Welcome To My Industry » j.b

By thevgbrain

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Tan metido en sus asuntos, tan estresado y cansado de la misma mierda que se repetía cada día. Era un pozo si... More

Welcome
01 > Oh...
02 > You're so pretty
03 > Make it happen
04 > Fake hope
05 > Miami vibes
06 > Welcome to my industry
07 > Snaky bitch
08 > Douchebag
09 > 19 years old
10 > The beginning
11 > David O'Connor
12 > Kiss me
13 > No feelings
14 > Peaceful
15 > Amazing, babe
16 > Regret
17 > Jealousy
18 > Same old love
19 > Confusion
20 > Cokeheads
21 > Falling for two
22 > My savior, my healer
23 > Stop the show
24 > Still an innocent
25 > Sick of it
26 > Fly away with me
27 > I like you
28 > All about you
29 > Enchanted to meet you
30 > Realisation
31 > The PR Contract
32 - 1 > Fear
32 - 2 > What are we?
33 - 1 > Two pieces
33 - 2 > It feels so weird
34 - 1 > Marking territory
34 - 2 > Billboard Music Awards
35 - 1 > If happy is her...
35 - 2 > Christmas eve
36 - 1 > Not a devil anymore
36 - 2 > The goodbye
38 > Time to time
39 > Over again?
40 - 1 > Worst day ever
40 - 2 > Hazard lights on
41 > 30 days
42 > Love letters
43 > The rehab girl
44 - 1 > Who's that?
44 - 2 > Expecto Patronum
45 - 1 > If he cheated...
45 - 2 > Homecoming
Spotify Playlist
46 - 1 > Life is worth living
46 - 2 > The red thread
47 - 1 > Let's taste Branca
47 - 2 > Don't wanna get back
48 > Gotta move
49 > Easy come, easy go
50 > The same look
51 > You belong to me
52 > Just like him
53 - 1 > News Article
53 - 2 > Make you feel my love
54 > Alexa is Lissa
55 > You have no right
56 > Birthday girl
57 > Dead baby, dead heart
58 > It all ends
Epilogue
See You Soon
LISSA ESTÁ VIVA

37 > I love you

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By thevgbrain


Narrador universal.

Nueve y media de la noche del treinta y uno de diciembre del dos mil trece. Todos salían de sus habitaciones para encontrarse en la primera planta del lujoso resort. Lissa vestía su atuendo conformado por un top y una pollera pegada al cuerpo hasta arriba de sus rodillas, todo color blanco, contrastando contra su piel morena. Caitlin se encontraba en el pasillo, esperándola, con su vestido rosa pálido hasta el suelo. Justin salía de su suite vistiendo una camisa y pantalón blancos, con su pelo despeinado, como siempre. Selena se miraba al espejo, encerrada en su habitación, insegura sobre su aspecto. Finalmente se recogió el cabello en una cola alta y salió sonriente.

Y así, todos fueron saliendo de sus lugares para bajar a encontrarse. No todos se daban cuenta, pero iba a ser una gran noche...

Lissa llegó a la planta baja con Cait del brazo y saludó al resto, pensando que sería la última noche que estarían todos juntos, pues al día siguiente a primera hora hablaría con su representante para pedirle que se mudaran muy lejos de aquella gente. Muy.

Por las escaleras bajó David, con su traje color azul marino, el cual hacía juego con sus preciosos ojos. Lissa pensó que su amigo jamás se había visto tan lindo. Detrás de él bajó Lil, con su traje color marfil. Éste se apresuró al ver a su novia y corrió a ella para decirle lo preciosa que se veía. Caitlin se sonrojó y le planto un ruidoso beso en el cuello.

Como sus habitaciones quedaban en el primer y segundo piso, Nina, Scooter y Selena también bajaron por las escaleras, con el rostro radiante, sonriendo más al encontrarse con sus conocidos. Finalmente, las puertas metálicas del ascensor hicieron un "tin" al abrirse. Lissa dirigió su vista allí y deseó no haberlo hecho, porque de pronto su pecho estalló en llamas y sintió como un calor la invadía de pies a cabeza.

Justin salió de la caja metálica, pisando la primera planta, sin mirar a nadie pues estaba muy concentrado arremangando las mangas de su camisa blanca. Sus tatuajes salieron a la luz y jamás se había visto tan precioso. Su cabello estaba despeinado pero ahora hacia adelante, cayendo levemente sobre su frente, sin taparla por completo. Subió la vista hacia toda la gente que se encontraba allí, pero sus ojos se clavaron específicamente en la muchacha morena vestida de blanco. Sus labios se abrieron formando una O casi perfecta y pestañeó varias veces.

—Wow...—susurró observando el cabello de Lissa con detenimiento... negro, largo, cayendo hasta sus caderas con aquel movimiento completamente natural. Era preciosa, joder, sí, era la mujer más hermosa que había visto, pero aquella noche lo había sorprendido de más.

Salió de su trance sacudiendo la cabeza y caminó hasta Scooter para darle un apretón de manos. Saludó al resto y finalmente, se acercó a Lissa, empezando a sentir su aroma a flores silvestres. Ella siempre olía a eso, no hacía falta que se perfumara. La muchacha al sentir su cercanía, sintió como su cuerpo era dominado por los nervios y la ansiedad. Justin le besó la mejilla ruidosamente.

—Estás... estás hermosa. —le dijo casi en un susurro, pero todos lo oyeron. Nina sonrió detrás de él.

—Gracias—sonrió Lissa en respuesta, sintiéndose morir por dentro. ¿Por qué hacía eso? Tenía ganas de colgarse de su cuello, llevarlo a su habitación y hacerle el amor por el resto de la noche. Era hermoso, y aparte de eso, se las había arreglado para lucir demasiado caliente en aquella camisa blanca.

Justin se acercó a Selena y le comentó lo bonita que se veía. Todo lo especial que Lissa había sentido al recibir su cumplido, desapareció. De todos modos, Selena realmente estaba bonita. Suspirando con tristeza, cruzó sus brazos en su pecho como su escudo personal, para no demostrar su inseguridad en el momento. Caminó hasta quedar junto a Caitlin y todos se encaminaron juntos hacia la playa, donde ya estaba todo listo para el gran evento.

Una gran plataforma sobre la arena hacía de suelo y sobre ella se apoyaban los centenares de mesas, en las cuales ya se preparaban para cenar las familias de gran poder adquisitivo, los prestigiosos empresarios y demás. Al igual que en noche buena, los guiaron a su mesa sólo que esta estaba decorada de una forma mucho más elegante. Había un escenario circular iluminado, en el cual una mujer de edad avanzada interpretaba algunas canciones de Amy Winehouse. En ese momento, interpretaba el tema Valerie mientras movía sus caderas al ritmo del tema. Ésta versión era jazz. Lissa bebió de su vino espumante mientras disfrutaba de la voz de aquella mujer... de hecho, le recordaba a la voz de la misma Amy. Fenomenal.

—Buen cover—comentó Justin a su lado y Lissa asintió, sin dejar de mirar a la cantante—. Me gusta que esté cantando en una versión de jazz.

— ¿Te gusta el jazz?—preguntó la morena, ahora sí poniendo sus ojos en él.

—Sabes que sí. Escucho intérpretes de jazz como John Coltrane, Miles Davis, Duke Ellington ... pero si hablamos de Amy, aunque haga soul y funk, la escucho muchísimo. Esos discos de vinilo de ella que estaban en el estudio, son míos—sonrió completamente adorable al decir eso. Lissa sintió que sus palabras le atravesaban el alma. Si Justin ya era de por sí atractivo, cuando sacaba a flote sus conocimientos sobre música lo era mucho más.

—Ellington me fascina—comentó ella en una mueca amigable—. Y sí... a quién no le gusta Amy. Qué mujer y qué artista.

—Y su historia... desgarradora.

—La prueba de cómo la industria puede llevar a las personas a la ruina.

Justin coincidió y asintió, bebiendo de su copa. Lissa volvió a enfocar su mirada en la cantante que ahora interpretaba Blue Velvet de Tony Bennett. El muchacho observó su perfil, embelesado por la belleza de aquella mujer cuando se concentraba en la música. Lissa tenía sus ojos entrecerrados, mordía su labio mientras escuchaba con atención la voz de aquella mujer y su mano golpeteaba levemente su pierna al ritmo de la canción.

—Me gustaría hacer jazz—habló Lissa repentinamente—. Éste disco ha sido puro pop mezclado con algo de r&b contemporáneo, pero eso ha sido porque me he dejado manejar mucho para agradar al público. Pero algún día quisiera sacar un disco independiente, con mi música, sin edición, sólo lo que yo hago... mi creación. Sin tener que pasar por todo ese control, sin que me digan "esto sí" y "esto no".

Justin no pudo evitar sonreír ante aquella confesión.

—Lo mismo digo. Me gustaría que compongamos una canción juntos.

—Tal vez, algún día—Wesley lo miró por una milésima de segundo, pero finalmente la cena llegó a la mesa y tuvieron que salir de aquella enfrascada conversación, uniéndose al resto que conversaba animadamente.

Reinaban un aire alegre pero Lissa no podía evitar sentirse triste. Si Nina le hacía caso y se mudaban al día siguiente, aquella sería la última vez que estarían todos juntos. En su estómago se formó un nudo de nostalgia y decepción que se mantuvo allí por el resto de la noche.

Las once, aproximadamente. Faltaba cada vez menos y la gente comenzaba a ponerse más feliz aún bajo los efectos del champagne, mientras llenaban sus estómagos de la deliciosa comida que servían. Ahora una banda local de funk hacía lo suyo sobre el escenario, manteniendo endulzados los oídos de todos con aquellas melodías tan bellas. Lissa observó como Justin codeaba a Lil y decía algo en su oído y luego hizo lo mismo con Selena. Lil repitió esto con Caitlin y luego hicieron como si nada pasara.

— ¿Sucede algo? —preguntó Lissa a su mejor amiga.

—No, no—contestó la otra.

—No me mientas.

—No pasa nada, tonta—rió Cait.

Lissa suspiró frustrada y volvió a su comida mientras todos seguían conversando entretenidos. La hora corría. En ese momento el reloj marcaba las once cuarenta y cinco y el tema de conversación era una anécdota divertida de Justin y Selena en el zoológico.

—Luego de hacerse la ofendida... intentó mostrarse enojada y caminó lejos de mí—contó el muchacho entre risas—. Terminó tropezando con la manguera del sistema de riegos y cayó al arroyo de las tortugas—terminó y miró a Selena, estallando en carcajadas.

—Cállate—ella se tapó el rostro, riendo también. —No sé si recuerdas esa vez, en la cena de los Grammy. Quiso soprenderme con un truco, manejando el sushi con los utensilios que eran para el pollo—su voz se ahogó en una carcajada, pero continuó—y terminó haciendo volar la comida a la cara de Stevie Wonder.

Justin pasó una mano por sus hombros, jugando con ella y despeinó su cabello a propósito. Lissa intentó que su risa suene lo más natural posible, pero verlos de aquella forma hacía que los celos la invadan por completo.

—Voy al baño. Vuelvo en un segundo—avisó.

—Pero Lissa, quedan diez minutos o menos...—dijo Caitlin preocupada.

—Volveré a tiempo para recibir el año con ustedes—contestó la otra, no muy convencida. Volvería cuando se recuperase completamente de los celos y la tristeza que la habían invadido durante toda la velada. Se levantó de su lugar y caminó hacia el hotel, entre murmullos, ya que varios la habían reconocido pero por respeto no se le habían acercado. Al entrar al resort, se dirigió casi corriendo al ascensor y marcó su piso.

Al llegar al cuarto piso, corrió a su habitación la cual estaba sin llave y se encerró en ésta. Sin más, rompió en llanto, arrodillándose frente a la cama. Sacó su celular y miró la hora.

23:54.

Aún en sus rodillas, se arrastró hacia el minibar y sacó una botella de champagne. Con agilidad, la destapó y no se gastó en buscar algún recipiente para verter la bebida. Dirigió la botella a sus labios y bebió con rapidez, cerrando sus ojos al saborear su amargura mezclada con alcohol.

Terminaría ese jodido año y ella lo empezaría yéndose lejos de todo eso. Compraría su propia casa en Nueva York y se instalaría allí con su propio estudio de grabación. Si era necesario, despediría a Nina —broma. No podría despedirla ni por muy pesada que fuera. Ella era una buena persona y una excelente representante— y empezaría su carrera de cero. No le importaba perder fans por su cambio de género musical, ella no iba a dejarse manejar. Se enamoraría de un chico común y corriente que estuviera saludable mentalmente y se encargaría de investigar muy bien su pasado para no tener problemas con ninguna problemática ex y primera novia. Luego se casarían y vivirían juntos haciendo música.

A quién engañaba, si amaba a Justin.

Las lágrimas cayeron con más fuerza y bebió un poco más. 23:58. Dos minutos. Abrió su ventana para cuando los fuegos artificiales empiecen a estallar en el cielo.

Se alejaría de todo y no dejaría que un amor imposible le arruinara la vida.

No, no podía destruirse por eso.

Pero es que lo amaba...

Lo amaba con todo su corazón.

Con todas las fuerzas de su alma.

Con cada parte de su ser.

"Diez... nueve... ocho... siete..." la gente en la playa había empezado a contar al unísono tan fuerte que Lissa lo escuchaba desde su habitación. Cerró los ojos con fuerza, derramando sus lágrimas, descargando su dolor y apretó su celular en el cual ahora había una foto de Justin y ella de hace mucho tiempo. Hundió su cara en el colchón, aún arrodillada al lado de su cama y deseó con toda su alma que todo fuese distinto, aunque era imposible. Deseó que Justin la ame tanto como ella.

No hacía falta, porque él ya lo hacía.

Justin corría por el pasillo del hotel hasta llegar a la puerta de la habitación de la mujer que amaba. Suspiró antes de golpear... ¿golpear?

"Tres... dos... uno..."

"¡FELIZ AÑO NUEVO!"

Los fuegos artificiales iluminaron el cielo, tanto que por un momento hasta parecía de día. Los colores explotaban una y otra vez, provocando un estruendo tan fuerte que Lissa no se dio cuenta que alguien había entrado a su habitación. Levantó la cabeza de su cama sólo cuando se dio cuenta que los ruidos habían aminorado porque su ventana ahora estaba cerrada. Miró hacia el frente y se encontró con algo que hizo que su corazón se detuviera por una fracción de segundo.

Justin se encontraba del otro lado de la habitación, con una sonrisa en su rostro tan grande como sus labios lo permitían. Tenía en sus manos un ramo enorme de claveles blancos y Lissa se dio cuenta que en sus ojos, aparte del brillo tan peculiar que solo él tenía, había lágrimas de emoción.

— ¿Qué...?—susurró ella, poniéndose de pie y caminó hasta que quedaron frente a frente. Justin dejó el ramo de claveles sobre la cama y sacó del bolsillo trasero de su pantalón un papel doblado varias veces. Lo extendió por completo y aclaró su garganta.

Bajo la firma de Scott Samuel Braun y Mandy Teefey, se anula completamente el contrato de Relaciones Publicas en el cual participaban Justin Drew Bieber y Selena Marie Gomez. Sin más, los puntos anteriormente nombrados quedan completamente anulados...

Lissa puso una mano sobre su boca, ahogando un sollozo y su pecho tembló por los espamos del llanto. Por el amor a Dios...

Justin extendió el papel hacia ella, quien lo recibió temblorosa. Lo leyó para comprobar, aunque obviamente le había creído.

—Justin...—Lissa no tenía palabras—lo has hecho por mí.

—Por ti, por mí, por nosotros—contestó el. Estaba igual o más nervioso que ella.

—No sé que decir, yo...

—Antes, déjame hablar—las manos de Justin se cerraron en la cintura de ella y la atrajo por completo hacia él. —Tenía planeado hace un tiempo hacerlo, pero finalmente Scooter accedió. Nos costó, pero terminamos por convencerlo... simplemente no había razones para seguir con ese contrato de mierda. Cuando firmó la anulación quise correr a contarte, pero luego decidí esperar, y espero que valga la pena, Lissa, porque no vine aquí en vano.

Tragó duro y me miró directo a los ojos, atravesando todo mi ser con aquella mirada del color de la miel y dulce como la misma. Prosiguió.

—Venía a pedirte perdón por ser un imbécil. Venía a pedirte perdón porque por mi culpa, alguna vez se te cruzó por la cabeza la idea de que yo solo jugaba contigo. Sí, estaba confundido, pero cada vez que te veo y me haces sentir como lo haces, las dudas se aclaran. Y en éste momento, Lissa, vengo a decirte que estoy completamente seguro de que te amo. Quizás no haya tomado las mejores decisiones, quizás tenga ideas raras a veces, quizás no esté del todo bien de la cabeza, pero te amo como jamás amaré a nadie en ésta vida. No importa quién ha estado antes ni quien estará en el futuro, sólo importa que ahora estás tú, que me has hecho ver el mundo de otra forma, me has hecho valorar la vida e incluso pusiste sentido y luz en medio de la confusión y la oscuridad. Por eso y mil cosas más, quiero empezar desde cero contigo, hacer las cosas bien, y por mucho que cueste, voy a poner todo mi empeño para que esto funcione. Merecemos que funcione. Merecemos amarnos libremente, demonios...—su voz se debilitó y sin más, la besó.

Sus labios se unieron con la desesperación que los había acechado en los últimos tiempos. Justin tomó con fuerza las caderas de Lissa para luego subir sus piernas a su propia cintura, cargándola y presionándola contra él. En ese momento no había palabras que demostraran lo que sentían el uno por el otro, por lo tanto pegaban sus cuerpos tanto como podían, para hacerse saber lo mucho que se amaban. 

Justin la acorraló contra la pared sin dejar de cargarla y se dieron cuenta que no podrían parar más. Era el momento que tanto habían esperado. Como las piernas de Lissa rodeaban la cintura de él, su pollera se había levantado casi completamente. Las manos del muchacho vagaban por el cuerpo de, ahora, su mujer. Lissa empezó a desprender los botones de la camisa de aquel hombre tan precioso, mientras repartía besos por su cincelada mandíbula. Húmedos. Calientes. Con amor y adoración. Aún recargada en sus fuertes brazos, fue dirigida hacia la cama donde él la recostó para ponerse entre sus piernas.  Se miraron y sonrieron, ambos de acuerdo con lo que iba a suceder. No se necesitaban palabras.

Los labios de Justin besaron los de su chica... su cuello, sus pechos aún cubiertos por aquel delicado top blanco, su abdomen... Lissa se sentó sobre la cama, dejando que él la desnudara de la cintura para arriba, dejándola sólo en su piel. Ella volvió a recostarse, dándole una buena vista.

  —Quítate la camisa—pidió Wesley en algo que sonó como un gruñido más que otra cosa. Justin rió despacio, divertido y cumplió su deseo. Él estaba algo más flaco de lo normal, pero no dejaba de ser completamente atractivo. Lissa contorneó sus tatuajes con sus dedos, mientras el muchacho deslizaba la pollera por sus piernas, dejándola solo en bragas. Justin disfrutaba el proceso de desvestir a aquella mujer que se uniría a él esa noche, pensando que era el hombre más afortunado del mundo entero.—Yo también quiero desnudarte.

—Y lo harás...—contestó Bieber con voz ronca, expandiendo algunos besos sobre las largas piernas de Lissa—Levántala.

Ella obedeció y levantó su pierna para que Justin quitase su zapato. Repitió lo mismo con el otro y luego se puso de pie en el suelo, observando con devoción a esa belleza extendida en la cama, con su oscuro cabello regando las sábanas blancas, creando un contraste precioso.

  —No tienes idea de lo hermosa que eres...—murmuró, sintiendo su erección crecer en sus pantalones. Le estaba costando un gran esfuerzo no ponerse sobre ella en ese mismo instante para hacerle el amor por horas seguidas. Quería hacer que la espera valga la pena. Quería ir lento, con pasión, con amor...

—Recuéstate—ordenó ella haciéndose a un lado. Él obedeció y se acostó sobre el suave colchón, dejando que Lissa se ponga sobre él. Contuvo la respiración. Joder, tenía a la preciosidad más preciosa del universo sobre él en bragas. Podría correrse con sólo un roce.

Lissa lo besó en los labios con intensidad, con fuerza y con ternura al mismo tiempo. Sus manos fueron a parar al cinturón de su pantalón y deslizó la tira de cuero por la hebilla con rapidez, abriéndola. Justin jadeó, pero dejó que haga lo que quisiera allí abajo. La muchacha desprendió el botón y bajó la cremallera para luego impulsar la prenda hacia abajo tanto como sus brazos le permitieron. Sus pantalones fueron a parar bajo sus rodillas, dejando la dura y grande erección de Justin a la vista.

Él la ayudo a quitarselos por completo mientras Lissa acariciaba con delicadeza el bulto formado en sus Calvin Klein.

—Demonios, Melissa...—gimió, cerrando sus ojos.

—Me fascina que me llames Melissa.

—Te llamaré Melissa tanto como quieras, pero... ¡Mierda!

La muchacha había metido sus manos bajo la tela, tomando su miembro por la base y presionando sobre él, moviendo de arriba a abajo... arriba, abajo... Justin impulsó sus caderas hacia arriba para ayudarla en la faena. Se deshizo de sus boxers y Lissa hizo la cosa mucho más caliente, poniéndose entre sus piernas para repentinamente...

encerrar su miembro con sus labios.

 Justin soltó un grave gemido que resonó en toda la habitación e intentó detenerla, pero no pudo. Sus manos se cerraron sobre su largo cabello e hizo el ritmo más rápido.

No creía aguantar mucho más.

  —Cariño, par..¡Oh! Para, por favor—suplicó entre gemidos. Lissa no hizo caso.—¡Para!—dijo ahora más fuerte y ella levantó la mirada hacia él con un brillo de inocencia en ellos. Él no pudo evitar sonreír.—Tengo algo mejor para tí.

Justin se quitó las medias y se deslizó por la cama hasta llegar a la cabecera. Acomodó estratégicamente dos almohadas allí y apoyó su espalda, quedando medio sentado. Lissa comprendió al instante y sonrió, pasando una pierna por sobre el cuerpo de su hombre para quedar sobre él a horcajadas sin tocarse completamente. Rodeó los hombros de Justin mientras éste la tomaba de las caderas y finalmente, se unieron formando un sólo cuerpo.

Ambos mordieron sus labios pero se contuvieron de cerrar sus ojos. Al contrario, se miraron con intensidad, con un brillo nuevo en sus miradas. Se miraron más allá de lo físico, llegando a sus almas, tocándose por completo. Física y espiritualmente. Justin le deslizó las manos por la espalda y la atrajo hacia él, apretándole los pechos contra su torso, enseñándole a encontrar un nuevo ritmo. LA muchacha se meció sobre el cuerpo masculino, adorando la sensación. 

Entre gemidos y sudor, Justin la ayudo a marcar un nuevo compás, más rápido que el anterior y ni por un segundo dejaron de mirarse a los ojos haciendo todo mucho mas especial. Justin mordía su labio pero aún así no pudo evitar soltar ruidos incoherentes, a los cuales Lissa respondió de la misma manera.

Un vaivén erótico y lleno de pasión que duró lo que pareció una eternidad. Finalmente, Lissa sintió como una cascada de sensaciones que florecía en su interior, en sus entrañas y terminaba por expandirse por su cuerpo entero. Sus piernas temblaron alrededor del cuerpo de Justin y su feminidad se apretó contra él, tirándola hacia abajo por la intensidad del orgasmo que estaba teniendo. Él, al sentir ésto, la tomó con más fuerza  e instantáneamente se corrió junto a ella, escondiendo su cara en su cuello mientras repetía una y otra vez lo mismo.


"Te amo, Lissa. Te amo tanto..."

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POR FINNNNNNNN CARAJO!!! LO MEJOR ESTÁ EMPEZANDO. Ya tienen lo que querían, quiero mis votes :( ajjajaja Espero que les guste. Por fin están juntos ♥ 


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