You Are My Nerd [Completa]

By luzyamilet

2M 78.5K 12.7K

[A la venta en Amazon] Ryan Macleane siendo el chico mas popular, guapo y capitán del equipo de football se e... More

Capitulo 1 El Regreso De Melanie
Capitulo 3 Keysi Ford es una nerd
Capitulo 4 Tú me ayudas, y yo te ayudo
Capitulo 5 No seré su tutora
Capitulo 6 Tal vez debería darles una lección
Capitulo 7 La venganza nunca es buena
Capitulo 8 Un cambio inesperado
Capitulo 9 El entrenamiento del equipo de fútbol
Capitulo 10 Ella es diferente
Capitulo 11 Los Ford vs los Macleane
Capitulo 12 ¿Un nuevo popular?
Capitulo 13 Aunque la nerd se vista de seda, nerd se queda
Capitulo 14 Primer beso
Capitulo 15 Me gustas
Capitulo 16 Lo siento
Capitulo 17 ¿Dónde están todos?
Capitulo 18 Aléjate de ella
Capitulo 19 ¡Keyan es real!
Capitulo 20 ¿Esa bruja hizo qué?
Capitulo 21 Nunca hubo un nosotros
Capitulo 22 Me convertiré en un nerd
Capitulo 23 Operación Louis 2.0
Capitulo 24 Un pequeño cambio
Capitulo 25 Quiero ser el cliché de tu vida
Capitulo 26 Una triste verdad
Capitulo 27 Nerd por siempre
Epilogo
Agradecimientos
Somos Un Millón
Aviso
¡Publicado en Amazon!
Disponible en físico
¡Sorpresa!

Capitulo 2 ¿Quien Es Ryan y qué hace en la biblioteca?

81.7K 3.4K 451
By luzyamilet


En la heladería, donde nos atendió un chico alto, de cabello oscuro.
¿Puedo ayudarlas en algo? —preguntó, mientras observaba y sonreía de manera coqueta a Melanie.
Quiero un helado de chocolate, con chispas de chocolate
—pedí, pero claro, no me hacía caso por estarle coqueteando a Melanie.
Yo quiero uno de fresa, dijo mi querida pelinegra, con una sonrisa.
Enseguida te lo traeré —le respondió el coqueto chico de cabello oscuro.
¿Y yo qué? —me sentí ofendida, ¿Estoy pintada o qué?
El chico me miró detenidamente, y luego volvió su mirada a Melanie. Después de dos minutos, aproximadamente, regresó con el helado de ella, —claro, a mí no me trajo nada.
Nos giramos para salir del lugar.
¿Y tu helado? —preguntó ella.
La miré mal, como si ella tuviera la culpa, y luego de suspirar le respondí: No me lo trajo. —Antes que ella pudiera pregun-

tar algo más, continué: Quizás estaba muy ocupado ignorándome para coquetearte.
A pocos pasos antes de llegar a la puerta, otro chico se acercó.
¿Puedo ayudarte en algo? —preguntó amablemente, mirándome.
¿Vendes pintura invisible? —pasé por su lado y salí del lugar acelerando el paso y dejando atrás a Melanie.
Sé que no debí hablarle así a ese chico que no me había hecho nada, pero seguramente solo quería burlarse de mí, como todos lo hacen.
Desaparecí completamente de la mirada de Melanie; no la volví a ver. Llegué a casa y me encerré en la habitación.
***
La luz del sol comenzó a entrar; abrí los ojos, me levanté, tomé un baño y bajé a desayunar.
¿Cómo amaneciste hoy? —me preguntó Lupe mientras cogía un plato para servirme el desayuno.
Lupe ha sido una persona muy importante para mí; ella me ha cuidado y ayudado en todo desde que era pequeña; he convivido más con ella que con mis propios padres. Ella ha sido como una segunda madre para mí.
Te preparé hotcakes —me dio el plato ya servido, seguido de un vaso con jugo.
¿No han llamado? —pregunté antes de meter el primer bocado en mi boca. Tenía un poco de esperanza.
No, ellos tienen mucho trabajo, pero ya verás que cuando puedan, te llamarán. —Esta gran mujer siempre ha tratado de animarme y justificar a mis padres.
De acuerdo —le dije. ¿Te quedas a desayunar conmigo?
Asintió y desayunamos juntas.
Cuando terminamos, me cepillé los dientes, subí a mi habitación, me hice la trenza de siempre, me cambié, cogí la mochila, mis llaves, el celular y mis gafas.
¡Que tengas un excelente día! —la escuché decir desde la cocina, mientras yo corría hacia donde el chofer había aparcado el auto.
Llegué al instituto diez minutos antes de que comenzara la primera clase. Tomé asiento en el pasto, saqué un libro que tenía inconcluso; luego de haber leído cuatro páginas, el timbre sonó; lo guardé y fui rápido hacia el salón de clases.
¿Aún estás enojada por lo que pasó ayer? —preguntó Melanie, mientras tomaba asiento a mi lado.
No —respondí, las palomitas lograron quitarse de mi cabello, al igual que el refresco, y lo del helado ya lo superé —dije, mientras disimulaba una sonrisa.
¡Eres genial! —dijo sonriendo, y me abrazó.
El maestro tardó en llegar, así que aproveché para sacar mi libro y continuar con la lectura. El murmullo interrumpió mi lec-
tura —todos hablaban demasiado fuerte al mismo tiempo, como si intentaran llamar la atención de los demás. Yo seguí enfocada en mi lectura, hasta que la puerta se abrió, e inmediatamente guardé mi libro, creyendo que era el profesor, pero no.
Vi entrar a un chico alto, de cabello oscuro —no, no era el mismo tunante de la heladería. Debo admitir que este sí me parecía atractivo. La mayoría de mis compañeros se acercaron a él y comenzaron a saludarlo de beso y abrazo.
¡No lo puedo creer! —susurró Melanie, mientras rozaba sus lindas mejillas.
¿Qué no puedes creer? —le pregunté.
¡Ryan regresó después de un mes!
¿Quién es Ryan? —Ella me miró incrédula y negó con la cabeza.
¿Cómo que quién es Ryan? Amiga, ¿has estado aquí todo el tiempo y no recuerdas quién es Ryan?
Si no es un escritor o maestro, no es relevante para mí.
Ryan es el chico más popular de todo el instituto; es el capitán del equipo de fútbol americano.
Ah, ya recuerdo quién es; el líder de los populares —ella asintió.
Quizás tardé en reconocerlo, pero ¿cómo sabes que se fue hace un mes, si tú te fuiste hace ocho meses? —pregunté, pero entendí rápidamente cuando volteó a ver fijamente a Erick, a lo que asentí.
Recuerdo de mejor manera a Erick que a quien lidera a ese grupo de mimados.
En medio de tanta algarabía, el maestro llegó pero no para comenzar la clase, sino para interrogar a Ryan sobre su viaje. Sinceramente, no presté atención; me limité a mirar la puerta del salón y pensar en el libro que leía minutos antes.
Ni que fuera la octava maravilla… es solo un chico ordinario —susurré cuando “la clase” terminó.
No es un chico ordinario, Ryan puede controlar al instituto según su antojo; Ryan puede controlar hasta al director, —estás exagerando, dije a Melanie.
Claro, como es el capitán del equipo de fútbol, y al director no le conviene perderlo porque perderían el partido final del año, y la escuela necesita ese trofeo —dije con obviedad.
¡Exacto!
Como sea, para mí era solo un chico ordinario. Durante el resto del día, todos hablaban de lo genial que sería la fiesta que harían por el regreso de Ryan.
La última clase terminó; el día me pareció de lo más aburrido, se enfocó solo en escuchar lo mucho que todos habían extrañado a ese chico.
Ya sabes lo que tienes que hacer, ¡para mañana quiero la tarea completa! ¿Escuchaste, nerd? —dijo la pelirroja.
Ignórala —me decía a mí misma, solo ignórala.
¡Te acabo de hablar, nerd! Para mañana, toda mi tarea, ¿escuchaste?
Deberías hacerla tú —murmuré, con la mirada baja.
¿Escuchaste? —Volvió a preguntar la molesta pelirroja.
Sí —respondí.
Al día siguiente, las clases comenzaron. Lindsay me exigió su tarea antes de que la maestra llegara. Le entregué un folio que ni siquiera revisó y me dio un zape en forma de agradecimiento.
La maestra pidió la tarea, mientras hacía callar a toda la clase. La última en pasar fue Lindsay, con el folio que yo le había entregado.
¿Por qué no hiciste la tarea? —preguntó la maestra.
Lindsay volteó a mirarme con odio; yo solo bajé la mirada, mientras mordía mis labios para contener la risa.
Sí la hice —respondió la pelirroja. ¿Ya checó todo el folio?
Aquí solo hay unas hojas blancas, y otras que dicen “te amo Ryan” —la clase estalló en risas.
Lindsay regresó lentamente a su asiento; al pasar por mi lado, me estiró el cabello.
Me la vas a pagar, maldita nerd —me susurró, mientras caminaba.
El receso llegó.
Si creen que la idea de escribir lo de “Te amo Ryan” fue mía, se equivocan; eso lo saqué de una hoja que encontré en su cuaderno, yo solo me encargué de hacerlo saber a toda la clase.
Me dirigí hacia el salón y me encontré con dos chicas que se encontraban hablando de lo genial que era Ryan en la cama, y la fiesta que tendría lugar el fin de semana en casa de Erick. Claramente, no quise escuchar más de eso, así que salí inmediatamente.
¡Hey! —gritó Melanie, mientras se aproximaba a mí. ¿Vamos a la cafetería?
Sí, claro —le respondí.
Fuimos a la cafetería y me compré un jugo; ella, un yogurt. Pasamos por la mesa de los populares, no por voluntad propia, sino porque cualquiera que quiera sentarse en algún lado de la cafetería, primero tiene que pasar por la mesa donde ellos se sientan. Y sí, esa mesa es exclusiva, solo para ellos.
¡Oye, nerd! —volteé y miré a Linsday junto con su amiga, Sofía.
¿Te vas a tomar ese jugo? —preguntaron.
Sí —respondí, y de inmediato, ellas se levantaron y caminaron hacia mí.
Yo creo que mejor no —dijo Sofía, para luego quitármelo, mientras Lindsay le quitaba el yogurt a Melanie.
Sofía le tiró el jugo encima a Melanie, y Lindsay derramó el yogurt en mi cabeza.
Salí corriendo de la cafetería. —Quizás fue cobarde salir corriendo, pero no me juzguen. ¿Qué habrían hecho ustedes?
Me encerré en el baño.
Yo no les hago nada para que ellas me hagan esto a mí; nunca me he metido con ellas… no realmente.
Abrí la llave del agua y comencé a lavarme el cabello. No se quitó muy bien, pero ya no tenía tanto yogurt encima.
La puerta del baño se abrió y entró Melanie llorando; tal como yo lo hice, abrió la llave y comenzó a lavar su cabello.
Lo siento —me disculpé con ella; todo es mi culpa.
Claro que no —secó sus lágrimas; ellas son unas idiotas, no entiendo por qué disfrutan molestando a los demás.
Si tan solo hubiera hecho su tarea, esto no habría pasado
—susurré, a lo que Melanie negó y me sonrió a medias.
Hiciste muy bien en no hacerle la tarea a esa bruja plástica, llena de silicón, —reí bajo.
Aun así, lo siento.
Ya basta de disculpas —amplió su sonrisa; mejor olvidemos lo que pasó y esperemos a que sea la hora de salida. ¿Qué te parece si vamos a mi casa y vemos películas?
De acuerdo —nos abrazamos. Eres una gran amiga, ¿lo sabías?
Tú también lo eres, Keysi.
Melanie y yo fuimos a su casa luego de que las clases terminaran. Vimos películas y después hicimos la tarea; estuvimos hablando de muchas cosas, hasta que el chofer llegó por mí.
Me despedí de Melanie y me fui a casa. Entré y rápidamente subí a mi habitación. Comencé a leer el primer libro de la serie de diarios de vampiros, de Morgan Rice, y no recuerdo en qué

momento me quedé dormida.
***
La luz del sol comenzó a entrar, abrí mis ojos lentamente, me levanté, tomé una ducha; esa vez me vestí primero con la ropa que usaría y después bajé a desayunar. Al entrar al comedor, me topé con una gran sorpresa: mis padres estaban allí
—claro, observaban sus hojas y sus laptops; estaban trabajando como siempre. Me acerqué y tomé asiento; parecían no haber notado mi presencia.
¿Cuándo regresaron? —pregunté, intentando llamar su atención.
Esta mañana —dijo mi padre, mientras continuaba revisando el contenido en su laptop.
Lupe me preparó un jugo y unos waffles e inmediatamente se retiró.
¿Cómo estuvo el viaje? —continué preguntando, para tratar de sacar algún tema de conversación.
Igual que siempre —respondió mi madre. Levantó su mirada, dejó su laptop a un lado. ¿Aún sigues vistiéndote así?
—preguntó fríamente.
Observé mi ropa; traía puestos unos Converse negros, unos jeans un tanto holgados y un suéter negro, largo —sí, no tiene nada de malo que me vista así.
Aun así, no me gusta que te vistas así —miró a mi padre; dile algo, Fabián.
Mi padre siguió observando unas hojas y luego de asentir dijo: ¿Acaso no tienes dinero en la tarjeta, para ir de compras? Porque si es así, más tarde te deposito.
No, no es eso —le respondí. Es solo que a mí me gusta esta ropa; no me apetece cambiar por otro estilo.
Eres muy joven y bonita; deberías aprovechar y ponerte algo más… bonito —dijo mi madre.
A mí me gusta mi manera de vestir y no quiero cambiarla
—no quería seguir discutiendo con ella en ese momento.
Pero pareces una… ¡una indigente!
Alejé mi plato y me levanté del asiento. ¡No puede creerlo mamá! —dije, muy consternada; tú apoyas a ese tipo de personas, y ahora me dices esto, como si fuera algo horrible.
Tú sí cuentas con los recursos suficientes para vestirte de otra manera —se levantó y se acercó a mí; solo quiero lo mejor para ti, ¿de acuerdo? Y si esta es la forma en que te gusta vestirte, no me quedará otra opción que tratar de aceptarla, después de todo, eres una gran hija y una estudiante sobresaliente —me dio un corto abrazo y me miró seria. Ahora se está haciendo tarde y, mientras se alejaba, recalcó: Solo piénsalo, no te vendría nada mal un cambio.
Ese es mi estilo —le repetí; esto es lo que me gusta, no cambiaré por nada ni nadie.
Se podría decir que esa fue la primera “conversación estable” con mi madre desde hacía mucho tiempo.
Sonreí y subí a mi habitación; cogí el libro con el que me quedé dormida la noche anterior, lo guardé en mi mochila, me la coloqué sobre mis hombros, cogí mi celular y me puse mis gafas; bajé y me despedí, pero antes de salir, mi madre llamó mi atención: no lo entiendo, ¿te está fallando la vista? ¿por qué usas esas gafas?
Porque me gusta —respondí, mientras salía de casa. Luke, el chofer, me llevó al instituto.
Al llegar, me senté en el pasto y comencé a leer hasta que sonó el timbre y salí corriendo hacia el salón, como de costumbre. Me senté en el lugar de siempre y minutos después, llegó Melanie con Erick detrás de ella; tomó asiento a mi lado y pude notar una gran sonrisa en su rostro.
Detrás de ellos llegó el maestro.
¿Qué te pasa? —le pregunté en voz baja.
Nada, solo estoy feliz —mantuvo su mirada fija en ese chico rubio, hasta que decidió mirarme; pero mejor dime, ¿qué te pasa a ti? ¿por qué entraste con una sonrisa?
Olvidé mencionar que tenía una sonrisa, no igual que la de ella, pero también era notoria.
Mis padres llegaron de su viaje, y se puede decir que tuve una especie de “conversación” con ellos.
Me alegro tanto por ti —dijo Melanie.
Aunque mi mamá quiere que me haga un cambio.
¡¿Un cambio?! —preguntó casi gritando, por lo que algunos voltearon.
¿Hay algo que quiera compartir con la clase, señorita Ramírez? —preguntó el maestro. Melanie negó, y el maestro se dispuso a comenzar con la clase.
¿Cómo que un cambio? —preguntó susurrando.
No le gusta mi manera de vestir y cree que necesito un cambio; me dijo que lo pensara.
Y… ¿vas a hacerte un cambio?
¡Claro que no! Me gusta mi estilo, me gusta como soy… ¿Acaso tú también crees que lo necesito?
Un cambio no te vendría nada mal.
Luego de que la clase terminó, fuimos a la siguiente; la maestra nos puso un examen sorpresa, que no consideré tan difícil, ya que tenía mucha relación con lo que habíamos visto a lo largo del semestre.
Dejé de contestar cuando sentí que alguien tocó mi hombro; me giré un poco, encontrándome con el chico de ojos azules más popular del instituto, Ryan.
¿Podrías pasarme la tres? —preguntó en susurro.
¿Cree que por ser el más popular le pasaré las respuestas? ¡Pues no! Debería de ponerse a estudiar, yo no voy por la vida diciendo: ¡Hey! Playboy, pásame la cinco; pues, no suena bien ¿verdad? Era la primera vez que me dirigía la palabra, y ya sentía que lo odiaba.
Se preguntarán si acaso Ryan me molesta; pues no, nunca me ha molestado, ni siquiera nota mi existencia; bueno, hasta ese momento, ¡pero porque quería que le pasara la respuesta!
Bufé y se la pasé, ignorando por completo que segundos antes, yo había pensado en no pasarle la respuesta… ¡Ah! ¡Y ni siquiera me agradeció!
Conforme terminábamos el examen, cada uno de nosotros iba saliendo. Tendríamos libre la siguiente clase, así que decidí ir a la biblioteca; mientras el resto pierden su tiempo haciendo bromas, fajando, metiéndose en problemas y molestando a los demás, yo prefiero aprovechar ese tiempo leyendo un libro.
Llegué a la biblioteca y cogí un libro; después terminaría de leer el de Morgan Rice. En ese momento quería leer otras cosas, como Entre dos Universos, de Andrea Tomé1.
Me quité las gafas —que no necesitaba— y comencé a leer; luego de unos minutos escuché cómo alguien entraba a la biblioteca; en la biblioteca solo nos encontrábamos dos chicos, una chica más y yo. Seguí concentrada en el libro.
¡Qué aburrido! —exclamó uno de los chicos que estaban leyendo.
¡Shhhh! ¡Cállate! —escuché decir a otro.
¡Yo me callo cuando quiera, bola de nerds!
Esa voz era de Ryan. Esto comienza a fastidiarme, digo ¿qué hace aquí si solo viene a gritar? Luego de unos segundos, por fin se quedó callado, pero después sentí cómo se aproximaba a mí para arrebatarme el libro de manera brusca.
¡Oye! —me levanté, consíguete uno ¡aquí hay muchos! Comenzó a reír, ojeando el libro. Después lo apartó de su vista y me miró. Su rostro se tornó serio.
¿Me devolverías el libro? —le pregunté.
Sin apartar su vista, me lo entregó.
Gracias —dije con pocas ganas, y volví a tomar asiento para proseguir con mi lectura, ignorándolo totalmente.
Tomó asiento frente a mí, volvió a quitarme el libro, pero esta vez no lo hizo de forma brusca sino como queriendo que le prestara atención.
Pero, ¿por qué rayos quiere mi atención, si ya tiene la de todas? ¿Acaso quiere que lo admire o qué? Yo no pienso admirar a ningún popular, y mucho menos a su líder, Ryan.
…a todo, ¿qué hace Ryan en la biblioteca?

Continue Reading

You'll Also Like

5.5K 579 34
SINOPSIS Julieta es una mujer casada con dos hijos y una vida perfecta a los ojos de los demás, pero nadie sobre lo que sus ojos callan. Mi silencio...
51K 4.9K 62
El destino es un demonio vestido de ángel Libro I de la trilogía Sangre Maldita Todos los derechos reservados.
290K 14.6K 44
"No puedes juzgar a nadie por lo que hace mientras siente dolor" "Ella verdaderamente puede cautivar y destruir todo a su paso" Samantha Owen era la...
16.3K 1.5K 33
Ella cedió su fortuna... por él. Prescindió de sus comodidades... por él. Abandonó a su familia...por él. Dejó el castillo... por él. Renunció a su...