Cristhie
Me desperté con una resaca del demonio, y para colmo la alegre de Maggie había decido por fin aparecer y que mejor que hacerlo para fastidiarme el sueño.
—Vamos Cris ¡Levántate! Estoy segura de que querrás ver esto —dijo Maggie mientras abría las cortinas de mi habitación.
—Lo que quieras que vea va a tener que esperar Maggie —me tapé la cara con la almohada dándole la espalda a la ventana.
Pero claro, ¿quién podría llevarle la contraria a Maggie Brandon cuando realmente quiere algo?
Llegó hasta mi cama, me obligó a pararme y me puso frente a la ventana. Mis ojos no daban crédito a lo que veían, ¿era que iba a haber una fiesta?
Estaban por la puerta principal, pasaban por el jardín delantero y entraban a la casa unos señores que cargaban unos arreglos florales bellísimos, entre los que pude distinguir había rosas, orquídeas y lilas.
—¿Qué es todo esto Maggie?
—¡No lo sé! Pero ahora mismo lo vamos a averiguar —dijo tomándome de la mano y arrastrándome tras ella a la sala.
Íbamos tan rápido que de milagro no caí por las escaleras. Cuando llegamos abajo, la sala estaba repleta de ramos de flores, Maggie me soltó se fue hasta uno de ellos y tomó la tarjeta dedicatoria, yo me quedé de pie al borde de la escalera, estaba atónita.
—Mi Dios —dijo mirándome a los ojos, sonriendo, para nuevamente bajar la mirada a la tarjeta y leer en voz alta—: "Eres la chica más hermosa que he visto jamás. Isaac Kemper." —mis oídos no daban crédito a lo que escuchaba, Maggie tenía que estar de broma.
—¿Qué es lo que dices? —le dije mientras me acercaba a ella y le quitaba la tarjeta de la mano.
La leí, luego me fui por otra y por otra... Todas eran de Isaac, me las había dedicado a mí "Pasé una noche maravillosa a tu lado. Isaac Kemper.", "Espero verte pronto Cristhie. Isaac Kemper.", "¿Sabías que bailas muy bien? Isaac Kemper.", "No puedo sacarte de mi mente Cristhie. Isaac Kemper.", sencillamente no lo pude evitar, me dio la risa tonta, ¿qué era lo que trataba de hacer?
Maggie mientras tanto estaba totalmente excitada, iba de un ramo a otro quitando las tarjetas que me faltaban, oliéndolos, viéndolos, parecía una niña.
—¡Cris! Son todas para ti, ¿puedes creerlo? Ni el idiota de Yumar hizo algo como esto.
Yo seguía sin poder emitir palabra, leyendo una y otra vez las tarjetas que tenía en la mano y viendo todos los ramos que estaban en la sala de mi casa, Maggie seguía brincando de un lado a otro y se fue hasta la entrada donde un señor traía el que parecía ser el último ramo, el más grande y más bonito de todos, tenía también una tarjeta dedicatoria más grande que las demás, mi amiga la agarró y me la leyó:
"Cristhie Blair, espero de corazón que te haya gustado mi pequeño detalle, lamento mucho no haber enviado algo un poco más original, pero es que he perdido la razón y el sentido al conocerte. Con mucho cariño Isaac Kemper."
No pude evitar sonrojarme al escuchar lo que me había escrito y mil preguntas pasaban por mi mente ¿qué era todo esto? ¿Perdió el sentido al conocerme? ¿Era en serio? No lo sabía, pero definitivamente era algo que debía a averiguar.
Isaac
Al día siguiente, cuando me desperté, ya era casi medio día. Aún seguía molesto porque la Blair esa se había negado a estar conmigo. Bufé, ¿cómo era eso posible? Traté de recordar la última vez que una chica se me fuese negado y no lo recordaba, eso quería decir que jamás me había pasado, lo que me hizo pensar muchísimo, tenía que tener a Cristhie y si lo que quería era que la conquistaran a la antigua era capaz de hacerlo, lo que fuera por meterla en mi cama.
Así que tomé mi celular y llamé a la floristería, les dije que enviaran a casa de Cristhie Blair una docena de ramos de flores, los mejores que tuviera, no me importaban cuales fueran realmente, sólo quería deslumbrarla.
—Señor, ¿en las tarjetas qué coloco? —¡Rayos! No había pensado en ese detalle, pensé en enviarlas sin destinatario pero no era lo ideal, quería que supiera que yo las había enviado, así que finalmente le dije que las enviara a mi nombre—. ¿Y qué les va a escribir? —bufé, ¿tan complicado era mandar unas estúpidas flores? Pero si quería que surtieran el efecto adecuado debía cuidarme en los detalles.
—Eh, bueno... En eso si te voy a pedir por favor que me ayudes —le dije a la muchacha de la tienda.
—Si señor Kemper, con gusto.
—Gracias, te cuento que la conocí anoche, es muy linda, baila muy bien... ah y también puedes agregarle que la quiero volver a ver pronto. —Con eso serviría, esperaba que la muchacha tuviese imaginación.
—De acuerdo señor, ¿entonces es todo?
—No señorita, un favor más, envíeme a mi casa una copia de cada tarjeta dedicatoria que le escriba. —Tampoco era estúpido, tenía que saber qué era lo que supuestamente yo le estaba escribiendo.
—Muy bien señor Kemper, hasta luego.
Esperaba que al menos esto la interesara en mí, esa chica me había confundido mucho, la noche anterior parecía muy encantadacon todas esas miradas y el baile tan sensual, la forma en que pegaba su cuerpo al mío y se mordía en labio inferior mientras me escrutaba con la mirada, todas sus acciones me dieron a entender que quería estar conmigo y luego a la hora de la verdad ¡me dijo que no! ¿Será que me imaginé todas esas cosas? En fin, daba igual, si yo no le interesaba con esto debía al menos sentir curiosidad por mí y si era que ya le gustaba pues esperaba gustarle más.
Ahora quedaba una gran interrogante: la llamaría o esperaría a que ella me llamara ¿Ella realmente sería capaz de llamarme?
Cristhie
Seguía en shock, pero aun así, hice que subieran todas las flores a mi habitación, sea por el motivo que fuera, esas flores eran para mí. Maggie por supuesto no perdió el tiempo y comenzó el interrogatorio,
—Cuéntamelo todo —dijo mientras me sentaba a su lado en la cama—, ¡Vamos Cris! Y quiero detalles, ¿qué tal besa? ¿Cómo es en la cama? —torcí el gesto.
—No tengo ni idea Maggie —le dije con sinceridad, mi amiga formó con su boca una gran "O".
—Pero... ¿Y entonces?... ¿Y... todo esto?... —las preguntas salían agolpadas de su boca, pero realmente no esperaba una respuesta, ella estaba tratando de entender, así como yo también quería entender.
—En realidad no entiendo tampoco —suspiré—. Realmente no importa mucho ¿o sí? Ya todo mundo se debe haber enterado que Isaac Kemper tuvo este detalle conmigo, imagínate la cara de Yumar cuando se entere —dije riéndome con ganas.
—Es verdad amiga —coincidió Maggie—. Pero aún y así, ¿qué querrá Isaac contigo?
—Pues no tengo idea, pero ni se crea que con unas cuantas florcitas va a tener algo de mí.
—Ay Cris, si se nota que te gusta; te vieras los ojos cuando dices su nombre.
—¿Te has vuelto loca? A mí no me gusta él —mentí con una sonrisa.
—Claro, trata de convencerte de eso, pero a mí no me engañas, lo que si me sorprende es que no te fueras con él anoche —yo sonreí ante la declaración de mi amiga.
—Ah sí, es verdad, es que lo quería hacer sufrir y por lo visto, surtió efecto —dije señalando a las flores que estaban por toda mi habitación—, pero debo confesarte algo amiga, la verdad es que me aterra lo que Kemper me hace sentir, es como una fuerza magnética que me atrae a su cuerpo y una corriente que fluye por mi piel cuando siquiera me roza... Honestamente me da miedo.
—Guao sí que te ha gustado ese chico ¿no Cris? bueno ya, ¿Y ahora qué vas a hacer? ¿Lo vas a llamar? —lo pensé por un momento y luego respondí.
—Pues no —dije mientras me dirigía a darme una ducha—, por el momento que siga sufriendo. —Puntualicé con una sonrisa de suficiencia en mis labios.
Isaac
Eran ya las 6 de la tarde y aún no recibía ni señales de humo de Cristhie, con que facilidad esta chica me hacía salir de mis casillas; tomé mi teléfono celular, marqué su número, tenía el dedo sobre el botón para hacer la llamada, lo medité unos segundos, moví el dedo al botón de finalizar y lo pulsé.
Hasta malagradecida era la muchachita, nuevamente tomé mi celular y esta vez escribí un mensaje "¿Recibiste las flores?" no eso no, borre el texto, escribí otro "¿Te gustaron las flores?" ¿Será que no le gustaron? No, no podía ser, a todas las mujeres les gustan las flores ¿o no? Bufé, borré nuevamente el mensaje y dejé mi teléfono celular, a decir verdad no la conocía, existía la posibilidad de que no le gustaran las flores. ¡¿Pero por qué demonios ando analizando esto?!
No me podía quedar con la incertidumbre, pero cómo enterarme sin tener que preguntárselo a ella directamente, me acordé de su amiga y de que su novio era Aaron Doyle, ¿Podría utilizarlo a él? No tenía muchas opciones así que le llamé, pero inmediatamente tranqué la llamada, me estaba comportando como un adolescente, mejor matar a la serpiente por la cabeza. Me fui a arreglar, iría hasta la casa de Cristhie Blair...
Cristhie
Ya había oscurecido y decidía con mi amiga lo que haríamos la noche de hoy, iríamos a una fiesta estaba claro, lo que estábamos decidiendo era a qué local ir
—Oh vamos Cris, ¿en serio no le vas a llamar? —insistía Maggie.
—No —le dije torciendo el gesto—, no tengo ni idea de qué se trae ese conmigo.
—Ah pero es lindo, eso no lo puedes negar —era del todo cierto.
—Claro que no, pero ya veremos, tiempo hay de sobra —le guiñé el ojo.
En ese momento llamaron a la puerta de mi habitación.
—Señorita, la buscan —dijeron al otro lado de la puerta, Maggie y yo nos miramos sorprendidas ¿quién podría ser?
—¿Quién me busca? —contesté.
—El señor Isaac Kemper.
¿Había venido hasta mi casa? No lo podía creer.