POV DAKOTA
Como era de esperarse, el caos fue parte de toda nuestra mañana siguiente. Las personas que se encargarían de enviar nuestras cosas a Nueva York llegaron un par de minutos atrasados, así que junto a Jamie tuvieron que hacer todo más rápido de lo normal.
Cuando terminaron, luego de pedirnos disculpas por millonésima vez y prometernos que harían llegar todo sano y salvo a su destino, por fin se fueron dejándonos alrededor de una hora para salir rumbo al aeropuerto.
Así que después de arreglar a Dul y arreglarnos nosotros casi a la velocidad de Flash, emprendimos camino hasta allá. Por suerte, el tráfico estaba de nuestra parte. Algo es algo.
Zepp iba en su cajita de viaje como si nada estuviera pasando, a veces me pregunto si ese perro puede llegar a ser más pasivo de lo que es, y me sorprende descubrir que sí. Puede.
Una vez en el aeropuerto, dejamos nuestras maletas en el lugar asignado, y luego de firmarles un par de autógrafos a las señoritas que nos recibieron todo, caminamos tranquilamente hasta las puertas de embarque.
Lo bonito de Vancouver (y de los canadienses en si) es que no son de crear revuelo al ver a un par de actores en el aeropuerto. No es que no se acerquen a pedir fotos, solo que no lo hacen con toda la locura y efusión con la que posiblemente lo harían si estuviéramos en Estados Unidos.
Después de pasar por el detector de metales sin novedad alguna, avanzamos hasta sentarnos en unos asientos para aguardar el llamado a nuestro vuelo. Estuvimos unos segundos en silencio hasta que a Dul se le ocurrió pedir algo para comer y beber.
-Yo voy.- dice Jamie dándonos un beso a ambas en la frente.
-¡Hey, gran James!.- le digo antes de que se aleje.- ¿Me traes una coca cola, porfis?
Acompaño mi petición de un tierno morrito y Jamie asiente con la cabeza mientras sonríe. Okey, hora de comenzar mi plan.
-Dul...
-¿Si, mami?
-Terremotito ¿me harías un favor?-pregunto y ella asiente moviendo sus ricitos.- Durante el vuelo a casa del abu Jim ¿podrías no decirle a papá que tú ya lo conoces?
Dul me mira sin entender por qué le pido esto, así que decido explicarle lo mejor que puedo.
-Es que, verás princesa...papi no sabe que tú conoces al abu Jim.-explico lentamente.- Jamie cree que nadie de su familia sabe que tú existes, por eso debes dejar que mami le diga a papi para que no se moleste.
Dul se queda unos segundos en silencio como meditando lo que le estoy pidiendo. Sé que está mal, pero si Jamie se entera por alguien que no soy yo que todos sabían de la existencia Dul menos él, puede que se desate la tercera guerra mundial.
Y me gustaría evitar eso hasta al menos, haber llegado a Irlanda.
-Está bien, mami.-responde por fin Dul mirándome con sus grandes ojitos azules mientras abraza al Señor Osito.- Pero mami, el abu Don dice que mentir está mal. No te olvides de eso.
Y antes de que pueda replicar algo, Jamie vuelve hasta donde estamos sentadas y nos entrega lo que pedimos. Dul tiene ese don de siempre dejarme sin palabras.
Justo en ese momento hacen el llamado para abordar nuestro vuelo, así que caminamos hasta la puerta que se nos indica por el alto parlante.
Una vez dentro del avión vamos hasta nuestros asientos (que por comodidad decidimos que fueran en clase privada, el viaje es muy largo y ahora podemos permitirnos este lujito) y luego de acomodarnos en donde indica nuestro pasaje, nos sentamos y abrochamos nuestros cinturones.
Luego de unos minutos, nos encontramos flotando por sobre Vancouver, así que los tres en un acto de despedida a esta bella ciudad, nos acercamos hasta la ventana y hacemos señas como pensando que alguien nos verá desde abajo.
Después de eso, se nos acercó una azafata para preguntar si necesitábamos algo.
-Quiero pintar, papi.- dice Dul en voz baja para que solo Jamie escuche. Siempre le ha dado vergüenza la gente de los aviones, ni idea por qué.
-Um...si tuviera un par de lápices de colores y algún libro para colorear, se lo agradeceríamos mucho.- le dice Jamie a la azafata.
-Claro, veré si podemos ayudarlo.- responde ella con una sonrisa profesional. Automáticamente me agrada.- ¿Alguna otra cosa?.- pregunta mirándonos a ambos.
-Agua mineral, si tuviera, por favor.- le respondo con una sonrisa.
-Enseguida.- dice retirándose a buscar todo.
Giro mi cara hacia Jamie que me mira entre divertido y asombrado.
-¿Qué?.- le pregunto extrañada.
-Le sonreíste.- dice asombrado.- Le sonreíste incluso después de que ella me hablara directamente.
Pongo los ojos en blanco antes de responderle.
-Jamie, eres idiota. No todas las mujeres del mundo quieren coquetear contigo, es hora de que acabes con ese ego tuyo.- le digo riéndome.
-Hey, no es de egocéntrico.- responde defendiéndose.- Es solo que siempre le gruñes a toda mujer que decida hablarme.
-Eso, mi querido amigo, es porque las demás son todas unas zorras que quieren tirarse encima de ti.- digo lentamente.- pero ella no, ella es profesional. Me agrada.
-Interesante...-responde Jamie.
-Mami, dijiste una mala palabra.- dice la vocecita de Dul enojada.
-¡Oh...cierto! ¡Bien hecho Dul!.- Jamie levanta la mano y Dul le da los cinco.
Oh no, lo había olvidado.
Hace una semana, decidimos que el que dijera una mala palabra debería pagar una apuesta. Mierda.
-Pero...¡pero si hablaba de las zorras que son mamis de los zorros! ¡De los animalitos! ¡Lo juro!
-No, mami. El daño ya está hecho...
Jamie estalla en carcajadas por la frase de Dul. Seguro la escuchó mientras veíamos una peli.
-Bien Dul ¿qué penitencia tendrá que pagar mamá?
Dul pone su cara de pensar (sí, aunque no lo crean tiene una cara de pensar) y se golpea su pequeña barbilla con el dedo.
-Quiero que mami...¡baile encima de ese sillón de ahí!.- responde apuntando hacia el sillón que se encuentra al frente de nosotros.
Okey, puedo hacer eso. Total, en la cabina solo estamos nosotros tres.
-Está bien, pero necesito música.- les respondo parándome de mi lugar y subiéndome encima del bendito sillón.
Dul y Jamie toman mi celular que estaba encima de la pequeña mesita del avión y entre los dos escogen una canción. Escucho como comienza a sonar "Worth it" de Fifth Harmony y mi cuerpo comienza a moverse automáticamente mientras canto la letra de la canción.
Obviamente, hago un baile gracioso, haciendo que tanto Dul como Jamie se partan de la risa. Y a los minutos me veo disfrutando de estar pagando mi apuesta, o bueno, era así hasta que me doy cuenta que la azafata había vuelto con nuestras cosas y me miraba con una sonrisa en la cara.
Me bajo del sillón justo en el momento en que la canción termina y con las mejillas rojas de vergüenza me acerco hasta donde está ella esperando para darme la botella de agua.
-Gracias.- digo en un murmuro bajito.
-De nada, señorita Johnson.- me responde con una sonrisa para luego dejar la cabina y volver a donde solo Dios sabe que van las azafatas cuando no deben hacer nada más.
Me siento mientras abro la botella de agua y doy un largo trago. Dul y Jamie siguen partiéndose de la risa.
-¡Debiste ver tu cara!.- me dice Jamie.
-Ya, basta los dos.- respondo lanzándoles una mirada seria.- Si no los amara, juro por Dios que los habría tirado de aquí hacia abajo. ¡Qué vergüenza!
Poco a poco ambos dejan de reír y Dul se acerca hasta sentarse en mis piernas.
-Eres la mejor bailarina, mami.- me da esa sonrisita que sabe que logra hacer pasar mi enojo y me mira.
-¿Tú crees?.- le pregunto jugando con sus mejillas y con una sonrisa en mis labios.
-Sí.- responde muy segura.- ¿Cierto papi?
Jamie asiente con la cabeza y nos da una sonrisa.
-Está bien...les creo. ¡Pero el enojo no se me ha pasado, eh!
-Dul ¿crees que un abrazo haga que mamá se ponga de mejor humor y su enojo quede olvidado?.- pregunta Jamie acercándose lentamente.
-¡¡Sí, papi!! ¡¡Un abrazo y muchos besitos!!.- responde nuestra pequeña enérgicamente.
Así que ambos se lanzan encima de mí y en menos de un segundo los tengo asfixiándome de amor. Literal.
No cambiaría por nada del mundo este momento y a este par.
Después de eso, nos dedicamos a matar el tiempo hasta que queda poco para llegar a Irlanda.
Dul cae agotada cuando aún faltan alrededor de dos horas de viaje, así que con Jamie decidimos ver una película. Terminamos viendo una comedia, así que entre risas el tiempo se nos pasó volando.
Solo fuimos conscientes de cuánto llevábamos en nuestra burbuja cuando nos avisan que debemos abrochar nuestros cinturones. Despertamos a Dul que se estira para luego sentarse y abrocharse como debe, y descendemos.
En el preciso momento en que tocamos loza en Irlanda es que recuerdo algo: mierda, no le dije a Jamie que Jim sabía de la existencia de Dul.
Mierda. Mierda. Mierda.
Bajamos del avión y en mi garganta se forma un nudo gigante. Jamie se va a molestar mucho. Soy mujer muerta.
Vamos a la zona donde salen nuestras maletas y cuando ya tenemos todas (incluido Zepp), salimos hasta el lugar en que se supone que nos esperaría Jim.
En mi interior ruego a que se le haya presentado algo y no pueda venir a buscarnos, así me daría tiempo para contarle a Jamie todo en el viaje a casa.
Pero como el destino nunca está de mi lado, luego de que damos un par de pasos y escucho el chillido de felicidad de Dul, sé que nada de lo anterior podrá ser posible y que Jamie tiene que estar odiándome en este mismo instante.
-¡Abuuuuu Jiiiiiiim!
Dul se suelta del agarre de Jamie y corre hasta donde Jim la espera agachado para darle un abrazo.
Cuando ambos por fin se encuentran, Jim la levanta y la hace girar en sus brazos.
Me giro lentamente para mirar a Jamie y me lo encuentro impactado mientras mira la escena.
-¿Papá conoce a Dulcie?- pregunta luego de unos segundos en voz muy baja.
-Eh...¿sorpresa?.- es lo único que atino a decirle.
Mierda.
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Feliz Martes!!! Enjoy :D
Pd: las fotos de hoy :')
Pd2: ignoremos a Amelia, gracias ahr