[Esta wea tiene lemon.]
Era bastante normal que Karamatsu y Osomatsu salieran de casa por separado. Todos sabían que Osomatsu tenía una adicción por las apuestas y su hogar era el pachinko parlor, pero nadie sabía lo que hacía Karamatsu. Creían que quizá estaba haciendo algo narcisista, como dar paseos y pensar en cosas nostálgicas, así que no le ponían mucha atención, pero Osomatsu comenzó a ser devorado por la curiosidad. Todo a causa, de que en varias ocasiones donde se encontraban acaramelados, Karamatsu se levantaba brusca y repentinamente, y salía apresurado, casi como el conejo blanco. Eso desconcertaba a Osomatsu.
Justo ese día, Karamatsu había salido sin despedirse y sin perder el tiempo, Osomatsu lo siguió en silencio. Una vez fuera, Karamatsu caminaba sin prisas y se le veía más tranquilo. De hecho, volvía actuar "cool". En los cuarenta minutos que llevaba siguiéndolo, no hizo nada más que caminar alrededor del río. «¡¿Tenías tanta prisa para ésto?! ¡Idiota!» Osomatsu pensaba ver algo más interesante y se sintió decepcionado. Salió de su escondite y se aproximó a él.
-¡Hey! -saludó
-Ah, bro... -la sonrisa que le había dedicado desapareció. Le dió la espalda- Tsk.
«¿Ah?» -Karamatsu... ¿qué... fue eso?
-Nada, vamos a casa.
«Cómo no.»
Caminaban juntos, pero Karamatsu estaba un tanto distante, además de que estaba metro adelante de él.
-¡Nii-san! -Jyushimatsu los vió y se acercó a saludar.
-Hey, Jyushi.
-Hola, brother
Osomatsu se sorprendió al ver su repentino cambió de humor. *«¿Soy yo o sólo fue frío conmigo?»*
-Estúpido Cacamatsu.
-¿Eh?
-Ah, perdón. No pensaba decirlo en voz alta. -se disculpó despreocupadamente.
-Jeh... ¿estás molesto? -por fin volvió a sonreírle.
-Para nada.
-¿De verdad?
Osomatsu pellizcó la mejillas de Karamatsu mientras decía "que sí, Karako" y el otro reía tomando sus manos. Jyushimatsu miraba la escena sin decir nada. Y un peculiar recuerdo de la noche anterior se le vino a la cabeza. Sonrió con disimulo y por fin habló.
-¡Oye, Osomatsu, tengo algo que contarte!
Ambos lo miraron interesados.
-¿Algo?
-Ayer Karamatsu salió al baño por la noche y se tocó diciendo tu nom...
-¡OH, MY LITTLE JYUSHIMATS! -Karamatsu se abalanzó sobre él y le tapó la boca.
-¿Ah? ¿Es verdad, Karamatsu? -sonrió seductoramente «Vaya, ¿era eso?»
-P-para nada.
-Haha, si no sueltas a Jyushimatsu se va a asfixiar.
Sin saberlo, también estaba tapando su nariz.
-Oh, sorry, brother.
-Ahhhh.
Ellos no se dieron cuenta, pero Jyushimatsu lo dijo a propósito. Habían algunas veces en la que se comportaba de manera "extraña" y hacía cosas que los demás no podrían imaginar de él, a excepción de Ichimatsu, que creía que su hermano era un ser misterioso, sin duda.
Jyushimatsu se despidió y los dejó a solas.
-¡¿Cómo demonios se enteró?!
-E-entonces sí es verdad. -«No es como si yo no lo hiciera pensando en él, pero saberlo... ¡¿acaso soy una doncella?! Quiero hacerlo con él...»- ¿Por eso estabas así? Haha, idiota. No es nada que me debas ocultar. Yo también me afilo la espada pensando en ti.
-O... Osomatsu. -Karamatsu posó su pulgar en los labios de Osomatsu mientras sostenía su barbilla con el índice- Quiero que lo hagamos...
-¡Sí! Digo... está bien.
-Jeh...
Se dirigieron a casa fingiendo hacerse "bromas de hermanos" pero no podían ocultar el nerviosismo que sentían. Incluso a Osomatsu le temblaban las piernas tratando de imaginar qué ocurriría cuando cerraran las puertas de la habitación. No estaba seguro de que un hombre disfrutara tener sexo con otro, pero sí se trataba de Karamatsu, estaba feliz de poder tener su cuerpo también. Al entrar a la casa, se aseguraron de que no había ningún par de zapatos en el recibidor. Y viendo que la casa estaba vacía, Karamatsu obedeció al gran impulso de empujar a Osomatsu contra la pared y dirigir la lengua a su cuello. Osomatsu se sorprendió ante el repentino gesto brusco, sintiéndose extrañamente atraído y abrazó con fuerza a su hermano, que hizo lo mismo tomando su cintura. Sus labios no esperaron más a sentirse más necesitados para unirse en un apasionado beso. Mientras se besaban, caminaron torpemente a la habitación, desordenando lo que se encontraba a su paso. Karamatsu buscó a tientas el picaporte para girarlo y entrar con prisa a la habitación; cerraron la puerta de una patada y se tiraron en el sofá.
A pesar de que solían besarse apasionadamente cada que podían, esta ocasión era más intensa. Karamatsu pasó su mano por debajo de la playera de Osomatsu, tocando su abdomen, estremeciéndolo. Le retiró la ropa, dejándole los boxérs y él se quitó la camisa.
-Ahh... Maldito demonio.
-¿Eh? -Karamatsu estaba sorprendido.
-Me olvidé de tu maldito abdomen marcado. Karamatsu, si quieres que tu hermano mayor conserve su autoestima tienes que engordar. -bromeó.
-Jeh, sé que te gusta. Al igual que yo adoro tus rollitos, my sweetheart. -mordió su abdomen.
-¡Ah! ¡Duele!
Karamatsu volvió a besarlo y recobraron el ritmo anterior. Osomatsu se removía inquieto mientras su amante besaba y acariciaba su piel desnuda. Sus manos también se posaron en la suave piel de la espalda de Karamatsu, que comparada a la suya, era más grande y fuerte. Sus latidos complementados ensordecieron cualquier ruido exterior. En ese momento sólo existían ellos y nada más importaba. Osomatsu llevó una mano a la delantera de Karamatsu, y este se sacudió como reflejo.
-¡Oso...!
-¿Qué?
-Jeh. Bien... Tócame más, my hun.
Karamatsu se desabrochó el pantalón y continuaron acariciándose mutuamente. Sus miembros ya estaban excitados, querían más. Sus respiraciones se entrecortaban, pero aun así, sus lenguas se succionaban atrapadas en un beso.
-Ah... My hun... -Karamatsu bajó los boxérs de su hermano y se lamió los dedos.
-N-no, Karamat... -«Ah, es verdad. Así se hace entre hombres. Y yo soy el que recibe...» -Si me lo haces fuerte, te mataré.
-Prometo ser suave. -sonrió confiado y procedió a frotar sus dedos contra él.
Los nervios mezclados con el deseo y la adrenalina, eran una sensación increíble para Osomatsu. Karamatsu cumplía su promesa, introdujo un dedo y lo movió con mucha delicadeza en pequeños circulos, y contrario a lo que Osomatsu pensaba, fue agradable. Al verlo así, Karamatsu sintió una fuerte urgencia por estar dentro de él, pero hizo todo para ignorarla, ya que deseaba que Osomatsu lo disfrutará al máximo. Metió un segundo dedo y comenzó a buscar el punto exacto, que encontró poco después, cuando Osomatsu comenzó a gemir.
Después de frotarlo un poco más, sacó los dedos y Osomatsu sintió un poco de miedo, pero este se desvaneció al pensar en la sensación de tener a su hermano dentró de él.
-Aquí voy, my sweetheart.
Karamatsu sostuvó sus piernas y al momento que se introducía poco a poco, Osomatsu se abrazó a él.
-Ahh... Karamatsu...
-Ya está adentro, Osomatsu...
-Espera... Quédate así por un momento...
Karamatsu alcanzó sus labios para plantar un beso dulce, unos segundos después comenzó a moverse con suavidad. Karamatsu amó ese momento, hacer a Osomatsu completamente suyo era genial. Tenían las emociones a flor de piel, un cosquilleo placentero se extendió por sus cuerpos sudorosos, imitando a una suave onda eléctrica. Osomatsu se sacudía de manera sútil, y al igual que Karamatsu, no podía reprimir sus gemidos.
-Osomatsu... Te amo...
Karamatsu terminó dentro de él, provocándole una extraña sensación de frío, pero tan sólo un segundo después, Osomatsu se corrió en su abdomen. Karamatsu se dejó caer sobre él. Estaban exhaustos y su respiración apenas volvía a la normalidad.
-Yo también te amo, Karamatsu.
-Jeh. -se tiró al suelo y jaló a Osomatsu con él, así que cayó sobre su pecho.- My dear Osomatsu, la próxima vez te lo haré en un hotel.
-Haha, seguramente será mejor en una cama más grande. Pero no me importa donde lo hagamos, fue increíble.
-Lo fue...
-Cambiémonos antes de que lleguen los demás.
Osomatsu se levantó siendo consciente de la debilidad en sus piernas, y un escalofrío lo recorrió cuando un líquido se resbaló entre ellas.
-Kara...matsu... Voy al baño, ¡no entres!
...
-Así que lo hicieron, ¿eh? -Todomatsu sonrió malicioso.
Karamatsu casi se atraganta con su saliva mientras los demás tenían los ojos en blanco.
-¿Quieres los detalles? -se burló Osomatsu.
-¡¿Entonces sí lo hicieron?!
Osomatsu ignoró la pregunta y siguió comiendo sus bocadillos.
«Quero repetirlo...»