Sh...Es un secreto.

By Camille_TC

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Él me decía que nadie debía saber de su existencia. Él siempre me dice que debo guardar el secreto. Él vivía... More

Prólogo
Parte 1
Parte 2
Parte 3
Parte 4
Parte 5
Parte 6
Parte 7
Parte 8
Parte 9
Parte 10
Parte 11
Parte 12
Parte 13
Parte 14
Aviso
Parte 15
Parte 16
Parte 17
Parte 18
Parte 19
Parte 20 (1)
Parte 20 (2)
Parte 20 (3).
EPILOGO
PDF
Agradecimientos.
Grupo.
Segundo libro.
SEGUNDO LIBRO; Gritos Demoníacos
I (Parte 1)
I (Parte 2)
II
III (Parte 1)
III (Parte 2)
IV
V (Parte 1)
V (Parte 2)
V (Parte 3)
VI
VII
VIII (Parte 1)
VIII (Parte 2)
IX
X
XI (Parte 1)
XI (Parte 2)
XI (Parte 3)
Aviso.
XII
XIII (Parte 1)
XIII (Parte 2)
XIV
XV
XVI (Parte 1)
XVI (Parte 2)
XVII
XVIII
XIX (Parte 1)
XIX (Parte 2)
XIX (Parte 3)
XX
XXI (Parte 1)
XXI (Parte 2)
XXI (Parte 3)
XXII
XXIII
XXIV (Parte 1)
XXIV (Parte 3)
EPILOGO
Agradecimientos.
Grupo por aniversario <3

XXIV (Parte 2)

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By Camille_TC

Mi cabeza daba vueltas, y me queje tomándola en mis manos, gruñí bajo cuando abrí mis ojos, una vela se encontraba descansando en la mesilla de noche, y la ventana estaba abierta, consiguiendo así que una brisa infernal entrar por ella.

Fruncí el ceño, y cuando lo hice volví a quejarme, la habitación aún daba vueltas. Me senté con cuidado y luego analice cada rincón.

Me sobresalte cuando volví a ver la cama, y la mesilla de noche. Negué y volví negar, cerré mis ojos con fuerza y volví a abrirlos.

No podíamos estar en esa casa.

En el preciso momento que decidí gritar, escuche un murmuro. Trate de controlar mi respiración, no estaba sola en ese lugar. Quede callada analizando, y supe que era un canto, una melodía tan baja que apenas podía ser captada, como también un sonido a tabla.

Me puse de pie en silencio, estaba calzada, aproveche la pared para sujetarme sintiendo como el dolor de cabeza iba en aumento, pero trate de ignorarla y tomando la vela, camine a la salida. 

Sabía el recorrido de memoria.

El pasillo se volvió eterno cuando lo cruzaba, y bajaba los escalones con precaución de no hacer el mínimo ruido. Sentí el calor cuando llegue a suelo firme y un agradable arroma. Me acerque lentamente hacía la cocina, escuchando el murmuro de la canción mas pronunciado.

Me acerque al marco y tire la vela al suelo cuando gritó.

—¡Dios, que me has asustado!—exclamo mi padre, recogiendo las papas que se habían caído al suelo.

Yo no grite, solo quede en silencio mientras me adentraba a la cocina, no había hecho falta volver a recoger la vela, puesto que habían tres encendidas sobre la mesa, esta estaba puesta con dos platos y cubiertos a cada extremo.

—Aún esta lloviendo—comentó mientras seguía sumiso cortando las verduras.

Observe como sujetaba algunas ya picadas y caminaba hacía la estufa, la cual estaba encendida, y donde descansaba una olla encima de una posadera sobre el fuego.

—Es estofado—exclamo poniendo las verduras en la olla.

No asentí ni nada, solo lo observe esperando que me diera las respuestas que en verdad quería. Pero el seguía murmurando la canción.

Me senté en la silla, viendo como picaba las verduras y la carne con precisión, dando el mismo camino una y otra vez, hasta la olla en el fuego.

Los minutos pasaban, y podía captar su comodidad preparando la cena. Hasta que en un momento simplemente estalle.

—¿No piensas decirme?—cuestione entre dientes.

La canción se corto, y subió la mirada.—¿Qué quieres saber, cariño?

—¡No me contestes con una maldita pregunta!—grite golpeando la mesa—. ¿Que hacemos en este maldito lugar?

El mayor frunció el ceño, y dejo la cuchilla.

—Tu me has pedido venir aquí, Lara—dijo con simpleza—. Has sido tu, yo solo quise cumplir con lo que querías, mi vida.

—Oh, no—negué rápidamente—. Yo no te he dicho nada, ¡y he quedado malditamente dormida en el coche!

—Por el viaje tan largo—prosiguió, como si mis gritos no lograban nada en su sistema.

—¿Donde están los ancianos?—pregunte frunciendo el ceño.

Se encogió de hombros.—No lo se, hemos entrado por la ventana, cuando llegamos no había nadie.

Asentí, aunque no estaba para nada convencida.

—¿Le has dicho a mamá que estamos acá?—cuestione y asintió.

—No tienes porque preocuparte por eso—comento y comenzó a picar nuevamente.

Suspire tratando de acordarme en el momento que había pedido visitar la granja, pero no eran imágenes precisas, todo estaba muy confuso.

—Necesito ir al baño—anuncie poniéndome de pie.

—Vuelve enseguida, ya casi esta la cena—comentó y asentí.

Tome una vela sobre la mesa y me encamine nuevamente escaleras arriba, suspire en cada escalón, y me sobresalte cuando su canto se hizo mas pronunciado. Recorrí el pasillo nuevamente hacía el baño, era el ultimo cuarto.

Pero al llegar por la mitad del pasillo, sentí como algo tocaba mi frente, fruncí el ceño deteniéndome por completo, alargue mi mano y alumbre con la vela, para tener mejor accesibilidad, un hilo colgaba de la superficie del techo. 

Fruncí el ceño, oyendo el sonido pronunciado de la lluvia mezclado con el canto del mayor.

No había forma de que se escuchara.

Cinche el hilo, y del techo se desplegó una escalera, rechinó un poco, y me detuve, pero el canto aún estaba, no me había descubierto. Cuando la escalera estuvo completamente en mi vista, dude en subir. 

Pero no podía vivir con la curiosidad.

Con una mano sujete la vela, y la otra trate de estabilizarme para poder subir los escalones. Los murmuros de mi padre se escuchaban hasta desde la planta de arriba. 

Inspeccione el lugar, habían cientas de cajas una sobre otra, y hacía mucho frío en la azotea. Encontré al objeto responsable de esto último cuando volví a alumbrar.

Había un freezer. 

Me acerque lentamente, sufriendo temblores por como los grados bajaban cada vez que daba un paso. 

—Dios...— susurre intentando abrir la puerta, pero la caja sobre esta era demasiado pesada.

Deje la vela en el piso y con ayuda de mis dos manos aparte la caja, procurando que hiciera el mínimo ruido cuando impacto contra el suelo. Y al impactar, de allí dentro salió un costal, el polvo inundo mi vista y toci bajo.

Fruncí el ceño, tirando de la piola que cerraba el costal, y el contenido cayó, no pude visualizar con la luz de la vela, pero asumí que eran muchas ramas.

Volví a ponerme de pie, tomando conmigo nuevamente el velero. Enfoque la luz sobre el freezer, y abrí la puerta.

El canto aún seguía en el piso bajo.

No pude soltar un grito, ni tampoco llorar por contemplar lo que mis ojos veían, solo pude abrir estos últimos como grandes platos de porcelana, y mi boca se abrió ante el asombro.

No era asombro.

Era horror, era el terror en persona.

Di dos pasos hacía atrás, y caí sobre el suelo cuando mis pies tropezaron con el costal, la puerta del freezer quedo abierta, y la luz de la vela, aún con el impacto sobre el suelo seguía alumbrando.

No eran ramas. 

Eran huesos. 

Eran huesos humanos.

Retrocedí con ayuda de mis manos, hasta impactar con la pared mas cercana, trataba de controlar mi respiración pero era imposible, la imagen no podía salir de mi cabeza.

No podía quitar las imágenes.

Y su voz sonó en toda la casa, en un grito pronunciando mi nombre.

—¿Lara?—grito desde abajo, pero no podía recuperar la voz—. ¡Lara!

No quería que subiera, no lo quería cerca.

Trate de calmarme, respirar profundo y elevar mi voz.

No tendría que salir temblorosa.

—¡Estoy bien, ya bajo papá!—grite, ahogando un sollozo.

—¡Bien, pequeña! ¡la comida ya esta lista!—exclamo alto.

Y nuevamente la canción comenzó a recitarse desde la planta baja.

Me sobresalte cuando mi pecho vibro, pero mordí mis labios para no gritar. Y ahí fue cuando caía en la cuenta.

El celular.

Abrí mi campera de inmediato, y saque el móvil del bolsillo, mis manos temblaban 

—Mamá...—susurre controlando los sollozos y las lagrimas que caían con intranquilidad por mis mejillas.

—Lara, ¡Lara!—su exclamación hizo mi corazón latiera con mas intensidad—. ¿Cómo estás?, tienes que decirme como estás, Lara.

Balbucee unas palabras antes de formular la frase.— Mamá, papá se esta comportando extraño—susurre lo mas bajiito que pude, su canto aún se escuchaba—; muy extraño, mamá—proseguí, controlando mis voz y mis respiros—. Hay huesos, son huesos humanos... y hay un freezer.

Habían murmullos atrás, sabía que estaba en alta voz, pero todo quedo en silencio en la línea, esperando que prosiguiera.

Tome aire, sin poder juntar el valor suficiente para pronunciar las palabras, pero con dolor tuve que hacerlo.

—Hay...—tartamudee—. Sus cuerpos están cortados, sus brazos, piernas y cabezas están separados de sus cuerpos, mamá...—en cada palabra ahogaba un sollozo de pánico—, los ancianos están muertos mamá, están congelados.

El silencio se prologo unos minutos más, y luego sentí como el celular era tomado por alguien.

Tape mi boca cuando no pude controlar mi respiración agitada entre medio del pánico, no debía escucharme.

—¡Lara, debes escapar de allí!—grito Alice—. ¡Tu padre, él ha sido él, fue él quien te ha asustado en el bosque!, ¡nos amenazo, nos amenazo a Brad y a mi si te contábamos algo!, ¡por favor, Lara, debes escapar, debes escapar ahora mismo!

Abrí mis ojos a la par, la canción se escuchaba con mas determinación, podía sentir los latidos de mi corazón con determinación.

El terror me consumió y sentí el mundo girar, pero los gritos de Alice fueron remplazados por otra voz, conocía perfectamente su voz.

—Lara, Lauren aquí, ¿puedes escucharme?

—Tengo miedo... tengo mucho miedo—balbucee.

—Lo se, se que tienes miedo, pero debes escucharme y todo saldrá bien—comento y asentí, aunque ella no podía oírme sentí comodidad haciéndolo—. No puedo decirte las cosas horrendas que me he enterado, y ahora son datos que no importan. Lo importante ahora es que estas en peligro, Lara.

—Mi padre...—balbucee sin poder terminar la frase.

—Tu padre, Lara. Siempre ha sido tu padre.

Negué una y otra vez, sintiendo el frío que emanaba del freezer, y el olor a carne en descomposición.

—Lara, por favor, debes escucharme y seguir mis ordenes. Puedes hacerlo, has pasado por un millón de cosas, pero confía en mí, todo saldrá bien.

—Él ha matado a los ancianos...él los ha matado.

—No tenemos tiempo para preocuparnos por ellos, Lara.

—Él me va a matar a mi—solloce, queriendo gritar.

—Quiero que te pongas de pie y enciendas la luz, junto a la escalera hay una llave—pronunció, restando importancia a mis palabras—. Por favor, Lara, debes confiar en nosotros.

No sabía lo que hacía pero me levante lentamente.

—En...—tome un suspiro ahogado—. En la casa no hay luz.

—La azotea es la única pieza que la hay— comentó ella—. Es el único lugar que tiene que haber energía para poder congelar—hubo un corto silencio—; los cuerpos.

—¿Cómo lo sabes?—tartamudee.

Y efectivamente, con mis piernas temblorosas y recorriendo la habitación lentamente, al llegar, y apretar la llave, la pequeña lampara de bajo consumo hizo luminosidad en el lugar.

—Debes escucharme con atención, junto al freezer, bajo una tabla, hay una cuchilla, quiero que la tomes en este momento, Lara.

Mi cerebro no procesaba los pasos que daba, solo actuaba cuando ella me ordenaba, camine hacía el freezer y nuevamente retrocedí.

—¿Que sucede?

—Aún esta abierto—susurre, mi labio inferior no dejaba de temblar.

—Él no se debe dar cuenta de lo que sucede, Lara. Debes cerrarlo.

Mis piernas reaccionaron nuevamente, e intente que mis ojos no hicieran contacto con sus cuerpos destrozados, eleve la mirada y atraje la puerta cerrándola, pero fue imposible no mirar.

Solté la puerta, logrando que se prolongara un gran estruendo.

Y todo fue silencio, la canción siendo clamada se detuvo.

—¡Lara!

Nuevamente su grito se escucho en toda la casa.

—¡Lara!

Volvió a gritar.

—¡Lara, voy a subir!

Y mi respiración se acorto.

—Lara...debes responder, Lara, por favor, respóndele—murmuro Lauren en la línea.

Mi garganta se seco cuando escuche unos pasos, y el primer escalón rechinar.

—¡Ya bajo, papá!—grite, sintiendo como mis cuerdas vocales dolían, y mi voz raspaba mi garganta al ahogar sollozos—, ¡Ya bajo!—volví a repetir.

Y sus pasos no se escucharon más.

—Vale, ¡procura no demorar, pequeña!

Y luego sus pasos se escucharon, pero ahora lejanos. 

En el silencio de la casa se podía detectar cualquier mínimo movimiento y sonido.

—Lara, debes tomar la cuchilla y esconderla.

Con manos temblorosas seguí sus indicaciones, y efectivamente la hoja afilada con mango blanco se escondía debajo del tablón.

—Tengo miedo...—volví a repetir.

—No hay tiempo para temer—exclamo ella—. Tienes que bajar, el equipo de policía no puede demorar en llegar, y estarás a salvo, Lara. Pero tienes que bajar, y comportarte normal... Peter no puede descubrirte.

Negué una y otra vez.—No puedo hacerlo, por favor, no me pidas eso—solloce. 

No podía vivir eso, no podía hacerlo otra vez.

—El tiempo se nos agota...—murmuro Lauren, sabía que también estaba sollozando y se escuchaban estos mismos mezclados con el llanto de los demás—. Todo saldrá bien, Lara, por favor...

—Mamá...—la interrumpí—. Mamá...lo siento mucho...

Sentí una ráfaga de aire en la línea, y luego su voz.

—No lo sientas cariño...

Volví a sollozar bajo.—Lo siento por desconfiar de ti, lo siento mucho, mamá.

La mayor también sollozo en la línea.—Amor, solo tienes que sobrevivir un poco más, y luego volveremos a estar juntas, ¿si?, solo nosotras dos.

—Mamá... te amo mucho, lo siento tanto, lo siento tanto, lo siento...—repetí una y otra vez, pero ni su voz ni el murmuro de los demás se escucho nuevamente—. ¿Mamá?—susurre.

Pero el móvil estaba muerto.

—¡La cena ya esta lista, pequeña!

Trague saliva cuando volví a escuchar su voz, mis manos y piernas temblaron cuando deje el celular en el suelo y me ponía de pie.

Respire profundo y elimine cada rastro de lágrimas. 

—¡Ya estoy bajando!—anuncie.

Y así lo hice, bajando lentamente las escaleras, yendo directamente a encontrarme con el diablo en persona.


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