Breaking Down ✧ SR. » II «

By -CMRollins

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• E D I T A N D O • -... Siempre recordaré que soy tuyo -me miró a los ojos-. Y si tu mueres, yo mue... More

ADVERTENCIA.
Una vez más.
Familia.
Eres mi mujer.
Evelyn Fisher.
Karma.
Evelyn y yo.
¡Te lo advertí!
Mantengan la calma, Violett Hardy está aquí.
Woo! v/s Oh, Yeah!
Cállate y escúchame, idiota.
No te vayas.
"Papi"
Ambrose.
Nueve meses.
Padre.
¡Te metiste con mi esposo!
"Con amor" I.
"Con amor" II.
Galina.
Allen.
Violett, por favor.
¿Recuerdas cuando yo...
Sunshine.
Amo esta familia.
Yin y Yang.
¿Ya van siete meses? Wow, ¡eso es increíble!
Todo comenzó cuando...
Pequeña mano.
Bicolor.
Suerte, AJ.
...Y si tú mueres, yo muero contigo.
Apple.
Estoy bien.
Es esa chica, ¿no?
Secreto.
"Sweet Baby"
Esta historia jamás debió haber comenzado.
Mami.
Vas a quitarme a mi pareja.

Desliz.

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By -CMRollins

Capitulo 5.

La noche fue una agonía, el dolor fue infernal, no podía girarme como quería porque ese estúpido bulto me estorbaba. Colby trató de ayudarme pero hacía que me molestara aún más. Así que al final dormí muy poco y ahora me encontraba tomando un café a las seis de la mañana viendo como el sol subía lentamente hasta posicionarse.

Mi rabia estaba tan concentrada en odiar esa imperfección que no me había dado cuenta que unos quejidos estaban saliendo del cuarto donde se encontraba Colby. Sin pensarlo más, subí lentamente las escaleras, pero él no estaba en el cuarto así que seguí escuchando los quejidos y provenían del baño, me asomé con lentitud y él estaba apoyado en en suelo.

—¿Qué sucede? —me agaché a su altura, estaba pálido.

—De repente tuve náuseas.

—Ha de ser por algo que comiste —lo ayudé a levantarse, Colby humedeció sus labios y se dirigió al cuarto otra vez—. ¿No quieres que te traiga algo? —acaricié su pecho cuando se volvió a acostar, se veía pésimo.

—Solo tu trasero de vuelta a la cama —me jaló un poco.

—Tengo una taza de café esperándome junto a la ventana.

—Puede esperar —se movió con tanta agilidad que en un simple pestañear ya me encontraba a su lado cubierta por las mantas y de sus brazos—. Sé que esa cosa te molesta, pero no te enfades.

—No le llames cosa a mi ojo —respondí amenazante, él rió y comenzó a dejar besos por todo mi cuello. Sabía a donde iba todo esto—. ¿Seguro que quieres hacerlo? No quiero que vuelvan tus náuseas y te desahoges encima de mi —lo miré.

—Estoy bien, cielo —me aprisionó contra la cama mientras tomaba uno de mis muslos y lo separaba para tener más accesibilidad. Sentir su intimidad chocar contra la mía hacia que algo en mi se retorciera con desesperación—. Si no te sientes lista, podemos dejarlo para otro día.

—No —le respondí luego de un rato, él era el único que me hacia sentir querida y eso era lo que necesitaba ahora—. Estoy bien —acaricié su mejilla, Colby se dedicó a mirarme por varios minutos, al igual que yo. De repente, su rostro cambio y se paró rápidamente para correr lejos—. Te lo dije —reí y miré el celular debajo de su almohada, iban a ser las siete y como no tenía sueño se me ocurrió ir a jugar con su PlayStation, pero antes le iba a preparar un té por si bajaba y tenía su estómago vacío.
Estaba en eso, cuando mi celular sonó desde el comedor, fui corriendo y lo tomé.

—Hey —saludé, era Evelyn.

—¿Cómo te encuentras? —preguntó angustiada.

—El apodo de "púrpura" se lo ha ganado mi ojo —suspiré volviendo a la cocina mientras dejaba que la consola se encendiera.

—¿Qué te dio el médico?

—Unos medicamentos, Colby fue a comprarlos anoche —miré sobre la mesa donde se encontraban, eso me hizo recordar que debía tomarlos. Apoyé el aparato entre mi oreja y mi hombro y me serví un poco de agua—. Pero yo no he visto cambio.

—No esperes que haga magia, no todo es tan sencillo.

—Pero yo quiero golpear —hice un berrinche en broma y llevé la pastilla a mis boca.

—Tranquila cavernícola, todo llega a su tiempo —rió—. Pero hay alguien aquí que también quiere hacer lo mismo...

—¿Esta Joe ahí?

—No, pero ayer estaba enfurecido y tal vez hoy quiera hablar contigo.

—No iré —chasqueé la lengua terminando de preparar el té—. Cuando llegue dile que venga para acá y así tal vez podamos conversar.

—No hay problema, solo una cosa...

—Dime.

—No lo golpees al abrir la puerta —advirtió, ella ya sabía como era.

—Mm...

Promételo.

Mm... por favor.

—¡Hazlo!

¡Está bien! —refunfuñé caminando en dirección al sofá.

—Gracias.

Si si, lo que digas  —bufé—. Nos vemos luego.

—Cuídate Hardy, lo digo en serio.

Lo haré —sonreí tomando el control—. Igual tú.

Colgué y dejé el celular a un lado.





Ya había pasado media hora desde que había comenzado a jugar, Colby había comprado un juego de terror y como me gustaba probar cosas nuevas... aquí me encontraba. Ya casi estaba por terminar, o eso creía.

—¿Te sientes mejor? —lo miré bajando las escaleras, había tomado una ducha, su cabello estaba mojado.

—Algo —hizo una mueca y pasó a la cocina.

—Te preparé algo para tomar —le avisé, cuando me acordé de aquel café al lado de la ventana fui por el y estando frío esta vez, lo tomé para llevarlo conmigo al sofá. Seguí jugando y luego de un rato apareció Colby con la taza entre sus dedos.

—Sigue caminando un poco más y te encontrarás con el psicópata asesino de mujeres —me avisó al sentarse a mi lado, ubicando un brazo por mis hombros.

—¿Es feo?

—Muy feo —conectó el segundo control, me gustaba cuando jugabamos juntos—. Ven aquí —le puso pausa y me jaló con suavidad para recostarme sobre su pecho. Luego volvió a tomar el control y continuó el juego.

—¿Esperas que tenga mie... —dejé las palabras en el aire al asustarme, su pecho se estremeció, se había reído—. De acuerdo, de acuerdo —reí con él.

Seguimos jugando, pero en el mejor momento Colby le puso pause nuevamente. Lo miré confundida y este besó mis labios con dulzura.

—Iré a comprar —sonrió.

—¿Necesitas algo? ¿te sientes bien?

—Si, solo quiero comer algo  —hizo una mueca dejándome libre de su agarre.

—Entonces ve.

—¿No te burlarás de mi? —me miró con sorpresa.

—No sé por qué debería —acaricié su mejilla y lo besé por última vez.

—¿No quieres que te traiga algo?

—No, yo estoy bien.

—No tardo, nena —me guiñó un ojo y salió de casa. Sonreí para luego seguir jugando, tan solo faltaba un poco para terminar como había dicho Colby, pero la puerta volvió a sonar asustándome nuevamente.

—Bebé, ¿qué haces aquí otra vez? —pregunté con una sonrisa pensando que era Colby, pero al abrir era otra persona.

—Quería hablar contigo —respondió.

—Así que ya te avisaron —hice una mueca.

—¿Puedo entrar?

—Mm... mejor salgamos —tomé un par de lentes oscuros sobre el televisor y cerré la puerta al salir—. Luego le mando un mensaje a Colby —llevé los lentes a mis ojos y caminé lejos seguida de Joe. No tenía planeado ir a algún lugar con exactitud, pero íbamos a caminar por un largo tiempo.

—Bueno... —suspiró.

—Sé lo que dirás, pero ahórratelo —lo miré—. Ya no quiero más disculpas, solo quiero una explicación —dejé de hablar cuando vi a una mujer caminar por mi lado mirándome como si fuese un extraterrestre—. ¡Si, tengo el ojo morado! —exclamé. Me giré y me saqué los lentes, ella me miró aún más feo y corrió un poco lejos, de alguna manera estaba molesta. Muy molesta.

—Tranquila, Violett —Joe me tomó de los hombros.

—¿Cómo esperas que me comporte si tengo esta mierda? —le apunté.

—¡Lo siento! ¿de acuerdo? ¡aunque no quieras te lo diré! —se acercó a mi rostro—. Lo siento —dijo cada palabra lentamente.

—Como si un "lo siento" fuese a curar mi ojo —me crucé de brazos—. Te sentirías inservible si estuvieras en mi lugar.

—¿Cómo te hago entender que no fue mi intención? —pasó una mano por su cabello.

—No hay manera —negué con la cabeza.

—Ya sé —me miró—. Te daré lo que estabas buscando, una explicación.

—¡Por fin! —me solté del tacto de sus manos y seguí caminando, recordé que muy cerca de ahí se encontraba el mismo parque donde habíamos estado una sola vez, así que caminé en esa dirección sin que Joe se diera cuenta—. Te escucho Anoa'i... no, mejor te lo preguntaré.

—Te escucho yo entonces.

—¿Por qué mierda le diste un sermón a Colby aquel día que falté?

—Sólo le dije que era muy joven, ¿ahora eso se considerará un delito?

—No, pero tú más que nadie debería saber que Colby es inseguro y lo que sea que le digas él le buscará varios significados.

—Decirle que es muy joven como para ser padre solo tiene un significado —se encogió de hombros.

—Si, y es "quieres quedarte con la chica que me gusta" —moví las manos en el aire exagerada.

—Tal vez... no se equivoca... —dijo casi en un susurro, pude oírlo perfectamente.

—¿Disculpa? —me senté en el césped al llegar debajo de un árbol.

—Lo que oíste —se sentó a mi lado—. Tal vez él no esté "tan" loco —enfatizó aquella palabra, de mis labios no salía palabra alguna, cuando yo creí que él no podía estar más loco me salía con esto.

Quería golpearlo, mis dedos querían estamparse contra su mejilla, tratar de luchar contra eso era difícil, a lo que, dejé actuar a mi instinto.
Joe fue más ágil y al momento de ponerle los dedos encima, tomó mi muñeca y una sonrisa se formó en sus labios. ¿qué demonios le pasaba?

—¿Por qué haces esto? —tiré de mi mano para que me soltara—. ¿Por qué no puedes entender que lo nuestro fue un desliz?

—¿Un desliz? ¿es así cómo lo vas a llamar? —su rostro se puso serio.

—Es la única manera de hacerte entender las cosas —me saqué los lentes—. ¡Y si yo quiero tener un bebé es mi problema! Es mi útero —quería reír, pero él lo tomaría como un chiste. No podía creer lo que había dicho.

—¡Sé que es tuyo, pero no quiero que desgracies tu vida!

—Desgraciar.. ¿desgraciar mi vida? ¡Oh por favor! —miré a todos lados como si fuese algo absurdo—. ¿Me lo dice alguien que ya es padre de familia? —levanté una ceja—. ¿Alguien que tiene una hija y no tiene remordimientos?

—Si, soy feliz

—¿Entonces por qué crees que yo no lo seré con Colby? —me sobé el ojo bueno, ya me estaba cansando.

—Porque él no tiene idea de como ser padre.

—Siempre hay una primera vez para todo —tragué saliva—. No puedes tener mente de un polígamo y creer que puedo ser tu segunda esposa.

—No, yo no práctico eso.

—Y dime, ¿acaso tú tenías experiencia cuando le disparaste con aquella pistola? —le dí una mirada rápida a sus pantalones.

—Sabes cual es la respuesta.

—Entonces te pido que por favor dejes de hacer lo que haces y arruines nuestra relación —me puse los lentes—. Dejes de meterle cisaña a Colby —me levanté—. Y dejes de golpearlo porque te molesta que estemos juntos —empecé a caminar lejos.

—No veo que a él le moleste lo último —me respondió.

—Te lo advierto Anoa'i —lo miré—, o éste dolor... —apunté mi ojo—. Quedará estampado en tu trasero —le guiñé un ojo y chasqueé mi lengua, para seguir caminando. Si esto seguía así terminaría haciendo de su vida un infierno, y el peor que existía.

Tan solo habían pasado unas horas desde que había comenzado el día y ya estaba rabiando. Revisé mi celular y me dí cuenta que tenía que dejarle un mensaje a Colby, él había sido más rápido y me había enviado un mensaje.

"Amor, ¿dónde estás?"

Suspiré frustrada y desbloqueé para responderle.
"Salí a tomar algo de aire, ya voy llegando."

No podía decirle la verdad o se enojaría muchísimo e iría a la casa de Joe y le diría todo a Galina, sus cuernos estaban a un nivel que podían rascarle el trasero a Dios, como leí por allí.

Desvié todo mal pensamiento de mi cabeza y comencé a trotar para llegar más rápido, las personas no dejaban de mirarme raro, sabía que estaba nublado para usar lentes pero los necesitaba así que ignoré sus miradas penetrantes.

—Y tú decías que era mejor hablar con él, ¿eh? —susurré para hablar con mi cabeza.

"Vale, me equivoqué. Pero si los aviones se caen... ¿por qué no nos va a suceder a nosotros?"

Ahora recuerdo porque no te hacía caso.

"Creí que sería lo mejor, que él lo entendería. Pero no fue así y no es mi culpa no leer su mente si sólo estoy metida aquí."

—No te preocupes —comencé a hacer los ejercicios de respiración para poder llegar a casa.

Al estar un par de centímetros, preferí caminar, ya estaba sudando.
Toqué la puerta y me abrió Colby sin dejar que pasaran más de dos segundos.

—¿Dónde estabas? —me abrazó y me quitó los lentes.

—Solo necesitaba algo de aire —mentí, odiaba tener que hacerle eso—. ¿Llegaste hace mucho?

—Mm... hace un rato nada más —me dejó pasar.

—Lo siento si hice que te preocuparas.

—No hay problema —me sonrió—. ¿Te has tomado los medicamentos?

—Temprano —me senté en el sofá—. Pero me está matando en estos momentos.

—Iré por algo a la nevera —desapareció por el pasillo, esta vez no le estaba mintiendo, aquel dolor era infernal. No sabía si era por la ira o por la humedad pero estaba quemándome muy fuerte.

—¿Te molesta si traigo a Eve hoy a la casa? —le grité para que me escuchara.

—Si ella logra cuidarte el tiempo que estaré afuera —apareció con un filete en sus manos—. ¿Por qué no?

—Gracias —le sonreí por ambas cosas. El filete estaba frío y era una sensación muy agradable.

—Cielo, no tienes porque pedírmelo —se sentó a mi lado.

—Solo necesitaba verificar.

—Aún así... también es tu casa y si quieres traer a alguien no me molestaré —me sonrió.
Y luego Joe decía que no era para mi.

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