That's Enough ➳ Jimin {Save M...

By exobxngtan

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❝Ya es suficiente. Hora de cambiar los papeles.❞ [Save ME Book #1] ✧ exobxngtan ⇒ 2016 -; No copias ni adapta... More

Prólogo.
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049.
Final.
Agradecimientos.
That's Enough Playlist.
Saga 'Save ME'.
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By exobxngtan

oh mi...

Jimin P.O.V

Sentía movimientos en mi cama, pero mis ojos se rehusaban a abrirse y mi cuerpo a moverse. Fue entonces que al sentir la manta correrse y destapar mi cuerpo, dejándolo expuesto al frío, abrí los ojos y medio me reincorporé. Jini se encaminaba a la puerta con la manta cubriendo por completo su cuerpo. Me encantaba esa imagen. Ella, recién levantada con su cabello alborotado. Con mi manta. Despertando después de dormir conmigo. Luego de una ardiente noche.

— Jini, tengo frío.

— Yo también.— Se detuvo un momento, inclinándose para tomar algo del suelo que reconocí como su bra.

Bra que yo ayer me encargué de desaparecer.

Tomó el pomo de la puerta, lo giró y abrió la puerta, tan sólo un poco para que Bangji entrara, el pequeño corrió emocionado y de un salto aterrizó a mi lado, justo donde estaba Jini hace un segundo.

— Buenos días, monstruo.— Palmeé su cabeza y el empezó a agitar su colita.

A lo lejos sentí como Jini me disparaba una mirada seria; no le gustaba que llamara así a Bangji, ya que si lo hacía "se le quedaría" y bastante tenía con las cortinas rasgadas de la sala. Pero yo lo hacía de cariño y sin pensar, no era mi intención llamarlo así.

Mi concentración estaba en los grandes ojos de Bangji, pero de reojo podía ver a Jini moviéndose por toda la habitación hasta dar con mi armario. Me centré en ella, seguí cada movimiento, primero, dejó caer la manta, dejándome una encantadora vista de su cuerpo vestido tan sólo con sus bragas color negro, su hermoso cabello caía por su espalda y ella se estiraba un poco. Parecía como si mi provocara.

— El niño está viendo.— Bromeé.

Logré escuchar su risita y me percaté que negaba con la cabeza. Lo siguiente que hizo fue rebuscar entre mis prendas y sacar una camiseta simple color blanca, se la pasó por la cabeza hasta tenerla vagamente puesta y se giró libre de preocupaciones.

No sé en qué momento de la relación llegamos al punto donde Jini andaba por todo el apartamento de esa forma mucho más liberal de la que acostumbraba. Es decir, ella estuvo acostumbrada a verme sin camiseta siempre, ya no era nada nuevo, pero un día, cuando llegué de entrenar, la encontré en el sofá viendo una película, tan sólo en una camiseta mía y ropa interior, un moño despeinado ataba su cabello y ella llevaba sus gafas de lectura, wow. Decir que eso no me gustó e incluso calentó, sería una terrible mentira. Ahora ansiaba llegar a casa y verla de esa manera. ¿Soy un pervertido? Nah, sólo me encantaba disfrutar de mi chica sin que ella lo intentara o hiciera algo para sorprenderme.

— ¿Qué?— Preguntó a la vez que soltaba una risita.— Deja de verme así.

— ¿Así cómo?

— Así como cuando estás caliente.— Dijo antes de salir de la habitación. Por los sonidos de afuera, supuse que fue al baño y que se lavó la cara y dientes. Al cabo de un minuto, volvió.— Bangji, abajo.— Dijo acompañada de señas.— Y tú— Se acercó a mí para darme un rápido beso en los labios.— Sal de la cama. Tenemos muchas cosas que hacer hoy.

Entonces lo recordé... Hoy era mi cumpleaños.

— Claro...

Me miró raro por la manera en la que hablé, pero no le dio importancia y salió de mi cuarto tomando camino a la cocina. Salí de la cama tres segundos después, bostecé, estiré mis huesos y me acerqué al armario mientras jugaba con el elástico de mi boxer, la cual era la única prenda que llevaba. Saque unos pantalones cómodos negros, una camiseta cuello V negra y la ropa interior negra también, ¿y los tenis? Igual negros que el resto... Como mi alma. Okay no. Salí del cuarto y fui directo al baño, al verme, me di cuenta que estaba hecho un desastre y aún así estaba coqueteando con Jini. Mi cabello apuntando a todos lados y baba seca en una de mis mejillas. Jini me deja exhausto, es un hecho. Encendí la regadera y pronto el vapor del agua caliente de ésta llenó el baño como si de un sauna se tratara. Metí mi cuerpo, dejando que el agua cayera sobre mí y sin pensarlo cerré mis ojos.

No sabía cuánto había pasado, pero los fuertes golpes de Jini me hicieron abrir los ojos.

— ¡¡Jimin!! Llevas más de veinte minutos. ¡Tengo que ducharme también!

— ¡Me quedé dormido!— Fui sincero.

— ¡Hay lugares en el mundo sin agua y tú la desperdicias de esta manera!— Sonreí con burla por el comentario humanista de Jini. Asomé mi cabeza y grité:

— Si tanto te preocupa, puedes entrar conmigo y ahorramos lo que gasté.

— ¡¡¡Park Ji Min!!!— Dijo cada sílaba de mi nombre con alto enojo.

— ¿Qué?— Planeaba seguir.— No es como que veré algo nuevo.

— Jodete, cabrón.

Unos pasos alejándose por el pasillo retumbaron hasta mis oídos. ¿Ella no se irá sin mí, verdad? Oh, claro que lo hará. Aceleré mi rutina de ducha y salí del baño con la toalla enrollada. Cuando abrí la puerta, me llevé la sorpresa de que Jini estaba ahí parada y sin dirigirme una palabra, de hecho me empujó, entró al baño y en menos de lo que canta un gallo, el agua volvía a salir de la regadera y la cortina se escuchaba correrse.

Jini en verdad era veloz.

Después de haberme cambiado, fui a la cocina y por suerte, ahí me esperaba el desayuno preparado por Jini, sin embargo, no tenía nada especial. No me estoy quejando. Pero, pensé que por ser mi cumpleaños sería algo fuera de lo común. Igual el emparedado estaba delicioso, lo comía recargado en la mesada mientras veía perdido el reloj. Casi era medio día.

Jinyoung salió por el pasillo ya lista. Seguía con mi camiseta, pero vestía unos jeans raspados y seguro se pondría sus Converse blancos. Se acercó al calendario que estaba colgado en el refrigerador, pasando a mi lado.

— Sep, hoy es.— Habló con ella misma.— Jimin, vámonos.


Mis dedos tamborileaban el volante, llevaba un poco más de cuarenta minutos así. Nos encontrábamos en una clínica, cuando recién llegamos, me alteré, pero Jini me dijo que no me preocupara y que volvería enseguida, pero por lo visto mintió. Me agaché en el asiento copiloto y recogí una envoltura de galletas, seguido la dejé en el porta vasos, cuando volví a mi posición, pude ver por el espejo retrovisor a Jini salir de la puerta y haciéndole una reverencia al guardia de seguridad. Por ese acto sonreí. La puerta se abrió y ella saltó dentro del auto, tirando su bolsa al asiento trasero.

— Y bien... ¿A qué viniste?— Eché el Camaro andar.— ¿De qué es está clínica? ¿Los ojos?

— ¿No leíste siquiera el cartel?— Soltó una risa burlona.— Es una clínica de ginecología... ¡¡Jimin!!— Gritó espantada por el frenón que dí.

— ¡¿Voy a ser papá?!

— ¡Ibas, porque acabas de matar al bebé por como conduces!— Gritó furiosa.— ¡Claro que no, idiota! Simplemente era mi chequeo anual.— Seguía gritando.— Y aghhhh... Estoy pensando seriamente en decirte por mensaje cuando de verdad estemos esperando un bebé, no pienso arriesgarlo.— Me miró y entrecerró los ojos.— ¿Por qué mierda sonríes?

En verdad, yo tenía una gran sonrisa en mi rostro.

— Porque planeas tener hijos conmigo.

Y el auto quedó en silencio. Un placentero silencio para mi gusto. Todo el camino al restaurante donde comeríamos estuve pensando en mis hijos con Jini, nuestra casa, su primer día de escuela...

— Basta, Jimin. Para eso falta mucho.— Jini derrumbó mis ilusiones mientras empujaba la puerta del lugar.— Andando, tengo mucha hambre.

— ¡Síntomas de embarazada!— Acusé.

— Síntomas de que son casi las cuatro de la tarde y no hemos comido. Vamos.

La comida estuvo normal, como siempre; charla, coqueteos, insinuaciones, regaños. Todo como solía ser. Pee po, ¡¡¿por qué?!! Es mi cumpleaños y ella ni siquiera me ha dicho "feliz cumpleaños" o un misero "feliz día". ¿O no lo era y yo estaba confundido por los días? Saqué mi celular y en la pantalla se resaltaba el 13 de Octubre. ¿Qué demonios, Jini? Tú novio está de cumpleaños. Yo en su lugar, estuviera cada cinco minutos, si no es que segundos, deseándole un feliz cumpleaños y besándola o abrazándola.

A ver, recapitulemos y sin rodeos.

Anoche-hoy, como sea, llegamos a casa siendo un poco más de media noche, o sea ya en 13 de Octubre, hicimos el amor, eso que ni qué, sin embargo, no creo eso haya sido mi regalo y en el acto nunca hizo referencia a ello.

Se despertó, tampoco menciono algo relacionado, me hizo el desayuno y eso es algo que pasa siempre. Revisó el calendario y sólo le importó su cita.

Esta mañana había dicho "tenemos muchas cosas que hacer hoy". Llevarme de compras o invitarme a comer pudo haber sido algo, pero ninguna de las dos cosas pasó. Si por "muchas cosas que hacer" se refería a gastarse mi gasolina, bueno, sin duda lo estábamos haciendo. Todo este tiempo habíamos estado en vueltas, sus pendientes y aún nos faltaban unos cuantos.

¿Jini en verdad había olvidado mi cumpleaños?

Jini bajó del auto y yo tras ella. Veía su cuerpo temblar del frío. El clima helado de Octubre se hacía presente a estas horas.

— Bebé, toma.— Le pasé un suéter que tenía en el maletero. Ella me sonrió agradecida y se lo puso rápido. Se abrazó a sí misma, tratando de conseguir calor y yo aproveché, abrazándola por la espalda y arropándola con mis brazos.— ¿Cuánto nos falta para volver a casa? Estoy cansado.

— Sólo compraré el material que necesito aquí, vamos a la casa de un compañera por unos marcos que me prestará y listo.

— ¿Qué compañera?— Pregunté curioso. Deshice el abrazo y caminé a su lado, entrelazando su mano con la mía. Ambos entramos a la tienda.

— Bang Kyo Ri.

— Oh...

La compra se alargó a dos horas, ya que eran varios materiales y en su mayoría ocupaban una extensa búsqueda en esa grandísima tienda de lienzos y pintura. El paraíso de Jini. Incluso tuvimos que llamar al encargado; afortunadamente, Jini había conseguido todos los materiales que ocupaba para su clase. Salimos de la tienda siendo un poco más de las nueve de la noche. La casa de su amiga no quedaba tan lejos. Jini iba con su cabeza recargada en mi brazo y yo descansaba mi mano que no estaba en el volante en su muslo, ella estaba cambiándole a las canciones y después de tanto skip dejó Walls de Kings of Leon. La pinta del barrio se me hacía conocida, pero mi cabeza no estaba para pensar en esos momentos. De verdad, quería llegar ya a la residencia.

Paré enfrente de la casa que Jinyoung había señalado, ella bajó corriendo, yo la observé en todo momento, había tocado el timbre y ahora estaba esperando a que abrieran la puerta. No esperó tanto, cuando una chica en pijama la recibió, ambas se saludaron alegres y Jini entró a la casa ante la invitación de Kyori. Tiré de mi cabeza y cerré mis ojos, soltando un cansado suspiro. Días como estos me dejaban en claro que los chicos no siempre podían seguir el ritmo de las chicas; estaba tan cansado, que incluso olvidé que era mi cumpleaños y que Jini lo había olvidado.

Unos toquesitos en el cristal de la ventana me hicieron reaccionar. Era Jini, me hizo señas para que bajara.

— Necesito tu ayuda, los marcos están pesados.

— De prisa.— Expresé y bajé del auto, caminando tras ella. La aparente Kyori me saludó y dijo que los marcos estaban en el cuarto que se encontraba en el patio, justamente en el armario.

Jini y yo cruzamos todo el patio hasta llegar a aquel cuarto de madera. Estaba oscuro y las luces no encendían, tuvimos que dejar la puerta abierta para un poco de luz nocturna.

— Creo que es esta puerta.— Jini forcejeó la manija.— Pero está trabada.

Me acerqué y ella se apartó para que me hiciera cargo. La giré y sin duda estaba trabada, sin embargo, no era imposible de abrir. Dos empujones bastaron para que la abriera y tras la puerta no me encontré exactamente los marcos, sino una gran multitud que me miraba con grandes sonrisas.

— ¡¡¡Sorpresa!!!— Gritaron todos y yo seguía sin captar la situación.

¿Qué es esa puerta? ¿Una especie de Narnia? La puerta estaba conectada al patio de la casa de atrás. Patio que reconocí después de cinco segundos. ¡Era la casa de Kangmin!

Sentí el cuerpo de Jini abrazarme por la espalda y apretarme fuerte.

— Feliz cumpleaños, amor.— Pude sentir su sonrisa.— Sorpresa~


Resultó ser que Jini no conocía a Kyori y que no necesitaba los marcos. Todo había sido un plan de ella, Jiwoo, Hoseok y Yoongi. Kangmin y Kyori eran primos, sus familias muy cercanas y por eso mismo las casas estaban conectadas. Fue por eso que había reconocido el barrio, o algo así. Jini actuaría como si no hubiera recordado la fecha y al final, boom, fiesta sorpresa.

Y qué fiesta.

Bastó para que llegáramos para que todo se desatara.

Jini había pensado en todo, un día antes había preparado una muda de ropa, perfecta para la ocasión y se la había dado a Hoseok, quien la dejó en la casa de Kangmin. El cansancio del que tanto me quejaba, había desaparecido. Ahora estaba aliviado al saber que Jini no lo había olvidado. Claro que no lo haría. La fiesta estaba en su punto.

No sé en qué momento me quedé solo sentado en una de las sillas de madera, pero fue cuestión de segundos para sentir un peso sobre mi regazo. Jini enroscó mi cuello con sus delgados brazos y yo le sonreí.

No había palabras de por medio, ella simplemente bajó su cabeza, colocando su rostro a nada del mío, me sonrió y se acercó lentamente para besarme. Beso del que tomé el control después y ambos disfrutamos de él.

— ¿Sigues cansado?— Pregunto sobre mis labios y seguido se alejó.

— Depende.— Me encogí de hombros.—c ¿Por qué?

— Falta que te dé mi verdadero regalo.

Mis cejas se alzaron en sorpresa. ¿La fiesta no fue suficiente?

El apartamento estaba muy oscuro, ninguna luz estaba encendida.

Así es, Jini y yo habíamos escapado de mi fiesta de cumpleaños.

Ella presionó los interruptores, causando que las luces se encendieran. Todo seguía igual. ¿El regalo estará en mi habitación? ¿O la suya? Ella no dijo nada, me dejó indagar solo. Entré por el pasillo. Bangji no se escuchaba por ningún lado, eso era extraño. Ya estando frente a mi puerta, tomé el pomo y lo giré, no sin antes mirarla, ella estaba donde empezaba el pasillo. Empujé de poco en poco la puerta, encontrándome con algunos cambios en mi habitación.

Oh mi...

Dejé esa puerta en el olvido, girándome y abriendo de inmediato la puerta de la habitación de Jini. Bueno, ya no era su habitación después de todo.

Dios.

— ¡Estás de joda!— Asomé mi cabeza por la puerta, aún mi cuerpo se encontraba dentro de la habitación. Ella sonrió como una niña pequeña que se había salido con la suya.

¡Había cambiado todo! Ahora su habitación, no lo era, la cama y todos sus posters habían desaparecido; ahora era un studio, el escritorio estaba situado en una esquina, dibujos y pinturas de ambos adornaban las paredes, sustituyendo los posters, su estante de libros seguía ahí y a su lado estaba uno parecido pero su contenido eran pinturas acrílicas, lienzos, tizas, colores, lápices... Todos nuestros materiales. ¡Incluso estaba Banji en la esquina contraria, acostado en su camita.

Pero lo mejor de todo era nuestra ahora habitación, así es, la habitación que antes era mía, ahora era de los dos. Cosa que siempre deseé. No había día en el que chillara para que ella durmiera conmigo y ahora me lo cumplía. Su armario estaba pegado al mío, en realidad lo único que había en mi habitación antes era eso y la cama, ahora, la antigua cama individual no estaba y en su lugar se encontraba una matrimonial, había una mesita al lado, las cortinas eran distintas y todo tenía un ambiente muy fresco.

— De alguna manera, tuve que mantenerte todo el día fuera.

Luego de haber apreciado el lugar, me giré encontrándome con ella recargada en el marco de la puerta.

— ¿Te gustó?

Su pregunta era estúpida.

Ahora, sin algún pretexto, despertaría a su lado como siempre he querido. Ahora compartíamos habitación, cama y espacio. Me agradaba la idea, mi relación con Jini día con día se hacía más fuerte, por pequeñas o grandes acciones. Estar al lado de esta chica era lo único que quería.

A grandes zancadas terminé frente a ella y sin permiso, la tomé de la cintura y la elevé, ella entendió y en automático enrolló mi cintura con sus piernas, sus manos ahora estaban en mis mejillas y las mías en su trasero, sosteniéndola, nos estábamos besando y las ganas de quedarme así para siempre se hicieron presentes. Pero había algo mejor que eso.

— Hora de estrenar nuestra nueva habitación.

Jini rió por mi comentario y asintió.

Sin duda, el mejor regalo de todos.

••••
¡¡¡Sorpresa!!! #HappyJiminDay

⭐️❤️⭐️

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