Sakura🌸←
Al día siguiente caminaba por las calles hacia mi nueva escuela, no podía ir en patines debido a que no tenia ganas después de lo que pasó ayer. En el camino presentí una extraña aura a mi alrededor por lo que tuve que girar hacia todos lados para encontrar del otro lado de la calle a un chico alto con gafas, lo peculiar sobre él es que carga una bolsa amarilla que contiene un peluche de color negro.
No presté mucha atención a eso por lo que seguí caminando. Doblé la esquina, atravesé por un puente, y me encamine colina abajo, hasta finalmente llegar a la escuela.
Le entrada es de rejas, hay un patio central donde se ubica una fuente con bancas, bellos arboles a su alrededor, atravesando las puertas se encuentra los casilleros para los zapatos, en el fondo a la izquierda una biblioteca y en el fondo a la derecha esta la cafetería y la sala de maestros.
En el segundo piso se encuentran todos los salones de primero, en el tercero los salones de segundo, y en el cuarto los de tercero, finalmente hasta arriba la azotea. Pasando al patio trasero se ubican las canchas tanto de fútbol como natación, también hay otros salones pero son ocupados para los clubs de la escuela.
Miré él tablero que esta pegado a la pared justo en la entrada. Decía mi nombre, y grupo en el que estaría a partir de ahora, me sentía un poco nerviosa por lo que me quede pensando un poco hasta que un sonido extraño me sacó de mis pensamientos. Una chica morena de ojos oscuros, y cabello rosa con rizos caminaba hacia mi, los chicos a su alrededor la miraban sorprendidos, era realmente hermosa.
—A un lado—me ordenó fríamente luego de mirar el tablero.
—¿Quién era ella?.—pensé mirando como se alejaba.
—Tienes que esforzarte más,
si no haces nada ahora nunca conseguiremos nuestro objetivo.
¿Lo entendiste?.— habló una voz femenina con una extraña pronunciación, por la curiosidad volteó a mirar a la mujer.
¡Mis ojos me estaban fallando!
El chico de la foto se encontraba juntó con esa chica de pronunciación extraña, la chica tenia el cabello negro, amarrado con dos lazos de cada lado, sus ojos eran profundos. Todo sobre ella es lindo, aunque no se compara con el chico a su lado.
Mi corazón comenzó a latir tanto que no podía ni siquiera respirar, él estaba escuchando a la chica sin ninguna expresión, no dijo nada, y cuando trato de alejarse.. nuestros ojos se cruzaron provocando un inevitable sonrojo de mi parte por el contacto visual.
Y me pasó de largo.
Dejándome con un nudo en la cabeza y vergüenza absoluta.
— ¡Sakura! Nos toca estar en el mismo salón, oh ¿que ha pasado?
Tienes la cara muy roja.—apareció Tomoyo detrás de mi
—No es nada.—respondí con dificultad ya que mi corazón no paraba de palpitar.
¿Qué acaba de suceder?
¿Soy sólo yo la que tiene el corazón a un latido más de estallar?
Cuando entré al salón con Tomoyo me di cuenta que Chiharu y las demás no estaban en mi misma clase. Nos sentamos en los pupitres de atrás como en la primaria, al mirar por el salón noté que todos son nuevos compañeros, es un poco triste empezar de nuevo.
Daré lo mejor de mi.
—disculpa...— se escuchó la misma voz femenina de antes, mire hacia donde provenía.—¿no te molesta si me siento detrás de tu amiga?.— preguntó colocando su mochila en el pupitre detrás de tomoyo.
—no hay ningún problema.— Sonreí
—Veo que no haz cambiado kinomoto.—sonrió haciendo que Tomoyo la mirara sorprendida.
—¿eh?
¿Como sabia ella mi nombre?
¿Nos conocíamos?
—Eres sakura kinomoto
¿no es asi? Y tú Tomoyo daidonji, es un gusto, yo soy lee meiling llamame meiling.— sonríe, noto que desvía su mirada hacia la puerta y yo intento averiguar que es lo que esta observando. Ahí esta él, el responsable de que mi corazón lata.— ¡Ven!.— habló animadamente haciendo señas para que se acercara hacia donde se encontraba, el chico avanzó con paso lento y sonrió un poco.
—¿Qué pasa meiling?.— preguntó llevándose las manos a los bolsillos
—A partir de ahora me sentaré detrás de Daidonji por lo que pensé que seria buena idea que tú te sientes detrás de kinomoto.— me señaló haciendo que mis orejas se pusieran rojas.
—Suena bien ¿no te molesta que me siente aquí?.—Puso su mochila debajo de la mesa, acto seguido se inclinó hacia mi con una dulce mirada.
—Ah..no es ningún problema quiero decir que.. Ahgg esto.—me puse nerviosa e hice gestos graciosos.
Es decir el chico que me gusta desde hace tiempo se sentaría a partir de ahora detrás de mi, ¡No puede ser! tenia que estar soñando. Dejé de hablar cuando note que comenzaba a reírse de mi.
¡Genial! acabo de hacer algo vergonzoso frente al chico mas guapo del mundo.
—Disculpa ¿puedo sentarme aquí?.— apareció un chico de piel muy blanca, con ojos azules intenso, cabello azabache, usa gafas y en la mano derecha lleva cargando su mochila la cual colocó encima del pupitre que esta adelante de Tomoyo.
Mi amiga se quedó mirando al chico sin ninguna expresión, sin embargo sonrió y asintió con la cabeza.
Antes de que alguien más pudiera decir algo se escuchó el sonido de la puerta del salón abrirse, indicando que la profesora ya había llegado.
— Encantada yo soy kaho mizuki, espero que nos llevemos bien.
Cuando dijo eso sentí una aura de calma que me pone contenta. Es una profesora muy hermosa con agradable sonrisa. No solamente es bella, tambien es muy inteligente debido a que nos impartirá la clase de matemáticas.
Tengo que admitir que estoy intentado prestar toda mi atención en ella para no pensar en la persona que ahora mismo esta sentada detrás de mi. No quiero ser un tomate viviente.
—Bien hasta aquí finaliza la clase y el día de escuela. Verán hoy no tendrán los demás maestros, mañana los conocerán, así que por favor vayan a casa ¿si?.—sonrió amablemente la profesora haciendo que sonriera instantáneamente.
Todos tomaron sus mochilas para retirarse a casa con sus amigos, en lo que ordenaba mis libros, noté que mi borrador se había caído por lo que trate de recogerlo, antes de hacerlo una mano se me adelantó. Al subir los ojos por poco muero..
El guapo chico de la foto depósito el borrador en mi mano, luego me sonrió con gentileza antes de decir;
—hasta mañana.
Hipnotizada lo vi salir por la puerta del salón, seguido salió Meiling para perseguirlo, parece que son buenos amigos.
—¿Así que era el?.— Preguntó Tomoyo
—¿hmp?
—Ese sonrojo lo dice todo.— sonrió.— te vez encantadora cuando te pones nerviosa frente a él.
—¡¿Me notaba nerviosa?!
— Tranquila, estoy segura de que él no lo noto. ¡Oh! Sakura mira.— señalo una mochila que se encontraba en el último pupitre, detras de Tomoyo.
—Es de Meiling ¿se le habrá olvidado?.—Pregunté tomando la mochila
— Lo mejor sera regresarlo, ¿tiene etiqueta de la casa?.— se levanto de su pupitre
—si.— asentí mientras veía un pliego de papel pegado a la mochila en cual indicaba la dirección de su casa
—Entonces hay que ir a devolvérsela.
Hicimos lo correcto al ir a su enorme casa para devolverlo, por alguna extraña razón tuve la sensación de ya haber estado aquí antes. No tuve tiempo ni siquiera de pensarlo detenidamente para cuando toqué el timbre de la casa y por alguna circunstancia Tomoyo sacó su cámara para grabar.
En la espera bajé la mirada, para cuando se abrió por completo la puerta, volví a elevarla.
—Meiling se te a..
Las palabras se atoraron en mi garganta, incluso mi respiración se cortó y eso seguramente esta captado en la camara de Tomoyo.
¡¿Qué hace el chico de la foto aquí?!
— ¡Ah! Esto...disculpa creo que me equivoque de casa.—retrocedí dispuesta a correr
—¿Quién es?.—apareció meiling detrás de el.—¡Ah, eres tu kinomoto!
Gracias por traerme mi mochila, que tonta soy se me olvido.— se empezó a reír mientras tomaba su mochila.
—Meiling no puedes olvidarte de tus cosas. Ten mas cuidado ¿si?.— regañó el chico castaño.
—No tienes por que regañarme. Además..
— ¿Ambos viven juntos?.— aquellas palabras brotaron de mis labios repentinamente.
Me sorprendí al decirlo, tanto así que me llevé una mano a la boca, no tenia ningún derecho a preguntar sobre ellos y aun asi dije algo descortés.
Antes de poder retractarme de la pregunta, Meling la respondió.
— ¡Si! pero es porque somos primos.— Sonrió aliviando mis dudas.
—Disculpa por las molestias, Meiling aveces es muy distraída.— hablo él castaño. —Muchas gracias por traer de vuelta su mochila. Por cierto..
¿Cuál es tu nombre?
—Sakura kinomoto.
—soy shaoran Li— se acercó a mi tomando mi mano con delicadeza.
Quería hablar un poco más con shaoran pero Meiling estaba ocupada preparando la comida y no quería ser una molestia para ellos. Simplemente me limite a pensar de regreso a casa en su toque, en su sonrisa y en el extraño revoloteo de mi estomago.
—Shaoran es un lindo nombre.— Susurré para mi misma cuando Tomoyo se fue por otra dirección porque debía comprar unas cosas.
Antes de ingresar a una calle noté que alguien se había tropezado. Fue una sorpresa saber que se trataba del mismo chico alto que vi esta mañana, el mismo que carga una bolsa amarilla con un peluche dentro.
Al entrar por aquella calle me percaté de que había un espejo tirado, supuse que le pertenecía al chico por lo que corrí detras de él para devolverlo, siguiéndolo así a una extraña casa con una cerca de madera. Detras de esta cerca hay una puerta curiosa que atrae mi atención, por alguna razón me adentré sin siquiera tocar.
Nunca he sido una niña de malo modales pero no se que me sucedió. Reaccione cuando vi a una mujer alta de pelo oscuro vistiendo un Kimono hermoso.
—Lo siento mucho. No quería entrar a su casa sin permiso, estoy buscando a un chico de gafas ¿se encuentra aquí? .— Pregunté con un poco de temor, la mujer me miraba seria, sus ojos parecían perforar mi alma.
—No hay ningún problema, después de todo era inevitable que vinieras— habló con seriedad y al final note un cierto encanto en sus palabras.
Inevitable.
Que curioso..
— Señorita Yuko tenemos una llamada de kari. Mokona esta hablando ahora con ella.—apareció el chico de gafas caminando por un pasillo escondido que nunca me había percatado que existía.
—Eres tú el chico de antes, disculpa vine a devolverte esto.— Estiré mi mano entregándole el espejo.
—¡¿Se me cayo?! Debió ser cuando tropecé ¡Muchas gracias!.— sonrió gentilmente haciendo que tuviera un extraño sentimiento.
—Si me disculpan volveré a casa.— di media vuelta tratando de no ser descortés, ahora que había devuelto el espejo no había razón para seguir en ese sitio.
—¡Espera! Hoy cuando vuelvas a casa ten cuidado. Esta noche habrá luna llena, cuidate de "Ellos.."
Una advertencia que no sabía que cambiaría el rumbo de algunas cosas en mi vida.