3,2,1...Action!!

De Xversa

397K 13.2K 475

Alex Hunt es un joven actor norteamericano. Declarado el hombre más sexy del mundo, tiene fama, dinero, una n... Mais

Capítulo 1 Candela
Capítulo 2 Alex
Capítulo 3 Candela
Capítulo 4 Alex
Capítulo 5 Candy
Capítulo 6 Alex
Capítulo 7 Candela
Capítulo 8 Alex
Capítulo 9 Candy
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
capítulo 12+1
Capítulo 14
Capítulo 16
capítulo 17
capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27

Capítulo 15

12.8K 439 5
De Xversa

— Callie... ¿Puedes dejarnos a solas un segundo ?— Pregunto a mi abogada con toda la calma de la que soy capaz.

Espero paciente a que O'Donovan abandone la sala, siguiendo sus zapatos de tacón de color esmeralda con la mirada, y tras observarlos perderse en el umbral de la puerta de madera maciza, me giro para escrutar al hombre que acaba de pedirme matrimonio.

— ¿Por qué no te ha asustado, Alex?— le pregunto

— ¿Qué? — pregunta él mientras frunce el ceño fuertemente.

— Máximo. He visto cómo Callie evitaba mirarlo a los ojos, cómo hasta su propio abogado temblaba ligeramente cada vez que Aguilar ponía sus ojos sobre él. Pero no tú. Tú lo has mirado, le has mantenido la mirada, y casi pareciera que ni siquiera capta tu interés. Explícame por qué.

— No entiendo...Simplemente creo que es un tipo despreciable, pero no me asusta. Eso es todo. — Dice con un gesto en sus labios.

— No es todo. Después de Máximo, aprendí a ver las diferencias entre simples detalles sin importancia y momentos que te cuentan toda una historia. Y si quieres que al menos tome en cuenta esa locura de la propuesta de matrimonio, Alex Hunt, al menos deberías ser sincero conmigo.

Alex se levanta y tras dar un ligero paseo alrededor de la estancia, vuelve a sentarse a mi lado, con la silla hacia mí.

— Escúchame, Candy. No sería un verdadero matrimonio. O al menos, no a todos los efectos. Tú y yo seremos marido y mujer para el mundo, pudiendo de esa manera acceder a la adopción de Kendra, dejando fuera a Máximo para siempre. 6 meses, Candela. Es el tiempo estipulado para que un matrimonio tenga validez. A lo sumo, un año, mientras la adopción sale. — Comenta emocionado con su idea.

Y a pesar de lo brillante de la solución, no puedo evitar sentir como una parte de mí se desmorona mientras miro sus azules ojos. “No sería un verdadero matrimonio”.

Por alguna extraña razón, había pensado que cuando me había pedido en matrimonio, había sido por otros motivos

¿Qué motivos, Candela? ¿Que el actor de Hollywood ha caído muerto de amor por la repostera? “

— Candy... ¿qué son 6 meses o un año si podemos asegurar el bienestar de Kendra y el tuyo?.

De repente no puedo pensar en nada que no sea Máximo. Volver a enfrentarme a su presencia ha sido la prueba fehaciente de que estos últimos 5 años no lo habían convertido en una mejor persona. De nuevo había vuelto a provocarme escalofríos al pasear su mirada sobre mi cuerpo, como si no valiera nada. Me había hecho volver a tensarme a la espera de que bramara una orden, algún comentario despectivo. El hecho de que Alex pudiera mirarlo sin el menor estremecimiento, me fascinaba. Aun así...era sospechoso. A mí no me tocaba la lotería. En mi mundo, los príncipes suelen convertirse en el monstruo.

— Es mi hija, Alex. ¿Por qué ibas a querer adoptar a una hija que no es tuya? ¿Cómo demonios le voy a explicar todo cuando pasen los 6 meses? ¿Y a tus padres? ¿Qué vas a contarles, Alex? Esto no es una de tus películas. — Me levanto y me dirijo a abrir la puerta para marcharme con o sin él.

Alex pone una mano en mi codo derecho, y me abrasa con la mirada.

— Amo a esa niña. Por si no te has dado cuenta, quiero a esa niña, y ella me quiere a mí. Tu actitud es cruel, y egoísta, aunque sea tu hija. Supongo que ahora mismo estás muy tensa, así que voy a darte tiempo para pensar esto, antes de que tomes cualquier decisión. — Dice agarrando su chaqueta acolchada, y saliendo.

Después de tres minutos, O' Donovan asoma su morena cabeza por la puerta.

— ¿Estás bien?. — Pregunta.

— No lo sé... Callie... Si Alex y yo nos casáramos... ¿Podría ser eso una salida?. ¿Podría adoptar Alex a Kendra y de esa manera cerrar la vía con Máximo?

— Alex es norteamericano, Candy. Por vía natural, no adquirida. Lo que nos daría una ventaja. En caso de que os casárais antes de la vista, y abriéramos el proceso de adopción, Máximo en el peor de los casos sólo podría tocarte por los derechos biológicos, sin custodia. Algo que podría caer por su propio peso si probamos la falsedad de la denuncia por secuestro, y basamos la defensa en la idealidad del micro-entorno familiar Hunt- Velázquez. — Explica la abogada— Si lo que quieres es mi opinión como mujer...cásate con él. Tú lo quieres, y es lo mejor para ti y tu hija. ¿Qué más dan los motivos por los que él lo haga? Lo importante es que está dispuesto a cuidar de ti y de Kendra. Piensa en ello.

Trago saliva y miro el dorso de mi mano sobre la mesa de caoba, sintiéndome violenta de repente. Callie se había dado cuenta sólo con verme en un puñado de ocasiones, de que estaba perdidamente enamorada de Alex...Así como también se había percatado de que él no me correspondía.

— Y... ¿existe la posibilidad de casarnos antes de la vista?— le pregunto dubitativa.

— Cariño...Con contactos y dinero, se pueden hacer maravillas. Yo tengo contactos, y Alex Hunt tiene dinero. Así que sí, es probable que pueda conseguir una licencia urgente y podáis casaros en unos 3 ó 4 días. ¿Qué me dices?.

Tras despedirme de ella, bajo los escalones de mármol y dejo que el conserje me abra el gran portón de vidrio templado. Comienzo a bajar la calle, y veo a Alex con sus gafas de sol KD, apoyado en el Escalade, fumando un cigarro, con las piernas cruzadas una sobre otra.

— Creía que te habías ido. —le digo cuando llego a su altura.

— Candy...No estás sola. Ya no. — Me dice mientras me coge la cara con ambas manos. — Eres una gran mujer. Una buena mujer que ha sufrido mucho. ¿Vas a dejarme ayudarte con ese hijo de puta?

—Yo...sí. — contesto con un hilo de voz.

— ¿Te casarás conmigo, Candela Velázquez? — pregunta mientras con una pícara mirada, sonríe de lado.

— Oh, Alex, no seas idiota, no es cosa de broma, esto. Me casaré contigo. Sí. — contesto avergonzada.

— Déjame pedírtelo otra vez, espera — Dice mientras hinca una rodilla en el suelo, y con gesto dramático comienza a gritar “Oh, bella Candela Velázquez, ¿me concede usted la gloria de su mano en sagrado matrimonio?”

— Alex, por favor, ¿quieres levantarte de ahí ya? ¡La gente nos está mirando!— Le digo mientras intento que vuelva a poner los dos pies sobre el asfalto.

— Tío, muy mal, ¿y el anillo?— le dice un joven que pasa con unos auriculares negros y rojos rodeándole la cabeza.

— Oh, mierda, es verdad. — Contesta Alex asintiendo.

— Joder, si hasta tienes fans...vayámonos de aquí antes de que lleguen mis amigos los fotógrafos, Hollywood.

— Tienes razón, vamos a por tu anillo. Podemos fundir mi globo de oro y ponértelo alrededor del dedo si lo prefieres...— dice Alex mientras subimos al Escalade y nos incorporamos al tráfico.

— ¡Ogg! — exclamo mientras pongo los ojos en blanco sabiendo que no me ve.

— No hagas eso, te quedarás bizca — Me dice.

— ¿Hacer el qué?

— Poner los ojos en blanco. Y sonreír. Justo ahora. Pero eso puedes hacerlo siempre que quieras.

— No estoy sonriendo...— le digo mientras miro por la ventana el tráfico de L.A.

— Sé que sí. Lo noto en tu voz. Y me encanta. — Mientras nos detenemos tras otros coches en un semáforo, Alex toma mi mano y la lleva a su muslo. La acaricia con su mano hasta que el semáforo se pone en verde. Justo cuando pienso en retirarla, me dice: — No lo hagas. Por favor. Me gusta sentirte cerca.

Y me llena de tanta emoción que decido no mover la mano.

Tras unos 15 minutos conduciendo, entramos en Beverly Hills, y vamos a una prestigiosa joyería de lujo en Rodeo Drive. El interior, en tonos dorados y estética neo renacentista, está plagado de expositores y cuadros-joya, jugando con la iluminación, los aromas, y hasta champán, para marcar aún más la sensación a percibir por los clientes de “exclusividad”.

Súbitamente, y nada más entrar, comienzo a sentirme desubicada. De repente, suena en el hilo musical “pretty woman”, y no puedo evitar reír al recordar la película de Julia Roberts.

Tras acomodarnos en unos sillones negros, comienzan a sacar anillos de diamantes, y alianzas.

Ni siquiera presto atención. Esto no está nada bien.

¿Qué se supone que he de hacer con los anillos cuando esto acabe, devolvérselos? ¿O quizás estén especificados en el posterior acuerdo de divorcio?”

— Mi prometida está un poco indispuesta, así que enviaré a alguien más tarde. Ésta es mi asistente— dice Alex a la dependienta que le sonríe embobada sin prestar ninguna atención a la palabra “ prometida ", mientras le tiende una tarjeta que supuse, tenía el número, nombre y datos de Susan. — Me complacería que le enviaran un catálogo así como un listado de precios. Muchas gracias y buenas tardes, señorita.

Tras salir, y antes de alcanzar el coche, no puedo evitar preguntarle a Alex por qué ha dicho eso.

— Ven, sube al coche — dice al tiempo que él hace lo mismo del lado del conductor— Antes de hacer esto es justo que sea sincero contigo.

— ¿Adónde vamos? — Le pregunto después de un rato conduciendo.

— Enseguida lo verás, no te impacientes...

Y tras un rato, sus palabras se cumplen. Saca un par de mantas del maletero del coche, y nos encaminamos a la playa. Alex estira una de las mantas, y tras sentarnos, me tapa con la otra, al tiempo que coge mis manos para darles calor.

— Me preguntaste por qué no temí a Aguilar. Bien...la respuesta es que conozco a muchos tipos como él...

— No entiendo nada y estás a un pelo de que te dé una patada y te robe el coche escapando...— Le contesto extrañada ante su revelación.

— Después de lo de mi hermano Charlie y de lo de Kyla, comencé a sentirme perdido. Con una gran necesidad de proteger a los míos...así que a los 16...entré en un club.

— ¿Un club? ¿Qué club? ¿De esos inofensivos de punto de cruz y encaje de bolillos?— le pregunto.

— No...Una banda, más bien. Y antes de que lo preguntes, no hablo de ese tipo de bandas con instrumentos musicales. — Dice mirándome a los ojos, mientras el viento le alborota el pelo.

— Dime que no mataste a nadie, ni directa ni indirectamente...— le pido mientras cierro los ojos.

— Nunca causé la muerte de nadie, jamás hice daño a ninguna mujer o niño, y no, nunca suministré drogas a nadie, ni tampoco las consumí. — contesta solemne.

— ¿Entonces?

— Hice muchas cosas de las que no estoy orgulloso, otras que creo que en su momento me sirvieron para proteger a alguien o algo. Definitivamente muchas de ellas serían consideradas delitos. Pero tranquila, no tengo antecedentes, nunca me procesaron por nada, y aunque quisieran, han prescrito. — Explica Alex con la mirada fija al mar— Un día alguien de una banda rival violó a la hermana de uno de nosotros. Supe que ese era el límite. Mi límite. No podía otra vez revivir toda la mierda que pasó con Kyla Adams. Las cosas se nos estaban yendo de las manos y otras fuentes de ingresos comenzaron a llamar a nuestra puerta.

— ¿Y qué hiciste? ¿Cómo conseguiste salir?

— Mi madre. — Dice con una ligera risa. — un día me esperó en el porche, sentada en el columpio. Esperó hasta que me senté con una cerveza, y me dio un capón en la nuca, tan grande que me golpeé los morros contra la boquilla del botellín. Me dijo que no estaba dispuesta a perder a otro hijo porque a mí me gustara jugar a los gánsters. A las pocas semanas, solicité salir, me borraron el tatuaje, y fin de la historia. Sé que con los años, se disolvió. La policía fue tras ellos al empezar a mover droga, y la DEA metió a la mitad en chirona. La otra mitad, captaron la idea, y dejaron esa vida antes de que fuera tarde.

La revelación que Alex acababa de hacerme era enorme. Acababa de desnudarme un trozo de su pasado, sólo porque me había visto distraída en la joyería.

— Así que lo que tienes en el antebrazo no es una quemadura...— le digo mientras él automáticamente, se descubre el brazo.

— En realidad sí que lo es...es así como me borraron el tatuaje...quemándolo. — recuerda mientras pasa la mano repetidamente por la quemadura. De su antebrazo izquierdo— después de eso ingresé en Tulane, para estudiar arquitectura. Me cogieron en el equipo de Fútbol Americano, y allí conocí a Big Tom. Con el tiempo, me decanté por arte dramático, y vine a Los Ángeles rondando los 20. Y el resto, está junto con una foto mía muy favorecido en Wikipedia — termina mientras sonríe.

— Una vez que adoptes a Kendra... será para siempre. Después te volverás a casar y tendrás tus hijos propios, Alex...con alguien a quien ames...es inevitable que tenga miedo. — Le digo mientras tomo su mano e inconscientemente acaricio la palma.

— Escúchame, Candy. Sois mi familia. No me importa que pase mañana. Es extraño, pero es así como os siento. No importa si después rehacemos nuestras vidas con otras personas, aunque créeme cuando te digo que el matrimonio no es santo de mi devoción, y que con uno tengo suficiente: quiero que Kendra sea mi hija. No me preguntes por qué. Pero es un sentimiento.

— Está bien. — Le digo mientras asiento varias veces con la cabeza— Antes de salir del bufete de Callie, le pedí que tramitara una licencia exprés, se pondrá en contacto con nosotros en cuanto la reciba. Y tendremos que explicárselo a Kendra. Y a Otto y a Basti.

— Y al rompe-pelotas de Hugo LaFontaine...

Continue lendo

Você também vai gostar

34M 2.6M 91
Alexandra Carlin, es una chica recién graduada de la universidad, sin éxito en el campo laboral, es contratada por fin como secretaria del presidente...
97.3K 12.5K 158
Entra para obtener más información de la historia 💗
59.7M 1.4M 17
Sinopsis Kaethennis ha disfrutado de los placeres de la vida, mucho, casi se puede decir que demasiado. Un alma libre, al menos así se definiría el...
64.9K 3.3K 77
Enamorarse fue fácil. Lo que viene después es el verdadero desafío... Keeping 13 «Los chicos de Tommen #2», de Chloe Walsh.