9. Mami

1.4K 131 103
                                    

  -¿Qué te pasa, Karamatsu?

  -Tengo algo que decirte. -«La manera en que cerró los puños y me miró con seriedad, me hizo creer que sus próximas palabras me dolerían más que nada en el mundo.»

  -¿Qué es?

  -Perdón... Fue sólo un capricho nada más. Yo amo a una mujer.

  -Karamatsu... -«Mi pecho dolió. ¿Es eso lo que se siente cuando te rompen el corazón? Una lágrima se derramó por mi mejilla y de pronto comenzó a llover...»

  -Osomatsu... Osomatsu. -«No veía nada, pero la voz que susurraba tan dulcemente era de mí hermano...»

  -Karamatsu...

  -¿Por qué lloras, Osomatsu?

  -¿Eh? -Al abrir los ojos se encontró con la mirada preocupada de la misma persona en sus sueños, y al darse cuenta de que fue sólo eso, un sueño, el llanto aliviado escapó de sus ojos.- ¡Estúpido, Cacamatsu!

  -¿Eh? O-Osomatsu, ¿te hice algo? ¿Te duele el trasero? -se puso nervioso y abrazándolo, le secó las lágrimas con la manga de su pijama.

El tenue resplandor naranja del sol se colaba por las cortinas entrecerradas, iluminando a los hermanos.

  -Ngh... -Inconscientemente, por un momento dudó de Karamatsu. Se sintió avergonzado al llorar frente a él, pero no reparó en sonarse la nariz en la pijama de éste.

  -¿Una pesadilla quizá? -sonrió un poco aliviado.

  -Di... dime algo cursi...

  -¿Hm? -«¿Tú pesadilla se trataba de mí?»- My dear Osomatsu, estaré siempre contigo.

  -Tsk... Muy cursi. -se abrazó a él.

  -Jeh. Iré a calentar la comida de ayer, espera aquí. -le dio un suave beso en la frente y se dirigió a la cocina.

«No me dejes solo, idiota.» Osomatsu abandonó la cama, lo siguió y de nuevo se abrazó a él. Karamatsu se sorprendió, sintió como su corazón se aceleraba y sus mejillas se encendían.

  -Creí que tú dependerías de mí, pero sólo yo lo hago.

  -Dependo mucho de ti, my Osomatsu. Tú eres la causa de que mi corazón lata alegre todos los días. Nunca he dejado de pensar en ti. Si ésto se terminara... -una punzada en el pecho lo interrumpió- Ésto no va a terminarse.

Osomatsu sonrió. Sus labios se unieron como si fueran autónomos, intentando saciar una insaciable exigencia.

...

Karamatsu salió a tirar la pequeña bolsa de basura antes de que se hiciera tarde y se fuera el camión que la recogía. Cuando estaba por regresar a su departamento, una mujer de aspecto atrevido lo detuvo.

  -Hey, cariño. Te acabas de mudar aquí, ¿verdad?

  -Ah, sí. Me mudé con mi hermano. Soy Matsuno Karamatsu.

  -Pues yo soy Hitomi. Ven, quiero darte la bienvenida... -se acercó con actitud pícara, pero Karamatsu retrocedió sin prestarle mucha atención.

  -¡Oye! ¡Suripanta confianzuda!

  -Osomatsu...

  -¡¿Cómo me dijiste, animal?!

  -¡Escuchaste bien! -se pusó frente a Karamatsu, como apropiandóselo.

  -¿Qué ocurre, mi amor? -un tipo de complexión robusta bajó las escaleras.

Aunque esté prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora