***Narra Kageyama***
La noche había sido genial.
Momoe se veía realmente bella con aquel kimono de color verde y me había dejado realmente embobado cuando se sonrojo al verme.
Aun así toda la noche sentí que algo me faltaba, que estaba perdiéndome algo grande. Pero, si yo estaba con Momoe ? Que era más importante que eso ? Simplemente aleje los pensamientos y disfrute lo mas que pude.
Comimos muchas cosas raras, gane un pez de oro que ella quería, jugamos varios juegos y compramos muchas cosas que eran pequeñas pero muy bellas
Habia una mujer que me ofreció algo, me dijo que tal vez me recordaba a alguien, que a cualquier chica le gustaría, era una muñeca de color blanco, de porcelana, tenia un pequeñisimo vestido de volados blancos y encaje y una melena blanca, sus ojos parecían cambiar desde el punto en el que los mirabas pero nunca perdían su brillo. Intente comprarla, me recordaba a alguien pero por mas que quisiera recordarle su imagen no aparecía por mi mente.
Momoe se apareció y rechazo la oferta dijo que no necesitaba nada de esas cosas baratas y literal me arrastro hasta el otro lado de la feria.
La muñeca seguía apareciendo por mi mente, sus ojos vacíos me desconcertaron un poco pero lo demás que igual que ella, ella ? No recordaba quien. Luego de despejar aquellas cosas confusas, estuvimos un buen rato hablando y terminamos la noche en una despedida algo incomoda. Lo cierto era que hubiera querido besarle y se que ella lo esperaba pero no pude. Me sentía extraño, como si no estuviera e mí mismo.
Llego la mañana y me desperté asustado, una fina capa de sudor cubría mi piel y respiraba como si hubiera corrido una maratón.
Habia tenido una pesadilla, pero no me involucraba demasiado, yo no hacia nada realmente simplemente miraba y escuchaba como se durrumbaba todo. Lo único que había sido nítido como para recordarlo fue aquella voz llena de rabia que gritó "te odio."
Todo era demasiado negro y cuando retumbó aquel grito el cielo pareció romperse como un espejo.
Mi pecho seguía subiendo y bajando frenéticamente, ya eran las 12 y el sol me quemaba los ojos, me había quedado realmente dormido pero aun así llegaría a los entrenamientos, me cambie rápido y comencé a trotar hasta el gimnasio.
Había algo que no podía recordar, algo que estaba olvidando, cada vez que parecía llegar una imagen a mi cabeza una capa borrosa lo ocultaba todo, como si algo quisiera que no recordara.
Al llegar a la escuela no me sorprendió ver unas poca personas rondando, nadie se quedaba hasta esta hora si no era por algún club.
El calor era infernal a las 2 de la tarde, parecía que todo se derretía al contacto con el sol.
Cuando llegue al gimnasio me sorprendió ver a todos limpiando, de los pocos que se dieron cuenta que estaba allí solo me miraron, cuchichearon algo y siguieron con lo suyo. Algunos me ignoraron y otros me dirigieron miradas de odio.
Que les pasaba hoy ?
Asahi se acercó y me dijo bajo.
-Deberías irte. -estaba nervioso.
-eh ? -dije de mala gana- que diablos pasa ?
-Es por lo de ustedes .-dijo bajo y mostró una cara de incomodidad.
-Nosotros ? Asahi-san expliquese.
-Ya sabe, lo que paso con Shiro.-hizo una mueca- todos están molestos por lo que debe haber pasado, habían varias cosas rotas y cuando llegamos aquí se desmayo y entonces el capitán...
Su voz pareció perderse.
Shiro, Shiro era lo que había olvidado.
La había olvidado, ella quería remediar las cosas, me había citado aquí, íbamos a hablar, a arreglar las cosas, estaba por llegar tarde y luego lo olvidé. Me toque la cabeza, los recuerdos estaban comenzando a agitarse.
Aquella voz, no era alguien, era Shiro, ella debía estar odiandome. La había plantado, la había dejado de lado y no iba a perdonarmelo.
-Hos- pital? -titubee- donde esta ? -estaba desesperado y Asahi pareció notarlo por lo que se puso aun mas nervioso.
-E-el capitán no nos dijo nada aún, Noya y Tanaka sabían pero se fueron hace un rato. -su voz parecía esfumarse.
-Yo ... -trague con fuerza.
Demonios, todo se estaba yendo a la mierda y era mi culpa. Apreté los labios y salí del gimnasio sin mirar a nadie. Todo aquel desastre, todo aquello que estaba roto. Todo aquello era obra del odio que yo había creado en ella. Esperaba que me odiara. No podía esperar a verla, a explicarle, a rogarle por favor que me perdone.
Lo cierto es que no sabía en que hospital estaba pero solo habian 3 en la región, iría a verlos a todos y ya que ni tenía mi bicicleta, correría, no tenia tiempo para nada más, mientras mas tiempo perdiera, mas profundo me enterraría en el odio de Shiro.
*
En los primeros dos hospitales no habían rastro de la pequeña Satou, y para cuando llegue al tercero estaba a punto de morir. Había sudado como nunca antes y mi corazón latía mas rápido que el de cualquier corredor, latía como el corazón de alguien que sabia que lo había hechado todo a perder, como a alguien que enfrentaría al odio de frente y sin barreras ni salvación, solo era cuestión de tiempo para que ella me despojara de su vida completamente. Llegue al mostrador y mi boca solo pudo formar algunas muecas, mi vos no salía, mi garganta parecía haberse cerrado por acción de magia.
-Puedo ayudarlo ? -dijo la recepcionista. Se sorprendió un poco por mi aspecto pero se tranquilizo en un segundo.
-Yo ... Sa-Satou ? -las manos me temblaban y lo único que recordé fue su apellido.
La chica tecleo en su computadora, cliqueo algunas cosas y me miro.
-Satou Shiro ?
Asentí.
-Habitación 504. -dijo firme, volví a asentir ya que no sentía el poder de hacer nada mas y me aleje lentamente hacia el elevador. El corazón iba a explotarle en cualquier momento.
Idiota, idiota, idiota.
Me susurro la voz suave de la peliblanca y me tape los oídos con fuerza, ya lo sé, le respondí.
Su voz no paraba de repetirlo, cuando ya habia llegado a mi destino ya era un grito ahogado, pero seguía siendo igual de fuerte que antes. Pareciera como si llorara. La voz cesó y me di cuenta que ya estaba en el pasillo del cuarto de Shiro. El corazón se me estaba callendo a pedazos, sentia un dolor infernal en el pecho, ni siquiera distingui a Daichi hasta que pase por su lado para verla a ella.
Sus ojos se llenaron de lágrimas, y los mios picaron, el dolor en el pecho me obligaba a combatir para hacercarme a ella y cuando por fin di un paso su voz ahogada me detuvo.
-Por que no viniste ?- sus ojos gritaban bajo las lágrimas pero su voz parecía rota. Solo dime que me odias y dejame ir, rogue.
-Yo ... -los ojos me picaron aun más, el dolor se acentuaba y no me dejaba respirar. Es esto lo que le hice sentir ?
-Donde estabas ? - Imploró respuesta y sus ojos parecieron partirse. No podía decirle, no quería dañarle más.
-Shiro yo ... -porque no puedo rogarle que me perdone ? Porque no puedo pedirle que lo olvide ? Por que no puedo arreglar las cosas ? Ella lo a hecho tantas veces que no podría contarlas.- Estaba... Estaba con Momoe -susurré como mis labios me lo permitieron.
Shiro me dedico una mirada de dolor.
Dime que me odias, sólo hazlo, odiame pero no quiero que te sientas así, arremete contra mí.
Miro sus manos y note que estaban quemadas.
-Shiro lo siento.- mis ojos comenzaban a aguarse a medida que ella se secaba con odio las lágrimas.
-Siempre fui eso verdad ? - volteo hacia mí. Sus lágrimas caían y esta vez sentía que se clavaban en mi pecho como agujas, la rabia brotaba de su voz.- Siempre fui solo tu amiga verdad ? Nunca me viste como nada mas, no ?
Sus ojos rogaban una respuestas pero sus lágrimas gritaban que no se la diera. Era el dolor y la rabia las que hablaban por si solas. Sus manos se movían se apretaban y su cuerpo solo estaba ahi en esa camilla en aquella blanca habitación. Quería que todo terminara, quería que sólo me gritara, que me dijera lo que era y me largaria. Pero no, ella se estaba vengando, sus ojos se rompian y se llevaban a los mios, su lágrimas caían y se clavaban en mi pecho y recuerdos, sus heridas se irritaban y consigo me querían hacer llorar. Ella me odiaba pero sin decírmelo. Ella no quería respuestas, le dolían, pero seguía preguntando. Ella solo quería hecharme pero solo se limitaba a que viera lo que le había hecho. A que viera cuanto la había herido, y cuan nulas eran mis oportunidades de recuperarla.
Y yo sabía me merecía todo eso y más.
-Si ... - le dije tan bajo que aun así me dolió hablar. Nunca la había visto como nada mas que una amiga y me dolía, y si a mí me dolía, a ella debía estarle matando.
-Vete . -Respondió bajo, Daichi estaba en el pasillo deteniendo a Noya y Tanaka, si la hubiera oído me hubiera sacado, así que implore.
-Perdoname. Yo no quise nada de esto, yo ..-Shiro río amargamente inundando la habitación y llamando la atención de los de afuera.
-Lo dices como si yo hubiera querido esto Kageyama. -mi nombre en su boca sonaba a insulto, a desgracia.- quiero que te vayas -miro sus manos en una posición que no permitía ver su cara, la rabia salia borbotones se su garganta y me quemaba.- no quiero verte, si ? Solo vete y dejemos esto así.
-No ! Shiro si esto queda así .. -No seremos más amigos ? Eso iba a decir ? Tan egoísta puedo ser ?
-Vete ! -grito, sus lágrimas seguían cayendo y una mueca de dolor ocupó su boca que alguna vez me guardo un beso. Daichi apareció detrás se mí y su mirada se clavo como una daga en mi espalda.
-Shiro -solté con dolor, no quería dejar esto así. No quería dejarla con aquel sentimiento hacia mí.- Por favor ...
Su risa que parecía mas un canto de agonía volvió a ocupar el lugar. Apretó los labios, iba a soltarlo, sus ojos se clavaron, esta vez, como dagas en los mios. Por favor, implore en mi mente
-Te odio -dijo sin prisa clavándolo con cuidado en mi pecho, no era como aquella voz, esta dolía horrores- me Rompiste el corazón. -su voz se escuchaba ahogada, llena de arrepentimiento, de rabia, de odio.
Sus ojos aunque seguían siendo fuertes comenzaron a derramar lágrimas nuevamente, su boca se curvo como una sonrisa que quedó como una mueca de máximo dolor. Sus hombros se encogieron hacia dentro y junto sus manos en su pecho, su mirada me abandonó y cerro los ojos tapándolos con sus manos.
-Vete ! -grito con fuerza
Cuando quise volver a implorar ya me encontraba lejos. Por que no pude quedarme ? Por que no tengo el valor ? Por que soy tan estúpido?.
Los pensamientos me derrumbaban y las lágrimas de Shiro estaban grabadas como fuego en mis ojos. Lo estaba pagando, realmente lo estaba pagando.
Lágrima por lágrima, su dolor se hacia presente, se acentuaba, se expandía y se clavaba.
Ahora lo sentía, esto era lo que ella reprimía, esto era lo que ella soportaba. Como no pude darme cuenta antes ?