Jimin cerró su casillero después de sacar aquellos dibujos que le había hecho a su amada. Ni siquiera había contado el tiempo que se tardó en hacerlos, pero fue mucho. Eran dibujos especiales, de hecho, los más importantes para él, ya que, se había comprometido consigo mismo de que cuando los terminaría, le declararía su amor a la chica que le robaba los suspiros.
Y esa era, nada más y nada menos, que Kim Hyemin, la chica más hermosa que habían visto sus ojos.
Con la cabeza baja y todo su cuerpo temblando, Jimin miró a Hyemin con su grupo de amigas a tan sólo unos metros, paradas justo enfrente del casillero de ella. Respiró hondo varias veces y se animó mentalmente. Era hoy o nunca. Dio el primer paso y rápido quiso correr en dirección contraria. Segundo paso y mejor planeó entrar al baño de chicos que estaba más cerca. Tercer paso, ya no había vuelta atrás.
— Eh...— Sus palabras quedaron atoradas en el momento que llegó a ellas.
Todas, menos Hyemin, lo miraron con desprecio. Casi gritando con los ojos un "largo de aquí, mocoso inadaptado". Pero entonces Jimin miró a Hyemin, ella miraba con ternura y diversión la situación. Hace mucho tiempo, les había tocado un trabajo en equipo, que por cierto él había hecho todo, la única vez que se juntaron para hablar de ello, Hyemin le dijo a Jimin que parecía un bebito, hasta le pellizco las mejillas. Ese gesto fue para Jimin una gran gota de esperanza. Tanto, que ni siquiera se dio cuenta que había sido una burla.
— ¿Y tú quién eres?— Dijo una de ellas con bastante desagrado en su voz.
— Sí, mmh, yo soy...
— ¿Y qué haces aquí?— Preguntó otra de la misma manera.
— Hey chicas, déjenlo hablar.— Hyemin embozó una sonrisa.— Él es mi amigo, Park Ji...
— Min. Park Jimin.— Contestó rápido, sonriéndole exclusivamente a ella.
Hyemin asintió y rió por lo bajo.— ¿Se te ofrece algo?
Jimin infló sus mejillas y en ese momento, las cuatro chicas rieron. Jimin apretó su labios y miró a otra parte con la cara totalmente roja. Ellas se habían reído por sus gigantescas mejillas. Suspiró y empezó a desdoblar de poco en poco los dibujos que llevaba. Hyemin estaba comportándose amable y eso le dio más confianza. Seguía en la ilusión que aquella chica era un ángel.
— Bueno, yo quería darte esto.— Extendió las hojas y Hyemin las tomó con delicadeza.
Jimin observó todo. Hyemin sonreía, pero entonces sus ojos se abrieron de sorpresa al llegar a la parte final de aquellas hojas. Eran las frases donde Jimin le confesaba su amor, palabras que había sacado desde lo más profundo de su corazón. Entre las cuatro amigas de miraron y después se volvieron a los dibujos, repitieron la acción una vez más y entonces explotaron en carcajadas.
La mirada de Hyemin cambió
Algo dentro de Jimin se rompió.
— ¡Cosita!— Su voz fue chillona. Se acercó a Jimin y pellizcó su nariz. Tan sólo eran de la misma altura.— O sea que... ¿te gusto?
— No sólo eso...— Murmuró casi audible.— Es algo mucho más fuerte que una atracción.— Poco a poco fue agarrando confianza.— Creo que eres la chica más hermosa de este mundo, eres alguien tan extrovertida e interesante. Mi corazón se acelera de tan sólo pensarte. Creo, hmm, creo que yo te a...
— ¡Que alguien le diga a este ñoño que se equivocó de planeta!— Una de sus amigas lo interrumpió con una gran risotada.— Niño, deberías caer en cuenta de la realidad, ¿no crees?
— ¡Oye!— Jimin le gritó enojado.
Sus ojos volvieron a Hyemin, y la miró esperanzado, esperando que le dijera algo a aquella chica tan pedante, justo como hace un minuto. Hyemin abrió la boca para hablar.
— Creo que Harin tiene razón.— La sonrisa seguía, pero era una sonrisa malvada.— Deberías abrir los ojos, niño.
— Pero...— Jimin sintió aquello como un fuerte golpe en el estómago.
— ¿Cómo crees que alguien como yo se va a fijar en alguien como tú?— Preguntó con burla.— Soy una chica hermosa, buena condición física y popular, en cambio tú, mmh, tú eres un friki, gordo y con cara de niño.— Se rió en su cara.— Buscas imposibles.
— Hyemin... No, tú...— La venda de los ojos se le había caído.— Dios...
Ella no era un ángel como él imaginaba. Era un ser malvado, que no le importaba destrozar los sentimientos de los demás.
— Jimin, que te entre esto a la cabeza: nunca saldré con un niñato aspirante a pintor mediocre.
Esta vez, todo dentro de él se rompió.
Sus manos se empuñaron y clavó su mirada al suelo. No sin antes mirar a su alrededor. Su vista se volvió borrosa por la lágrimas que amenazaban salir. ¿En qué momento toda esta gente llegó? Pensó. Una gran multitud los rodeaba y observaba, la mayoría con pena y burla en sus miradas. Ambas cosas iban para él. Entonces, se sintió como un ser muy pequeño que en cualquier momento podía ser pisado y borrado del camino.
— ¡Jimin!
Jimin levantó la cabeza veloz al escuchar ese grito lejano. Él conocía aquella voz; la conocía perfectamente. De pronto, el alma y corazón que había sido destruidos, se formaron de nuevo. Buscaba y buscaba entre todas aquellas personas, pero no lograba encontrar a la persona de la voz. Seguían gritando su nombre, cada vez se escuchaba más cerca. Entonces, Im Jinyoung apareció entre toda la multitud.
— ¡Jini!
Corrió en aquella dirección, pero en ese momento la segunda campana timbró y en un abrir y cerrar de ojos, el pasillo estaba inundado de gente. Jini había desaparecido.
— ¡Jimin!
Jimin se levantó de golpe. Su respiración estaba agitada y todo su cuerpo lleno de sudor. Miró todo a su alrededor, aún alterado, en el borde de la cama se encontraba Jinyoung, viéndolo totalmente preocupada.
— Eh...
— ¡Maldición, Jimin!— Gritó ella y brincó a su lado.— ¿Qué te pasó? ¡Realmente me asustaste!
— Tan sólo fue un sueño, no te preocupes.— Dijo aún agitado.
— ¿Un sueño? ¿Seguro?— Dijo sarcástica.— Jimin, estabas sudando y gritando cosas como "perra". Eso fue totalmente una pesadilla.
— Sí, creo... Al final, alguien que quiero mucho llegó a salvarme.
— ¿Estabas rodeado de zombies hambrientos o qué?
La mirada de todas aquellas personas vinieron a su mente.
— Casi.
Jinyoung sonrió y negó con la cabeza, se puso de pie y caminó a la puerta, antes de salir se volvió a él.
— De todas maneras ya levántate. Ya casi es hora.
— ¿Hora para qué?
— Me dijiste que te despertara porque irías a lo de la perra mala.
Jimin sintió un sabor amargo pasar por su garganta. Aún así, le sonrió a Jinyoung.
— Okay, gracias.
— Hace un minuto estabas en shock y ahora sonríes como tonto. Que miedo das.
Jimin alargó una divertida risa y terminó asintiendo. Igual Jini ya se había acostumbrado a aquello.
— Jini, antes de que te vayas...
— ¿Sí?
— ¿Cómo se llama la canción?— Recién había notado que Jini tenía música en el equipo de sonido y se escuchaba por todo el dormitorio.— Me agrada.
— Se llama Wonderwall, es de Oasis.
— ¿Y de qué trata?
— Pues, al parecer es la historia de un chico y a su vida llega una amiga para salvarlo.
La sonrisa de Jimin creció. Jini lo miró con una mueca en su rostro. Él se rió por eso.
— Creo que tienes el don para poner las canciones indicadas siempre.
— Okay, no sé de qué mierda estás hablando, me voy.
Jinyoung salió de la habitación más confundida que nada.
— ¡Jini, te quiero mucho!— Gritó muy fuerte para que ella lo escuchara.
— ¡Cuando se te pase la dosis me avisas!— Gritó Jini desde algún lugar.— ¡Y yo también!
— ¡Pero yo más!
— ¡Lo sé!
— ¡No puedo vivir sin ti!
— ¡Ya cállate!
Divertido por aquellos gritos, salió de la cama y fue directo al baño, se duchó y se alistó rápido. Pasaban de las siete de la tarde y él y Hyemin habían quedado de ver películas en la casa de ella. Hace mucho que no sentía aquella molestia en todo su ser. Trató de ignorarlo y asimilar que tenía que dejar el pasado en el olvido. Cuando estuvo listo y no le faltó nada, se despidió de Jini, que al parecer iba a salir con Jiwoo. El camino a la casa de Hyemin fue corto. Esperó a que el gran portón automático se abriera y en su mente decía "maldita mierda lenta", una vez que tuvo el paso libre, entró y estacionó su auto tras el del papá de Hyemin. Era una familia de dinero. Siempre tuvieron consentida a Hyemin y debido a eso tiene una formación ética muy pedante.
— ¡Amor!— Hyemin saltó a sus brazos y le dio un beso, beso que Jimin cortó rápido.— Hola.
— ¿Qué hay?
— He estado esperándote. El tiempo se me hizo eterno.— Hizo un puchero.— Pero ya estás aquí y estoy feliz.
Jimin la abrazó por la espalda y la llevó hasta el sofá.
— ¿Qué película veremos?
— No lo sé, deja busco.
Jimin se sentó en el sofá y Hyemin se paró de un salto, yendo al estante de películas que tenían ahí. Acariciando su mentón y labios, Jimin la miraba pensativo desde donde estaba. Su melena se movía tan naturalmente que por detrás igual era perfecta. Estaba tan absorto de sus pensamientos, que ni siquiera prestó atención a la película que Hyemin había escogido.
— Sabes, hoy tuve un sueño extraño...— Comentó. Su intención era restregárselo en la cara.— Bueno, fue como un recuerdo.
Hyemin metió el disco en el dvd y se giró haberlo con una sonrisa de curiosidad.
— Cuéntamelo— Pidió.—. Quiero saber.
— ¿Segura?
— Sí. Dime, vamos.
— La cosa aquí es que me pasó realmente.— Sonrió burlesco, pero era un gesto amargo.— Fue el recuerdo nuestro en la secundaria, tus amigas, mis dibujos, lo que me dijiste. Todo.— Levantó las cejas.— ¿Increíble, no?
La cara de Hyemin cayó. Se mordió las mejillas por dentro y asintió sin saber qué decir. Aquello era algo que le incomodaba demasiado. Y pensar que con el chico que fue tan mala, era ahora su novio.
— Bueno, ya sabes lo que dicen.— Rió por lo bajo, intentando calmar el ambiente.— Las cosas se perdonan mas no se olvidan.
La sonrisa burlona de Jimin creció.
— Lo gracioso aquí, es que en mi caso es al revés.
— ¿Cómo?
— Yo olvidé, mas no perdoné.
— Eso quiere decir que...
— Que yo no te he perdonado por nada, Hyemin.
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jimin fighting((((((: