No dejar de ser

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Hay veces en la vida que tenemos que frenar un poco, mirar un poco más allá. Sentarnos con una taza de café delante de cualquier pared. Pensar en qué se basa realmente nuestra felicidad.
Llevaba muchos meses sin escribir porque creí haber encontrado mi paz mental, pero me equivoque otra vez.
Se cual es el tamaño del peso que me oprime el pecho, por eso estoy aqui otra vez; intentado no ahogarme.
He cometido miles de errores estos últimos años. He mentido, he decepcionado, he hecho daño. Pero sobre todo he tenido errores conmigo misma; esos que duelen mucho.
He tenido un carbon ardiendo en mi mano durante mucho tiempo, pero era incapaz de soltarlo porque siempre me había gustado el calor que desprendía. Nunca me había dado cuenta de que me estaba haciendo heridas. Dolía, pero como siempre; uno se acostumbra. Jamás había sido capaz de arrojar el carbón al suelo.

Entonces lo hice.

Lo dejé en el suelo con todo el cuidado del mundo para que no sufriera, pero claro, seguían saltando chispas. Yo sabía que la única solución era pisarlo, y así desaparecería para siempre.
Decidí dejarlo ahí, hecho ceniza. A alguien que algún día lo había sido absolutamente todo. Pero fallamos.
Cogimos carrerilla con cada tropiezo y cuando quisimos parar, ya íbamos muy rápido y no hubo vuelta atrás.
Estoy intentado encontrarme a mi misma, pero es muy difícil cuando tu brujula no apunta a ninguna dirección.

Norte, sur, este, oeste.

Y cuando acaba el día sigo estando en mi cama, mareada de dar tantas vueltas y quedarme sentada en el mismo sitio que al principio del día.
He reconstruido otra vez mi muro, aquel que me costó tanto derribarlo. Pero esta vez no voy a dejar que nadie entre dentro a ayudarme. Voy ha hacerlo sola, y así, si algún día se me desmorona por poner mal un ladrillo, solo me llevaré a mi misma por delante, sin hacer daño a personas que no lo merecen.
Eramos dos. Pero la casa parecía cada vez más pequeña, tu parecías cada vez más lejos, y yo cada vez más vacía y entonces,
todo aquello por lo que había luchado,
se acabó.
He hecho creer a todo el mundo que estoy en mi mejor momento, que estoy feliz con mi vida y que se lo que quiero.

Pero una vez más, miento.

Por el día todo es mucho más fácil, hasta que me quedo sola. Cuando escucho mis latidos, mi respiración. Ahí todo duele más.
La herida vuelve a abrirse por mucho que las este lamiendo.
Prometi no dejar de ser, seguir aquí, donde me miráis orgullosos.

Pero una vez más, decepciono.

Cuando llega la luna y se va el sol, todo mi cuerpo se dispara y siento un vacío tan grande en el pecho, que me duele al respirar y no me deja dormir.
Espero seguir aquí, con la mente en el objetivo de ser quien quiero ser.
Espero no desvanecerme, ni ser el carbón de alguien.
No quiero dejar de ser, pero tampoco quiero seguir siendo.

Ligamentos destrozadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora