Ese fue un momento sumamente extraño, No sabía que un chico aceptará ser "usado".
Después de ese peculiar encuentro en los vestidores, decidí aceptar esa "farsa", salí de ahí con la cabeza echa un desastre mientras sentía que alguien me observaba a lo lejos.
Revise la hora y eran la 3:27 pm, la próxima clase era hasta las 5:00 pm, parece que aun tengo algo de tiempo. Fui a la cafetería ya que no había comido nada más que la manzana que me dio Alya cuando salimos de los dormitorios rumbo a la primera clase. En la cafetería vi que las chicas casi no tenían nada en sus bandejas de comida más que una ensalada.
¿Que rayos les pasa?
Estoy segura que no podría estar bien si solo como eso en todo el día, lo que yo tomé fue una hamburguesa, un jugo de mango y una gelatina y fui a una mesa vacía al fondo y me dispuse a sentarme para empezar a comer.
Después de un rato llegaron un par de chicas, una era rubia de cabello corto y la otra tenía un peculiar mechón violeta en su flequillo, llegaron hasta donde yo me encontraba, si no mal recuerdo ellas están con mi grupo de bailarinas, pero no se sus nombres.
- Hola nueva amiga, soy Rosse - dijo la chica rubia de cabello corto con mucha alegría - Y ella es Juleka - abrazo a la chica que venía a su lado mientras casi tiraba la bandeja de comida que tenia en las manos.
- Un gusto - dijo la chica del mechón púrpura algo nerviosa mientras me miraba fijamente, lo cual me causó escalofrios.
- Yo soy Marinette - les dije con una sonrisa.
- Parece que el destino nos reunió en esta mesa - dijo Rosse mientras ambas tomaban asiento en el lugar.
- Eso parece - dije mientras notaba que ellas si traían bastante comida en sus bandejas, ellas no debían ser como las demás que se matan de hambre por "ser perfectas".
Estuvimos ahí platicamos de varias cosas, bastante irrelevantes dirá yo, pero muy divertidas.
Cuando llegó el momento de ir al ensayo mis dos nuevas amigas y yo fuimos juntas, Alya debía seguir con Nino, después de todo desaparecido desde la mañana con el, quizá ya estaba en el salón.
Llegué al salón junto con mi nuevo par de amigas y comenzamos a estirar, sentí que alguien pasó por mi espalda y tuve una mala sensación, así que decidí mirar de quien se trataba, era Adrien y tras el venían Alya junto con Nino, Alya camino en mi dirección y Nino tomo la contraria para llegar junto al rubio.
- Hola chicas - dijo Alya con una gran sonrisa.
- Hola - dijeron tanto Juleka y Rosse al unísono, se ve que de verdad son grandes amigas.
- Hola Alya, ¿Que tal tu salida? - pregunte tratando de entablar una conversación.
- Bien, el es muy lindo, digo, fue muy lindo - Alya se sonrojo un poco por el comentario que dijo Accidentalmente.
- Chicas, hora de practicar que el tiempo hace la perfección - dijo la señorita Bisscoth al entrar al salón - Marinette, puedes venir un momento -
Me sorprendió que llamara de la nada, así que fui hacia ella, no se porque, pero mire de reojo a Adrien, tenía una sonrisa que prácticamente decía "Te lo advertí".
- ¿Ocurre algo? - pregunte algo nerviosa.
- Marinette, el señor Agreste desea verte, ve ahora mismo por favor -.
Lo que me dijo hizo que pusiera los ojos en blanco, salí del salón y caminé rumbo al estudio de Gabriel Agreste, espero que no sea nada malo.
Suspire con pesadez al estar frente a la gran puerta blanca, toque la puerta esperando alguna respuesta del otro lado del roble.
- Adelante - dijo una voz desde dentro.
Abrí la puerta y vi al señor Agreste parado frente a la ventana viendo hacia afuera.
- Te esperaba Marinette - dijo con tono frío y autoritario mientras tomaba asiento y me hacía una seña de que yo lo hiciera también.
Tome asiento en una de las sillas frente al escritorio, mi cabeza empezó a divagar pensando miles de cosas, cada una peor que la anterior.
- ¿Necesita hablar conmigo? - pregunte un tanto nerviosa, pensé que tartamudearía pero no lo hice.
- Asi es señorita, quiero que sepas que de ahora en adelante puedes contar conmigo para lo que necesites - me miró fijamente a los ojos mientras seguía hablando - Yo fui quien te envío aquella carta que te dio acceso a este estudio, espero que no me decepciones. Eso es todo, si tienes alguna duda puedes decírmela, si no, sería todo por el momento -.
- Si, hay una cosa que quisiera preguntar - se notaban mis nerviosos al hablar - ¿Porque me mandó aquella carta? -
- Le debo mucho a cierta persona - dicho eso giro la silla hacia la ventana, creo que fue una indirecta muy clara que debía irme.
Salí de su estudio repitiendo aquello que me dijo ... "Le debo mucho a cierta persona", ¿Que habrá querido decir con eso?, Llegue nuevamente al salón del ensayo y entre, pude notar que algunos se sorprendieron al verme regresar, pero los ignore.
El ensayo era bastante agotador pero esta vez logré resistir con menos dificultad que está mañana.
- Necesito salir un momento - dijo la señorita Bisscoth mientras revisaba su reloj - Rosse, cuento contigo para seguir la rutina -.
La Señorita Bisscoth salió del salón y Rosse se posicionó frente a nosotros para seguir con la rutina, Chloe se acercó a mí por detrás aprovechando que nadie estaba tras de mí.
- Este será tu último día, ¿Cierto? - dijo con tono burlón.
- No, lamentó decepcionarte -.
- Ja, no duraras mucho en este lugar - su tono arrogante era molestó.
- Bueno, quizá quien se termine despidiendo de este lugar seas tú -.
- No lo creo linda, seré yo quien se convierta en la nueva LadyBug y se vuelva famosa -.
Me aburrió seguir con aquella platica ya que no llegaría a nada, asi que sólo la ignore y luego se fue de nuevo a su lugar. La señorita Bisscoth regreso y la clase siguió hasta que fue momento de acabar, eran las 9:00 pm, tenía que ir a darme una ducha y a cenar algo.
Salí del salón, sólo que esta vez no había nadie a mi lado, Alya se fue con Nino y Juleka junto con Rosse tomaron una dirección muy diferente a la mía, fui rápido a mi cuarto y tome algo de ropa limpia y mi bata, caminé en dirección a los baños, el agua me relaja y me hace pensar más claramente.
Llegue hasta el lugar y entre a la ducha, me pareció escuchar un pequeño ruido, no pensé que fuera nada importante así que lo ignore hasta terminar de ducharme. Cuando salí de las regaderas mi ropa no estaba, sólo estaba mi bata, una de las chicas quizá quería jugarme una broma.
Me puse mi bata y caminé por los baños en busca de mi bromista para pedirle mi ropa, vi a lo lejos mi camisa colgada en la puerta de algo que parecía un vestidor.
¡Bingo!
La bromista debe estar detrás de la puerta, me acerqué con cautela, pensaba regresare la broma asustándola, pero al poner mi mano en la cerradura la puerta se abrió y una mano me jalo hacia dentro, todo fue tan rápido, cuando logré reaccionar estaba contra la pared, me tenían bien sujeta con los brazos en mi espalda y tenía una mano cubriendo mi boca, quise zafarme pero el agarre era fuerte, no sabía quién era, definitivamente no era una chica quien me tenía sometida.
- Hora de cumplir mis caprichos - me susurraron cerca de mi oreja.
Esa voz ... ¡Adrien!.
Quedé completamente paralizada, las piernas me temblaban, no sabía que hacer. En ese momento sentí que empezó a atar mis muñecas con algo, tal vez una soga, tenía miedo, quería gritar por ayuda pero no podía ya que el tenia su mano sobre mi boca, sentí un fuerte tirón en mis muñecas, lo que significó que ya debía de tenerme bien atada, me coloco lo que sentí como un pañuelo en la boca y lo ato con fuerza, aunque quisiera ya no podía gritar.
Me volteo frente a él y empezó a mirarme de pies a cabeza, era sumamente incómodo, se acercó a mí y beso mi mejilla, por el gran espejo que estaba en la puerta del vestidor logré notar que me sonroje un poco.
¡¿Que rayos pasa conmigo?!
Sentí como lentamente empezaba a abrir mi bata por mi pecho y empezó a besarme el cuello bajando lentamente.
Mi cuerpo decía quédate, pero mi cabeza decía "Has lo que debas, pero sal de aquí".
Le di un rodillazo en la entrepierna haciendo que el rubio se doblara de dolor, logré abrir la puerta de ese pequeño vestidor y corrí hacia la salida del baño, de reojo pude notar que Adrien salía del vestidor y venía hacia mi, aún seguía atada de brazos, por lo que tuve que ponerme de espaldas para poder abrir la puerta, cuando está se abrió corrí lo más rápido que pude lejos del lugar y Adrien venía detrás de mí, en ese momento rogaba porque alguien pudiera ayudarme, las lágrimas casi salían de mis ojos al sentir la desesperación y la impotencia de no poder hacer nada.
De la nada unos brazos me halaron, cerré los ojos en ese momento.
- ¿Que le haces a mi chica Adrien? -
¡Nath!, Esa era la voz de Nath, el fue quien me acababa de rescatar.
- ¿Tu chica? -.
- Mi novia -.