Bienvenida Otra Vez

By Fifty-Seven

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Estoy consciente de que muchas personas suelen aparecer en nuestras vidas para enseñarnos cosas que no conocí... More

Sinopsis
Capítulo uno
Capítulo dos
Capítulo cuatro
Capítulo cinco
Capítulo seis
Capítulo siete
Capítulo ocho
Capítulo nueve
Capítulo diez
Capítulo once
Capítulo doce
Capítulo trece
Capítulo catorce
Capítulo quince
Capítulo dieciséis
Capítulo diecisiete
Capítulo dieciocho
Capítulo diecinueve
Capítulo veinte
Capítulo veintiuno
Capítulo veintidós
Capítulo veintitrés
Capítulo veinticuatro
Capítulo veinticinco
Capítulo veintiséis
Capítulo veintisiete
Capítulo veintiocho
* noticia *

Capítulo tres

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By Fifty-Seven

Mi despertador sonó a las 6 a.m., como de costumbre. Mientras estiraba mi cuerpo para levantarme, un gruñido se escuchó.

—Agh, ¡apaga esa mierda! —exclamó y tomó su almohada para ponerla sobre su cabeza.

Apagué el aparato y me levanté.

—¿Quieres desayunar algo? —pregunté con la típica voz mañanera.

—No... Aún —dijo debajo de la almohada.

—Bien, como quieras.


Abrí las cortinas de mi habitación y Lorianne volvió a quejarse.

—De verdad pienso que quieres matarme —dijo sentándose en la cama, frotándose los ojos.


Salí de ahí y fui directamente a la cocina, para empezar a preparar algo. Hice unos huevos, algo de tocino, café, pan tostado... Lo normal.

Estaba comiendo, cuando sonó mi teléfono. Me acerqué a donde lo había dejado y contesté, era mamá.

¿Cómo amaneciste?

—Bien, ¿cómo están todos allá?

Bueno, solo estamos tu padre y yo, Kendall no volvió desde ayer y Nathan salió con unos amigos ayer también. Ya ambos se reportaron vivos, solo me faltaba hablar contigo.

—Ha pasado solo un día, mamá —reí levemente.

Lo sé, pero ya te extrañamos por acá.

—Ya se acostumbrarán.


—Hey Chad, ¿no tienes algo de té? —preguntó Lorianne desde la cocina.

Tapé el micrófono del celular con la mano y dije:
—Está en la alacena de la derecha.


—¿Qué decías? —pregunté nuevamente en el teléfono.

¿Hay alguien en tu departamento?

Mierda.


—No... Sí, es... la vecina.

¿Qué hace la vecina tan temprano ahí?

—Vino a pedir té.


Se quedó en silencio un par de segundos y luego dijo:
Bien. Te llamo luego, ¿bien?

—Claro, claro —dije aliviado—. Adiós.


Cortó la llamada y suspiré, estaba salvado.

—¿Por qué le dijiste a tu madre que soy la vecina? —preguntó mientras hacía su té.

—¿Cuál es el problema por el que estás aquí? —le pregunté y se quedó en silencio— ¿No vas a responder? Yo tampoco —fingí una sonrisa.

—¿Desde cuando eres tan borde?

—Yo te hago la misma pregunta —respondí sentándome a desayunar, mientras ella terminaba de preparar su té frente a mí.

—Siempre he sido así —alzó sus hombros y seguidamente, bostezó.

—Claro que no.

—Sí, solo no me conocías bien.

—En eso concuerdo completamente.

  
Bajo su mirada atenta, le di un sorbo a mi café.

—¿Es que nunca vas a superarlo? —preguntó algo molesta.

—¿Te importaría pasarme el azúcar? —señalé el envase que estaba más cerca de ella. Me lo pasó a mala gana.

—Eres un dramático.

—Tal vez sí, tal vez no.

—Ugh, te detesto.

—Qué bien que ya sabes cómo se siente, ¿no? —pregunté con sarcasmo.

    
Odiaba eso de mí, siempre sacaba el sarcasmo en los peores momentos y lo peor era que no era intencional.
     

—Bien, hasta aquí.

 
Tomó mi plato y mi taza de café y alejó ambas cosas de mí, poniéndolas en la cocina.

—Ese es mi desayuno.

—Lo sé, pero no vas a desayunar hasta que hables conmigo de esto. ¿No te parece inmaduro seguir recordando el pasado? Ya, terminó. El tiempo pasó, cambié, cambiaste. El pasado es pasado, Chad, y no hay nada que puedas hacer para cambiar lo que pasó.

—¿Quieres hablar de esto? —asintió— Bien, hablemos. ¿No te parece inmaduro jugar con los sentimientos de una persona sólo para satisfacerte a ti misma? ¿No te parece inmaduro enamorar a alguien para luego humillarla y romper su corazón? —pregunté con fuerza, no podía detenerme— ¿No te parece inmaduro haberme hecho esto y luego hacer de cuenta que no hiciste nada? ¿Fingir ser un ángel cuando lo que en realidad eres es un demonio? —me miró a los ojos, de una manera que nunca había visto en ella.

Ella no conocía esa fuerza que estaba en mí. Ella no sabía que esa fuerza que tenía para enfrentarla, me la había dado ella desde el momento en el que me dañó.

En lo que me había transformado, era su culpa.

   
—¿Vas a querer seguir hablando o no? —no respondió— Me lo imaginé.

Salí de ahí y fui a mi habitación. Cerré la puerta atrás de mí e intenté respirar profundamente para calmarme.

No quería tener que llegar a ese punto, pero era eso o volver a llorar como lo había hecho años atrás. Prefería mil veces la primera, aunque la dañara más a ella que a mí.

Miré el reloj de mi despertador y sabía que me había atrasado en mi horario del miércoles, iba a ir a correr, pero ni siquiera tenía ganas de salir de mi habitación.

¿Qué podía hacer ahora?

Suspiré hondo una vez más, tenía que calmarme... Tal vez debía ir a hablar con alguien que ha tratado con personas así, como Lorianne y que hacían sentir miles de cosas a la vez. Solo había alguien, una persona que yo conocía que podía ayudarme con esto.

  
*   *   *   *   *

  
Toqué el timbre una vez más y sentí mi pierna moverse con ansiedad hacia delante y hacia atrás.

Cuando abrió la puerta, supe que alguien había estado aquí... Por lo menos en las últimas 10 horas.

—¡Chad! —exclamó ella con alegría. Era mucha alegría teniendo en cuenta que apenas iban a ser las 9 a.m.— ¿Qué haces aquí a esta hora?

—Yo... Necesito hablar contigo, Kendall —ella frunció el ceño, confundida—, ¿está mi hermano por ahí?

—Está... en mi habitación.

—Puedo volver luego si quieres —dije señalando sobre mi hombro con mi pulgar.

—Oh no, no. Tranquilo, pasa.


Me abrió más la puerta y entré en la casa. Ella cerró detrás de mí y me miró con precaución.

—¿Estás bien?

—Sí, sí... ¿Hay alguien más aquí?

—Mmm... No. Mis padres salieron para California por un caso y volverán hoy en la noche. Y David traerá después a Abigail para almorzar —explicó la rubia—, así que solo estamos tú y yo... Y Kendall, que está dormido.

Asentí, entre menos personas se enteraran, mejor.

—¿Quieres sentarte? —asentí y me senté en un sofá frente a ella— Bien, ¿qué pasa?

—Yo... —suspiré— Tú has tratado con personas algo... tercas en tu vida, ¿no es así?

—Tu hermano es una.

—Lo sé, por eso vengo a pedirte ayuda con una persona que es igual... o incluso peor que Kendall —ella me escuchó atenta—. ¿Nunca te han contado la historia de Lorianne Wilde?

—Haces que suene como un mito... —dijo divertida— Disculpa, prosigue.

—Como sea, cuando estaba en la secundaria era algo... nerd. Pero no era tan nerd como piensas... Bueno, sí y no... Era uno, pero no me veía como uno, yo era...

—Deja de balbucear, de verdad eres igual que tu hermano.

Suspiré profundamente y decidí continuar, explicándole lo que era en la secundaria.

Dejémoslo con que era un nerd diferente a los que siempre se está acostumbrado a ver. Mi hermano mayor —solo por unos segundos, aclaro— no era nerd, de hecho, sus calificaciones eran una basura y su círculo social era estrepitosamente grande, más grande que su ego. Los que lo conocen saben que eso es exageradamente enorme.
Como sea, tenía amigos en todas partes. En todos los institutos de la ciudad tenía, por lo menos, una veintena de amigos. Nathan era bastante popular y yo, bueno, yo era el hermano gemelo nerd del chico popular de la secundaria.
Mi círculo social, en cambio, no era un círculo, porque no se pueden hacer círculos con dos personas. Su único integrante era un chico con gafas, aparato dental y acné, llamado Thomas Sanders. Mi único amigo. No necesitaba más, con Thomas a mi lado, me bastaba. Me daba igual lo que los amigos de mi hermano dijeran, porque prefería tener un solo amigo de verdad, a tener miles y que sean falsos.

 
—Espera —dijo ella—, ¿Thomas es el chico que sale contigo tu foto de perfil en WhatsApp? —asentí— Sólo diré algo: wow. Ya, sigue.

  
Resulta que, de los tantos amigos que hizo mi hermano Nathan en fiestas y reuniones en esas en las que mueren millones de neuronas por segundo haciendo estupideces, él conoció a un grupo de tres chicas: Brianna, Sandra y Lorianne. Las cuatro chicas habían sido expulsadas de su anterior secundaria por bullying excesivo a otros compañeros, así que a alguien se le ocurrió la súper idea —por favor, que se note el sarcasmo— de ponerlas en una secundaria más grande que la anterior, donde tuvieran que iniciar su popularidad desde cero. Lo que pasó fue que ellas no debieron iniciar de cero, sino que ya en nuestra secundaria, eran populares y ni siquiera tuvieron que decir algo. Así que el escuadrón de idiotas creció y el índice de bullying aumentó. Veía a esas chicas rodeadas de personas siempre, burlándose de alguien, insultándolo solo por diversión, pero yo no podía hacer nada. Yo era nada junto a todos ellos. Sabía que solo debía aguantarlos un par de años más y, al llegar a la universidad, máximo vería a dos o tres, así que intentaba no tomarle importancia.

Pero me importó el día que se metieron con Thomas. Era hora del almuerzo y mi mejor amigo y yo siempre íbamos por el almuerzo, para luego salir de la cafetería a comer a otra parte. Así que hacíamos la fila para el almuerzo, como cada día. Hasta que, de una de las mesas en las que estaban los populares, uno de los chicos se levantó y tomó la bandeja de almuerzo de Thomas y se la lanzó en frente, tomó sus lentes y los rompió en el suelo, pisándolos sin piedad. Me enojé tanto que sentí que iba a explotar. Le empecé a gritar al tipo y todos nos miraban atentos, como el show de medio tiempo. Él tipo intentó golpearme, pero esquivé sus golpes, hasta que decidí golpearlo de vuelta y lo logré. Mis puños impactaron en su rostro y su abdomen.

—Espera —dijo Kendall otra vez—, ¿sabías pelear?

—Mis hermanos y yo estuvimos en varios equipos deportivos. Ellos escogieron futbol americano y yo basquetbol, así que entrenábamos y, parte del entrenamiento era ir al gimnasio un par de horas, así que sí, podía defenderme.

Ella alzó sus cejas sorprendida.

—A eso te referías con que no eras un nerd normal —asentí—. Bueno, ¿qué más pasó?

    

El tipo decidió retroceder, dejándome una amenaza para después de clases. Quería que nos viéramos en el estacionamiento y "arregláramos las cosas" ahí. Pero no iba a ir. Así que Thomas y yo salimos de la cafetería para ayudarlo a él a limpiarse la ropa. Además, que ahora debía ayudarlo a caminar porque no podía ver nada.
Al salir, volteé a ver y había una pelirroja mirándome con atención, sabía su nombre, pero apostaba a que ella sabía no el mío. Y tampoco quería que ella lo supiera, porque eso, me convertía en un nuevo blanco para nuevas bromas.
Días después, coincidí una clase con la pelirroja otra vez y se sentó a mi lado, cuando más de la mitad de los espacios estaban vacíos. En clase, me miró un par de veces, lo notaba de reojo. A la hora de salir, me detuvo y dijo que había sido muy valiente en la cafetería. Yo solo le sonreí e intenté seguir mi camino solo para buscar a Thomas, pero la pelirroja me siguió. Se presentó y yo hice lo mismo, intentando ser amable. Dijo que esperaba verme luego y se despidió para salir de mi vista.
Y fue así por varios días. Ella llegaba, me decía una que otra cosa y se iba entre la multitud. Resulta que el tipo que me quería golpear en la cafetería estaba enamorado perdidamente de esta chica pelirroja, Lorianne, así que ya tenía dos motivos por los cuales quería ver mi cadáver a sus pies.
Otro día en la cafetería, este chico llamado Spencer, me tomó desprevenido y empezó a golpearme, desquitando todo lo que tenía contra mí. Sabía que podía levantarme y defenderme por mí mismo, pero Spencer me tenía a golpes, uno detrás de otro, cada vez con más fuerza... fue imposible para mí levantarme. Spencer se detuvo cuando escuchó el grito de una chica que le ordenaba detenerse. Era Lorianne. Todos nos miraban atentos mientras me ayudaba a levantarme. Me llevó a la enfermería y se quedó ahí mientras la enfermera me limpiaba los pequeños cortes que tenía y me revisaba para ver si todo estaba en orden. Cuando la enfermera se fue, me quedé con ella. Me dijo lo mucho que sentía que eso hubiera pasado y todo lo que le iba a decir a Spencer. Le dije que no había problema, que lo dejara así. Ella negó, decía que esto no podía quedarse así, entonces le pregunté que por qué estaba haciendo eso, que por qué me estaba ayudando. Ella me miró a los ojos y dijo que le gustaba. Creí que era una broma, pero supe que no lo fue cuando se acercó a mí y me besó.

Semanas después, llenas de charlas y miradas, yo estaba admitiendo que me gustaba Lorianne. Sabía que era un error, pero no podía evitarlo, me gustaba y mucho.
Thomas había desarrollado una especie de fuerte crush por Sandra, la amiga de Lorianne, pero la morena no le prestaba atención. En cambio, yo estaba cada vez más cerca de la pelirroja. Empecé a ir a fiestas con ella, a salir con sus amigos o solo con ella. En una de las tantas fiestas, subimos las escaleras y en una habitación, nosotros... bueno, eso. Yo estaba con varios tragos y ella igual, tal vez peor, pero por alguna razón, no me importó. Y bueno, el índice sexo en mi vida había aumentado gracias a ella. Claramente a ninguno de los dos le molestaba.

—Wow, wow, ¿fuiste adicto al sexo? —preguntó la novia de mi hermano.

—No diría "adicción", pero no es que me quejara por ello —alcé mis hombros, restándole importancia.

—Ok... Nunca imaginé escuchar eso de ti —confesó—, sigue.

    
Ella estaba un 90% siempre conmigo y tampoco me molestaba. Solo sabía que la amaba y ya, que quería pasar todo el tiempo posible con ella, sin importar lo que eso costara. Pasaron más meses y seguimos en lo mismo, hasta que un día reuní el valor y le pregunté que si quería ser mi novia. Claramente aceptó y ahora yo sí me sentía el hombre más feliz de la Tierra.

Llegó el baile de graduación. La fui a recoger a su casa y salimos juntos hacia la escuela. Ella se veía preciosa y llevaba una sonrisa estampada en el rostro, yo sólo pensaba que se sentía emocionada o algo así.
Llegamos al lugar y ella me tomó de la mano y me arrastró hasta el lugar, riendo y jugueteando. No sabía qué la ponía tan activa... Bueno, sí sabía, pero no sabía exactamente por qué en ese momento.
El baile empezó y todos empezamos a movernos, hasta que ella dijo que quería ir al baño. Me ofrecí a acompañarla pero se negó, así que me acerqué a la mesa del ponche y me quedé ahí charlando con unos de lo amigos que había hecho con Lorianne.
La música se detuvo y todos miraron al DJ, esperando una explicación, pero solo encontraron a la pelirroja sobre el escenario.
Saludó a los presentes y una gran sonrisa se posó en mi rostro por alguna razón, ni siquiera sabía qué hacía ella ahí. Empezó a hablar con humor de la secundaria, de sus amigos y personas importantes, y luego se detuvo cuando iba a empezar a hablar de mí, su novio desde hacía varios meses ya.

  
—¿Qué dijo? —preguntó Kendall impaciente.

—Ella dijo algo como: "Ese chico que está allá, el castaño de ojos verdes..." Me señaló y todos me miraron, ella rió y siguió diciendo: "Ese castaño de ojos verdes, es un idiota".

La cara de Kendall lo dijo todo.

Lorianne empezó hablando de lo idiota que era yo, de lo estúpido que puede llegar a ser un nerd, por más irónico que parezca. Empezó a burlarse de mí y yo no entendía nada. Los que habían sido mis compañeros de clases, mis "amigos" se estaban riendo a carcajadas de mí, de lo que Lorianne decía.
Me acerqué rápidamente al escenario y ella me miró manteniendo su sonrisa. Le pregunté que qué estaba haciendo y por qué decía eso. Ella volvió a reír y me hizo una pregunta.

  
—"¿De verdad crees que alguien puede realmente enamorarse de ti?"

Kendall me miraba un tanto en shock... O tal vez confundida... O molesta...

 
—¿Era una broma, no? —preguntó ella.

—¿Qué cosa? —pregunté— ¿Lo que dijo o nuestra relación?

—Lo que dijo.

—Ah pues no, pero lo que sí era broma era nuestra relación... Al menos para ella, porque yo le di lo mejor de mí.

—No puedo creerlo... ¿Y qué dijo tu familia?

—Bueno, papá y mamá insistieron en ir a hablar con los padres de ella, pero yo me negué —expliqué—. Si seguí dándole más vueltas al tema, me habría dolido más.

—¿Y tus hermanos?

—Nathan no me dijo nada, siempre ha bromeado con mis ex novias, pero con Lorianne no me dijo nada más. Y Kendall solo me miraba burlón, siempre ha sido un idiota.

—¡Oye! —se quejó mi hermano entrando en la sala, completamente despeinado y usando solo un pantalón de pijama— Si te miraba así era porque de verdad fuiste un imbécil esa vez —dijo con su voz mañanera. Se acercó a su novia y se recostó a su lado.

—Me equivoqué respecto a ella, estoy consciente de eso —dije a mi hermano.

—¿Cuándo te diste cuenta de eso? ¿Hoy en la mañana? —bostezó— Además, ¿por qué hablamos de esa zorra después de todos estos años?

Kendall miró mal a Kendall... Ese juego de nombres seguía siendo tan divertido.

—Es una zorra —dijo él a su novia—, no tienes derecho a corregirme con respecto a eso. —me miró— ¿Entonces? ¿Por qué hablas de ella?


¿Debía decirles? Sabía que, por lo menos, mi hermano se enojaría y su novia me daría un par de palabras para recapacitar, pero eso era lo que quería, opiniones.

—Ella está en mi apartamento.

—¡¿Te la cogiste?! —preguntó mi hermano asustado y su novia le golpeó el brazo.

—¡No! —exclamé de vuelta— Ella... —suspiré profundo— Le estoy haciendo un favor.

—¿Un favor? —preguntó la rubia confundida— ¿Qué clase de favor?

—No tiene dónde quedarse y... se quedará conmigo unos días.


Ambos se quedaron en silencio.

—¿Cómo es que...? ¿Ella...? —mi hermano parecía completamente sorprendido de verdad.

—¿Qué es lo que necesitas? —preguntó la chica.

—Necesito que me ayudes a calmarme para no explotar —confesé—, antes de salir yo... le grité, me molesté mucho con algo que dijo y... —suspiré— Ayuda.

   
Ambos se miraron y luego me miraron otra vez.

—¿Por qué aceptaste? —preguntó ella.

—No sé... Solo pensé que no era lindo pedir ayuda en todos lados y que nadie te la diera... No tengo problema en ayudar a alguien, el problema es ella, me trae recuerdos, me hace querer decirle todo lo que no le dije hace años —expliqué.

—Échala de tu casa —empezó mi hermano— y mándala a comer m...

—Kendall, no.

—No sé qué hacer —confesé.

—Te ayudaremos —dijo Kendall.

—¿Lo ayudaremos? —preguntó mi hermano y su novia lo volvió a golpear en reproche— ¡Te ayudaremos! Pero de una vez te lo digo —me señaló mi hermano—, si a esa zorra se le ocurre fingir ser inocente de todo, no le impediré a Kendall que la mate.

Su novia rodó los ojos.

—Omite ese comentario —dijo ella—, te ayudaremos y ya tengo un plan.

  
-----------

¡Dos! Deberían amarme. Eh xd

¡Ya conocieron la historia entre Lorianne y Chad! Debo admitir que hasta yo odio a Lorianne okno, de verdad que eso no se hace :(

En fin, ya saben, cualquier duda, me dicen. Cualquier error me ayudan eh.

Los/as amo <3

14/6/16

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