He vuelto.
Si, la chica fría, arrogante y destrozada a vuelvo. Los nudos que tenían mis ligamentos, han vuelto a soltarse. El miedo ha vuelto a mi. He vuelto a tiritar de lo fría que soy.
He mirado hacia abajo mientras andaba hacia el precipicio en el que se ha convertido mi vida. El mismo precipicio que creía que estaba vallado, pero cada vez que algo me apuñala el corazón, un trozo se desmorona y cada vez estoy mas cerca de caer, de irme para no volver. He vuelto a sonreirle a las noches en vela y a la oscuridad. He vuelto a las ojeras. He vuelto a pasarme horas y horas frente a la ventana, llorando y preguntadome el porque de todo.
Algo dentro de mi pide a gritos que pare esto antes de que sea demasiado tarde, pero la oscuridad es tan grande, que es imposible callarla. Las lagrimas son tan pesadas que duelen cuando rozan mis mejillas.
¿Sabéis lo que es una depresión? No. Estar depresiva no es llorar un día y otro también, no es querer dormir y sentirme echa una mierda todo el día. Estar depresiva es sentir que te ahogas en tu propia respiración. Estar depresiva es sentir que no vales nada, sentirte inútil en medio de la humanidad. Es tener ganas de dormir todo el tiempo, pero no por sueño, si no porque es la única manera, el único momento en el que no escuchas ni sientes nada. Puede que me este volviendo loca, o que con el paso del tiempo me vuelva parte de mi propia sombra.
¿Que por que ahora?
Porque soy así de masoquista. Siempre me dicen que pase lo que pase que no mire atrás, que siempre vaya de frente y que si miro hacia atrás sea para ver lo lejos que he llegado. Y lo hice, miré hacia atrás con esa intención, pero al darme la vuelta vi mi alma ensangrentada y hecha pedazos. Me tumbe a dormir con ella, para que no se sintiera sola. Me dio igual que cortara, total, a veces la espina cuida mas que la rosa.