Atacaba, esquivaba y peleaba dando la vida en cada golpe, al igual que el lobo, que no tenía intención alguna de darle ni siquiera la más minima oportunidad a Angel.
Para su desgracia ella era demasiado buena y tenía razones muy poderosas para no dejarse vencer. O al menos pretender no dejarse vencer. Cuantos habían jurado que ella jamás sería libre y ahora eran los mismos cazadores los que le ofrecían la oportunidad de por fin no volver a saber nada de ellos, o de la fortaleza que había sido un infierno para ella desde el primer día.
La pelea era cada vez más brutal, ambos tenían heridas pero las más graves eran las de Ángel, aún así su fuerza de voluntad para seguir eran admirables.
Nadie tenía dudas de que realmente quería la libertad. No había nadie que no estuviera impresionado con ella. El lobo le ganaba en estatura, peso y fuerza, aún así ella llevaba el ritmo de la pelea.
Brent empezó a perder la paciencia pues era evidente que ella prefería la muerte antes que ser derrotada y él no se atrevía a darle el golpe que acabaría con su vida por miedo a las represalias de los cazadores.
Habían pasado apenas quince minutos, pero en una pelea era una eternidad. Todos lo sabían y nadie entendía de donde sacaba Ángel las fuerzas para seguir poniéndose de pie y más encima provocar a Brent con insultos y burlas.
Ella mejor que nadie conocía su temperamento y sabía cuanto la odiaba, no había explicación razonable para sus provocaciones.
Después de un duro golpe que la dejo en el suelo, Ángel se sentó como pudo mientras apretaba su pecho y trataba de recobrar el aliento. Respiraba desesperadamente.
Mientras ella no se rindiera o muriera la pelea continuaba. No tenía ninguna posibilidad de ganarle al lobo en esas condiciones, todos lo sabían y era evidente que ella también. Nadie entendía porque seguía poniéndose de pie una y otra vez.
Se levanto nuevamente, limpio con la manga de su malogrado vestido su rostro, pues su vista estaba nublada por la sangre del corte que tenía en la cabeza, apenas y distinguía a los que estaban a los alrededores de la plataforma, otras veces no era capaz de distinguir nada. Peleaba solo por instinto, y lo hacia fenomenal.
A pesar de las heridas en sus brazos sostenía la espada con fuerza y trataba de mantenerse en pie.
Los cazadores se miraban unos a otros impresionados por la tenacidad de Ángel.
Con una voz apenas audible, se dijo a si misma que debía aguantar hasta que Lucian llegara y le dijera que todo estaba arreglado.
Tomo con ambas manos la espada y se preparo para el ataque del lobo.
Este al igual que otros tantos de su especie habían alcanzado a oír las palabras de Angel y en ese preciso momento entendieron el porque de su tenacidad. Se miraron unos a otros disimuladamente preguntándose donde diablos estaba Lucian y que era lo que estaba pasando.
La furia que había dominado al lobo durante toda la pelea se calmo al oír esto pero volvió al instante, pues su padre y ella se traían algo entre manos y a él lo estaban usando. No sabía como, pero era claro que así era. Gruño furiosamente y fue hacia ella con una mirada salvaje y despiadada. Le lanzo un golpe con su espada sabiendo que ella solo lo esquivaría, sucedió tal como él lo había previsto. Tomo a Ángel del cuello a la primera oportunidad y la acercó violentamente hacia él. La alzo hasta que ella quedo a la altura de su rostro y al oído en voz muy baja le pregunto que pasaba con su padre.
Ella trato de levantar la espada en vez de contestar pero el lobo se la quito de un manotazo, arrojándola al otro lado de la plataforma.
Le dijo que se rindiera pues no tenía posibilidad alguna de ganar.
_"No puedo rendirme aún", susurro ella.
El lobo, aún sosteniéndola del cuello le gruño a centímetros de su rostro y la lanzó hacia atrás con todas sus fuerzas. Ángel incapaz de hacer nada, cayó cerca de los escalones frente a los lobos.
Se veía terrible.
Mientras trataba de ponerse de pie nuevamente, creyó ver a Lucian caminando hacia sus hermanos lobos. Limpio su rostro una vez más y tuvo la certeza de que era él.
No tenía duda que Lucian había alimentado a los vampiros y había hablado con el extraño ser. Seguramente ya estaba enterado de lo que pasaría en unos meses más.
Brent miro molesto a su padre por lo que fuera que ellos dos ocultaban. Volvió a tomar a Ángel del cuello y ella se rindió enseguida.
El lobo la insto a decirlo en voz alta pero ella apenas hablaba. La llevo frente a los cazadores para que admitiera frente a ellos su rendición. Con esfuerzo dijo en voz alta que se rendía y aceptaba ser la esclava de Brent por el resto de su vida.
El lobo la soltó bruscamente y ella cayó de rodillas sin ser capaz de mantenerse en pie. Su rostro estaba lleno sangre y tenía un feo corte en la mejilla derecha. Todo quedó en silencio en esos momentos.
Minutos después Eleazar dio la orden a Jesús y León para que liberaran a las mujeres y niños que había en las celdas.
Apenas lo creían los lobos, hacia más de siete años que no estaban cerca de sus familias, no podían creer que finalmente estarían juntos.
Brent abandono la plataforma y se unió a sus hermanos y todos fueron al encuentro de las mujeres y niños que los llamaban mientras corrían hacia ellos.
Lucian fue el último en unirse a ellos, pues estaba muy preocupado por Ángel que Tenía horribles cortes por todo el cuerpo, estaba cubierta de sangre su condicion era terrible.
Los lobos se abrazaban, reían y algunos lloraban. Los hombres alzaban en brazos a los niños y les preguntaban sus nombres. Los cazadores miraban indiferentes estas escenas que no tenían valor alguno para ellos, incluso la gran mayoría se estaban retirando.
Ángel se levantó una vez más como pudo y miro a estas familias y amigos felices por primera vez en mucho tiempo. Estaba feliz de haber echo esto por ellos.
Miro hacia su costado y vio como los dos hijos mayores de Eleazar miraban molestos a Brent. Miraron a Ángel y lamentaron verla tan mal herida, pero lo que lamentaban más era la vida que le esperaba siendo la esclava de Brent, ella les sonrió y lamento no haberlos conocido mejor. Los hombres se inclinaron en señal de respeto y le desearon suerte en su nueva vida. Ella les dio las gracias e inclino un poco la cabeza tratando de hacerles una reverencia.
Se tambaleo pero no cayó, sabía que ella jamás viviría feliz como quería, se estaba muriendo, sentía como su vida terminaba.
Su único consuelo era que había cumplido con su parte por lo que ese extraño tendría que cumplir su palabra y liberar a los vampiros. Lo único que quería era que vampiros y lobos fueran liberados del yugo de los cazadores, y que estos pagaran por todo el mal que estaban causando.
Si ese extraño cumplía con su palabra, su familia podría vivir tranquila y libre al igual que los lobos pues los cazadores ya no existirían.
No pudo evitar las lágrimas al saber que no los volvería a ver, pero aun así era feliz, ellos vivirían por ella y estaría en sus recuerdos por siempre.
Sintió un agudo dolor en sus oídos y luego sintió un liquido salir de ellos, al tocar sus orejas se dio cuanta que sangraban, puso más atención a si misma y se dio cuenta que oía solo un zumbido y nada más. Su nariz no dejaba de sangrar y casi no podía mantenerse en pie.
Sentía la sangre correr por sus brazos, sus piernas y como se empapaban sus ropas. Tenía un corte horrible en el estomago y también otro en la espalda. Le temblaban las piernas, sentía el cuerpo entumecido. Lo que le sorprendía era que no sintiera tanto dolor como debería.
Sintió subir sangre por su garganta y salir de su boca sin control. Todo se movió alrededor de ella, su mirada se topo con la de una muchacha que dejo de reír al verla y hablo al hombre a su lado. Era Isael, por lo tanto la joven mujer debía ser Alma, su esposa, por fin estaban juntos, ya nadie los separaría.
Cerró los ojos por un momento y se imagino así con Enoc. Sonrió para si misma y se dejo caer sin importar lo que pasara. Ya no podía más.
No sintió el golpe o dolor, no sintió nada, tenía los ojos abiertos y veía hacia el cielo.
Estaba apunto de llover.
Por unos instantes vio una sombra frente a su rostro, no podía enfocar su vista o distinguir algo de lo que veía. Pensó que era aquel ser, pero sabía que no era posible. Era demasiado pronto. Tenía muchas cosas que resolver antes de traer su ira a la fortaleza de los cazadores.
Ángel decidió que ya era suficiente, estaba tan cansada, solo quería dormirse imaginando el futuro que sabía que no tendría nunca. Rogó que aquel demonio cumpliera con su palabra y cerró los ojos para esperar su muerte.
No sentía nada, sin embargo le parecía que habían pasado muchas horas.
_¿Estaré muerta? se pregunto
_"¿porque no siento nada...así será la muerte?".
Pensó que si así era estar muerto, tal vez era una mala idea darles semejante regalo a los cazadores. Se merecían cualquier tortura que existiera, no descansar en paz. Ella también merecía esa suerte, no lo iba a negar, se había ganado a pulso su estadía en el infierno.
__ " ¿Dónde estaré?" Se volvió a preguntar.
No hubo respuesta de ningún tipo, no había sonidos, olores, luz, oscuridad, no había nada de nada.
Poco a poco su mente fue quedando vacía, las imágenes y recuerdos de su corta vida iban desapareciendo sin que pudiera evitarlo. El rostro de Enoc y sus hermanos fue lo último que vio en su mente.
Después de esto no quedo nada.
EPILOGO
Apenas Ángel cayó al suelo y Lucian fue hacia ella al igual que otros lobos. Su corazón estaba a punto de detenerse. El lobo Pidió permiso a Eleazar para llevársela a su casa hasta que su vida llegara a su fin y darle sepultura en el cementerio que ellos tenían.
El cazador le hizo un gesto de indiferencia con la mano, dando a entender que no le interesaba lo que pasara con Ángel.
El lobo no perdió más tiempo, la tomo con cuidado y salió casi corriendo de allí con ella. Apenas llego a su casa la envolvió en unas mantas y la llevo a la prisión para que se despidiera de Enoc y sus hermanos. No había posibilidad que ella sobreviviera.
Antes de llegar a otra de las entradas de la prisión, aquel ser le cerró el paso y le arrebató a Ángel de las manos. Antes de que Lucian reaccionara o hiciera algo este demonio se hizo un corte en la muñeca y le dio a beber su sangre a Ángel.
Una vez que el corazón de Ángel empezó a latir con más fuerza dejo de darle sangre. Se la devolvió a Lucian y le dijo que la llevara a la prisión para que Enoc y otros vampiros la sanaran, él solo le había dado la sangre suficiente para que viviera unos minutos más.
El lobo no demoro más y entro a la prisión con ella.
FIN
Si has llegado hasta aquí siguiendo la historia de Ángel, debes leer VIVIENDO CON LOBOS, es el libro que sigue.
Espero les guste, muchas gracias por leer mis historias.