POV JAMIE
Llevamos al rededor de una hora en el departamento de Dakota. Es la primera vez que estoy aquí y no dejo de pensar en el hecho de que me resulta muy acogedor. Es como estar en casa.
-Y bueno...así fue como conseguí mi primer papel.- me dice Dakota tomando un trago de vino.
-Siempre supe que tu primer papel sería comedia. Es lo que mejor se te da.- le respondo.
-La verdad, sí. La comedia me encanta, mucho.- dice dándome una de sus sonrisas que me llenan el corazón.
-A mí me encantas tú.
Esas palabras salen de mí sin siquiera pensarlo, haciendo que el aire cambie su atmósfera a una más íntima.
Dakota se sonroja y desplaza su vista entre mis ojos y mi boca. Esa es mi señal para actuar. Si no fuera por todo el vino que ingerimos ni siquiera estaría pensando en hacerlo.
Tomo su cabeza entre mis manos y la atraigo hasta juntar sus labios con los míos. Es simplemente como estar en el cielo.
Dakota me responde con la misma intensidad y poco a poco nos vamos recostando en el sofá hasta quedar yo encima de ella.
Comenzamos a recorrer nuestros cuerpos lentamente, casi temiendo que todo esto fuera un sueño y que pudiéramos despertar en cualquier momento.
Me tiemblan las manos. He soñado con éste momento desde hace tanto que tengo los nervios a flor de piel.
Una vez que la ropa que estorbaba está fuera y de que solo nos queda su ropa interior y la mía, Dakota corta el beso.
-A la habitación, ahora.- me dice con su voz de mandona tan particular.
Obedezco inmediatamente y la tomo entre mis brazos para guiarnos a la habitación. Estaba enfilando mi camino a la habitación principal, cuando Dakota me dice que esa es la de Mel, así que nos metemos en la de invitados.
La dejo suavemente sobre la cama y me lanzo por sus labios otra vez. Juraría que aquí huele a colonia de niña, no sabía que Dakota aún usaba de esas. Pensé que usaría perfumes de esas marcas raras que le gustan a las mujeres, pero al parecer me equivoqué.
Comienzo a recorrer su cuerpo lentamente y cuando llego a mi zona tan preciada, me deshago de la barrera que me impide tocarla a mi merced y hundo lentamente dos dedos en su interior.
-Jamie...- la voz de Dakota es un suspiro lleno de placer.
Sigo con mi tortura unos minutos más hasta que siento que voy a explotar en cualquier comento. La necesito, ahora.
Tomo el paquetito plateado que llevé y tiré en la mesita de noche e intento ponérmelo. Pero las manos me tiemblan tanto que soy incapaz.
-Deja que yo lo haga.- dice Dakota quitándome el paquetito de las manos.
Lo hace con una lentitud extrema que solo logra casi hacerme llegar a mi límite. Una vez listo eso, separo sus piernas y me instalo en su entrada.
-No puedo creer que estemos a punto de hacerlo.- le digo dejando un beso en sus labios.
-Ni yo, es casi irreal.- responde Dakota sonriéndome y levantando sus caderas para ir en mi encuentro.
-Eh Coqui, con calma. Tenemos tiempo para disfrutar de esto.- entrelazo nuestras manos y poco a poco comienzo a entrar en el cuerpo del amor de mi vida.
Lo repito: es como estar en el cielo.
Comenzamos a movernos de una manera tan sincronizada que nadie creería que solo hicimos esto una vez en el pasado. Nuestros cuerpos siguen encajando a la perfección y cuando ya estamos apunto solo dejo hablar a mi corazón con todo lo que se guardó durante el tiempo que estuvimos separados.
-Te amo Dakota. Te amo. Te amo.- le digo mirándola fijamente a los ojos y dejando ir un par de lágrimas.- Nunca dejé de hacerlo.
-Yo también te amo, Jamie. Siempre.- dice Dakota secando mis lágrimas con sus dedos y dándome besos por toda la cara.
Nos dejamos ir uno en brazos del otro y nos quedamos abrazados tan fuertemente como esperando fusionarnos hasta ser uno solo.
Luego de lo que parece una eternidad, me alejo del agarre de Dakota y le sonrío mirándola a los ojos.
Es perfecta.
Me devuelve la sonrisa y me da un pico en los labios.
-¿Y ahora qué?.- me pregunta con voz insegura.
Fácil. Ahora no te me escaparás de nuevo.
-Ahora...mi amada Coqui.- digo dejando un pequeño besito en su nariz y haciéndola reír.- No te librarás de mí jamás, y recuperaremos todo el tiempo perdido.
Los ojos de Dakota brillan por algunas lágrimas de felicidad que brotan por ellos. Me acerco a secarlas porque entiendo su emoción.
Luego de tanto tiempo separados, es casi un milagro poder estar ahora así. Cuando deja de llorar, hablo en voz baja.
-Date la vuelta, amor.
-Oh Jamie no, recién estamos comenzando ¡y ya me pides eso!.- dice Dakota con sorpresa en sus ojos.
-¿Por qué siempre tienes que mal pensar todo, eh?.- le respondo poniendo los ojos en blanco y pellizcando su cadera haciéndola saltar por la sorpresa.- ¡Quiero que te des la vuelta para abrazarte y así poder dormir, mujer por Dios!
-Ah...ya, sí sabía. Obvio.- responde Dakota sonrojándose mientras hace lo que le pido.
Suelto una carcajada y me recuesto detrás de ella atrayéndola hacia mis brazos. Dejo un beso detrás de su oreja mientras ella da uno en mi mano.
-Descansa, preciosa.
-Descansa, mi amor.
Y con esas palabras en mi mente y una felicidad enorme por todo lo que podría venirse de aquí en adelante para ambos, me quedo dormido en brazos del amor de mi vida.
Y por primera vez en seis años, no tengo ni una sola pesadilla.
POV DAKOTA
Llevo en pie casi una hora, Jamie sigue durmiendo y yo soy incapaz de borrar esta estúpida sonrisa de mi cara.
Mientras preparaba el desayuno y luego de meditarlo un poco, tomé la decisión de contarle toda la verdad sobre Dul.
Después de la muestra de afecto que tuvimos ayer y de abrir nuestros corazones, me parece lo más sensato. No quiero que hayan más secretos entre nosotros.
Aparte, ahora que Jamie y yo estamos juntos otra vez (o al menos eso creo), es imposible que él siga sin saber de la existencia de nuestra hija.
Nuestra hija, que lindo suena.
Estoy terminando de freír el tocino cuando unos enormes brazos me abrazan desde atrás.
-Buenos días, mi amor.
Esas palabras hacen que mi sonrisa se agrande y que mi corazón lata como loco dentro de mi pecho.
Apago la cocina y me doy vuelta entre sus enormes brazos.
-Buenos días, bello durmiente.
Jamie suelta una carcajada y baja sus labios hasta los míos. En el momento en que se juntan siento esa paz enorme de volver a estar en sus brazos.
Nos separamos y me ayuda a preparar la mesa para desayunar.
-¿Cómo dormiste?.- me dice Jamie mascando una tostada.
-Perfectamente. ¿Y tú?.- respondo mientras tomo un sorbo de mi té.
-Estupendo, dormir contigo es lo mejor del mundo.- sus palabras hacen que me sonrojen.
Seguimos tomando desayuno mientras mi mente y yo buscamos un buen momento para contarle todo.
-Deberíamos darnos un baño, estoy pasado a tu colonia de niñas.- suelta Jamie riéndose.
¿Esto parece un buen momento? Sí, es un buen momento.
-Deberíamos, aunque no creo que te dure mucho el cuerpo sin ese olor.- le digo lentamente.
Jamie pone cara de no estar comprendiendo nada y yo prosigo después de darme unas porras mentales.
-Lo que pasa Jamie, es que...digamos que ese perfume va a ser tu mejor amigo desde ahora en adelante.
Okey Dakota, eres la peor yendo al grano en cosas así.
-Dakota ¿de qué estás hablando? ¿te sientes bien?
Jamie sigue sin entender nada y decido ir al grano de una vez por todas.
-Estoy perfectamente. Solo que no sé como explicarte esto.- digo mordiendo mi labio.
-¿Explicarme qué, Coqui?
Su mirada y la mía se conectan, la de él llena de amor y eso es otra señal para saber que todo va a terminar bien.
-Lo que quiero explicarte cariño, es que...- Bien, es ahora o nunca.- ¿Recuerdas aquella noche en la cabaña?.- Jamie asiente y yo continúo.- Digamos que trajo repercusiones...
-¿Qué clase de repercusiones?.- pregunta Jamie lentamente.
-Repercusiones que tienen que ver con engordar, tener antojos y cambiar pañales...- respondo en tono neutro mientras lo observo.
La cara de Jamie es de impacto absoluto.
-¿Qué?
Tomo un profundo respiro antes de arrojar la bomba.
-Lo que estás escuchando.- Quizás ya no esté tan segura como al principio pero ya no hay marcha atrás.- No utilizamos protección y bueno....- Ahora sí, con todo.- tenemos una hija.
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Dejaré esto por aquí y me retiraré lentamente...¿Qué creen que pasará?