Sh...Es un secreto.

By Camille_TC

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Él me decía que nadie debía saber de su existencia. Él siempre me dice que debo guardar el secreto. Él vivía... More

Prólogo
Parte 1
Parte 2
Parte 3
Parte 4
Parte 5
Parte 6
Parte 7
Parte 8
Parte 9
Parte 10
Parte 11
Parte 12
Parte 13
Parte 14
Aviso
Parte 15
Parte 16
Parte 17
Parte 18
Parte 19
Parte 20 (1)
Parte 20 (2)
Parte 20 (3).
EPILOGO
PDF
Agradecimientos.
Grupo.
Segundo libro.
SEGUNDO LIBRO; Gritos Demoníacos
I (Parte 1)
I (Parte 2)
II
III (Parte 1)
III (Parte 2)
IV
V (Parte 1)
V (Parte 2)
V (Parte 3)
VI
VII
VIII (Parte 1)
VIII (Parte 2)
IX
X
XI (Parte 1)
XI (Parte 2)
XI (Parte 3)
Aviso.
XII
XIII (Parte 1)
XIII (Parte 2)
XIV
XV
XVI (Parte 1)
XVI (Parte 2)
XVII
XVIII
XIX (Parte 1)
XIX (Parte 2)
XIX (Parte 3)
XXI (Parte 1)
XXI (Parte 2)
XXI (Parte 3)
XXII
XXIII
XXIV (Parte 1)
XXIV (Parte 2)
XXIV (Parte 3)
EPILOGO
Agradecimientos.
Grupo por aniversario <3

XX

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By Camille_TC

Resople cruzándome de brazos, aunque la mujer detrás del escritorio no se percato. Lauren seguía como si nada, ordenando papeles tras papeles, y escribiendo en su libreta.

—Creo que no es así—musite bajo, y ella elevo una ceja sin levantar la mirada—; que no creo que sea como has dicho, yo lo vi, y creo que estas prefiriendo ignorarme.

La mayor suspiro, y aparto algunas hojas, para por fin enfocarse en mi mirada, sonreí por mis adentros en cuanto al fin pude llamar su atención y me acomode en la silla, mis codos resonaron sobre el escritorio.

—Vale, Lara—asintió cruzando sus manos—, adelante, dime en que me equivoque.

Relamí mis labios y aclare mi garganta. Había estado sentada en esa silla durante mas de cuarenta minutos, y cualquiera de sus soluciones eran completamente inservibles.  

—Lo he visto, y debes creerme—suplique, mi voz salió mas aguda de lo normal, entre el pánico de que ella por fin me creyera. Pero sus labios apretados me volvieron a confirmar que no creía en mi palabra —. ¡Era real!—volví a repetir, y sin dudar golpee la madera con mi puño.

Pero Lauren ni siquiera se inmuto, permaneció con sus manos cruzadas y sus facciones serenas, enfocada en mi mirada. Pareciera que no había pasado nada.

—Tranquilízate—me pidió, y asentí entre respiros alterados, me alcanzo un vaso de agua, y sorbí unos tragos, tiempo que alcanzo para que hablara sin interrupciones—. Tu error ha comenzado en no contarme nada de la salida, hiciste mal en hacer eso, Lara. 

—Hubieras dicho que no—contraataque de inmediato posando el vaso sobre el escritorio.

Ella asintió.— Por supuesto, nunca lo hubiera permitido. Así también tu padre, jamas tuvieron que ir. 

—Tenía que regresar a ese lugar—brame exaltada, en busca de explicaciones lógicas, pero nada vino a mi mente—, mi pasado... tenía que cerrar la etapa.

—El pasado significa retroceder—espeto, y sin mas volvió a anotar en su libreta, quise hablar pero mis labios se sellaron pensando en sus palabras—. ¿O no es así, Lara?

Lo pensé. Lo creía así, regresar al pasado era retroceder todos los pasos que lentamente había podido superar, regresar significaba una amenaza para tener que comenzar de cero, regresar no era lo correcto. 

Pero prefería regresar a morir con el enigma.

No le respondí ninguno de mis pensamientos, quede en silencio por unos momentos, mientras ella anotaba las últimas palabras y volvía a elevar su mirada.

—¿Y que hay de lo que vi?—cuestione.

Lauren llevo sus dedos a su mentón, apoyando el codo en la madera, como siempre hacía, antes de dar una respuesta concreta, pero ninguna de esas respuestas me estaban sirviendo.

—En ese entorno que estabas... te ha traído proyecciones de la pesadilla—comenzó, su voz siempre era calma—; me has contado que Alice te ha dejado sola en el bosque. Es muy probable que hayas entrado en pánico y te hubieras desmayado.

—¿Me estas diciendo que fue otro sueño?—cuestione, mi ceja estaba levemente arqueada.

Ella asintió.— Es lo mas lógico que pudo ocurrir—declaro, guarde silencio, y le dio tiempo para seguir hablando—. O tal vez... fue parte de la broma de tus amigos.

No respondí a ello, y ella sin tener respuesta volvió con una media sonrisa a anotar unas últimas palabras, para por fin guardar la libreta.

*

Observe a mi madre, detrás del volante, una sonrisa se desplegaba sobre su rostro cuando estaciono, luego de rodear el estacionamiento por media hora por un lugar libre.

Vire mi cabeza hacía la entrada del lugar.

—Bienvenida al acuario, mi amor—anuncio, elevo su mano y pellizco mi nariz—, amabas a los peces de aquí. Pero vamos, que tienes que verlos en persona.

Asentí, intente abrir la puerta, pero nuevamente el seguro para niños hizo que soltara un bufido. Mi madre torció el gesto, bajándose del automóvil y rodearlo velozmente para poder abrir mi puerta.

—Te puedo jurar que no me tirare del coche—comente pasando por su lado.

—Es la costumbre, hija—clamo rodeando su brazo en mis hombros—. No quiero discutir contigo ahora, solo disfrutemos este momento juntas, ¿si?, ya bastante me has asustado en el fin de semana.

—Vale—asentí y ella me sonrió.

Nos dirigimos a la entrada, en donde un guardia nos cedió el paso. Entrelace mi brazo con el de mi madre, quien pude ver que sonrió un poco mas por mi gesto.

El agua aún seguía causando que mi estomago se revolviera con miedo. 

—Hey, relájate amor— comento la mayor.

Pero negué, estábamos entre cuatro paredes de vidrio, observando a los diferentes peces.

—¿Y que si algún vidrio se rompe?—pregunte cinchando su brazo, lo susurre para que nuestra conversación fuera privada.

Aunque mi madre siempre sacaba mi pregunta a un contexto muy elevado, hasta el punto de dejarme en ridículo.

—Señorita—llamo a la mujer a su lado, que por su atuendo nos hacía saber que trabajaba en el lugar—. Mi hija tiene una pregunta que la inquieta.

La mujer rápidamente asintió y llevo la mirada a mi, esperando que comenzara con mi pregunta. Pero jamas le hable, me mantuve observando directamente sus ojos, hasta que no pudo mantener la mirada en los míos. Sonreí inconscientemente, aunque sabía perfectamente que no me libraría de mi madre.

—¿Se pueden romper los vidrios?

Por el rostro de la mujer, supe que aquella pregunta había sido ridícula. Pero el terror al agua seguía presente en todo mi organismo.

Cuando decidimos irnos, fue una completa alegría. Había tratado de superar mi rara fobia, y complacido a mi madre al tener un día juntas, aunque esperaba impaciente la noche para tocar el piano con mi padre.

—Ha sido un momento muy encantador con mi hija favorita—bramo detrás del volante mientras enganchaba el cinto de seguridad.

—Con tu única hija, querrás decir—comente sonriendo.

—Con mi única y favorita hija, suena mucho mejor— clamo y me encogí de hombros.

Encendió el coche, cuando se puso en marcha, y ya estábamos alejadas del acuario no pude evitar suspirar con felicidad. El día no estaba yendo para nada fácil con los enigmas de Lauren, y la salida con mi madre.

En el corto trayecto, la mayor coloco el CD de Queen. Y agradecí por ello, para que me diera mis momentos para pensar observando por la ventanilla.

¿Había sido todo parte de la broma de Alice y Brad?, tenía la duda de ello, recordé cuando les pregunte, y sus gestos confundidos se proyectaron por mi mente. Aunque si habían podido mentir una vez, lo podían hacer otra.

¿Otro sueño?, había sido tan real que lo podía llegar a dudar unos momentos, pero las imágenes de la pesadilla seguían vivas en mis recuerdos, y ellos también los había sentido reales.

Cuando el motor del coche se apago salí de mi burbuja, y me enderece en el asiento. Mi madre observo hacía mi casa, y luego paso la mirada a mi subiendo ambas cejas.

—Creo que alguien te ha venido a ver.

Fruncí el ceño, eleve mas mi mirada, observando a un Thomas paseándose en la entrada, algo nervioso, siempre cuando lo estaba no paraba de mover su pierna izquierda. Mi madre bajo primero acercándose, y rápidamente fui detrás de ella.

Sonreí en cuanto lo vi con un pequeño oso y un ramo de flores, fruncí el ceño viendo el ramo, esas flores me parecían familiares. Mi madre camino hacía el y le arrebato ambas cosas.

—Oh, que lindo Thomas de tu parte—bramo oliendo las flores.

—Pero son para Lara...

—Alérgica a las flores y a la felpa—comento la mayor, y el chico entreabrió sus labios exaltado—; no te preocupes, cariño. El oso y las flores tendrán un buen lugar en mi habitación.

Thomas quiso hablar nuevamente, pero mi madre ya lo había esquivado y cerrado la puerta. 

Se giro hacía mi, y rió nerviosamente mientras se acercaba.

—¿Me has escondido por mas de diez años tus alergias?—cuestione elevando una ceja. Asentí encogiéndome de hombros—. ¡Pero si yo juntaba flores en la primaria y te las daba!

—También tengo un vago recuerdo de al otro día llegar con ronchas en todo mi cuerpo—comente y el rió.

—Así que era por eso, me hubieras dicho, tonta.

Arrugue mi nariz.— Creo que eso no tenía propósito, solo hubiera causado que no me regalaras mas flores, y yo amaba tus flores, aunque mas que flores eran yuyos—el sonrió y pude captar un leve sonrojo en sus mejillas—. Por cierto, ¿las has arrancado del jardín de tu madre?

—No, como crees—revoleo los ojos y reí—. Y yo creo que te debo una explicación.

—Siempre te ha ido muy bien en cambiar de temas—comente con mis manos dentro de los bolsillos de mi chaqueta—; o...en ocultarlos—agregue y Thomas torció el gesto.

Luego que me lo pidiera, nos encaminamos al parque cercano, caminamos las cortas calles en silencio. El me daría respuestas, y yo solamente tenía que resolver todas las que habían en mi cabeza.

Nos sentamos en el centro de la plaza, en donde el rubio había comentado que siempre era nuestro lugar favorito, no había podido evitar preguntar el porqué, Thomas se encogió de brazos, comentando que siempre estaba cerca del puesto de helado.

—No se como comenzar...—susurro mientras se colocaba la capucha.

Rodé los ojos, por su comienzo inmaduro.— Las cosas claras, por ejemplo de porqué me ocultaste lo de Alice y Brad. O... tal vez puedes comenzar a porque íbamos de noche a la colina. O por qué me has ocultado cosas que no debiste habérmel-

—Vale, ya lo entendí—elevo su brazo, calle y el suspiro jugando con sus manos—. Fue porqué...

Su contestación fue tan rápida, que me fue imposible comprender que decía.

—¿Qué dices?

Bufo frustrado y volvió a repetirlo, sin éxito alguno que entendiera.

—Creo que deberías intentar hablar para afuera.

Volvió a bufar, ahora observándome, sus mejillas estaban teñidas de un llamativo carmesí—. ¡Que.estaba.celoso.de.Brad!—articulo cada palabra.

Reí sin poder contenerme.— ¿Lo dices en serio? 

Thomas asintió avergonzado.— Es que... al fin teníamos nuestro tiempo juntos, y pensé que si te contaba lo de Brad... ibas a irte con el. Dios, suena mas estúpido de lo que pensaba en mi mente—se quejo tapando su rostro.

—Eres idiota—comente rodando los ojos.

—Si, eso ya lo se, y gracias—anuncio, y otro bufido se escucho de su parte—. El era tu novio, y llego un tiempo de que ni siquiera nos veíamos, porque tu estabas con el todo el siempre, y con su hermana.  

Fruncí el ceño.— ¿Pero nos veíamos en la colina?

El rubio asintió y negó.— A veces quedábamos en vernos pero tu nunca llegabas. Una vez me contaste que Brad no quería que estuvieras cerca de mi, nunca soporte a ese tipo, si te soy sincero.

Negué apretando mis labios.— ¿Mis padres sabía la relación que tenía con Brad?

Thomas negó.— Tus padres solo sabían que tenías amigos en la tienda de CD's, pero no que eran novios. Al principio te encubría, y me decías, que les dijera que estabas conmigo.

—Al parecer era una chica rebelde— clame sin siquiera creerlo.

—Pasabas mucho tiempo con ellos—se encogió de hombros—. Aunque admito que fui un egoísta en no decirlo, al final de cuenta, son tus amigos, no los míos.

Quise corregir la palabra, la denotación amigos, luego de la broma había estado rondando en mi cabeza. Había tenido la discusión con Thomas, pero después de todo lo que había ocurrido el rubio seguía allí, apoyándome, y dándome explicaciones para poder comprender todas las preguntas que estaban en mi mente.

—No tienes porque estar celoso de Brad—comente, viro la mirada hacía mi, y yo también lo hice, encontrándome así con sus claros ojos—. Porque ahora te elijo a ti, Thom.

La sonrisa que tanto adoraba de el, se formo en su rostro.

—También te elijo a ti—clamo entusiasta—; pequeña

Pequeña...

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