Cortes Unidos [Libro #2]

By JCRincon

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Jack y Valerie han retornado a su vida luego de haber superado aquella desastrosa etapa de sus vidas. Ahora c... More

Prologo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
DOMINIK
Capítulo 9
ANUNCIO
Dominik 2
Capitulo 11
Capitulo 12 [FINAL]

Capitulo 10

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By JCRincon


Jack.

Faltaban tan solo dos horas para comenzar con el astuto plan de Will y mi hermano. Dos horas me quedaban de mi vida como ciudadano del común, para pasar a ser parte del comercio de drogas y quién sabe qué más mierdas.

—¿Algo antes que decir antes de irte Jack? —dice Dominik en el auto mientras llegamos al lugar en donde acordaron con Will dejarme.

—Si llego a morir, dile a Valerie que la ame hasta el último minuto de mi vida.

—Volverás hermano, no te dejaremos morir.

Quizás volvería, como quizás no. En la última semana luego de que Will explicara su plan. Había durado moches en vela pensando en Valerie, escribiendo para ella y desahogándome en el papel como solía hacerlo antes.

"Ausencia la que siento desde que partí sin avisar.

Y a pesar de que es culpa mía me remuerde la conciencia día y noche sin parar.

Te extraño Valerie, no lo negaré. Porque sin importar lo que ha pasado, la distancia me ha demostrado que mis pensamientos no dejan de ser sobre ti.

Que respiro por ti y que me mantengo en pie por el futuro que un día te prometí"

Me había dado cuenta de cosas que de seguro no lo habría hecho estando cerca de Valerie. La necesitaba, por qué un vacío en mi pecho no dejaba de atormentarme día y noche desde que la había dejado. Trataba de poner mi mente en blanco, sin embargo era un fracaso total todo intento de no pensar en ella. Siempre recaían mis pensamientos en cómo y qué estará haciendo ella en el momento.

Mi preocupación no dejaba de existir. Al igual que mi estupidez y miedo que evitaban tomar valor y llamarla o al menos mandarle un mensaje. Y es que desde aquella vez que aquel hombre me había contestado, un ente temor en mi había empezado a crecer. Ese mismo que había desaparecido cuando me costumbre a vivir solo, ese mismo al que llaman "Miedo a perder"

Perder del todo a Valerie. Estaba con un hombre, muy tarde en la noche quién sabe en dónde. Su voz no se me hacía conocida. Pero a todas estas no importaba eso, ella estaba con alguien más. Quizás comenzaba una nueva vida y daba por terminada mientras relación. Y eso me destrozaba a cada segundo.

Pero el temor no fue negativo del todo. Fue el que hizo que viese la necesidad por ella. El que empezara a desahogarme y que terminara dándome cuenta de que no valía la pena dejarla ir. La amaba como a nadie en el mundo. Y estaba dispuesto a terminar con el asunto de mi padre y tan pronto llegara a Nueva York le propondría matrimonio y nos casaríamos a la siguiente semana.

Con esa motivación comenzaba este absurdo juego, como me gustaba llamarlo. Con mis pensamientos en Valerie y volver vivo a casa. Con las ganas infinitas de abrazarla y no dejarán jamás. Por qué de alguna manera estábamos unidos y quizás aquel destino que una vez nos unió, ni la distancia ni los cortes más profundos podría separarnos.

—Todo listo Jack —anuncia Dominik—. Aquí tienes tu móvil que usaras para hablar con los tipos esos. Ten cuidado.

—Gracias Dominik.

—¿Ya sabes qué hacer?

—Sí, debo reunirme con el expendedor de drogas que llegara aquí en unos minutos. Su nombre es Víctor aunque al principio fingiré no saberlo. Debo actuar muy interesado en el negocio y así legar rápido a mi objetivo.

Tenía tres meses para llegar a tiempo antes de la graduación de Valerie de la universidad. Quería llegar ese mismo día a pedirle matrimonio, quería pedirle perdón por todo y explicarle los motivos de mi partida. En tres meses terminaría con esta mierda y volvería a mi hogar. A los brazos de Valerie.

—Okey, siendo entonces todo suerte Jack, nos hablaremos cuando sepas algo. Adiós.

Bajó del auto hacia las calles vacías de aquel barrio maltratado y silencioso. Camino por los callejones apestados de olores extraños para llegar al pequeño lugar en donde debía encontrar al hombre llamado Víctor.

Tal como se había planeado a los pocos minutos veo como un hombre vestido con una sudadera y una gorra se apoya sobre la pared de una casa abandonada. Coincidía con la descripción que había dado Will ahora solo necesitaba acercarme.

—¿Qué hace un tipo como tú por aquí? —la gruesa voz de Víctor me intimida.

—¿Sabe qué es estar sin trabajo y con un montón de facturas por pagar?

—¿Busca dinero? Pues vete aquí no encontrara más que una muerte segura

Era bastante directo, como me lo habían advertido.

—Solo busco trabajo.

—¿Trabajo? —Víctor se ríe con ganas—. Mire es el primero que viene hasta a mí buscando trabajo.

—No busco trabajo con usted —tenía que ser cuidadoso con lo que decía o si no todo sería un fracaso—. Me refiero a que sí sabe de alguien que me pueda dar trabajo. Haría cualquier cosa por tan solo unos centavos —hago por ser acentuar la parte de "cualquier cosa"

—Tu acento no es inglés ¿De dónde eres?

Directo y se da cuenta de las cosas rápido. Sí, es el Víctor del que me hablaron.

—De Estados Unidos. Vine aquí por la única familia que me quedaba falleció. No tengo nada ahora y necesito trabajo para poder mantenerme al menos por un rato y luego irme.

—Sabía que era estadounidense. Tiene el mismo acento que mi jefe —¿Hablará de Cullen?

—¿Trabaja? —todo está planeado menos las conversaciones, claro, todo depende de mí en lograr conseguir que todo salga bien.

—Supongo que hable de más. Pero si, trabajo y no le incumbe en que.

—Necesito ayuda ¿Usted no puede ayudarme? —cruzo los dedos.

—Amable pero no caritativo. Así que vete a pedirle ayuda a alguien más.

Víctor se aparta y me limito a quedarme en mi lugar. Todo estaba saliendo como se había planeado. La red de Cullen no era de fácil acceso, Víctor era mi pase, pero con su fuerte carácter era difícil de convencer. Sabíamos que no funcionaría a la primera vez que se intentara así que lo siguiente era alojarme en algún lugar cercano.

Le escribo un mensaje a Dominik, avisando que todo ha salido como se planeó. Habíamos acordado que no todo sería a la perfección por qué llamaría la atención. Es por es que debía conseguir el hospedaje yo mismo y ayudarme con el dinero que Dominik había dejado para que sobreviviera.

El vecindario es de aquellos que se pueden considerar peligrosos. Las calles desgastadas al igual que las fachadas de las casas eran cosas que evidenciaban el peligro del lugar. A pesar de eso la gente era amable y pronto encontré donde hospedarme.

En aquella casa solo vivía una mujer ya de edad. Mientras me servía algo de comer me contó cómo sus dos hijos lograron salir de aquel barrio y ahora viven en otros países. La señora vivía de la pensión de su marido que ya había fallecido y arrendando habitaciones a quien lo necesitara. En su actitud se notaba aquella amabilidad y generosidad de madre.

—Espera un momento golpean —interrumpe uno de sus anécdotas al oír que golpean la puerta.

Yo continúo con mi comida y cuando alzó la vista el rostro de Víctor aparece.

—¿Qué hace aquí? —pregunta sorprendido.

—Le dije que no tenía trabajo, y que lo único que me quedaba no lo podía sostener, desocupe la casa familiar y ahora aquí estoy gracias a esta amable señora —termino de hablar y me como un bocado de mi comida.

—Sí que esta líquido amigo —dice Víctor—. Abuela ¿Queda algo de comida? —¿Abuela? Se me atasca un pedazo de lo que como en la garganta.

—Sí, ya te traigo —la amable señora sonríe y se va a la cocina.

—¿Es su abuela?

—Le digo así de cariño, tampoco tengo familia, bueno quizás los hombres con quienes trabajo se han vuelto una familia pero no es lo mismo.

—Ya veo —evito preguntar más de la cuenta, para no incomodar.

Víctor parece un hombre duro pero como todos, tiene su parte sensible pero la oculta. Igual, mi trabajo aquí es lograr tocar un poco su sensibilidad y lograr acercarme para llegar a Cullen lo más pronto posible.

—Mira aquí te traigo, espero que te guste Vic —dice la señora Ana dejando el plato al frente de Víctor.

Me río por lo bajo al oír a la señora llamarlo "Vic" es un tipo duro y no le van los diminutivos. Víctor se da cuenta de mi pequeña risa y me mira expresando las ganas de acabar conmigo.

—Gracias abuela —agradece a la señora Ana antes de tomar su primer bocado.

—Espero que te guste —sonríe amablemente y luego se pierde de mi vista.

Me quedo con Víctor en total silencio mientras termino de comer. Siento la mirada de Víctor todo el momento. Siento como analiza todo mi cuerpo, como si buscara algo. Hago lo mismo que él y me quedo mirándolo a los ojos sin quitarle la mirada de encima.

—¿Qué hace? —digo bruscamente.

—Buscaba alguna placa de poli —me mira con repugnancia y desconfianza.

—¿Crees que soy un poli? Si lo fuera estaría comiendo banquetes ahora.

Su comentario daba a entender que al policía estaba al tanto de las actividades de él y sus secuaces, incluso, podrían estar al tanto de los movimientos de Cullen. Espero que Will haga su parte y que si termino preso me saque y limpie mi historial.

—Tengo que estar prevenido antes de aceptarte.

—¿Aceptarme? Acaso me hará su puta personal ¿O qué?

—Calla imbécil —Víctor frunce el ceño y deja la cuchara sobre su plato ya casi vacío—. Aprende a hablarme. Si quiere el trabajo debe saber que primero está el respeto.

La jerarquía como en toda sociedad era para tenerla presente y no faltar el respeto a las personas que están sobre ti. Pero aquí la cosa cambia, un pequeño deslice en tus palabras y al segundo puedes estar muerto.

—No entiendo —al parecer quiere darme el trabajo, pero hacer el tonto no sobra en esta situación.

—Pensaba que los americanos eran listo —se levanta de su puesto y va la cocina con su plato vacío—. Al parecer hay que explicarles todo.

—Supongo que sí, tanta grasa de hamburguesa en el cuerpo no sólo obstruye arterias sino que también afecta el cerebro.

—Sí que eres gracioso, americano. Llamaré a mis contactos a ver si lo puedo ayudar con eso del trabajo —se levanta del comedor llevándose los platos consigo.

—Gracias hombre, le debo una.

—Aún no es seguro mañana le doy la razón.

De la nada aparece la señora Ana y me recibe los platos a Víctor. Él se despide y se va. La señora Ana se queda en la cocina lavando los trastes y aunque insisto en lavar los míos yo mismo ella me lo niega y termina lavándolos.

—Si quieres puedes encender el televisor —dice al verme sentado en la sala mirando al techo.

La verdad estaba hundido en mis pensamientos. Asimilando todo lo que está comenzando a suceder y lo que posiblemente suceda. Y entre aquellos pensamientos se colaba Valerie. La extrañaba de la manera más imposible de extrañar a una persona. Ya iba a ser un mes sin verla, sin escucharla, sin tener ningún contacto con ella.

Sabía que era mi culpa. Quizás no fue la mejor manera de tomar las cosas, si me hubiese quedado todo ya estaría solucionado. En estos momentos estaríamos escribiéndonos y mandándonos aquellos mensajes tan atrevidos que me sacaban sonrisas mientras trabajaba y me hacían desearla cada vez más.

Pero así no sucedieron las cosas y ya no valía llorar sobre la leche derramada. Ahora tenía claro lo que quería hacer, volver a mi hogar, volver con Valerie. Aunque existía la posibilidad de que ya estuviera con alguien más, no pensaba rendirme y abandonarlo todo como la última vez. Sean cual sean las circunstancias no dejaría a Valerie lucharía hasta quedarme sin fuerzas.

—¿No es tu móvil el que suena? —me pregunta Ana que está a mi lado ¿En qué momento llego? Esta señora me pone los nervios.

Mi móvil sonaba y no me había dado cuenta. Lo saco y me extraña ver una llamada de Dominik habíamos acordado que él solo me llamaría cuando algo grave sucediera.

—Aló.

—Tengo malas noticas —el tono de Dominik es más serio de lo que acostumbra.

—¿Qué sucedió?

—No estaba seguro si contártelo por qué seguramente te pondría de malas. Pero creo que es bueno que lo sepas ahora mismo.

—Suéltalo ya, me haces pensar lo peor con tanta intriga.

—Valerie dejo el apartamento.

Dominik sigue hablando pero sus palabras pierden importancia. Que Valerie dejara el apartamento solo daba a entender que comenzaría una nueva vida lejos de mí y de lo que le recordara a un nosotros.

—... Entiende que no te iba a esperar Jack. La dejaste y a ella también le tuvo que haber dolido todo eso que paso. No quiero verte mal Bro.

No se cómo mi hermano terminaba teniendo la razón en cosas de parejas cuando lucia como un hombre que no tenía tiempo para esas cosas, incluso llevaba a pensar a veces que era virgen y que jamás ha estado con una mujer.

—¿Estas bien? Jack no me dejes hablando solo.

En la última semana no solo estuve pensando en el plan que Will y mi hermano estaban por empezar, ni tampoco en lo que deseaba proponerle a Valerie. Pase noches desahogándome con Dominik. No había nadie más que me escuchara y se estaba cansando de verme tomar a escondidas de él. Así que una noche llego a mi habitación y yo destrozado y necesitado de una mano amiga, me descargue en Dominik y eso había vuelto nuestra relación más cercana.

—Jack si no contestas voy inmediatamente a buscarte y la operación se cancela.

—No, no —digo inmediatamente—. Estoy bien, sabía que podía llegar a suceder algo como esto.

—¿Seguro estas bien? Si quieres puedo cancelar todo esto y...

—Ya dije que no hermano, acabare con esto rápido y luego veré como solucionar todo respecto a mi vida personal.

—Te daré el beneficio de la duda. Cambiando de tema ¿Cómo van las cosas?

—Te cuento por mensaje.

—Está bien.

No podía contarle nada respecto al plan frente a la señora Ana. No sabía qué relación podía tener con Víctor y esa mejor no levantar sospechas cuando todo empezaba a marchar tan bien.

Jack: Las cosas marchan mejor de lo que habíamos pensado. Resulta que Víctor se queda en la misma residencia que yo.

Dominik: ¿En serio? No pensaba que íbamos a tener tanta suerte.

J: Yo menos, le hable solo que buscaba trabajo mientras comíamos juntos y creo que va hablar con sus contactos para ver si puedo entrar.

D: ¿Comiste con él? Vas volando hermano, espero que esto siga así.

J: Yo igual. Bueno te dejo, tengo que hacerme amigo de la dueña de casa.

D: Okey, adiós.

Cuando estoy por hablar con Ana, veo que sea quedado dormida con la televisión encendida, típico de la gente mayor. Me levanto del sillón y voy hasta la habitación que sea mía por unos meses. Tomo una chaqueta y mi billetera, era un buen día para salir y recorrer el nuevo barrio, y por qué no, también encontrar un nuevo bar.

El barrio como todos los de este tipo, tienen una taberna en la que todos los hombres adultos van y pasan un buen rato. Y allí estaba yo, en una mesa tomando unas cuantas cervezas solo mientras disfrutaba de la música.

Estaba lejos de la jurisdicción de mi hermano y debía aprovechar para desestresarme luego de este día tan lleno de cosas buenas y malas. Me comenzaba a dar miedo que me convirtiera en alcohólico solo por despecho, así que me había puesto un límite, diez cervezas y me iba a la casa de la señora Ana a descansar. Pero encontrarme con la cara de Richard no estaba en mis planes.

—¿Cómo es que haces para encontrarme siempre en el bar? —preguntó en voz alta cuando Richard se acerca a mi mesa con una gran sonrisa.

—Parece que el alcohol nos quiere unir —al parecer encuentra el doble sentido a sus palabras y se corrige—. Claro como amigos solamente.

—¿Empezaras con mariconadas? —el alcohol ya se me estaba subiendo—. Perdona hombre, ya ni se lo que digo —me disculpo y le doy el último trago a mi décima cerveza.

Richard me mi sorprendido mientras espera su cerveza. Enarcó una ceja para preguntarle con el gesto ¿qué sucede? Él sólo niega con la cabeza y ríe. Había algo en Richard que me llamaba mucho la atención y es que la primera vez que lo encontré fue en un bar en un buen barrio y ahora estaba aquí, en un barrio de gente no my adinerada y con peligrosas personas.

—Pensé que no habituabas estos lugares Richard.

—Ya sabes, no puedes ser un alcohólico sin conocer todos los bares de tu ciudad y visitarlos de vez en cuando.

La confesión de Richard me hace escupir el trago de cerveza me estaba bebiendo en el momento. Richard vuelve a dibujar una sonrisa en su rostro poco expresivo. Se levanta un poco de su asiento y me pasa un pañuelo para limpiarme.

—Es broma hombre —concluye Richard—. Si fuese alcohólico no estaría aquí ni vestiría tan bien —añade tomando el borde del cuello de su gabán.

—Tu broma te costará una cerveza.

—Las que sean hombre —se levanta de su silla y grita—. Por favor dos rondas más para esta mesa.

—Pero que educado de tu parte —comentó el gesto de pedir el favor que tuvo Richard.

—Sin educación no eres nada, pero no venimos a discutir sobre el conocimiento ¿o sí? —enarca una ceja esperando mi respuesta y yo niego con la cabeza—. Entonces suéltalo ¿qué te tormenta?

Valerie

—¡Juego verdad o reto! Todos vengan aquí —grita una chica que lleva su cabello complemente morado.

Algunos atienden a su llamado y yo solo me quedo viendo cómo hacen un círculo alrededor de la chica de cabellos morados. La fiesta estaba cada vez mejor. Quizás lo sentía así por el buen momento que pasaba con Derek simplemente hablando.

—¡Ustedes dos, vengan! —la peli morado nos señala, a Derek y a mí—. Vengan a jugar verdad o be... O reto ¡No sean tímidos!

Esa clase de juegos no iban conmigo. Las pocas veces que jugué esto en la preparatoria siempre terminaban retándome a darme besos a los nerds del salón, desde allí deje de jugar a eso. Si ya en ese entonces me parecía ridículo, ahora mismo era aún más ridículo y patético jugar teniendo aquí muchos más de veinticinco años.

—¿Vamos? —ofrece Derek rodeándome la cintura con su brazo.

—¿Seguro? —no estaba muy decidida. Pero si él iba no pensaba quedarme sola mientras él se divertida.

—Si ¿Por qué no? Será divertido.

—Okey.

La nueva Valerie empezaba a probar nuevas cosas, y describirá que cada vez había más cosas que le gustaban. No quería dejar de ser esta nueva yo. Nos integramos al grupo y pronto la botella en el centro del círculo empieza a girar, hasta detenerse poco a poco. Todos están expectantes para ver quién comenzará con el juego, la botella pierde toda su fuerza inicial y se detiene con su pico frente a mí.

—¿Verdad o reto? —dice uno chico con el cabello recogido en una cola de caballo.

—Reto —contesto sin pensarlo.

Todos miran al chico a mi lado, a Derek y sonríen de una manera maliciosa. ¡Puta! Ya sabía sobre qué iría el reto.


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