Narrado por Sakura
Estaba muy oscuro, la noche realmente cubrió mi alcoba con un sombrío manto. Pocas estrellas irradiaban luz, y la neblina imposibilitaba verlas. Tomoyo y Kerberos dormían en un sueño profundo. Mi mágico compañero se movía y sonreía. Babeaba un poco también. Quizá soñaba con postres y dulces, con un maravilloso mundo de golosinas.
No podía dormir. Son exactamente las cuatro de la madrugada y mis ojos se abrieron automáticamente. Tenía muchas dudas y preocupaciones ¿Qué había sucedido la noche anterior? La carta que se interpuso enfrente mío ¿Tendrá algún significado? ¿Por qué tenía una grieta?
Intenté levantarme pero una persona me tenía enganchada. Tomoyo sujetaba mi mano mientras descansaba. Ágil y cuidadosamente la aparté, tratando de no despertarla. Me tomó un poco de tiempo pero lo logré al cabo de unos cuantos minutos. Miré hacia el suelo para levantarme, observando en lo anochecido mis pies. Me levanté y dirigí a mi escritorio.
Después tomé unos cerillos y encendí la luz de mi candil. Irradiaba un tenue brillo, lo suficiente para permitirme ver sin despertar a mis amigos. Abrí uno de los gabinetes y de su interior saqué mi diario. Quizá entre sus hojas escritas pueda tener una idea del porqué de lo sucedido, pero no fue así. Tan sólo eran mis recuerdos plasmados en hojas de cuaderno.
Continué avanzando las hojas escritas, una tras otra hasta permitirme encontrar una sin marca. Cogí una pluma y comencé a escribir.
Querido diario:
Son exactamente las cuatro y media de la madrugada. No he anotado nada durante estas últimas semanas, pues quise darme tiempo de reflexionar sobre el significado de mis propios pensamientos.
Me causa una sensación extraña volver a plasmar palabras en tí, después de todo hace ya varios días que no lo hacía. Creo que he perdido la práctica. Supongo que más adelante ni yo sabré comprender lo que me sucede ahora. Una niña de quince años tratando de sobrellevar un sinfín de dudas. En esta madrugada más que en cualquier otra, deseo escribir y poder liberar algún peso que mantenga mi corazón. "La escritura es la pintura de la voz", pensaba a menudo hasta que por fin decidí hacerlo. Y ahora llego al punto sin retorno.
Desafortunadamente me encuentro debatiendo mucho en mi cabeza. Hay un poco de frío y no encuentro algún suéter con el cual arroparme. Mi hermano aún no regresa y estoy segura de ello. Recién ahora empiezo a comprender lo maravilloso que es tener compañía. Si Tomoyo no me hubiera ofrecido la suya, en estos momentos tan sólo me rodearía el calor de mi candil.
Pasé la tarde cubierta de una nube dramática. Durante todo ese tiempo estuve enfrentándome a un sinfín de emociones, experimentando en carne propia la bipolaridad. Unos segundos estaba confundida, volvía a sentirme feliz y después algo me causaba tristeza. ¿Estaré enferma acaso?
Hoy, cuando despierten todos empezaremos a indagar sobre las extraños sucesos que han acontecido. Estoy algo aturdida, pero espero poder meditar y encontrar la respuesta a mi incertidumbre. El otro día mientras paseaba por la calle volví a sentir lo mismo, y así los días siguientes. No obstante, no todo ha sido malas noticias.
El miércoles en la mañana salí con Touya al parque de diversiones acompañados de Tomoyo y Yukito. Eran las tres de la tarde y llamaron por teléfono. Yo no lo oí porque me encontraba haciendo mis deberes escolares. De pronto, Touya apareció en la puerta de mi habitación visiblemente contento.
-Yukito nos invitó al parque- Cuchicheó. - Así que vístete, saldremos en cinco minutos-
Yo estaba emocionada y sin dudarlo hablé a Tomoyo para que nos acompañara. Ese mismo día su madre viajaría por trabajo y estaría sola. Así que mejor decidí llevarla de paseo. Gozamos mucho, comimos algodón de azúcar y subimos a numerosas atracciones. Yukito fue muy amable en todo momento, y mi hermano no dejaba de molestarme. Me gustaría mucho tener varios recuerdos así. Fue la primera vez que acudí a ese lugar sin la presencia de los "Li".
En un principio creía tener sentimientos encontrados por Yukito, pensé que la mejor manera de saber mis sentimientos era declarándome y eso hice. Sin embargo, me rechazó. Según sus palabras, él no era la persona que más amaba en este mundo. Comparó los sentimientos que tenía con los de mi padre, dándome a entender que tan sólo era un cariño familiar. "El gran amor que siento por mi padre, es el cariño que le tenía y ambos son semejantes", agregando que era solamente una niña. A decir verdad, el se sintió alagado que lo tomara en cuenta como un miembro más. Inclusive me confesó que la persona más importante para él en este mundo era mi hermano y que a pesar de que quizá el no lo considerará de esa forma, le seguiría otorgando ese mismo sentimiento. Fue entonces cuando dejé a un lado mi obsesión por él. Eso me causó una inmensa alegría, pero a la vez tristeza. Después de todo, creí que estaba enamorada. Entonces significa que no sé lo que es el amor.
Al parecer alguien abrió la puerta de la casa. Creo que ya volvió mi hermano.
Te escribiré en otro momento. Tuya,
Sakura
Al terminar de escribir, cerré mi cuaderno y lo guardé. Después volví a la cama para tratar de dormir un poco más. Eran las cinco con treinta minutos, pronto amanecería. Tomoyo mantenía la misma posición de antes. Me recosté y acurruqué cubriéndome de los brazos gélidos de la madrugada.
Cerré los ojos.
El sol salió y los rayos de luz traspasaban las espesas cortinas de la alcoba. Dos jóvenes durmiendo en la misma cama. Uno albino y el otro moreno.
El hermano mayor de Sakura fue el primero en despertar. Tenía puesto un ropaje para dormir. Miró a su contrario quien aún mantenía los ojos cerrados y por alguna razón rodeaba con los brazos su cintura. Apartó las manos del joven y sin esperar más tiempo, se levantó de la cama dispuesto a preparar el desayuno.
-¿Dónde estoy?-
-En mi casa. ¿No lo recuerdas?- Touya se acercó a su contrario. -Después de estudiar fuimos a una fiesta. Como bebiste demasiado, te traje a mi casa-
-Pero si yo no consumo alcohol- Murmuró.
-Bueno, pues ayer rompiste con ese récord- El moreno lo arropó y dejó que continuara durmiendo para después salir de la habitación.
A lo lejos se podía percibir un aroma a hot cakes. Colocó la tetera en la estufa y encendió la radio. Al volver se percató del fracaso que había obtenido su hermanita con la cena.
-Ese monstruo, está claro que no puedo dejarla sola- Buscó entre los gabinetes una bolsa y arrojó la comida en el contenedor.
Se escucharon unos pasos aproximarse, y en compañía de ese sonido, un caluroso saludo mañanero.
-Buenos días hermano-
-Hola- Respondió a secas.
La pequeña saludó a su madre y continuamente se acomodó en una silla del comedor. Eran las siete en punto.
-Aquí tienes-
-Oh, veo que preparaste un delicioso desayuno-
-Obviamente, no cómo el intento de cena que tuve que desechar-
-Fue un accidente. Estaba distraída- Sakura hizo un puchero dejando a la vista sus vendajes.
-¿Qué te sucedió en la mano?- Touya se acercó y sujetó sutilmente el brazo de su hermana menor. Se puso en cuclillas, lo observó y paulatinamente fue quitando la venda.
-No es nada grave, Tomoyo me ayudó-
-Así que ella está aquí- Respondió mientras seguía retirando la venda.
-Sí, se quedó a dormir- El moreno despojó por completo el vendaje y pudo contemplar la herida que causó la quemadura. Suspiró.
-Veo que no puedo dejarte un día sola sin que algo suceda, enana- A manera de fastidio le depositó un leve golpe en la cabeza.
-¡Que malo eres!- Exclamó enojada.
-Por cierto Yukito también está en la casa- Sakura sonrió alegre. Él se percató de su cambio de ánimo. -No te alegres demasiado, iremos a su casa para hacer un proyecto escolar- Dijo levantándose del suelo.
-Entonces ¿Te irás?-
-Si. Dejaré listo el almuerzo y la cena, solo tendrás que calentarlo-
-De acuerdo-
La menor de los Kinomoto comenzó a comer seguida de su hermano. Ambos permanecían en un absoluto silencio.
-Entonces- Pausó. -¿Cómo les fue en el estudio?-
-Bien-
De repente en el comedor se percibió la presencia de otro ser, quien con su actitud tan positiva, rompió el profundo silencio que mantenían el par de hermanos.
-Buenos días a todos- Comentó alegre. Sakura volteó para saludar a Yukito, pero se detuvo al contemplar algo familiar en él.
-¿Es la camiseta de mi hermano?-
El joven albino miró la prenda y sonriente asintió. Rascándose levemente la cabeza.
-La tomé de tu armario. Espero que no te moleste Touya-
-Para nada- El moreno continuaba desayunando.
-Vaya, veo que ya están comiendo-
-Sí. ¿Quieres que te sirva?- Cuestionó el moreno.
-No gracias. Lo haré yo mismo-
Después de comer, tanto Touya como Yukito se retiraron de la mesa y subieron a su alcoba. El reloj marcaba las nueve treinta. Sakura se mantuvo en la cocina lavando los trastes sucios que resultaron. Al cabo de unos minutos, el dúo de jóvenes volvieron a bajar las escaleras y se despidieron de la pequeña.
Touya vestía un pantalón blanco con camisa negra de mangas. Y Yukito traía puesta la ropa de Touya. Una camisa marrón con jeans azules.
-Nos vemos en la noche- Dijo el moreno, despidiéndose de su hermana. Yukito hizo lo mismo y sin perder más tiempo, salieron de la casa amenos.
Sakura se quedó con Tomoyo y Kerberos, que dentro de poco iban a despertar.