EL AMOR DE SAKURA

By Just_Mail_J

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(EN EDICIÓN) Anime: Sakura Card Captor. Género: Romance Acontecimientos y sentimientos encontrados ante la... More

El diario de Sakura
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capitulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10

Capítulo 6

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By Just_Mail_J

Narrado por Tomoyo

Ayer fue un día demasiado cambiante. Jamás había tenido una discusión con Sakura, ni siquiera sé si podría considerarse un escándalo. Entre nosotras no solían manifestarse este tipo de estallidos tan desagradables. Podría decirse que la comprendo bien, las cuestiones del corazón son demasiado complejas y triviales, pero ciertamente me siento agobiada por todo. Me parece muy extraño estarle cuestionando por cualquier minucia, sin embargo no puedo evitarlo. Es una persona muy valiosa para mí, y a veces entro en una polémica interna conmigo misma. Quizá debería dejarla un tiempo a solas, que medite por su propia cuenta.

Los días se vuelven intranquilos y misteriosos. Múltiples sucesos que solo tienen como fin único atormentar a mi querida amiga. No imagino el suplicio que debe estar viviendo, teniendo que lidiar con una vida mágica y la monótona. Ayer en la noche vi cómo se despertó en medio de la inmensa oscuridad, y en la penumbra del candil vi un rostro demasiado inquieto. Afortunadamente descubrí que mantiene escondido y bajo llave un diario. Un libro que de poder leerlo, comprendería en su totalidad los pensamientos que permanecen en su cabeza y quizá enterarme de aquello que martiriza su corazón. Me pregunto si estara bien hacerlo o pensar en ello.

Muy pronto cumpliré dieciséis años, dentro de dos días para ser precisos. Y creo que con la investigación poco lo recordará Sakura. Es más, supongo que ya lo olvidó en estos momentos.

Al despertar no visualicé su presencia en la alcoba. Es día sábado y exactamente son las nueve con cuarenta y cinco minutos. Kerberos estaba recostado sobre una almohada, y al lado de él, un pequeño oso marrón. Hoy no madrugué como en otros días, y se debe a que durante casi todo el alba me quedé observando como Sakura estaba absorta en la escritura.

Me recosté en una esquina de la cama, cerca de la orilla para reunir fuerza y poder levantarme. Tenía el cuerpo completamente adolorido. Quizá porque era la primera vez que compartía lecho con otra persona, tuve que mantenerme en un espacio muy reducido para descansar. Al dar mi primer paso y erguirme, una punzada se situó en los costados de mi cabeza. Me sentí mareada por unos segundos y mi vista paulatinamente fue tornándose oscura, imposibilitando mi visibilidad hacia lo lejos. Perdí el equilibrio y caí de rodillas al suelo.

En la oscuridad de mi ojos cerrados trataba de contener mi quejido de dolor. Y de pronto, una imagen se reveló. Era una chica vestida con ropajes opacos y un rostro muy apagado. Por un momento mi corazón se sobresaltó. Traía entre manos el báculo de mi querida amiga. ¿Qué significa?

Al abrirlos sentí mucho miedo. Esa alucinación no daba pinta de ser benévolo. ¿Algo le sucedería a Sakura? Estaba terriblemente nerviosa. En ello sentí una mano posicionarse en mi hombro. Era fría y me transmitió un profundo sentimiento de pesadumbre. Nostalgia. No quería darme vuelta, pues sentía que al hacerlo algo o alguien me asustaría. Cerré los ojos de nuevo y conté hasta diez. Al llegar al último número, esa sensación desapareció.

Mis ojos estaban perdidos, no enfocaban ningún objeto de la habitación. Estaba en un especie de trance.

-Tomoyo ¿Estás bien?-

La voz de Kerberos era cálida. Y su caricia me hizo sentir muy pacífica, tanto que desperté de aquel estado. Era como una vela en medio de una completa lobreguez. Sacudí mi cabeza y con ello todos mis pensamientos.

Dirigí la mirada hacia él y pude ver un gesto de extrañeza y preocupación. Con el mejor ánimo posible le sonreí y me levanté del suelo.

-Kero, puedo notar que has despertado- Dije alegre.

-Si, desde hace cinco minutos- Pausó. -Tomoyo, ¿Estás bien? Te noto algo despavorida-

Lo estoy.

-Para nada, rodé en la cama y caí al suelo. Por ello estoy un poco sobresaltada-

Kerberos frunció el ceño y me rogó que le dijera la verdad. Tenía que retener por el momento mi visión, además posiblemente era mi imaginación suelta.

-Tranquilo, fue porque me caí. Jamás me había sucedido-

-De acuerdo-

Tratando de olvidar lo sucedido y evadiendo las intenciones de Kero, le dispuse bajar para desayunar. Fue una propuesta que no lo pensó mucho y accedió con facilidad. Estaba a punto de tocar el piso del primer nivel cuando escuché la puerta de entrada, abrirse.

-Eriol. Me sorprendiste- Mencionó mi amiga. -¿Qué estás haciendo aquí?-

Me sentí consumida íntimamente al ver a Eriol visitarla. No estoy celosa de Sakura. No envidio su belleza ni inteligencia; pero el hecho de que Hiragizawa sea una persona más interesada en ella, me hace sentir exaltada.

El se veía ansioso y nervioso. Cómo si tuviera un deseo insaciable por realizar algo, devorando cada minúscula partícula de su ser. Ella lo observaba algo confundida. Era muy temprano para recibir visitas.

Siempre me propongo pasar por alto mis impulsos, ver más allá de lo que mis ojos logran captar y tratar de encontrar en mí el autocontrol, más no lo consigo. Es por ello que en diversas situaciones llego a visualizarme demasiado fanática de algo, eufórica.

-Quisiera hablar contigo. ¿Puedo pasar?-

-Desde luego-

Rápidamente subí las escaleras y empujé a Kerberos en la habitación de Sakura, dejándolo encerrado. Angustiada por que no deje de exigir que le abriera, le prometí regalarle una caja de dulces en cuanto se fuera Eriol de la casa. Era la primera vez que lo chantajeaba por algo que me beneficiaría. Me sentí sucia.

Amablemente Sakura le ofreció asiento y algo para merendar durante la velada. Mientras ella yacía en la cocina preparando los aperitivos, Eriol se limitó a observar el interior de la casa y sus alrededores. Yo me encontraba escondida detrás de los barandales. Transcurridos unos pocos minutos, ella llevaba en sus manos una bandeja con galletas y dos tazas de café oscuro. Lo puso en la mesa de la estancia y se acomodó en un mueble para sentarse, quedando frente a Eriol.

El silencio se apoderó de aquella habitación. Ni Sakura y Eriol encontraban la forma de iniciar una conversación placentera. Mientras, yo me limitaba a observarlos desde arriba. El movía sus manos con intranquilidad, y ella miraba hacia el suelo, apenada.

Algo aburrida, decidí unirme a ellos. Mi pie estaba apunto de tocar el piso cuando mi querida amiga se adelantó.

-¿Sobre que deseabas hablar?- Preguntó Sakura, algo fastidiada del silencio que prevalecía. Eriol mantuvo el misterio y debajo de sus ojos azules pude observar como un tenue color empezó a surgir. Movía sus pulgares y un poco el pie.

Despacio, volví a subir las escaleras, sujetándome a la barandilla con una mano y agachada, tratando de ocultarme lo más que podía. Miré hacia abajo y aunque no los podía escuchar ni ver con demasiada precisión, Eriol parecía estar reuniendo valor para hablar.

-La intención de mi visita es para pedirte un favor- Dijo con toda la educación que fue capaz, pues aunque se encontraba nervioso, trataba de mantener la sólida actitud que siempre manifiesta.

-¿De qué se trata?-

-De seguro sabrás que dentro de muy poco tiempo, una persona muy importante para tí cumplirá años- Sakura lo miró confundida.

Sabía que lo olvidaría.

-¿Podrías ser más claro?-

-Tomoyo cumplirá años el domingo, y me preguntaba si tú podrías ayudarme con su regalo- Cuchicheó.

La mirada que reflejó Sakura después de escuchar la razón, la sorprendió. Con todas las situaciones y pesares que rodeaban su vida, olvidó por completo mi cumpleaños. Una fecha que pensé que le resultaría imposible ignorar. Abatida por su presente fracaso, asintió a la propuesta de Eriol evitando que se le notara las ganas impenetrables de entrar en un estado de absoluta melancolía.

Eriol se levantó de su asiento y se acercó a los oídos de Sakura para platicarle su proposición.

-Dime ¿Por qué deseas hacer todo esto?- Al escucharla, él dirigió su mirada hacia otro punto.

-¿Porqué hacer algo especial para ella?- Dijo en voz baja, un poco intimidado por la pregunta. - Sentirse encantado por algo que consideras parece ser la perfección. ¿No es eso estar enamorado?-

Sakura abrió los ojos desmesuradamente, sus labios formaron un gesto de sorpresa y sus brazos se extendieron para cubrirlos con las manos.

-¿Estás seguro de ello?- Replicó. El sonrió y asintió con la cabeza.

Sentí un retortijón, algo que crecía en mi interior, que cuando ascendiera de las profundidades de mis entrañas y saliera al mundo exterior me haría gritar de la conmoción. No entendía cómo había podido llegar a aquella situación, era mi culpa por haber husmeado donde no debía. La curiosidad mató al gato, y lo más lamentable es que este murió sabiendo. Y el gato era yo.

Estaba tan tranquila durmiendo y de pronto me encontraba atrapada allí, en aquella escalera escuchando susurros que no debía.

-Eriol- Musitó. -Espera un momento- Sakura se dio media vuelta y se marchó sin decir nada más. Caminaba directo para subir a las escaleras. Con el corazón acelerado, corrí hacia la habitación y me envolví con las sábanas de la cama. Kerberos estaba dormido cuando llegué, así que resultó aún más sencilla mi artimaña.

Subió al piso de arriba, y la perilla comenzó a girar. Rápidamente cubrí mi rostro y fingí estar adormilada. No supe en qué momento entró, mis ojos estaban completamente cerrados. Solo veía oscuridad. De un momento a otro, sentí una sutil caricia en mi mejilla. Demasiado afectuosa y cortés. Comenzó a palpar mi cabello y descubrió mi rostro, dejándolo expuesto. Comencé a sentir sus exhalaciones, demasiado cerca. Paulatinamente fui probando el sabor de su respiración, era dulce. Poco a poco, tomando todo el tiempo el mundo para recorrer cada milímetro. De pronto, algo rozó mi piel suavemente con sus labios.

Alguien me había besado.

Después de ello, deje de sentir presión en mi boca. La persona se había levantado de la cama, y a lo lejos, escuché la puerta cerrarse.


En las escaleras un joven de ojos azules descendía, algo satisfecho.

-¿Sucedió algo interesante mientras ibas al baño?- Cuestionó la joven.

El chico solo sonrió.

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