— ¡Estoy en casa!
Jimin lanzó su mochila lejos, y caminó a la cocina, siendo atraído por el delicioso olor que provenía de ahí. Algo se cocinaba, pero Jini no se encontraba en la cocina. Salió de ahí y se topó con ella saliendo del pasillo, llevaba puestos unos shorts de tela, peinada con un moño rebelde y sus típicas camisetas que se las robó a su hermano. Sonrió. Jini en cuanto llegaba a casa, se despoja de su ropa y se ponía lo más cómoda posible. Jimin se recargó en la pared y la observó hablando por teléfono.
— Sí, lo juro.— Sonrió.— Mañana, Kookie. No te preocupes.— Los labios de Jimin se sellaron.— De acuerdo, hasta mañana. Adiós~
Jini colgó y se quedó un par de segundos viendo la pantalla del celular. Estaba una foto de Jungkook ahí.
— ¿Jungkook?
— Sí.— Pasó de largo y entró a la cocina, Jimin tras de ella.— Por cierto, hola bro.
Tomó una papá frita del sartén y se la dio en la boca a Jimin, él la comió gustoso y sonrió.
— Hola.
— No te vi en todo el día. Sólo en la mañana y en clases, pero no hablamos. ¿Cómo te fue?
— Bastante bien, para ser sincero.— Se recargó en la nevera sin dejar de verla.— ¿Qué comeremos?
— Hamburguesas con papás fritas.
— Vaya, qué americana.
— Es receta de mi hermano. Todo está en la carne.
Jimin sacó dos platos y un par de vasos, los puso en la mesada de al lado y le ayudó a servir la comida a Jini, ambos fueron a sentarse al sofá, sacando una mesita portátil que habían comprado y encendieron la tv, poniendo un programa que solían ver juntos.
— Pásame la ketchup, por favor.— Pidió ella.— ¿Y bien? Cuéntame.
— Te tendría que contar lo que pasó desde ayer.
Debido a la risita que soltó Jimin, Jini se quedó en media mordida de su gran hamburguesa y lo miró curiosa. Tragó duro.
— La perra mala, sólo di sí o no.
— Sí.
— Oh por Dios.— Susurró sorprendida, casi emocionada.— Cuéntamelo todo.
— Bueno, ¿Seolin, la ubicas?
— ¿La que te tragabas en aquella fiesta?
— Seh. Resultó que ella es la mejor amiga de Hyemin, o algo así, mi plan empezó con ella, me haría cercano a ella, muy cercano,— Aclaró.— Hyemin nos notaría y se pondría celosa...
— Woah...— No lo dejó terminar.— Después de todo, tu cerebro sí carbura.
— ¡Yah!— La empujó en juego. Ella sonrió.— Como decía, Seolin dejó de ser útil porque ya había conseguido lo que quería, la verdad es que ya la tenía en el olvido, pero ayer que paseaba por el campus, me topé con ella y...
— ¿Van en el grupo de Kookie, no?
— ¿Kookie?— Se burló.
— Déjame.
— Bueno, de hecho lo vi ahí. Seolin me gritó desde una ventana del salón y me acerqué, hablé un rato con ella, entonces llegó.— Ambos sonrieron, Jimin más emocionado que ella.— Hyemin apareció y joder, por un segundo, tan sólo uno, me sentí como en la secundaria. La intimidé, debiste haber estado ahí.
— Qué intenso, amigo.— Rió por lo bajo.
— Y hoy, no sé cómo, pero terminamos almorzando juntos, bueno, yo en su mesa con sus amigos idiotas y maricones. Sigue sin creer que sea yo. Se porta tímida y coqueta, Dios... La invité a salir, una cena, mañana por la noche.
— Ya veo.— Asintió.— Entonces la cara se quedará sola mañana.
— ¿Por qué?— Jimin juntó las cejas y torció sus labios.
— Porque tengo planes con Jungkook.
— Oye ya has salido mucho con él, ¿no crees?
— Jimin— Lo miró mal y rodó los ojos.— ¡Es la segunda vez!
— Sí, como sea.— Se puso de pie y la despeinó.— Iré a dormir, ¿podrías levantarme a las seis?
— ¿Saldrás?
— Tengo algunos pendientes.
Jinyoung lo vio desaparecer por el pasillo y hasta que escuchó una puerta cerrarse, ella se puso de pie y empezó a limpiar la cocina. Después de eso, fue a su habitación e hizo la tarea para tener el fin de semana sin preocupaciones, terminó de leer un libro que ya había empezado y checó cosas en su computadora. Eran las seis pasadas cuando entró a la habitación de Jimin y saltó sobre él, Jimin se remolineó, sin soltarla y con ella en brazos, se durmió de nuevo.
— Ya despiértate Jimin.— Lo movía, pero Jimin sólo murmuraba palabras incomprensibles.— ¡Jimin-ah!
— Me gusta que me llames así.— Ronroneó.
— Genial, ya levántate.— Insistió.— Hablo en serio, llegarás tarde a donde sea que vayas.
— Hoseok me avisó que el asunto se cambiaba hasta las diez.
— Entonces suéltame, aprietas fuerte y me vas a romper los anteojos.
— ¿Qué anteojos?— Por fin abrió los ojos y se encontró con el rostro de Jini a centímetros del suyo, y sí, llevaba puestos unos.— Oye, te ves linda.
— Son de descanso solamente. Gracias.— Se arrastró fuera de la cama.— Arriba.
Salió de ahí y fue a la cocina, tomó un paquete de chocolates y sonrió al escuchar la regadera a lo lejos. Se acomodó en el sofá y empezó a ver uno de sus programas favoritos. Jimin realmente se tardaba mucho en alistarse, había visto ya dos episodios y medio y él aún no salía por el pasillo.
— Sabes...— Escuchó la voz de Jimin cada vez más cerca, de reojo vio su silueta salir por el pasillo, pero no lo volteó a ver.— Quiero hacerme un tatuaje, justo aquí... ¿Qué te parece?
— Bien, se vería bien.
— Jini... Ni me has visto.
— ¿Dónde me dijiste?— Se giró a verlo. Jimin se encontraba sin camisa y señalaba su costilla izquierda, de arriba a abajo.— Bueno, sí se vería genial. Muy s...
— ¡¿Por qué te exhibes frente a mi novia?!
— ¡Puta madre!
— ¡Hoseok!
Jinyoung casi se cae del sofá al escucharlo gritar y entrar por la puerta principal, se asustó tanto, que se puso de pie en el sofá y se impulsó, saltando sobre Hoseok y empezó a golpearlo.
— Oh Dios, este es nuestro skinship más fuerte que hemos tenido.— Dijo emocionado.
Jimin se acercó y cargó a Jini, separándola de Hoseok y llevándola de nuevo al sofá. Ella miraba al amigo de su roomie como que lo mataba y a Hoseok, sin importarle, se sentó a su lado y la abrazó por los hombros, pero ella se apartó rápido. Jimin rió.
— Hoseok, me caes bien.— Confesó ella.— Pero un día de estos te golpearé.
— Ese golpe será bendito. Lo estaré esperando.
— Dios mío... Me rindo.
— Pero bueno, Jimin, ve a cambiarte, ahora. No quiero que mi novia te vea sin ropa.— Lo miró y le hizo una señal con la mano.— Ve, ve.
— Ya vengo.
— Y bien Hoseok, ¿cómo te sabes la maldita clave de la puerta?
— Jimin.
Jini asintió y le volvió a prestar atención al programa que veía. Hoseok empezó a mandar textos y Jimin después de ponerse una camiseta, estaba en la cocina.
— Y...— Hoseok le robó un chocolate a Jini y lo comió antes que ella se lo quitara.— ¿De que trata ese reality?
— Se llama Are You The One?, y bueno, son diez chicos, diez chicas y entre ellos están sus parejas ideales, tienen diez semanas para adivinar quién es la pareja de quién. Es como un juego. Cada pareja que vayan adivinando, se van a la luna de miel, algo así.
— Apuesto que si tú y yo estuviéramos en él, la primera semana estaríamos en la luna de miel. Amor a primera vista, nena.
— Sí ajá. Se supone que los científicos ya te asignaron a tu pareja ideal.
— Con más razón, tú y yo somos el uno para el otro.
— Hope, es hora.— Jimin salió de la cocina.
Hoseok se puso de pie, sacudió su cabello y estiró su cuerpo, Jini seguía con su programa, hasta que Jimin le obstruyo la vista, poniéndose frente a ella, obligándola a voltear a verlo, él le despeinó el cabello y como la semana pasada, le dio un beso en la mejilla.
— Deséame suerte, aunque no creo que la necesite, pero hazlo.
— ¿Por qué?
— Sólo hazlo.
— Buena suerte, Jimin.— Dijo finalmente. Se giró a Hoseok.— Buena suerte a ti también, Hobi.
Hoseok levantó la vista de su teléfono como si le acababan de decir que tiene una especie de súper poder, abrió la boca pero no pudo decir nada debido a la emoción, Jimin se acercó a él y lo tomó de los hombros, haciéndolo reaccionar.
— Sí amigo, fue real.
— Me llamó Hobi.
— Sí, sí.
Jinyoung rió al verlos salir y se quedó hasta tarde viendo su programa, siendo casi las 10:30 p.m., ella se fue a la cama y empezó a hablar con Jungkook por Kakao Talk, pero él le dijo que necesitaba escuchar su voz y la llamó, hablando hasta las 11:45.
Por parte de Jimin; él y Hoseok habían pasado con unos amigos antes, se tomaron unas cervezas y se fueron. Se habían topado con Yoongi. Y hablando del lugar a donde iban, era un local abandonado; resulta que el chico de la fiesta, aquel idiota que estaba agrediendo a Jinyoung, había contactado a Hoseok con el fin de encontrar a Jimin. Quería arreglar cuentas. Aquella noche, Jimin lo había golpeado y se había llevado a Jini de ahí, él chico no pude hacer nada.
El plan era este, él llevaba a alguien, Jimin a otra persona. Dos contra dos y limpiamente, ningún arma blanca, mucho menos de fuego de por medio.
— ¿Sabe que practico box?— Jimin miró a Hoseok. Hope negó con la cabeza mientras pisaba un cigarrillo. Jimin sonrió.— Entonces, parece que le irá mal.
— Hay que tener cuidado, Jiminie.— Hoseok lo miró a él.— No planeaba decirte, de hecho.
— ¿Por qué?
— Lo investigué. Es un junior, estoy seguro que ni sabe dar un golpe bien, cree que por tener dinero ya gana todo. Y también estoy seguro que con tres golpes lo dejas en el piso.
— ¿Y eso qué? Con más razón lo voy a golpear con todas mis ganas.
— Que es hijo de un político chueco y si le haces algo de más y el nene se enoja, le dice a su papá que te mate. A sí que por favor, no te pases.
Jimin apretó los labios y asintió. Hoseok se había escuchado preocupado. Unas farolas alumbraron aquel baldío oscuro, Hope se había protegido con su brazo de la luz del auto, mientras Jimin miraba con dureza al chico tras el vidrio. Apagó el motor, pero no las luces, él y su amigo salieron del auto, mientras Jimin Hoseok se levantaron del capo del auto de Hoseok y caminaron unos cuantos pasos hacía ellos.
— ¿Y la perrita?— Dijo riendo.
Jimin apretó sus empuñadas manos y sintió rápido la mirada de su amigo. Al diablo Hoseok, tú mueres como yo por patear culos. Tronó su cuello, viéndose rudo.
— Veremos si sigues riendo cuando esto acabe.
Como típico en una pelea, los cuatro empezaron a gritarse insultos y palabrotas; al cabo de unos segundos, Jimin estaba sobre el idiota mayor y Hoseok había empujado a su amigo con tantas fuerzas que cayó al suelo. Esto no era nuevo para Jimin, tras conocer a Hoseok y Yoongi, estuvo dentro de muchas peleas por muchas cosas, incluso había otras que ni sabía el por qué peleaba. Ahora, lo tenía claro. Ese imbécil había insultado y sobrepasado con su Jini, su mejor amiga. Era obvio que le iba a salir caro.
*
Jinyoung talló sus ojos al escuchar su celular sonar, la llamada se perdió. Ella estaba quedándose dormida de nuevo, cuando el teléfono volvió a sonar. Malhumorada por ser despertada, tomó el celular y lo llevó a su oreja.
— Es la una de la madrugada, ¿quién eres y por qué estás jodiendo?
— Jini, soy yo.
— Jimin...
— Te necesito.— Dijo por la línea.— Algo pasó.
— Oh Dios mío... ¿Se te rompió el condón, verdad? No es como que yo sepa de marcas buenas de condones, pero me dijeron unos de buena calidad, se llaman...
— ¡Jini!— Jimin empezó a reír.— Mujer, de qué carajos hablas, señor.
Jinyoung suspiró aliviada.
— Okay, dime. ¿Qué puedo hacer por ti a la una de la madrugada?
— Necesito que vengas por mí.
— Sí Jimin, claro, ya voy, corriendo si quieres.— Dijo sarcástica.— Te recuerdo que no tengo auto, genio.
— Mis llaves están donde siempre. No te tardes.
Y colgó. La dirección le llegó segundos después por un mensaje de Kakao. Jini suspiró cansada y salió de la cama. Tenía puestos unos pantalones cómodos y un hoody, sólo se puso unas botas y tomó su celular. Salió del departamento, sonrió al ver el Camaro negro aparcado en el cajón de siempre. Es un auto malditamente genial.
Subió y puso en el gps la dirección que le había dado Jimin. Ya estando conduciendo por las calles, estaba en un gran dilema sobre ir por Jimin o irse fuera de la ciudad y conducir a más de 120 km/h y sacar la adrenalina contenida. Pero Jimin era primero.
Dobló en la última calle que le indicaba el aparato, al instante reconoció el auto de Hoseok que estaba al final de la calle, había otro más y una cabeza rubia se notaba. Yoongi. Dedujo que el auto era de Yoongi. Los tres estaban ahí, Jimin y Yoongi de espaldas.
— Pero miren quién viene.— Hoseok sonrió.
Jinyoung juntos sus cejas y lo miró confundida. No recordaba aquella cortada en su ceja derecha hace unas horas. Yoongi le dedicó una mirada, una mirada como la de un padre cansado y supo al instante que esos dos habían hecho alguna idiotez.
— ¿Qué hicieron?— En ese momento, Jimin se giró a verla, sonriendo como un pequeño que acaba de ser pillado por su mamá.— Me tienes que estar jodiendo, Park Jimin...
La esquina de sus labios tenía sangre y al igual que Hoseok, una de sus cejas estaba cortada.
— Te explicaré en casa.
— Vámonos.
Jinyoung se despidió de Hoseok y Yoongi y volvió al auto.
— Dame las llaves.— Pidió Jimin, esperándola en la puerta del copiloto.
— A un lado— Lo empujó.—. Yo conduzco.
Jimin sonrió juguetón y en el momento que ella lo empujó, la tomó del brazo y tiró de ella, pegándola a su cuerpo y abrazándola por el cuello, posteriormente le dio un beso en la mejilla.
— No te enojes, Jini.
Sin protestar, rodeó el carro y se subió en el asiento del copiloto, Jinyoung no tardó en subir también. Encendió el auto, lo puso en reversa y salió de esa oscura calle, con el motor rugiendo. No dijo nada en todo el camino; Jimin mucho menos, estaba entretenido viéndola como sus piernas se movían debido a los pedales y su brazo que movía la palanca de cambios mientras que maneja el volante con el otro. Su sonrisa no se borró en ningún momento. Luce tan jodidamente sexy y atractiva. Y eso no lo hacía cualquiera.
Llegaron a la estancia estudiantil y fueron a su dormitorio, él tras de ella en todo momento.
— Ven aquí.— Le indicó ella, yendo directamente al baño.
Saco el botiquín de primeros auxilios, Jimin se sentó en la taza del baño y dejó que ella empezará a curarlo.
— No seas tan brusca.— Le pidió.
— Dime la razón de todo esto.— Pasó el algodón con alcohol sobre una de las cortadas.
— Sin hacer el cuento más largo, el idiota que te quería meter mano en la fiesta, me contactó porque quería una pelea. No iba a negárselo, el golpe que le di no saldaba su cuenta.
— Jimin...
— No me arrepiento, Jini. Debiste verlo como quedó, estos rasguños no son nada a comparación de la paliza que le di.
— Debiste haberme dicho.
— No, hice bien en no hacerlo.
Jinyoung dejó de hacer lo que hacía y lo miró enojada, cruzándose de brazos. Jimin sonrió.
— ¿Por qué?— Preguntó molesta.— ¿Pensaste que me preocuparía y que impediría que lo hicieras? Pues es...
Jimin se puso de pie, acercándose a ella justo como lo hizo en el auto. Muy cerca.
—No lo hice porque estoy seguro que hubieras insistido en acompañarme para golpearlo también.
••••
¿Quieren otro? 🌝🌝🌝🌝