Dangerous Woman ©

By LittleAramat

115K 6.8K 336

Bilogía Dangerous #1 (Actualmente en edición) Uno de los cantantes más famosos del momento se encuentra en la... More

Prólogo: Nacimiento
Capítulo Uno: Juegos
Capítulo Dos: Cáracter
Capítulo Tres: Giras
Capítulo Cuatro: Algo Más
Capítulo Cinco: Ilusión
Capítulo Seis: Primer Toque
Capítulo Siete: Manos Traviesas
Capítulo Ocho: Lo Mismo
Capítulo Nueve: Te Quiero
Capítulo Diez: Formal
Capítulo Once: Visitas
Capítulo Doce: Recuerdos
Capítulo Trece: Perfección
Capítulo Catorce: Momentos
Capítulo Quince: Mía
Capítulo Dieciséis: Familia
Capítulo Diecisiete: Guerrera
Capítulo Dieciocho: Derek
Capítulo Diecinueve: Déjame Amarte
Capítulo Veinte: Recuerdos
Capítulo Veintiuno: Engaño
Capítulo Veintidós: Solo
Capítulo Veintitrés: Celos
Capítulo Veinticuatro: Declaración
Capítulo Veinticinco: Verdad
Capítulo Veintiséis: Te Necesito
Capítulo Veintisiete: Tuyo
Capítulo Veintiocho: Pensamientos
Capítulo Veintinueve: Comprometida
Capítulo Treinta: Enamorado
Capítulo Treinta y Uno: Propósito
Capítulo Treinta y Dos: Felices
Capítulo Treinta y Cuatro: Mujer Peligrosa
Epílogo
Agradecimientos

Capítulo Treinta y Tres: Luna de Miel

2.1K 134 8
By LittleAramat

DEREK

—¡Bienvenida al Cusco, amor! —exclamo con alegría cuando bajamos del avión.

Claudia asiente emocionada y me rodea con sus brazos juntando nuestros labios. Decidí traerla a Perú debido a que mi madre es de aquí, y he estado aquí muchas veces haciendo mis conciertos, pero es su primera vez en este hermoso país. Hay mucha gente y cámaras cuando salimos del aeropuerto, a lo que mis guardaespaldas comienzan a hacer su trabajo. Me hacen preguntas en español y no puedo evitar reír ante la cara de mi esposa, quien no tiene ni la más mínima idea de lo que hablan.

Una camioneta nos lleva a ambos al pequeño hospedaje en el cual nos vamos a quedar esta semana, he decido darle a mi esposa toda una verdadera experiencia, así que cuando llegamos y ve toda la habitación decorada con las mantas de vivos colores la veo sonreír de oreja a oreja, emocionada.

—Por un momento pensé que iríamos a un hotel —dice, a lo que niego con mi cabeza.

—Joseph y Scott pensaron que era lo más seguro para nosotros, pero después de haberles insistido tanto en que merecías tener una experiencia como la que yo tuve cuando vine por primera vez, se quedaron tranquilos con la idea de que todo el hospedaje estaría rodeado de guardias día y noche —admito, haciéndole reír —. Quiero que por toda esta semana simplemente nos olvidemos de que somos dos cantantes famosos a los cuales están persiguiendo por las calles. Lo único que quiero es que ambos seamos solamente tú y yo, Claudia y Derek.

Asiente emocionada y deposita un corto beso en mis labios. Ambos terminamos de cambiarnos para así juntos salir de la mano de la habitación y saludar a la amable dueña del hospedaje. Me gusta que nos trate cómo solo dos inquilinos más, así que me desea un buen día antes de que mi esposa y yo salgamos del hospedaje seguidos por seis de mis guardaespaldas.

Todo el mundo nos ofrece miles de cosas, jalándonos de tienda en tienda en la cual mi esposa no hace más que comprar y comprar. Las chicas que atienden no pueden hacer más que reír y mirarme de manera pícara mientras que yo solo estiro los brazos recibiendo cada una de las cosas que mi esposa pone sobre ellos.

—Disculpa, ¿dónde puedo encontrar una joyería aquí cerca? —le pregunto a una de las muchachas en español, a lo que suelta una pequeña carcajada.

—Aquí bajando —dice sonriendo, a lo que mi novia me mira alzando una ceja pensando lo peor de mí —. Hacen muy linda pareja —agrega esta vez en quechua, a lo que le miro sonriendo.

—Muchas gracias —le respondo en el mismo idioma, a lo que río al ver a mi esposa totalmente confundida.

Gracias a tener a una madre latina, desde pequeño aprendí a hablar español con mucha facilidad. Mi padre William me hablaba en inglés mientras que mi madre lo hacía en español. La primera vez que vine aquí a Perú tenía ocho años y quedé completamente hechizado por el idioma natal de los que viven en Cusco, así que a penas regresamos a casa le pedí a mi madre por unas clases de quechua para así poder hablarles en su idioma cada vez que venía.

Después de pagarle a las señoritas termino con cuatro bolsas, dos en cada mano. Claudia me sugiere que se lo dé a los chicos, quienes están más que encantados de poder ayudar, pero rápidamente niego agradeciéndoles por la oferta. Su trabajo de ellos es cuidarme, no cargarme las cosas y no porque les pago me voy a aprovechar de su buena voluntad.

Cuando estamos caminando por las calles tomados de la mano, hay mucha gente que nos mira saludándonos emocionados, a lo que mi esposa y yo les devolvemos el saludo con una sonrisa. Ella no para de tomarle fotografías a todo con la cámara que ha traído. Sonrío cuando al pasar por la plaza hay varios niños bailando al ritmo de una canción peruana, así que sin dudarlo le echo una última mirada a mi esposa para ofrecerle las bolsas a Jaime y correr hacia ellos escuchando risas por parte de mi novia.

—¡Hola! —Los ocho se me quedan mirando confundidos. Me quito las gafas de sol y es entonces cuando abren la boca con una sonrisa —. ¿Qué bailan?

—Se llama festejo, ¿quieres intentarlo? —pregunta la única niña entre ellos, a lo que puedo ver sus pequeñas mejillas teñirse de un color rojo carmesí.

Me acerco a la pequeña radio que tienen para subirle el volumen, a lo que todos los presentes en la plaza se acercan formando un círculo a nuestro alrededor. Mis guardias no tardan en ponerse en cada punto alrededor del círculo mientras que la mayoría de gente saca sus celulares para grabarme.

—¿Puedo? —le pregunto a un hombre que tiene un cajón. Asiente con una sonrisa —. Muchísimas gracias.

El cajón es un instrumento peruano el cual se usa para tocar ciertas músicas si estoy en lo correcto. Mi padre me enseñó a tocarlo cuando tenía diez años y desde ahí no he parado de usarlo tratando de agregarle algo de él a mis canciones acústicas.

Me siento sobre él guiñándole un ojo a la pequeña y empiezo a darle llamadas al instrumento de madera incitándole a que se mueva, viendo una sonrisa aparecer en sus labios para así comenzar a bailar al ritmo de la melodía que le brinda el instrumento.

Toda nuestra tarde se ve rodeada de pura felicidad y música gracias a los mismos ciudadanos que no paren de hacernos reír a mi novia y a mí por sus ocurrencias divertidas. Ambos regresamos cansados al hospedaje ya de noche, y Claudia no ha dejado de temblar gracias a como se ha bajado la temperatura de manera bestial. Sigue temblando mientras de coloca su ropa de pijama, y el agua corre helada cuando la abres para lavarte las manos. Me echo a su lado en la cama también sintiendo cómo mi propio cuerpo quiere comenzar a temblar, pero no puedo hacerlo si le quiero mostrar a mi esposa que todo está bien.

Es entonces cuando me percato de la chimenea, la cual no tardo en prender dándole algo de calor a la habitación. Me vuelvo a colocar al lado de mi esposa y la rodeo con mis brazos tratando de que los dos de alguna forma consigamos calor corporal. Pensar que solamente ayer era nuestra ceremonia de bodas me hace sonreír. No hemos tenido nuestra primera vez como esposos todavía y es entonces en qué lo veo como una forma de conseguir calor corporal más rápido.

Empiezo a besar su cuello lentamente, mi mano ubicada en su vientre acaricia aquel espacio y continúo trazando círculos con mis dedos, poco a poco bajándola hasta sus pantalones, dándole a entender lo que quiero hacer. Mis labios se dirigen al lóbulo de su oreja, mordiendo el espacio. Ella opone un poco de resistencia al comienzo, pero solo me basta con un movimiento de caderas para hacerle sentir la presión en mis pantalones, teniéndola entre mis manos. Me ayuda a quitarme la camiseta blanca manga larga que llevo puesta, a lo que mis pantalones no tardan en desaparecer al igual que mis calzoncillos. Todo el frío se ha ido y lo único que ha quedado en la habitación es el calor que nuestros cuerpos desprenden al estar juntos.

—Tienes mucha ropa —le digo en un gruñido al verla completamente vestida.

En menos de lo pensado me deshago de cada una de las prendas que le cubren, dejándola solo en su ropa interior. Subo mis besos por su vientre hasta llegar a su pecho, lugar en el cual mi mano derecha recorre por su espalda hasta encontrar el broche de su sujetador. Muerdo mi labio inferior al verle su busto, sonriendo encantado. Aquello provoca que un cierto rubor invada sus mejillas, pero de todas maneras continúo haciendo mi trabajo. Tiro de sus bragas hacia abajo, por fin desnudándole por completo, teniéndola de la misma manera que yo.

Bajo mis besos a su cuello y sus manos suben a mi cabeza, sus dedos metiéndose entre las hebras de mi cabello, tirando de él de vez en cuando en los momentos en que muerdo su cuello o acaricio alguna parte sensible de su cuerpo.

He olvidado por completo en dónde demonios nos encontramos ahora.

CLAUDIA

Mis manos suben por el cuerpo de Derek acariciando cada uno de los tatuajes que posee, a lo que sus ojos avellanas me miran llenos de deseo y lujuria, ansiosos por poder hacerme suya de la misma manera en que yo quiero que me haga el amor.

—Claudia... —jadea en mi cuello, puedo ver sus manos aferrarse a las sabanas a los lados de mi cabeza.

Sé lo mucho que le cuesta ser delicado conmigo cuando tiene que ver con estar juntos de manera íntima. Nunca me ha negado que las mujeres con las que solía acostarse no eran fanáticas de algo delicado, a decir verdad, pero a pesar de que le he dicho que puede haber momentos en los cuales él puede ser de esa manera conmigo se niega rotundamente.

—Te amo —le susurro en su oído para que relaje sus tensados brazos —. Te amo, Derek. No te retengas de lo que quieres.

Lo siento sonreír en mi cuello para después tomar mis brazos y llevarlas a la altura de mi cabeza, entrelazando mis manos con las suyas. Sus ojos han adquirido un color mucho más oscuro que antes, confirmándome que ha cedido ante lo que acabo de decirle.

—Te amo —me susurra mordiendo mi labio inferior con delicadeza —, te amo.

No he podido pedir por mejor luna de miel que la que me está ofreciendo ahora. 

Continue Reading

You'll Also Like

411K 26.7K 28
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca. -¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen. -Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a e...
1.6K 204 8
he pasado los últimos cuatro años a tu lado, cuatro largos inviernos transcurrieron desde que decidí que serías tú mi compañero de vida, pero tristem...
5.9K 1.3K 32
Resignado a prolongar algo que va a suceder, Bryce decide dejar el tratamiento para su enfermedad y aprovechar al máximo el poco tiempo que le queda...
8.2K 733 14
Taehyung no conocía lo que es el amor de verdad, no hasta encontrar a un chico cuyo nombre es Jungkook, un chico 2 años menos que el y cuya complejid...