sí misma. —Respondió dejando el lápiz a un lado.

—Así como hay personas que se sacrifican por los demás. —Inevitablemente Lauren vino a mi mente y no pude evitar soltar una sonrisa al pensar en ella, en la forma que había dejado que la tocara mientras la bañaba.

—¿Lauren no es cierto? —La pregunta de Ally me saco de mis pensamientos.

—¿Cómo sabes…?

—¿Qué tú y Lauren están en algo? —Me interrumpió antes de que terminara de formular la pregunta. —No es difícil, ella te llamó en sueños y te vi entrar a su cabaña a verla.

—¿Lauren me llamó en sueños? —No pude evitar mostrar mi sorpresa.

—Cuando estaba curándola no dejaba de preguntar por ti a pesar de que aún no estaba consciente del todo. —Ally se acercó a mí y me dio una pequeña bolsa de comida.

—Ella es maravillosa. —Respondí aceptando la bolsa que Ally me había dado.

—Y un poco terca a veces, pero para eso te tiene a ti, para que la hagas entrar en razón. —Dijo riendo.

Regrese a la cabaña de Lauren ya que Ally me había dicho que no era necesario que empezara a trabajar hoy mismo. Al llegar deje la bolsa en la mesa, pero ella no estaba por ninguna parte. Entre a su habitación y grande fue mi sorpresa al ver a Lauren de espaldas sin su típica camisa, acomodándose las vendas ella misma.

—Lo siento, lo siento, no debí entrar, así como si fuera mi casa. —Me disculpé al instante y cerré la puerta tras mi salida.

—Camila, espera. —Lauren salió de su habitación colocándose su camisa. —¿Por qué dices eso?

—Porque lo siento. —Respondí.

—No, lo otro. —Lauren se acercó a la mesa y le dio un pequeño vistazo a la bolsa de comida que había traído.

—No entiendo de que hablas. —Dije avergonzada, aunque no entendía porque me sentía así cuando ya la había visto desnuda.

—¿Por qué crees que esta no es tu casa? —Preguntó acercándose a mí.

—Porque no lo es, me han asignado a una cabaña esta vez y tengo que ir. —Respondí, la verdad era que tenía miedo de vivir con otras panteras, no podía saber qué tipo de personas iban a vivir conmigo.

—El consejo puede decir muchas cosas, pero no es necesario que obedezcas a todo lo que dicen. —Lauren se acercó mucho más y con mucho cuidado puso un mechón de mi cabello atrás de mi oreja.

—Lauren…

—Quédate conmigo Camila, sé que es extraño que te pida que vivas conmigo, pero es prácticamente lo que hemos estado haciendo. —Dijo Lauren acariciando mi mejilla.

—Llévame a una cena primero. —Respondí en broma y Lauren no pudo evitar reír.

—¿Te importaría que una pantera te llevará en su lomo a cenar? —Preguntó haciéndome una reverencia con una gran sonrisa en su rostro.

—Me encantaría. —Dije agachándome agarrando las dos puntas de mi vestido imaginario.

Lauren traía una gran sonrisa en su rostro, en realidad ambas teníamos una gran sonrisa en nuestros rostros que sentía que cada vez crecían más. Repentinamente, Lauren se acercó y me abrazó fuertemente.

—Lauren, tus heridas. —Le dije preocupada por ella.

—No me importan si te tengo entre mis brazos. —Respondió ella en un susurró.

—Me quedaré contigo. —Lauren me abrazó mucho más fuerte ante mis palabras. —Pero con una condición…—Al escucharme, Lauren dejó de abrazarme y me miró a los ojos confundida.

—¿Cuál?

—No voy a permitir que duermas en el suelo, si antes no me gustaba que lo hicieras ahora mucho menos. —Lauren había sido tan amable de cederme su cama, pero ya no más, no podía estar tranquila sabiendo que ella iba a dormir de esa forma.

—Si te pido que duermas conmigo, ¿es abusar mucho más de mi suerte? —Lauren levantó una ceja esperando mi respuesta.

—Creo que vas a deberme mucho más que una cena. —Respondí entre risas.

Lauren empezó a reír conmigo, se acercó a mí y me dio un beso en la punta de la nariz. Observando la situación, estando entre los brazos de Lauren, me sentía segura con ella.

Me arrepentí de haberme ido de su lado, pero es que no fue fácil. Nunca será fácil dejar ir ese lado de mi vida. Yo nunca me despedí de mis padres, yo no enterré sus cuerpos ni les di una ceremonia digna. Ellos simplemente se fueron y no volvieron nunca más. Y ahora no sabía con certeza la razón de sus muertes. He tenido varios años para recuperarme y ahora es cuando poco a poco debo dejarlos ir. Porque la muerte no perdona, todo tiene un final. Incluso la vida, para todos ya debe ser habitual.







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