Las cosas no habían cambiado del todo. Él cada vez más harto, ella cada vez más boba. Jimin realmente estaba muy sorprendido por la actitud de Hyemin. Nunca creyó que la chica más dura y egocéntrica iba a perdonarle todo lo que hacía.
Entonces estaba Jinyoung. Bueno, ella prefería quedarse callada, sólo observaba. Igual que Hoseok, pero éste era otra historia. Por el momento.
Jimin no era el único que había notado sus nuevas actitudes, las personas a su alrededor, exceptuando a su novia, estaban conscientes en el cambio de Jimin y no sabían cómo reaccionar a ello, era la primera vez que lo veían así. Jinyoung sinceramente estaba harta de él; era frustrante verlo siempre sentado en el sofá o metido en su habitación. Era raro que ahora fuera a entrenar.
— ¿Qué no tenías planes con la perra mala?
— Ya no.
Y así fue tres veces, a la cuarta, Jinyoung no decidió preguntar más. Estaba siendo un completo idiota, siempre terminaba cancelándole o aveces ni le avisaba que no asistiría. Y a Jini no le molestaba que Hyemin se quedara sola, le molestaba que Jimin no cumpliera con su palabra. Todas esas veces que ella le llamó desesperada por la situación a Jungkook, él le decía que tenía que abrirle los ojos a Jimin; pero ella temía aquello, ya que, su única manera de abrirle los ojos era con golpes.
Jinyoung salió de su habitación con una prenda arrugada en su mano, Jimin miraba la tv.
— ¿Seguro que tengo que ir con vestido?— Arrastró la pregunta, lo miraba cansada.
— Es una fiesta formal, vestidos y esas cosas.— Contestó Jimin.— Por favor, Jini.
— La verdad es que sólo voy porque Hoseok estará ahí.
Dicho eso, se dio media vuelta y entró por el pasillo otra vez, no sin antes gritar "estoy lista en diez". Jimin soltó un fuerte suspiro y se puso de pie, caminando con flojera a su habitación.
Hoy era el cumpleaños de Hyemin y era obvio que la chica iba a tener una fiesta a lo grande. Realmente, decir que invitó a mucha gente era poco. No sólo eso, aunque era una fiesta alocada y con grandes expectativas, tenías que ir vestido bien. Vestido o faldas, chaleco o saco. Sería llevada acabo en su casa, la gran mansión de los Kim, habían contratado personal, un Dj e incluso instalarían una barra. Todo conducía a ser mucho más que perfecto.
Era obvio que Jimin tenía que estar ahí, al fin y al cabo, era el acompañante de la festejada. Y por suerte, ella le había permitido invitar a sus amigos, lo que obviamente hizo. Entre esos, estaba Jini, y aunque se negó al principio, Hoseok la convenció, además de Jungkook, que le dijo que una fiesta no le haría mal. Sólo así.
— ¡Jimin-ah!— Gritó desesperada. Una puerta se abrió y por ésta salió Jimin, como siempre, rebasando las expectativas.— Joder, hombre ¿qué siempre será la misma historia?
Ella se refería al hecho de que, sin importar la situación, Jimin era el último en estar listo. Pero Jimin la ignoró por completo, una vez más se había quedado viéndola, viendo lo hermosa que lucía. Para él, Jinyoung tenía algo que no había visto en otras chicas. Su sencillez. Su vestido no tenía que llevar decorativos o cosas extras, no, ella hacía al vestido. De hecho, a todo lo que Jini se pusiera. Era muy, pero muy bonita.
— ¿Cómo le haces para verte tan hermosa si te arreglas en diez minutos?— Le preguntó mientras tomaba las llaves del auto.
— No quería decírtelo, pero bueno...— Juntos bajaban las escaleras.— Hice un ritual satánico hace unos años.
— Dios, Jini...
— Hablo en serio, Jimin.— Soltó una risita, siguiendo con su estúpida mentira.— ¿Conoces Black Magic de Little Mix? ¿Has visto el vídeo?
— Sí, creo.
— Pues igual.
Jimin soltó una sonora carcajada, no por el hecho de aquella tonta broma, sino las expresiones de Jini, si no fuera algo tan loco, seguramente le creería. Lo hacía ver tan normal y casual. Subieron al Camaro y pronto Jimin dio marcha a la casa de su novia. El camino había sido incómodo; Jimin conducía y apenas hablaba, antes, Jini lo regañaba, diciéndole que cerrara la boca o chocarían y Jini estaba usando su celular y muy pocas veces levantó la vista de la pantalla, ella solía estar inquieta o viendo por la ventana, pero más que todo, cambiando las estaciones de radio una y otra vez sin poder dejar una.
Esta vez la radio estaba apagada.
La fiesta ya había empezado, autos aparcados a las orillas de las calles, Jimin avanzaba lento. Para suerte de él, tenía permitido entrar por la cochera y estacionarse en el garaje, justo así lo hizo. Puso el auto en neutral y apretó el volante, seguido de un suspiro. Jini lo miraba curiosa. Luego de unos largos segundos, Jimin apagó el motor. Jinyoung desabrochó su cinturón y agarró la manija, pero Jimin la tomó de la muñeca y tiró de ella, abrazándola.
— Te quiero, Jini.
Jinyoung tragó duro, cerró los ojos y asintió contra su pecho, le devolvió el abrazó y se separó de él, viéndolo directo a los ojos.
— No hagas nada estúpido hoy, ¿de acuerdo?— Le pidió con algo así como tristeza en su voz. Jimin asintió en silencio.— ¿Me lo prometes?
— Te lo prometo.
Jinyoung lo volvió a abrazar y le dio un beso en la mejilla, apresurándose a salir del auto. Jimin pronto llegó a su lado y juntos fueron al jardín trasero donde estaban todos. Aunque a ella no le caía bien Hyemin, no le gustaría saber que a la mitad de la fiesta, Jimin desapareciera dejándola sola en su día especial. Eso no estaría bien.
— ¡Amor!— Hyemin se acercó.
Desde lejos había notado que Jinyoung lo acompañaba, por eso mismo, gritó y casi llegó corriendo, capturándolo en sus brazos mientras lo besaba.
— Pero qué hermosa te ves, Hyemin.— Jimin le dio una vuelta, ella rió tontamente.— Hoy es tu noche, recuérdalo.
— Uhm...— Jini carraspeó su garganta, llamando la atención de ambos.— Sólo quería decir que, feliz cumpleaños pe...— Sus labios se sellaron de repente.— ¡Hyemin! ¡Sí! Hyemin.... Bueno, permiso.
Jimin no pudo verla irse, el ocultó su cara antes de empezar a reír como loco. Jinyoung estuvo a punto de llamarla "perra mala". Eso habría sido de lo mejor de toda su vida, sin duda. Hyemin le dijo que Jinyoung cada vez era más rara, a lo que Jimin le llamó la atención. Jinyoung podía llamarle como quisiera a ella, pero Hyemin ni por su nombre. Era demasiado para ella.
Jinyoung caminaba entre las personas. Aunque apenas empezaba, ya había bastante gente, aunque, el espacio sobraba. Había unas cuantas mesas, con manteles y cubiertos. Algunos estaban sentados en ellas. Otros simplemente bailaban o estaban parados por cualquier parte del jardín, charlando. Todos con sus ropas elegantes pero a la vez casuales, los únicos que se distinguían eran los meseros. El ambiente no le gustaba a Jini, era como ver a Hyemin multiplicada en ambos sexos. De pronto, extrañaba como nunca las fiestas de Hoseok y Jiwoo, donde todos vestían jeans y tenis, donde el lugar era oscuro y con demasiada gente alocada.
— ¡Jinyoung!
Levantó la vista del césped y a pocos metros se encontró con aquel chico. Su sonrisa de sorpresa creció de la nada y como si no lo hubiera visto en años, ella corrió a su lado.
— ¡Taehyung!— Dijo ya cuando los abrazaba.— ¿Qué haces aquí?
— Hyemin es mi compañera, ¿lo recuerdas?— Taehyung mostró su sonrisa única.— ¿Y tú? Tenía entendido que no te llevabas bien con ella.
— Jimin, mi mejor amigo, es su novio y bueno... Heme aquí.
— Justo Jungkook me mandaba un mensaje.— Rió mientras sacaba su celular.
— Yo hablaba con él hace rato.— Sonrió otra vez.— Hace mucha falta, ¿no?
— No tienes idea.— Hizo un puchero y empezó a fingir que lloraba.— Por cierto, lamento lo que pasó entre ustedes, digo... Hmm— Se rascó la nuca.— Prácticamente yo los vi nacer como pareja.
— No te preocupes.
Ella rió y le dio un apretón en su hombro. Recordaba muy bien como Taehyung estaba haciendo señas desde la mesa y gritaba cosas aquel día. Tae le pidió que se acercara y juntos se tomaron una selca para mandársela a Jungkook, a lo que él respondió con una foto de él, en pijama y entre las colchas de su habitación.
— Eh, hyung— Un chico se acercó.— Uh, hola...
Jinyoung dejó de ver la foto de Jungkook y miró a aquel chico, le sonrió amigable.
— Jinyoung, él es Minjae.— Taehyung lo presentó.— Mi mejor amigo.
— Hola, Minjae.— Inclinó su cabeza.— Soy Im Jinyoung, amiga de la escuela de Taehyung.
— Un gusto.— Él sonrió también.— Taehyung, ya llegó...
Taehyung lo miró con la boca ligeramente abierta, luciendo como si no supiera de que hablaba, pero después captó y asintió rápido. Jinyoung rió por aquello.
— Jinyoung, tengo que irme, pero, la noche es larga y en cualquier momento nos vemos.
— Sí, sí.— Hizo un ademán con las manos.— Te esperan allá, apúrate.
Taehyung se alejó mientras sacudía la mano, ella lo hizo también y cuando Tae desapareció de su vista, ella se encaminó a la barra. Con anterioridad, detectó una cabellera plateada entre todas las negras y castañas. Aquel chico estaba encorvado en la barra, tomando tranquilamente. Jinyoung se sentó a su lado y lo miró con ligera confusión y sorpresa.
— Yoongi, ¿qué haces aquí?
Yoongi se giró despacio, viéndola con aquella afilada mirada que poseía. Él igual estaba sorprendido que ella estuviera ahí.
— Me pregunto lo mismo.
— Creo que es más lógico que yo esté aquí que tú.
— ¿Segura?— Se burló.— Yo creo que estamos igual.
— Bueno, tienes razón.— Rió.— ¿Y bien?
— Jimin nos invitó a mí y a unos cuantos.— Explicó.— Pero sólo vine ya que, hay alguien aquí con el que tengo que arreglar unos asuntos.
— Mejor ni pregunto qué.— Giró el banquito, apoyándose en la madera.— A mí Jimin me rogó para que viniera, no quise, así que me dijo que vendría Hoseok.— Lo miró.— Y sólo así acepté, para no estar sola e inadaptada en éste ambiente. Pero al parecer no sólo será Hoseok.
— Escuché que Jiwoo también vendría.
Y eso la calmó mucho más. Con Jiwoo aquí todo sería mejor, podría divertirse con su mejor amiga también. Ella y Yoongi siguieron hablando de temas muy random, a pesar de que él no era de muchas palabras, cuando le agarrabas el lado, podías durar horas así. Iba llegando más gente, parecían no parar.
— Oye, nena...— Jini dejó de hablar al ser interrumpida.— ¿Tendrás alguien a tu lado? Podría serlo yo si quieres...
La sonrisa ladina del chico parecía la de un maniaco. Jini miró a Yoongi, éste sonrió, intentando ahogar sus carcajadas. Jini se preguntaba si el chico ya estaba ebrio para ligar de esa forma tan patética. Ni siquiera sabía que decir, si habría la boca lo único que saldrían de su parte serían risas.
— Sí, amigo. Aquí y en Los Angeles, así que, moviendo el culo. Gracias por participar.
Jinyoung y Yoongi miraron sorprendidos a Hoseok aparecer y decir aquello, y no pudieron evitar reír al ver la cara del chico al irse de ahí.
— ¡Hoseok!— Jini le dio un abrazo rápido.— Siempre apareces en momentos así.
— Tengo un radar.
— En el culo.— Dijo Yoongi.
Jinyoung empezó a reír como loca.
— ¡Yah!— Hoseok lo miró mal.— Lo dejaré pasar esta vez.— Lo señaló y tomó asiento al lado de Jini.— En serio que no entiendo a estos chicos, ¿sabes?— Bufó después de pedir un trago.— ¿Acaso piensan que conseguirán a alguien aquí? Deberían tener buenas técnicas.— Explicaba con sus manos moviéndose.— Así como yo que casi te entierro una puerta en la cara, o Jungkook que por poco te arranca una oreja.
— Uy sí.— Jinyoung habló sarcástica.— Las mejores técnicas del mundo.
— Ahórrate el sarcasmo, Jini-boo— Sonrió victorioso.—. Terminaste siendo novia de Jungkook y ahora no puedes vivir sin mí.
— No puede ser que un trago y ya estés ebrio diciendo tus idioteces.— Yoongi dijo, manteniendo una mueca en su rostro.
— Es la verdad, man.
Jinyoung se limitaba a reírse de ambos.
— ¡Adivinen quién llegó! ¡Yo!
Los tres miraron a Jiwoo, Hyukjo venía con ella. Esas frases eran las que hacían que se viera igual a Hoseok. Jinyoung saltó del banco y se fue directo con ella, no sin antes saludar a Hyukjo. Él se acercó a Yoongi y Hoseok.
— Salvaste mi noche.— Jini dijo con alivio.
— Lo presentí desde los primeros dos metros recorridos.— Dijo ella.— ¿Cómo es que Jimin puede?
— ¿Es fuerte, no?
Jiwoo asintió mientras reía. Ambas se acercaron a los chicos, pero estaban hablando de sus asuntos Marvel, por lo que decidieron irse a bailar. Juntas eran dinamita, siempre hacían una explosión. Solían ser tranquilas, pero en una fiesta eran todo lo contrario. Una que otra persona se les quedó viendo, pero a ellas les importó en lo absoluto, reían y bailaban. Después de un rato, Hoseok y Hyukjo se les unieron. Había mucha gente bailando, pero tuvieron que cortar la música, ya que Hyemin iba a partir su pastel.
— ¿Qué es esto, una fiesta de cinco años?— Hoseok se quejó.
— Cállate, hiciste lo mismo tu cumpleaños pasado.— Le dijo Jiwoo.
— ¡Pero no así!
Donde estaba la puerta para entrar a la casa, tenías que subir unos cuantos escalones, ahí encontraba ella y su gran pastel para que todos la vieran. Junto a ella estaban sólo sus más cercanos, entre ellos Jimin. Todos le cantaron un feliz cumpleaños a Hyemin, ella les agradeció por haber ido a su "grandiosa fiesta de cumpleaños" y les pidió que se quedaran hasta que acabara, entonces partió el pastel y pirotecnia de este salió disparada.
— Tanto show para un pastel...
— ¡Hoseok!
La gente aplaudió y empezó a dispersarse, volviendo a la fiesta que tenían tras sus espaldas. Jimin miró a sus amigos darse vuelta y empezar a caminar lejos. Aprovechó que Hyemin hablaba con sus amigas y corrió para alcanzarlos.
— Hey, ¿cómo la están pasando?
— Bien.— Dijeron Jini y Jiwoo.
— Mal.— Dijeron Hoseok y Hyukjo.
— Oh...— Jimin bajó la mirada rápido, pero la puso en alto de nuevo.— Hmm...
— La música, comida y bebidas son buenas.— Aseguró Hyukjo.— Pero ésta gente... ¿Cómo lo digo? Me asfixia.
— Nos ven de pies a cabeza, sólo hablan de imagen, chismes y marcas caras...— Hoseok siguió.— Son todos tan superficiales y tan poco interesantes.
— Sí... Los he sabido llevar.
— No sé si estoy ligando con una chica o silicon con maquillaje.— Hoseok se mostró aturdido.— Lo siento, Jiminnie...
— No importa. Los entiendo perfectamente.— Apretó los labios.— Tengo que irme, espero no se aburran de más.
Y antes de irse, miró a Jini.
Volvió con su novia y ahora se sentía miserable. Ver las caras de sus amigos se sintió feo. A pesar que Jini y Jiwoo dijeron que todo estaba bien, sus rostros mostraban todo lo contrario. Lo habían dicho tan sólo por compromiso. Y mejor ni pensar en Yoongi, seguro él ya había mandado todo a la mierda. La fiesta no era mala, viendo a todos, la mayoría se divertía y estaba feliz, pero eso era porque era su ambiente y zona de confort. No la de sus amigos. Jimin pudo haberlos hecho pasarla bien, pero a consecuencia de que era el novio de Hyemin, había estado con ella todo el tiempo, saludando y recibiendo a cada invitado o pasando tiempo con ella.
— ¿Es asombrosa, no?— Hyemin le preguntó, viendo la fiesta ante sus ojos.
Jimin la abrazó por la espalda y empezó a mecerla con lentitud.
— Parece que todos la disfrutan.
— Tienen qué...
Hyemin se movió entre la espalda de Jimin y se paró de puntitas para darle un cálido beso. Él se lo devolvió, apoderándose rápido de él.
— No te he dado mi regalo aún.— Dijo sobre los labios de ella.
Ella se separó de él, sonriendo emocionada y con sus ojos brillando. Sin decir más, Hyemin lo tomó de la mano y entraron a la casa. Se podía sentir que nadie estaba ahí dentro. Sólo ellos dos. Corriendo por los pasillos y soltando risitas.
— No entiendo por qué no lo dejaste en la mesa de regalos como todos.— Preguntó ella mientras subían las escaleras.
— Eso es porque, soy el más especial aquí y no iba a dejar un regalo como el que te tengo con el de los demás.
Ella le dio la razón con una juguetona sonrisa, directo se fueron a la habitación de Hyemin en el último piso. Jimin se quedó en shock, por un segundo flasheó estar en la habitación de Barbie. Rosa, blanco, brillos y más brillos. Y sin pensarlo, comparó aquel rosado aposento, con la habitación de Jinyoung. Aquella era tan estilo Jini... Las paredes lilas, haciendo juego con decorativos grises, su cama era grande y blanca, demasiado cómoda. Tenía una pared dedicada para posters, imágenes y carteles que creaban un estupendo collage. Sus pilas de libros enseguida del pequeño tocador. Y claro, la música nunca faltaba.
— Y bien, ¿qué es, qué es?— Dio saltos emocionada.
— Cierra los ojos.
Hyemin lo hizo al instante, estaba que temblaba de la emoción. Siempre le habían encantado los regalos de Jimin. Él inspección su vestido, uno de encaje negro y estiloso. Ella tenía el don de verse perfecta. Su cabello caía en ondas y aquel maquillaje la hacía lucir hermosa y atractiva, sobretodo sus labios rojos perfectamente pintados.
— Jiminnie, me estoy desesperando...
Jimin sacó el regalo y empezó a caminar a ella.
— Muchas personas me han dicho que tengo buen sentido en la moda... Creo que es verdad.
— Yo lo he dicho muchas veces.
Corrió el cabello de Hyemin a un lado y con cuidado retiró su accesorio del cuello, y sacó aquel fastuoso collar que le había comprado. Uno dorado con diamantes incrustados. Realmente era bonito. Volvió a acomodar su cabello y se alejó de ella con lentos pasos.
— Puedes abrirlos ya.
Hyemin abrió de poco en poco sus ojos, llevándose una grata sorpresa al ver aquel nuevo accesorio en ella. Era hermoso ante sus ojos. Nunca había visto uno igual. Su dedos recorrían el metal con sumo cuidado, aún sin creérselo. Ella lo habría comprado si lo hubiera visto antes, sin duda, pero ahora era mucho más especial porque su novio se lo había regalado. Sin importar qué, ese era el mejor regalo de todos. Y era más hermoso que cualquier otro de sus accesorios.
— Cielos, Jimin...
Con una feliz y gran sonrisa, corrió a él, saltando en sus brazos y besándolo en forma de agradecimiento. Él reía, mientras intentaba seguirle el ritmo, pero Hyemin realmente parecía conejito saltando.
— ¿Te gustó?
— ¡Me encantó!— Dijo y lo volvió a besar.— Tenemos que ir abajo y presumírselo a todos.
Jimin la tomó de la mano y asintió.
— Vamos, antes de que pregunten dónde estás.
Jimin tiró de ella con cuidado y ella apagó las luces y se dispuso a seguirlo, pero sus planes cambiaron y ella lo jaló, haciendo que el chico vuelva a entrar a la habitación ahora oscura. Sus labios chocaron, creando un beso rudo que Jimin no esperaba en lo absoluto. Sin embargo lo siguió, haciéndolo más fuerte. Sus brazos se fueron adormeciendo y el antiguo accesorio de Hyemin se le cayó de las manos, eso fue hasta que la tomó de la cintura, elevándola sin cortar el beso.
Hyemin rodeó la cintura de Jimin con sus piernas, haciendo que su vestido se enrollara, pero no le importó y siguió besándolo. No pretendía parar. Planeaba llegar más lejos que nunca antes. Jimin caminó con ella a la cama, sentándose en la orilla; su manos soltaron la cintura de Hyemin, dando un recorrido por sus desnudos muslos mientras los acariciaba y le besaba el cuello.
No podía decir que extrañaba aquello, ya que había tenido algo con la castaña de un bar hace tres días.
Ella lo detuvo porque ahora era su turno de besarlo, empezando por delinear su quijada con húmedos besos y bajando hasta su cuello. Jimin tiró de su cabeza dándole más accesibilidad y ella sonrió traviesa. Sus manos no habían parado. Hyemin dejó de besarlo para desabotonar su camisola, lentamente se fue deshaciendo de los botones hasta por fin conseguir echar a volar la prenda. Lo empujó con cuidado, Jimin se dejó hundir en el colchón, ella primero delineaba delicadamente sus abdominales y después lo besaba.
Al verlo en aquellas condiciones, con el cuello ahora rojo por sus besos y su grandioso físico, le costaba creer que era el mismo chiquillo de hace unos años. Ahora era un chico al cual todas querían y se morían por él.
Era casi imposible.
Sus labios volvieron a encontrarse y Jimin volvió a levantarse. Sin problemas encontró el cierre del vestido y lo bajó un poco, después de verificar la aprobación de Hyemin, lo bajó por completo y se lo quitó por los brazos, cortando brevemente el beso pero volviendo con uno más caliente. Era de esperarse que Hyemin usara lencería. Y vaya cual. A estas alturas, Hyemin estaba sobre él con su cabello rebelde y labios hinchados. Lucía jodidamente sexy, eso había que aceptarlo. Además, su mirada era diferente. Las manos de Jimin se permitieron explorar más lugares y los silenciosos gemidos de Hyemin fueron inevitables. Los besos no paraban.
Pero Jimin se detuvo.
— ¿Estás segura de continuar?
Sus respiraciones estaban aceleradas. Mantenían contacto visual, miradas diferentes pero con algo que compartían. Hyemin miró a otra parte y se mordió su labio indecisa, sin embargo, se acercó a sus labios otra vez y mientras lo besaba terminó asintiendo y esa fue la luz verde de Jimin. Volvió a tomarla de los muslos y se puso de pie, tan sólo se dio vuelta y la dejó con cuidado en la cama, ella retrocedió hasta las almohadas, Jimin la veía con una sonrisa juguetona mientras se desabrochaba el pantalón, gateó hasta ella, Jimin estaba sobre ella, bloqueando cualquier escape. Ella sonrió y rodeó su cuello con los brazos, elevándose para besarlo.
— Te amo, Jimin.
El pecho de Jimin se llenó de aire al escuchar eso. Y no pudo hacer nada más que besarla.
Lo siento, Jini...
••••
HAY QUE OLVIDAR A ESTOS DOS UN MOMENTO, ¿SI? ÑAKDLDKS
¡¡¡50 mil views!!!
Dios mío, no tienen idea de lo mucho que me emocioné al ver el cincuentón ahí abajo de la portada y aYYYY, EN SERIO MUCHAS GRACIAS POR SU APOYO, ME SIENTO SÚPER FELIZ QUE LES GUSTE ESTA HISTORIA, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, LES MANDO BESOS Y HOSEOK TAMBIÉN AHR.