Cazadores vs Brujas

By itsmysugarcube

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Lisette Smith es la menor de tres hermanas; su vida cambia cuando se encuentra a una anciana que le hace entr... More

Nota
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Epílogo
Nota Final

Capítulo 7

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By itsmysugarcube


Los cazadores llegaron a la guarida una hora después. No era en realidad una "guarida", era un edificio grande de cinco pisos que años atrás había sido un lujoso hotel. El dueño de la propiedad se la vendió al jefe del consejo en cuanto le llegó la quiebra. Desde entonces era la sede de los cazadores en América del Norte. Cada habitación estaba muy bien equipada con todos los instrumentos necesarios para las batallas. Los últimos dos pisos eran los designados para las habitaciones de cada cazador. Algunos tenían la mala suerte de compartirla con dos o tres cazadores más. Era un tanto injusto, pues los cazadores más prestigiosos tenían una propia sin excepción.

Aiden se dirigió en cuanto pisó el vestíbulo a ver a su mejor amiga Phoenix. Llegó al quinto piso lo más normal que pudo comportarse. Llamó a la puerta de la alcoba número 216 y esperó. Como no hubo respuesta, volvió a llamar.

Phoenix, una chica de cabello moreno, más baja de Aiden por supuesto abrió la puerta. Iba despeinada y usaba un pijama de ositos. Cuando identificó a su amigo, las pupilas de sus ojos marrones se agrandaron. Dio un bostezo al mismo tiempo que le indicaba que pasara. Este entró sonriéndole con inocencia.

La habitación era digna de un hotel cinco estrellas de la época victoriana. Era bastante amplia. Tenía unos ventanales enormes con cortinas que llegaban casi al piso. La cama estaba en el centro, a simple vista se miraba cómoda y a cualquiera se le apetecería dormir unas cuantas horas en ella en medio de tantas almohadas. En cada rincón había una lámpara e incluso caía una en el centro del techo, iluminando toda la habitación en una cálida luz. La cazadora era una de esas personas importantes entre tantos cazadores, lo que quería decir que la habitación tan espaciosa y acogedora, era sólo para ella. Tenían suficiente privacidad para hablar.

– ¿Qué sucede? –preguntó Phoenix cerrando la puerta detrás de él.

–Tengo que hablar contigo.

–Eso ya lo sé. ¿Sobre qué?

–Eh...

La chica se sentó a un costado de la cama y palpó el otro lado de la misma para que Aiden se sentara. Él se acomodó a la par de ella y dejó ir un largo suspiro.

– ¡Wow! Eso debe ser grave –comentó Phoenix.

– ¿Por qué no fuiste a patrullar hoy?

Phoenix bajó la mirada.

–Yo... No pude.

Aiden la miró, esperando una respuesta más concreta.

–Siento que si voy a patrullar cometo una especie de traición contra... –guardó silencio, pensando si debía o no mencionar aquel nombre que había atormentado la vida de todos los cazadores desde su primer encuentro.

–Dimitri –la ayudó Aiden.

–Sí.

– ¿Has hablado con él?

Ella negó.

–No le permiten hablar conmigo y Legend tiene mi teléfono. Su hermana Alyssa siempre me contesta, dice que él está bien y que no hace más que entrenar. Hasta me ha dicho que está mejor sin mí. Creo que me odia.

–Nadie podría odiarte, Pho.

–Créeme, ellas sí.

Entonces Aiden lo pensó. Lo pensó muy bien. Analizó los pros y los contras. Se preguntó si Phoenix Ellsworth, una cazadora fuerte, inteligente y respetable que a sus insignificantes catorce años había demostrado de lo que era capaz y hasta más, lucharía en contra de sus ideales, su educación y su familia para tratar de salvar lo que Aiden quería salvar, la humanidad completa, mortales, cazadores, brujas y otras especies sobrenaturales con quienes no se relacionaban nunca porque esa era la labor de otros cazadores entrenados especialmente para luchar contra ellos, pero que de igual forma eran importantes para mantener la estabilidad del mundo. Esta era su guerra.

El conflicto interno que se armaría si se enteraran que ella estaba trabajando en contra de su equipo. Una adolescente de diecisiete años que desmoronaría todo el sistema justo desde su núcleo. El deshonor que le traería a la familia y el peligro de eliminar los acuerdos que tanto le había costado obtener. Aiden no podía traerle tantas desgracias a su mejor amiga, no permitiría que todo su plan fracasara y lastimar a la única persona que tenía más que perder por causa suya.

No obstante, él no la veía como una chica sensible capaz de romperse como un vaso de cristal. Sabía que Phoenix era competente a soportar cualquier tipo de dolor y salir ilesa de ello. Era tan inteligente y buena persona que siempre luchaba por defender sus ideales, no los que los cazadores le había enseñado, no los que el brujo le había dicho que eran. Ella sabía lo que era correcto a simple vista, lo que era estúpido pero adecuado, lo que era estúpido sin justificación para seguir luchando y lo que estaba completamente fuera de la razón provocando un problema que no valía la pena defender. Ella sabría si el plan de Aiden era disparatado o la mejor opción. Con todo esto y más, tomó una profunda bocanada de aire.

–Pho, tienes que saber algo.

Ella enarcó las cejas.

–Hoy, mientras estaba rondando en el bosque me encontré a una bruja.

Phoenix puso los ojos como platos. Aiden siguió hablando.

–Su aura era... increíble. Jamás había visto uno como ese. Traté de obtener información, la interrogué pero no la maltraté. Ella... no se miraba mala, ¿sabes?

Su amiga asintió entendiéndolo a la perfección. Ella nunca había visto al menor de los Kovalenko precisamente como un brujo despiadado.

–La dejaste ir –aventuró Phoenix.

–Yo... ¿cómo lo supiste?

–Porque he estado en esa situación. La primera vez que vi a Dim, sabía que tenía que matarlo. Comprendía las reglas, conocía cada una de las estrategias que pude haber tomado para hacerlo, pero no pude. Al ver sus ojos, tan notables bajo el resplandor de su aura... No era como los otros.

Suspiró.

–Vaya que te has enamorado –Aiden intentó ponerle un poco de humor a la conversación.

–Cállate. ¿Qué pasó después?

El cazador guardó silencio unos minutos.

–Quiero unirme a ella. Ellas, mejor dicho.

– ¿Ellas?

–Sus hermanas. Dos más. Phoenix, ellas...

–Espera, no me estarás diciendo que ellas son...

–Las hermanas Smith, sí.

Phoenix se levantó de un brinco. Empezó a caminar de un lado para el otro en toda la habitación. Murmuraba "no" a cada paso que daba. No podía creer que Aiden hubiese dejado ir a una de las brujas más buscadas. Aiden trató de tranquilizarla, le explicó cómo sucedieron todos los hechos y en lo que había consistido la conversación. Phoenix seguía en estado de shock. No dejaba de dar vueltas. Parecía confundida, indecisa, como si no supiera si Aiden había hecho lo correcto o algo estúpido sin justificación.

Él le contó el plan. Trabajar junto a las hermanas, conspirar contra los cazadores, introducirse a la guerra en el bando enemigo tal como la Dama Gris lo había hecho. Por más que odiara decirlo, quería salvar a las brujas. Salvarlos a ellos mismos. Todos estaban conscientes que unirse a la bruja mayor había sido irse por el camino seguro directo a la muerte, todos omitían este defecto por rencor y satisfacción de deshacerse de sus peores pesadillas. La mayoría de los cazadores creía que llegado el momento podrían asesinar a la bruja y salirse con la suya. Aiden estaba completamente seguro que la Dama Gris pensaba lo mismo con respecto de ellos, con la diferencia que ella sí lo lograría.

Ella lo escuchó con atención, se tranquilizó a medida que su amigo seguía hablando. Volvió a sentarse a su lado, analizando más a fondo la situación. Aiden le comentó que no tenía que hacerlo si no quería, que él mismo se había metido en todo ese embrollo y no necesitaba respaldo ni ayuda para salir de él. Fue impertinente cuando mencionó que podría evitar la muerte de Dimitri, que inclusive podría trabajar a su lado. Fue prudente cuando dijo que conocía los riesgos y las consecuencias que caerían contra ella una vez aceptara. Pidió disculpas por pensar siquiera en abandonar a sus hermanos y mentirles. Recalcó lo importante que era la familia tanto para él como para ella, pero que la diferencia entre ambos era que él no tenía ninguna más que ella, pues sus papás habían muerto a manos de brujas meses después de haber llegado a la Central de Lucha contra Brujas.

Más que ayuda le pidió consejos, no quería actuar sin estar cien por ciento seguro de que su idea era la mejor opción. Phoenix, luego de oír el gran soliloquio, tomó las riendas del asunto.

–No es una mala idea.

Aiden se sorprendió.

– ¿Ah no?

–No es correcto traicionar de esa manera a tu familia, Aiden, pero es lo mejor. Quiero decir, lo que ellos hacen es disparatado, actúan como locos, sedientos de sangre, sin pensar en las consecuencias que esto traerá a la larga.

– ¿Eso quiere decir que me ayudarás?

–Sí.

Él se abalanzó sobre ella, arropándola en un fuerte abrazo.

–Gracias, Pho –dejó ir el aire que había estado reprimiendo. Se sentía de pronto más tranquilo–. ¿Crees que tu novio nos apoyará?

–Preguntale a tu novia.

– ¿Quién...? Ah –frunció el ceño–. Ella no es mi novia, apenas la conozco.

–"Su aura era increíble" "Jamás había visto uno como el de ella" –lo imitó Phoenix–. Sonabas bastante maravillado.

– ¿Por qué los Ellsworth se empeñan en imitarme hoy? –Phoenix pareció no entender–. Olvídalo. No veas cosas que no son, Pho.

–Lo mismo decía yo.

–Yo no soy tú.

Phoenix no pudo responder, ninguno tuvo la oportunidad de seguir con la conversación puesto que Lindsay había aparecido en la puerta informándoles que Legend y Tyrell habían regresado y pero aún, traían noticias para nada agradables. Ambos se sorprendieron y un deje de culpa empezó a punzarles el corazón. En el momento que cruzaran la puerta, no irían a oír las nuevas para cooperar, sino para más tarde llevar la información a las brujas. Phoenix no quería hacerlo. Su instinto le decía que debía, que era necesario para salvar a sus hermanos de su posible fin. En contra de la razón tomó la decisión de obedecer a los sentimientos, no por las brujas, no por el mundo, más bien por sus hermanos, su mejor amigo y también por Dimitri. Las cuatro personas más importantes para ella.

Antes de salir, Aiden le pidió que volviera a contactar a Alyssa para intentar hablar con su hermano. Ella se opuso, excusándose de que Alyssa seguramente ya estaba harta de decirle siempre lo mismo. Le pidió que si en algún momento ellos se reunían con las Smith, ellas fueran las encargadas de reclutar a su equipo. Aiden lo entendió y le prometió que si esa era la condición, intentaría hablar con Lisette ese mismo día.

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