Peligrosa Atracción III (Siem...

Por Estela2610

575K 49.5K 24.1K

Tercera y última parte de la trilogía "Peligrosa Atracción" Mais

*Sinopsis*
Capítulo 2: La primera bala.
Capítulo 3: Polvo eres, y en polvo te convertirás.
Capítulo 4: Con las manos atadas.
Capítulo 5: El último pacto.
Capítulo 6: Adiós.
Capítulo 7: Las complicaciones del amor.
Capítulo 8: Solo queda esperar.
Capítulo 9: Te extraño.
Capítulo 10: Los nudos se unen.
Capítulo 11: Situaciones inesperadas.
Capítulo 12: Miles de kilómetros.
Capítulo 13: Con toda el alma.
Capítulo 14: Refugio.
Capítulo 15: Rompiendo el sueño.
Capítulo 16: Sorpresa, sorpresa.
Capítulo 17: Volvemos a ser un equipo.
Capítulo 18: Disturbios.
Capítulo 19: Atrapados.
Capítulo 20: Perdidos.
Capítulo 21: Destrucción
Capítulo 22: Nunca más.
Capítulo 23: Te esperaré.
Capítulo 24: El juicio.
Capítulo 25: El paso de los años...
Capítulo 26: ¿Qué tal nos vemos?
Capítulo 27: Unas disculpas no son suficiente.
Capítulo 28: Cumpliendo promesas.
Capítulo 29: El deseo que nos envuelve.
Capítulo 30: Empezando de cero.
Capítulo 31: Volviendo a nuestro lugar.
Capítulo 32: Recordemos viejos tiempos.
Capítulo 33: Una última oportunidad.
Capítulo 34: El hombre más cliché del planeta.
Capítulo 35: Nuestra propia historia de amor.
Capítulo 36: El final que jamás imaginé

Capítulo 1: ¿Saliendo del fuego o quemándonos más?

31.1K 1.7K 588
Por Estela2610


En multimedia: M83 - We Own the Sky

Empezamos con la tercera parte, está dividida en dos (no que vayan a existir cuatro partes en vez de tres, sino que esta misma tercera parte tiene dos etapas) y será narrado por ambos (Ethan y Blair)

"Primera parte: La última prueba"

Foto de BabiPM

~Blair~

Me he desplomado, como un animal salvaje que es cazado, siento la hierva rozando sin parar mi piel, el ardor es casi insoportable, escucho todo el alboroto que hay a mi alrededor, pero yo solo puedo permanecer junto a Kim. Ya no salen lágrimas de mis ojos, estoy sintiendo tanto en este preciso instante que me he quedado quieta, no estoy ni parpadeando.

El dolor asciende desde mi pierna herida hasta mi pecho. ¿Por qué estoy aquí? Es en lo único que pienso, ¿por qué fui a esa fiesta de fraternidad? ¿Por qué me dejé envolver por aquel gris magnético? ¿Por qué he elegido este infierno, en vez del cielo? ¿Cómo he llegado hasta esto?

Envolver la mano fría de Kim me provoca temblores. ¿Por qué justo ella? ¿Por qué siempre pierdo a los que más quiero?

Otra detonación se escucha cercana y una ola de polvo se levanta cubriéndome, toso, fuerte, escandalosamente, me cuesta respirar. Y aprieto la mano de Kim con más ímpetu, ¿mi hermano está vivo? ¿Mateo logró llegar? ¿Dónde está Ethan? ¿Los demás siguen luchando por sus vidas? ¿Kaleb nos ha abandonado?

Pienso y pienso y pienso, me hago miles de preguntas en menos de un segundo, no puedo moverme, no tengo ya ni ganas ni esperanzas. Aprieto la mano de Kim una vez más y giro hacia ella, hacia la rubia de ojos verdes.

—Kim —susurro—, Kim —hablo más alto—, Kim, Kim, Kim —grito—. ¡Kim! —quiero decir su nombre hasta que ya no tenga voz, quiero que me escuche de alguna forma, que sepa que no la dejé abandonada, que me quedé con ella, que la acompañé hasta el último segundo—. Lo siento, Kim, siento mucho todo esto, tú no merecías este final, tú merecías llegar a salvo, luchar por otra vida, conseguirla junto a Mateo. Ni siquiera sé si él esté vivo, Kim, por favor, por favor —suplico.

Miro de soslayo hacia mi alrededor, me siento perdida, expuesta, no tengo ideas ni ningún plan, no sé qué hacer, nunca lo he sabido. Trato de concentrarme, de ubicar de dónde hemos venido para continuar hacia el sur.

Me pongo de rodillas y el humo que me rodea no me permite ver con claridad, tardo demasiado en despejar un poco mi mente y concentrarme. Miro a Kim cada cierto tiempo, en mi cabeza sigue viva, en mi interior sigo creyendo que si la llevo conmigo podremos salvarla, que el helicóptero está ahí, esperando por nosotras, que somos las únicas que faltamos.

Parpadeo varias veces tratando de controlar mis emociones porque ese es un sueño más que una realidad. Kim no está respirando, ya no. ¡Dios mío! Ya no, ya no, ya no.

—Kim —vuelvo a decir con la voz perdida.

No sé si he conseguido ubicarme, al menos ya he decidido qué camino tomar. Cuento hasta tres y me obligo a levantarme, gruño y entierro mis dientes en mi lengua, para no gritar más y no llamar la atención. Doy un paso, a duras penas y me detengo. No porque no pueda caminar, puedo, con dificultad pero puedo.

Me he detenido porque no voy a dejarla aquí, a que se la coman los animales, en el olvido, como si no fuese nadie. La llevaré así me quede sin pierna, Kim tendrá un funeral digno. Niego con mi cabeza, meto mis manos entre sus hombros y su torso y cuento nuevamente para tratar de moverla.

Cada pequeño avance que hago hace que chille de dolor, emocional y físico. No puedo creer que esté casi arrastrándome con el cuerpo sin vida de Kim. Me cuesta mucho no rendirme, no llorar, no darme por vencida. Me repito mentalmente todas las palabras de apoyo que alguna vez ella misma pronunció.

Le han dado en el centro del estómago y ha sido mi culpa. Me ha salvado, me ha querido ayudar y me la han arrebatado, lo mismo pasó con Eleanor.

—¡Ah! —me quejo, la pierna herida me está temblando—. ¡Si estás ahí! —hablo mirando entre las ramas verdes y las hojas que caen, hacia el cielo—. Ayúdame —pido.

Creo que he avanzado varios metros, y me inicio a preocupar por el momento en el que el humo se disipe finalmente y quedemos a la vista de todos. Tengo balas nuevamente, pero ya no tengo fuerza ni para disparar.

Tiro de Kim una vez más y unos pasos fuertes, que crujen sobre la hierva y las hojas secas que están en el suelo, hacen que me petrifique como una estatua.

Boom, boom, boom.

Lo único que escucho son los latidos de mi corazón, dejo caer a Kim con suavidad y mis manos sacan el arma de mi bolsillo.

¡Vamos, Blair! ¡Vamos, Blair! ¡Vamos, Blair!

—¿Blair?

Giro sin estar segura de haber escuchado bien y de cualquier manera apunto a la figura que empiezo a distinguir mejor. Abro bien los ojos y me preparo para disparar, me tiemblan ambas manos, no estoy teniendo mucho control de mi cuerpo ahora mismo.

—¿Blair? —repiten.

Mi ceño se frunce y lo veo.

Kaleb.

Después de veinte minutos siento que de verdad entra aire a mi sistema, el arma se me cae de las manos y yo me derrumbo también. No es Ethan, no estaré tranquila hasta que lo vea, y, de hecho, dudo mucho sentirme bien incluso en ese momento. Pero ver a Kaleb, sano, vivo, a salvo y sin ninguna herida o sangre me produce alivio y una sensación de salvación agridulce.

—Kaleb —musito y él corre hacia mí, me toma entre sus brazos y me abraza, la pierna me duele horriblemente y me quejo. Se asusta y me devuelve al piso.

—¿Qué pasa? ¿Te han herido? ¿Le han dado a... —se detiene al ver el cuerpo de Kim en el suelo. Asiento y me obligo a no llorar más, no es momento.

Se pone de rodillas y le toma el pulso, algo que a mí, en medio de todo lo que ocurre, no se me había pasado por la cabeza. Lo miro con ilusión, sin embargo, suelta un largo suspiro y me mira con pesar.

—No hay pulso.

Me llevo ambas manos a la cabeza.

—Blair, tenemos que irnos.

—No sin ella.

—Nos retrasará.

—No me hagas abandonarla, le han dado mientras me ayudaba. ¿Qué voy a decirles a los chicos? ¿Tienes una idea de cuánto la queremos? ¿Cómo vamos a decírselo a Mateo? No voy a dejarla, si quieres vete tú, yo seguiré con ella.

—¿Cómo crees que voy a abandonarte? Tenemos que ser rápidos.

—Tú me abandonaste —el reclamo no tiene lugar y me ha salido solo.

—No, claro que no, nos separamos y cuando intenté ir por ti te subiste a esa moto y vi cómo salían por los aires.

—¿Has visto a Ethan? —se me ocurre preguntar.

—No, encontré los restos de la moto pero no a él, ni a ti, hasta ahora. Vamos, tenemos que curarte esa pierna.

Sin darme instrucciones o avisarme lo que hará, me toma del muslo, me mira la herida, y la cubre con tela de su camiseta. Mientras lo hace, me siento tan débil, tan pequeña, tan inútil y hasta avergonzada, mis padres se dedicaron a esto toda la vida hasta que murieron y yo... yo soy una decepción. Soy tan débil.

—No llores Blair, sé que era tu amiga, pero honestamente prefiero que sea ella y no tú. No sabes cuánto miedo tuve de encontrarte tirada por ahí —expresa y me acaricia la mejilla—, vamos, yo llevo a tu amiga, tú toma una de mis armas. Tendremos que caminar ocho kilómetros más, ahí está el helicóptero.

Asiento y consigo darle un beso en la frente a Kim antes de que la suba a su regazo. Caminamos algunos minutos más y salimos a la claridad total, no más humo, no más escondite. Volvemos al juego, me reprendo tanto como puedo, si quiero vivir, es ahora o nunca.

A pesar de que arrastro la pierna consigo mantenerme al mismo ritmo que Kaleb, que, aunque lleva a Kim en sus brazos, es aún más rápido. No sé cuánto tiempo hemos caminado, me parece que bastante, pues estoy sudando, por un momento quiero pedirle que me ayude también a mí, pero volverá a sugerir dejar el cuerpo de Kim y no lo haré, la llevaré conmigo cueste lo que cueste.

Los balazos, explosiones y demás ya casi no se escuchan y la esperanza regresa de gotita a gotita a mí. Si tan solo pudiera saber que mi hermano, Ethan y los demás están bien, vivos, luchando también por llegar al helicóptero.

—Vamos, Blair, vamos —me anima Kaleb al ver mi paso lento, tengo los labios resecos y estoy mareándome nuevamente, a lo mejor tengo golpes internos por el accidente con la moto.

Los árboles se escasean en los siguientes segundos y llegamos a una zona desierta, un gran campo, y a lo lejos, miro nuestra salvación.

Está ahí, el helicóptero y tengo que detenerme de golpe para tomar aire y creérmelo de verdad, no es una visión, está ahí y la camioneta que transportaba a Mateo también está ahí, aparcada a varios metros de distancia. Mi pecho se infla de emoción, quizás, tal vez, los demás han llegado antes.

Caigo de rodillas y Kaleb corre hacia mí después de poner el cuerpo de Kim sobre la camioneta, el gato, y el que conducían tratan de auxiliarla y desde aquí puedo ver el rostro de derrota de el gato, incluso puedo jurar que está llorando.

—Mírame —me pide Kaleb—, te llevaré al helicóptero.

—Los demás, los demás —es lo único que sale de mi boca.

—No podemos esperar mucho tiempo, no sé si quienes atacan llegarán hasta acá.

—¡No voy a irme sin los demás! —le hago saber y he gastado mis últimas energías en gritar esas palabras, me desvanezco.

—¡Rebeca! —lo escucho gritar, no sé quién sea, ni de dónde ha salido, pero pronto la mujer se acerca con una botella con agua y la abre apresurada para que yo pueda beberla—, vamos, Blair, bebe un poco. Gracias, Rebeca.

—¿Cuántos faltan? —habla la mujer a la que apenas logro ver, está vestida como si fuese parte del ejército, pero todas sus piezas de ropa son negras, la gorra que trae puesta también. Consigo divisar un cabello rubio en una coleta, más nada.

—Cinco.

—Según mis cálculos y a la velocidad a la que venías tenemos unos quince o veinte minutos de ventaja, si no queremos morir aquí será mejor que nos marchemos con los que estamos. ¡Mira! Ahí vienen dos, ¿son ellos? —Oír esas palabras me dan un toque de energía intenso, giro hacia el bosque y mi emoción crece al ver a Tony y Zac caminar a rastras, ambos están heridos y me desespero al instante.

No sé si sus heridas son de bala o de golpes, producto de las explosiones. Me sostengo en Kaleb con la poca fuerza que me queda y al verme apresuran el paso, me apartan de los brazos de Kaleb y me estrujan en los suyos. Se supone que debemos ser fuertes, pero tanto ellos como yo nos derrumbamos.

—¡Gracias al cielo estás bien, mascota! —susurra Zac.

—¿Te han herido? ¿Estás bien? —me pregunta Tony y niego con mi cabeza. No puedo estar bien, Kim ha muerto. Jamás estaré bien.

—¿Dónde están los demás, princesa? ¿Ethan? —quiere saber Zac y me quedo callada porque no tengo respuesta. Y lo que viene a continuación es peor, Tony ya ha visto a Kim en la parte externa de la camioneta en la que venía Mateo.

—¿Qué es eso? —murmura—. ¿Quién es? ¿Es... es... Blair... —me llama.

—Es Kim, Tony, joder, es Kim —se lamenta Zac.

—No, no, no, no —balbucea—. Blair —vuelve a llamarme.

—Le dispararon frente a mí, trataba de ayudarme y le dispararon. No quise dejarla, no tiene pulso —explico con rapidez.

Zac aprieta mis hombros y Tony camina arrastrando un pie. Su rostro de dolor me destruye y con eso sé que quienes saldremos vivos de este infierno, en realidad jamás dejaremos el fuego que nos quema.

—No puede estar muerta, seguro te has confundido —habla con lentitud Zac mientras con pequeños brinquitos se acerca a Tony. Ambos se quedan viendo como si su mundo terminase en este preciso momento. Yo los conozco desde hace un año, ellos han pasado juntos prácticamente toda su vida.

En medio de tanta confusión, dolor y desconcierto, la mujer que me ha pasado un poco de agua me mira con el ceño fruncido, luego a Kaleb.

—¿Has revisado sus signos vitales? —investiga.

—Sí, no tiene pulso, o eso me ha parecido, estaba muy nervioso, sigo estando nervioso.

—Y tienes motivos, lo que estamos haciendo es ilegal, Kaleb.

—No me lo repitas, Rebeca.

La chica niega con su cabeza y con una seguridad enorme, aparta a Tony y Zac del cuerpo de Kim, abre sus ojos y los revisa como si supiera qué hace con exactitud.

—Estudió medicina cuatro años, luego descubrió que su pasión era ser agente —me explica Kaleb.

Yo no respondo nada, no estoy ni parpadeando, solo espero el veredicto. Rebeca le toma el pulso, busca los latidos de su corazón y sale corriendo hacia el helicóptero, trae una especie de botiquín de primeros auxilios en una mano y una camilla de emergencia en otra, tiene fuerza, me queda claro.

—¡Ayuden idiotas! —les grita a los demás, aún con sus heridas visibles. Ni Zac ni Tony se quejan y son quienes ponen a Kim en la camilla—. Kaleb —lo llama—, trae el puto oxígeno, hombre, que está viva, joder.

Está viva, está viva, está viva.

Aún con todo mi dolor, mi cuerpo molido y mi mente dispersa, corro detrás de Kaleb y subo la rampa que han puesto para acceder al helicóptero, lo ayudo a llevar un pequeño oxígeno manual y a mitad de camino pierdo el equilibrio, el gato sale rápidamente hacia mí y me levanta del suelo.

—Señorita Blair no haga más esfuerzos, usted también necesita atención médica.

Kaleb continúa y le ubica la mascarilla a Kim en el rostro, empieza a bombear para ayudarla a respirar. Le están salvando la vida. Rebeca le inyecta algo en el brazo izquierdo y le cubren la herida de bala. No sé cómo es que está viva, no tiene color, no se mueve ni un poco, pero es Kim, debí suponer que no se rendiría tan pronto.

—¿Sabe algo del señor Johnson?

—No, no sé si... ¡Joder!

—¿Quiere que regrese y lo busque? Podemos ir si usted me lo ordena.

—Yo...

—Solo dígalo, el señor Johnson fue muy claro conmigo, si él falta, ser incondicional de usted.

—No puedo obligarte a hacer eso.

—No es obligación, es un honor.

—Ve —es mi respuesta y él asiente, enseguida toma su arma y junto al conductor se pierden entre los árboles.

Me acerco a los demás y aunque Kim parece todo menos estar viva, Rebeca insiste en que lo está, con el pulso débil y la presión baja.

—Si quieren que sobreviva y el chico que está ya dentro del helicóptero, tenemos que irnos ya —nos informa Kaleb.

No me atrevo a decir nada, Tony y Zac mucho menos, estamos contra la espada y la pared. Nuestros amigos se mueren y el resto de nuestros amigos siguen dentro del bosque luchando por sus vidas o eso preferimos pensar.

—Lo siento, pero no puedo esperar más. Solo he hecho esto por Kaleb, nos vamos quienes estamos —Rebeca es tajante.

—¡No! —me atrevo a decir.

—¿No quieres que la rubia se salve? Está viva, pero está agonizando, necesita intervención médica, ser operada inmediatamente.

Mis ojos se encuentran con los chicos.

—Iré poniendo todo en marcha —nos anuncia Rebeca. ¿Ella es quien vuela el helicóptero?

—Blair... —insiste Kaleb.

—Es que falta Nathan, Mark, Ethan, pero no quiero que muera Kim ni Mateo. —Giro hacia Kaleb desesperada—. Ayúdame, por favor, ayúdame.

—No puedo hacer nada.

—Sí puedes, has traído un maldito helicóptero para sacarnos de aquí y lo has hecho de manera clandestina, me ha quedado claro. Te has pasado diciendo que me quieres salvar de esto, pruébalo.

—¡Maldita sea! —se queja—. Está bien, nos llevaremos a los heridos y puede quedarse uno de ustedes a esperar al resto, volveremos.

—Yo me quedo —me apresuro a decir.

—No, Blair, la condición es que tú vayas en el helicóptero.

—Vete, mascota, nosotros dos nos quedamos —sugiere Zac.

—No, no puedo irme.

—Blair, que estemos vivos en un milagro. Ethan querría que te marcharas, estás sangrando de la pierna. Anda, ve, por favor.

—Pero...

—No seas caprichosa, Blair, o te montas o no hay trato —me amenaza Kaleb.

—¡Estamos listos! —escucho gritar a Rebeca.

Miro hacia el bosque y suplico al cielo para que aparezcan. Vamos, vamos, vamos, vamos.

Nada.

El helicóptero se enciende, y mi corazón está a punto de colapsar.

—Prométeme que volverás por ellos, Kaleb.

—Te lo juro, niña. Te lo juro.

Apenas y me despido de los chicos, lo primero que veo al subir es a mis dos amigos postrados en camillas. Tomo la mano de ambos.

—Resistan por favor, resistan. —Mat me escucha, me aprieta la mano. Noto cómo una lágrima recorre su piel, aún con sus ojos cerrados, se ha dado cuenta de la situación. Vuelve a apretar mi mano, y otra vez, cada vez más fuerte—. Tranquilo, Kim también está viva, van a sobrevivir, Mat, volverás a verla.

La rampa desaparece y el sonido es ensordecedor, Kaleb me cubre los oídos con unos protectores, pero entonces, veo con el rabillo de mi ojo a Zac y Tony desplazarse hacia el bosque y me quito el cinturón de seguridad, la puerta también se está cerrando y apenas consigo ver la figura de tres personas salir al área limpia.

Tres rostros que reconocería a miles y miles de kilómetros se acercan a paso lento. La abertura que queda entre la puerta y el marco es mínima, sin tomar en cuenta que aunque el helicóptero aún está en tierra, podría quebrarme algo si me lanzo. Lo hago.

Me tiro y dando brincos más que corriendo voy hacia ellos. El mundo se detiene en cuanto esos ojos grises, y los míos negros, se encuentran.

🙈🙈🙈🙈

Gracias por leer ❤️

Continuar a ler

Também vai Gostar

221K 11.1K 60
"𝙀𝙡 𝙖𝙢𝙤𝙧 𝙣𝙪𝙣𝙘𝙖 𝙢𝙪𝙚𝙧𝙚 𝙮 𝙡𝙖 𝙫𝙚𝙧𝙙𝙖𝙙 𝙩𝙞𝙚𝙣𝙚 𝙧𝙖𝙯ó𝙣 𝙥𝙤𝙧 𝙦𝙪𝙚 𝙙𝙚𝙟𝙖𝙣 𝙪𝙣𝙖 𝙝𝙪𝙚𝙡𝙡𝙖" "-𝙔 𝙖𝙡 𝙛𝙞𝙣𝙖𝙡 𝙚�...
1.3M 85.5K 108
Alice Agnelli es obligada a trabajar para Ferrari luego de que su padre se hartara de su estilo de vida fiestero y desenfrenado, hará hasta lo imposi...
327K 22.9K 35
Las mentiras envenenaron los corazones de aquellas dos personas malditas. Lu va en su 4to año en Hogwarts. Parecía que su vida iba normal, claro, su...
779K 34K 47
¿Como algo que era incorrecto, algo que estaba mal podía sentirse tan bien? sabíamos que era un error, pero no podíamos estar sin el otro, no podíamo...