Cybergames [Rubelangel *Hot*]

Por Cyversix

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Rubius tiene 16 años y va a la misma escuela con Willy, su mejor amigo. Mangel tiene 17 años y trabaja en L... Más

Capítulo Uno
Capítulo Dos
Capítulo Tres
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo Último
Epílogo
*Especial*

Capítulo 18

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Por Cyversix


Nota de Autor:

**Esto es una historia original de ficción inspirada en los YouTubers de España. Nada de esto es real. (Si lo es, es asunto de ellos)**

Estrellita si les gustó y para moar!

Enjoy! ^.^

**CyversiX**


La madrugada era fría. Antes de entrar a la comisaría notan el claro del cielo en el horizonte anunciando la llegada del sol, de un nuevo día. Pero uno no muy bueno para los chicos.

Un policía no muy amable los arrastra a los chicos por los hombros hacia un mostrador con varios oficiales charlando. El policía los suelta y les entrega sus identificaciones a un oficial. Éste se toma un buen tiempo anotando sus datos en su ordenador. Mientras los paran frente una pared, uno al lado del otro. Les obligan a sacarse las mochilas, abrigos y zapatillas. Les separan las piernas y brazos y los revisan palmando su cuerpo. Rubius tenía el ceño y labios fruncidos, disgustado y avergonzado. Voltea para verlo a Mangel, quien estaba peor que Rubius. Lo veía levemente temblar y con su mandíbula apretada, marcando los músculos de su rostro.

-Así que os divirtáis pintando paredes de propiedad privada, no? 'Rubelangel Rules'? Qué es eso? Un grupo musical de ahora?.- Los policías ríen.

-Tú, Miguel Ángel Rogel. Qué comienzo de adultez es esta? Has cumplido los dieciocho hace poco y ya estas aquí. Qué vida te espera...- Mangel apretaba con fuerza su mandíbula en impotencia.- Y tú. Rubén Teigen Doblas Gundersen, vaya nombre.- susurra.- Siga al Oficial Gutierrez.

Rubius abre su boca y pone una expresión de desesperación. Se miran con Mangel.

-A dónde lo lleváis?.

-A la celda. Tranquilo, tú también irás. Pero por más tiempo muchacho. Dame tu mano.- El oficial se la agarra.- Apoya los dedos aquí, de esta manera.- El oficial mueve su pulgar de un lado a otro, dejando gravada su huella digital en su primer expediente policial. Luego se lo llevan por donde se llevaron a Rubius.

Llega a un pasillo con varias celdas, lo giran y allí nota a Rubius, sentado en un banco de metal abrazando sus rodillas. En la celda que estaba él había tres chicos más. Rubius alza su cabeza y se miran afligidos los dos. El oficial abre la celda que estaba al lado de la del rubio y lo empuja dentro, para luego cerrarla.

Cuando los oficiales se van, Mangel observa el lugar sucio y con algunas luces de luz que parpadeaban en deterioro. En su celda había 10 hombres de distintas edades. Se acerca a donde estaba Rubius. Ambos agradecían que no hubiese una pared entre ellos, sólo fierros. Rubius se para y también se acerca.

-Lo siento Rubiuh.

Rubius hace su mayor esfuerzo por sonreír, pero sólo se le dibuja una mueca.

-Lo hicimos los dos, vale?

Mangel asiente con la cabeza, aunque no había palabras que arreglaran su estado actual.

Luego de un rato en silencio, pero al menos cerca, llega un oficial con la madre de Rubius y el padrino.

-Aguarden ahí por favor.- El oficial se acerca a la celda de Rubius y la abre.

Rubius lo mira con tristeza a Mangel, no queriendo ser separado de él. El oficial lo llama y sale.

-Vaya competencia de videojuegos, eh!.- La madre se acerca a él y visualiza a Mangel observándola.

-Mangel, se que no llamaran a tus padres por que eres mayor. Pero déjame decirte que iré a tu casa y hablaré con ellos sobre esto.

- Mor. Hva gjør du? La ham være i fred. (Madre, que haces? Déjalo en paz)

-Du trenger ikke fortelle meg hva jeg skal gjøre. Fordi klart, trenger du ikke vet at du ikke bør gjøre. (Tú no me digas que hacer, porque claramente tú no sabes que no debes hacer)- La madre lo fulmina con la mirada y se dirige a la salida, los hombres la siguen detrás y Rubius se despide con una última mirada a su morocho.

El camino en auto a la casa fue de total silencio. Rubius se frotaba los dedos, una manía que se le había contagiado de Mangel cuando éste estaba inquieto.

Entra a su casa con la cabeza baja, a pasa lento, sabiendo que aquí comenzaría el sermón.

-Qué significa Rubelangel?.- El padrino corre una silla para que ella se siente. Rubius se queda parado frente sus padres.

A él no le gustaba ocultarle cosas a su madre, pues ella era muy buena y comprensiva. Quería liberar ese secreto que pesaba dentro suyo, con respecto su sexualidad, pero tal vez este no era el mejor momento. Trata de pensar una buena respuesta, pero su corazón latía rápido.

-Rubén y Miguel Ángel.- Eran las palabras que salían de su corazón. Los padres lo miran confundidos, ninguno de los dos sabía qué decir.

El silencio era demasiado juzgador.

-Estamos juntos.

-Qué?

-Nos gustamos, estamos juntos.- Rubius fruncía sus labios, tratando de sonar serio y seguro.

-No sabes lo que dices. Lo que pasa es que estas confundido. Mangel es una mala influencia, Rubén.

-No lo es. No estoy confundido. Me gusta. No es que me gusten todos los tíos, pero con él es diferente.

Su madre estaba roja. Rubius la notaba confundida, temerosa y enojada. Ella permanecía en silencio, a Rubius no le gustaba hacerla sentir así. Menos estando embarazada de su primer hermano o hermana.

-Por qué habéis escrito en una casa ajena? Sabíais que eso es ilegal. Yo te conozco, tú no harías eso por tu cuenta.

-Él no me forzó a nada. Fuimos los dos.

-Y de quién fue la idea?

-De los dos te estoy contando.

Su madre suspira en agobio.

-Ya, no me lo creo.- Su madre se levanta de la silla y se pone nuevamente un abrigo.- No quiero que veas a Mangel, te hará daño. No irás a la sala de videojuegos. Ni usarás el celular por unos días.- La madre le extiende la mano.

Rubius se la queda mirando incrédulo. Detestando la acusación, pero pensando en la verdad de sus palabras. Mangel le hacía daño, con él sentía amor y dolor, pero todo valía la pena.

Rubius se lo da y sus padres caminan hacia la salida. Su madre le obliga a decirle la dirección de la casa de Mangel y se van.

Rubius se queda allí parado un momento. Le costaba pensar, sólo podía sentir frío. Va a su cuarto y saca un cigarrillo y encendedor de su escondite. Cierra la puerta y abre la ventana. Se sienta en el suelo y fuma su cigarrillo, tratando de digerir todo lo que estaba sucediendo.

Casa de Vegetta

Unos fuertes golpes en la puerta principal despiertan a Vegetta y a Willy. Se miran extrañados, pues era muy temprano por la mañana. Vegetta se pone una camisa y se calza con pantuflas, para atender la llamada.

Mira por el visor y abre la puerta. Se quedan mirando un momento con Mangel, quien tenía la cara con sangre cubriendo heridas. Mangel pasa y Vegetta cierra la puerta sin despegar su mirada de su rostro.

-Mangel... Que te ha pasado? Otra vez?

-La última. No volveré nunca más.

-Siéntate. Traeré el botiquín del baño.

Vegetta vuelve con el kit y se sienta en su mesita ratona, frente a Mangel que se sentaba en el sillón.

-No quieres que avisemos a la policía?.- Vegetta le pregunta suavemente, mientras limpia sus heridas. Tenía una ceja y el labio inferior cortados.

-Acabo de salir de allí.- ríe sarcástico.- He metido a Rubius sin querer conmigo. Lo he metido en un gordo problema.

-Cómo...?

-Esos malditos sigilosos salieron de la nada. Nos descubrieron pintando y nos metieron adentro. Los padres de Rubius lo fueron a buscar, pues él es menor. En cambio yo, tuve que hacer unas horas adentro. Los padres de Rubius hablaron con los míos, les contaron sobre lo nuestro...

Vegetta lo escuchaba con atención, mientras curaba sus heridas. Cuando deja de hablar, nota su mandíbula temblar. Su mirada estaba clavada en un punto imaginario y sus ojos brillaban. Mangel cierra sus ojos y hace una mueca, comenzando a llorar. Baja apenas su rostro, para no ser visto por su amigo. Vegetta sostiene su cabeza con sus manos a cada lado y apoya sus labios sobre la coronilla de Mangel. Éste apenas emitía ruidos, pero Vegetta sentía claramente los espasmos de su cuerpo. Lo sostiene entre sus manos hasta que nota que se calma y se aleja de su agarre.

-Acuéstate, te traeré una manta.

Cuando entra a su cuarto nota a Willy sentado sobre la cama con cara de preocupación. Había oído todo. Busca la manta y le da un pequeño beso sobre sus labios.

Vuelve al living y tapa a su amigo, quien seguía serio mirando un punto fijo en el techo.

-Trata de descansar. Mañana hablaremos mejor.- Vegetta lo mira un momento y tira de su cabello, como una sutil caricia.

Esa noche había sido larga para todos, y aun así no habían podido descansar más que unas pocas horas.

Pasado el mediodía, Rubius se despierta cansado, pero no podía volver a concebir el sueño. Su madre no lo había despertado para almorzar, y lo agradecía. No tenía ganas de ver a nadie. Se pasa un largo rato en la cama, de costado, pensando. Repasando todo el día anterior a cámara lenta. Repasando cada detalle, cada acción, cada reacción. Trata de entender sus significados, pero lo único que entiende es que ama con todo su corazón a Mangel y eso dolía, la vida le dolía. La única esperanza era convencerse que todo estaría bien en algún momento, que todo esto pasaría. Debía ponerse los pantalones y ser él mismo, sin importar los demás. Debía confiar sólo en el mismo y en nadie más en esta vida, que recién comenzaba a entender las crueles reglas.

Se levanta de la cama y pone un CD de los Ramones que Mangel siempre escuchaba. Se queda escuchando todo el disco tirado en su cama. El punk y sus lyricas aliviaban su dolor y sus dudas. La vida le daba la espalda y el le iba a tocar el culo. La iba a mandar a tomar por culo y él iba hacer lo que quiera hacer. Siempre fue el chico bueno, el estudio, el buen ejemplo. Pero ya estaba harto. La ley apestaba, la sociedad apestaba, el amor y la amistad apestaba. Quería volver a fumar un cigarrillo, pero en su cuarto y con su madre abajo no podía. Se viste y baja a la cocina. Se encuentra sólo el padrino en su ordenador, su madre parecía estar ausente.

El padrino sigue sus movimientos con su mirada. Rubius abre la puerta del patio y al salir, se prende su cigarrillo. Sabía que el padrino no le diría nada.

Vegetta y Willy despiertan a las 2 horas de la llegada de Mangel. Se quedan charlando un rato largo en la cama antes de levantarse, ambos preocupados por sus amigos. Vegetta le pide que no le hable a Rubius sobre el estado fisico de Mangel, que era un problema que debían arreglar solos. Pronto se despide para volver a su casa, mirando con pena a Mangel con la cara destrozada durmiendo en el sofá.

Willy intenta llamar a Rubius, pero le daba como apagado. Cuando llega a su casa almuerza con sus padres y luego lo busca por el chat.

-Tío, estas bien? Te he estado llamando. Mangel ha dicho que habéis idos presos, qué ha pasado?

-Hola Willy. Has visto a Mangel? Si, nos han pillado grafiteando. Yo estube solo un rato, Mangel se ha tenido que quedar hasta no se cuando. No sabía que ya había salido. Y no me puedo comunicar con él. Mi madre me sacado el celular y me prohibió verlo.

-Hostia tío

-Lo sé. Todo es una mierda.

Vegetta se baña y lo despierta a Mangel para que se vaya a dormir a su cama.

-Huelen a sexo tus sábanas.

Vegetta sonríe por la broma, a pesar de ser un día de mierda para todos.

-Mangel, dime que harás.- Vegetta le pregunta mientras se viste.

-Pues... necesitaré dormir aquí hasta que rinda la última materia. Ese mismo día me iré a Madrid. Si no quieres, puedo irme a lo de Isma.

-No te preocupes, eres bienvenido en casa. Te dejo algo de dinero aquí, por si necesitas.

-Gracias, te lo devolveré cuando vuelva a mi casa. No se cuándo, pero tendré que ir a preparar un bolso y buscar mis ahorros.

-Vale. Ahora me iré a trabajar. Puedes ir si no quieres estar solo.

-Me quedaré aquí. Ahogaré mis penas en alcohol.- Vegetta lo mira desafiante.

-Por favor Mangel, cuídate. No hagas ninguna gilipollez.

-Puff, pero si ya la he súper liado tío.

-Justamente, no la líes más.

-Ya..

Vegetta se queda parado en la puerta de su habitación, pensativo.

-Mangel, sé que no te gusta que te digan qué hacer. Pero es mi deber como amigo aconsejarte. Dile la verdad a Rubius. Por más que les duela... él debe saberlo.


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