Cuddles Prescription

By KaitlynJayKelly

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Las apariencias engañan, para bien o para mal, pero lo hacen, y eso es algo que Mike sabe muy bien. Aun... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Nota
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Nota
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 11
Nota Importante
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo Extra
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25

Capítulo 10

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By KaitlynJayKelly

Una noche repleta de sueños no me permitió apenas descansar; sueños inundados de esperanzas , de promesas, de ilusiones...sueños en sí. Me levante más tarde de lo que acostumbro, siendo necesario que mi madre me dejara cerca del hospital para llegar a tiempo luego de un ligero desayuno que no me dejaría aguantar hasta la hora de almuerzo, pero era mejor que nada.

Llegué a los vestuarios para cambiarme, y, antes de empezar mis recorridos, fui al área de psiquiatría.

Esa zona del hospital, a pesar de ser la más colorida y amplia, es, sin duda, la más deprimente. Nunca se escuchan risas, ni hay un ambiente cálido como en otros sectores, tiene el record de fuga de pacientes, además del de casos de orfandad.

Busqué con la mirada a la enfermera con la que había dejado a Liam ayer, pero no la vi, así que me acerqué a una de las consultas.

-Permiso - dije luego de llamar a la puerta y recibir el "adelante" correspondiente - buenos días, mi nombre es Michael Clifford, estoy buscando a un niño que, según tengo entendido, ingresó ayer, Liam Sanders- le expliqué a la doctora; una rubia, de ojos azules, con gafas y una interesante cantidad de tics nerviosos, de complexión gruesa y mirada amable.

-Sí, ingresó ayer, yo soy su doctora, Camille LaPrade - se presentó tendiéndome la mano. 

-Mucho gusto - me indicó que me sentara y preguntó por qué buscaba al niño. Mi explicación le pareció poca cosa, pero aun así accedió a hablarme, dentro de los límites profesionales, del muchacho.

Liam padece de Insensibilidad Congénita al Dolor, una enfermedad muy poco común, un desorden genético que afecta al sistema nervioso autónomo, que es el que controla la presión sanguínea, el ritmo cardíaco, el sudor, el sistema sensorial nervioso y la habilidad para sentir el dolor y la temperatura. Los pacientes que la padecen interpretan de forma anormal los estímulos dolorosos. Eso explica en parte las vendas y marcas, pues, los pacientes que padecen esta enfermedad, suelen autolesionarse en busca de una sensación que se acerque a la que se supone sea el dolor. 

La verdadera razón de su presencia en el área psiquiátrica, como es evidente, no la conozco.

Luego de una breve conversación, me propuso pasar más tarde para verlo. Acepté gustoso y salí de la consulta, de vuelta a mi zona, mis pacientes y mis quehaceres.

Los chillidos de Cath, así como sus comentarios  sobre lo guapo que le había parecido Liam y lo encantador, y educado, sin mencionar guapo, no se hicieron esperar.

-¿Ya les dije que es guapo? - tanto Calum como yo estallamos en risas - no se rían, eso es porque están celosos - el moreno cayó en el sofá sujetando su abdomen. 

-Sí, claro, ¿qué más podría ser? - le pregunté mientras arreglaba uno de los reguladores.

-Envidiosos - susurró bajito y haciendo un puchero antes de tirarse de espaldas y con los brazos cruzados sobre la almohada.

-Venga, no te enojes, solo estamos...sorprendidos, de que alguien, además de cada hombre de más de 21 años que entra por esa puerta, te llame la atención. Vamos, no te enfurruñes - le pedí - no te queda bien esa cara, así Liam no se va a fijar en ti.

-¡Él dijo que soy linda! - protestó ella.

-Exacto, porque no estabas con esa cara, si te ve así seguro que lo retira - pasé mis dedos por su cabello recién peinado, por lo que no me tropecé con ningún nudo. 

-Vale, no haré pucheros, pero no se metan más conmigo. 

-Está bien - prometí. Me despedí y me dirigí a la próxima habitación.

Y así pasé la mañana: entre cables, papeles, doctores, medicamentos y niños. Lucía estaba pasando por una mala racha desde hacia ya unos días, por lo que aun no nos atrevíamos a entrar en conversaciones con ella, pero si seguía empeorando, sería trasladada a la planta de Cuidados Intensivos.

La hora del almuerzo llegó antes de que me diera cuenta, y, a pesar de tener un hambre voraz, me fui a ver a Liam. Una vez frente a la habitación que me había indicado la Dra.LaPrade golpeé la puerta con los nudillos y esperé una respuesta, pero, en su lugar, la puerta se abrió dejando ver al chico descalzo, con un bolígrafo púrpura en las manos y unas simpáticas gafas con una forma algo extravagante.

-Hola - saludó con una sonrisa de cortesía.

-Hola Liam, ¿te acuerdas de mi? - pregunté inclinándome un poco para estar más cerca, y, a diferencia de ayer, me fijé que tenia unas imperceptibles pecas en las mejillas, que le daban una aspecto aún más aniñado. El chico asintió mientras miraba mi cabello con interés, antes de echar un vistazo al objeto que estaba en su mano.

-Me trajiste aquí, estabas con la chica linda - argumentó - ¿quieres pasar?

-Claro - y entré. La habitación no tenía nada fuera de lo normal, además del detalle de que su mesilla de comida estaba plegada sobre la cama con un montón de papeles sobre ella, y la bandeja que debería estar en ella estaba en el suelo junto a la puerta, intacta.

El chico se sentó en el borde de la cama y me indicó que me sentara en el butacón que formaba parte del mobiliario.

-¿Qué haces aquí? - preguntó aun mirando mi pelo y su bolígrafo, imagino que comparando el color. 

-Vine a saludarte, ayer no tuve tiempo de hablar mucho contigo.

-¿Y por qué quieres hablar conmigo?

-Pues, para saber cosas de ti, me gusta llevarme bien con los niños, ¿te parece mal? - expliqué, y él tardó en contestar, tenía la mirada fija en mi, pero pareciera que me atravesaba, como si realmente no me estuviese viendo. Su mano libre se cerró alrededor de su brazo con aparente fuerza antes de comenzar a arañar con sus uñas la piel del mismo.

-No, me parece raro, pero no mal. Me gusta lo raro, me parece raro, me gusta - balbuceó - te diré cosas de mí - agregó dejando su brazo y con un tono más claro - Me llamo Liam, pero eso ya lo sabes, tengo 14 años, creo - pareció pensar en algo - sí, 14. No tengo hermanos, ni padre, solo mamá, pero está loca, así que es como si no la tuviera, no me habla mucho, dice que soy raro, me gusta lo raro - hizo una pausa para quitarse las gafas - no he ido nunca a la escuela, mi mamá empezó a enseñarme en casa, pero luego de unos años me dijo que lo hiciera solo, los exámenes son fáciles, me los manda una señora que dice que soy muy listo, aunque yo creo que miente, no me gusta que me mientan. ¿Te duele cuando te arañas? - preguntó de repente, pero no me dio tiempo a responderle - A mi no, pero eso es bueno, ¿no? Bueno, no lo sé...es raro...me gusta lo raro. Tu pelo es raro, me gusta... - yo no sabía qué decir, es evidente que no le afectaba en lo más mínimo su situación, parecía ser solo un niño que no había visto lo suficiente del mundo como para saber que no estaba bien, que debería estar más triste, o por lo menos asustado, pero no, ni una cosa, ni la otra. 

-¿Tienes amigos? - pregunté al fijarme en uno de los dibujos sobre la mesa: un niño y una niña.

-No - agarró el papel - esta es la chica linda - tomó otra hoja - y este eres tú - dijo mostrándome un boceto bastante similar a mi, con el cabello a medio colorear.

-¡Vaya!, tienes mucho talento. ¿Sabes? si le muestro ese dibujo a la niña linda, se va a poner muy feliz - él dejó ambos sobre la mesa.

-¿Si? ¿Cómo se llama? ¿Qué le pasa? ¿Por qué esta aquí?

-Pues se llama Catherine, y tiene 12 años, está aquí por un problema para respirar.

-¿Le duele? - preguntó pellizcando su muslo.

-A veces.

-Es linda.

-Sí, lo es.

La tarde terminó tranquila, a excepción de Lucia, que no mejoraba. Al entregar un par de informes a la enfermera jefe, fui a darme una ducha, y cambiarme de uniforme. El hambre que sentía en el almuerzo, no se apaciguó con la taza de café que me tomé a toda prisa antes de regresar al trabajo después de haber pasado mi hora hablando con Liam, por lo que agradecí con toda mi alma el bocadillo y el refresco que me dejó Luke junto al casillero, con una nota: 

Creo que te saltaste la hora de comida, no te vi en la zona de máquinas, en todo caso, tienes que comer algo, te veo en un rato. Luke 

Sonreí como un idiota cuando me percaté de que me había estado buscando, o al menos notó que no estaba, y que se preocupaba lo suficiente como para tomarse la molestia de conseguirme algo para comer. 

Deseché la lata y el  envoltorio en un cubo de basura de camino a la sala de emergencias, y una vez allí, luego de firmar, fui directamente hacia Luke.

-Buenas noches, doctor - saludé acuclillandome junto a él, que se encontraba detrás de uno de los escritorios de la sala - gracias por la cena.

-No hay de que - sus mejillas se sonrojaron muy levemente, pero la sonrisa no se hizo esperar - ¿todo bien? - preguntó casual luego de unos segundos, y, quizás fue mi imaginación, pero sus ojos se clavaron en el labio que ya llevaba un rato mordiéndome.

-Más que bien - respondí en el tono que suelo emplear para ligar, "¡Oh dios mio!, Gordon, ¿de donde sacaste esos huevos de repente?". Él desvió la mirada hasta mis ojos, y yo sin más, me perdí en los suyos. Por dios, esos ojos, ¿cómo podían ser tan azules, tan hermosos?

-Con permiso - dijo una voz ajena a la burbuja que había formado para nosotros. Ambos rompimos el contacto visual y lo redirigimos a la señora que estaba parada en la puerta - vengo a tomarme la presión - dijo lo que supuse sería una de las muchas personas que venían a esta hora a esas cosas, solo por tener algo que hacer, pues alguien con irregularidades en la presión no está tan calmado. Bueno, tal vez, y solo tal vez, estaba un poco molesto por la interrupción, aunque sea irracional, pero al ver como sus parámetros estaban perfectos y que la mujer solo se sentó a darle conversación a un evasivo, pero amable Luke, mi molestia quedó justificada. 

Me alejé enfurruñado, pero en cuanto comencé a trabajar, el enfado quedó en segundo plano, quizás tercero, al ser Luke lo siguiente en mi línea de pensamientos.

Esta vez tampoco tenía comparación con la del Domingo anterior, pero para mal, el revuelo de médicos, camillas, asistentes, enfermeros, máquinas y pacientes era impresionante, sobre todo, porque todo estaba perfectamente coordinado, como si hubiese un director de orquesta dirigiéndonos, pues, ni siquiera así, quedó nadie sin ser atendido al momento, no chocábamos los unos con los otros, y si alguien necesitaba algún instrumento previamente usado este ya estaba libre y preparado, pero, con todo y eso, fue una noche verdaderamente estresante.

Sobre las seis y media fue que todo se calmó un poco, faltando media hora para terminar la guardia. Acabé tranquilamente, y junto con el Dr.Ojosbellos me fui a los vestuarios, donde evité mirarlo, haciendo acopio de toda mi fuerza de voluntad, la cual, por suerte, aun conservaba. Una vez en mi atuendo regular, rechacé amablemente la oferta de Luke de llevarme a casa, aun cuando no había nada que me apeteciera más, pero si alguien había trabajado más duro que yo, había sido él, y cuanto antes cayese en una cama, mejor. Así que luego de una despedida muy incómoda, dado que en mi mente estaba muy grabada la última, me encaminé a la estación del metro, rumbo a casa.


Hola!! Qué les parece Liam??? Es raro...me gusta.

Gracias por leer

KJK

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