Dedicado a melizaordonez
—Cariño, no me invitas a la fiesta —escuché la voz de una mujer, me soltó de golpe y al alzar mi vista, vi la mujer, era la misma con la que había soñado.
Por instinto retrocedí al ver como ella se acercaba, pero Alex le impidió el paso agarrándola por la cintura, ella sin pensarlo dos veces lo besó ferozmente. Ella era muy hermosa, sin duda yo no era competencia alguna.
Lentamente se acercó a mí, rodeándome mientras caminaba haciendo un círculo deteniéndose detrás de mí.
—tu olor es embriagador —susurró en mi cuello haciéndome poner más nerviosa de lo que ya estaba.
—déjala —habló Alex chocando su mirada con la mía— ya me alimente de ella.
Definitivamente era solo un banco de sangre para esos dos.
—sólo quiero probarla, seguro no recordará nada al despertar —dijo hacia Alex sin dejar de observarme. Su mirada me daba escalofríos.
—¡detente! —ordeno él— vayámonos. Tengo que hablar contigo—. Aquello hizo que ella se enfureciera, me tomó por el cuello para después estamparme contra el duro y áspero suelo. Aunque me dolió, no me quejé, hasta que sentí un raspón en mi rodilla. Maldije por lo bajo cuando vi la sangre salir de esta. Mi vista fue directa donde estaba Alex y aquella mujer. Su mirada no era nada amigable, en cambio demostraba "deseos de beber de mi sangre"
—¡es ella verdad! —gritó aquella mujer sacándome de mis estúpidos pensamientos, presentí que la noche no terminaría nada bien.
—sí —afirmó él. Mi cabeza no procesaba lo que ellos hablaban— después tendrás tiempo con ella.
No entendí que quiso decir con eso, pero no era nada bueno lo que me esperaba. Aunque creo que de alguna forma me protegió de ella, pero sus palabras y actitud demostraban lo contrario. Ella sonrió con cara de desquiciada y en unos segundos desaparecieron.
Mi cuerpo reaccionó por el dolor que sentía, creo que esa loca me había roto algún hueso.
—genial, ahora cómo salgo de aquí —susurré. No sabía dónde estaba, ni que tan lejos puedo estar de la disco. Mi cabeza dolía así que, decidí llamar a Camille para que viniera a buscarme.
—¡Hola!
—Camille —logré decir entre sollozos— te necesito.
—¿Elena que sucedió? ¿Dónde estás? —preguntó ella preocupada.
—no lo sé —no pude más y estalle en llanto. Me sentía tan patética tirada en el suelo, sin fuerzas para levantarme o defenderme— ve a la disco de siempre, búscame en los alrededores.
—Dios... iré en seguida.
Me sentía sola, indefensa. Como fui tan estúpida. Me comporté como toda una inmadura ante mi amiga, no paraba de llorar, tenía un sentimiento de culpabilidad. Ella me lo advirtió y yo como una masoquista no me importó nada, ni me detuve a pensar en las consecuencias.
Luego de varios minutos, mi llanto seso. Miré la hora en mi celular, eran casi las cuatro de la madrugada. Como pude me levanté y decidí caminar por la calle, pero mi celular timbró.
—Cami.
—sí, dime exactamente dónde estás, que ves a tu alrededor.
—estoy en la calle afuera de un edificio abandonado. Hay algunos árboles cerca, no distingo mucho, está oscuro.
—tranquila, ya sé donde es, espérame ahí —ordenó para luego colgar la llamada.
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—sube —dijo mi amiga no muy contenta, aunque se notaba la preocupación en sus ojos. Sin dudarlo subí al auto y la abracé, me sentí aliviada con ella a mi lado— vendré por tu auto al amanecer, ya hablé con los de seguridad.
En seguida le conté todo sin olvidar ningún detalle de lo sucedido, mientras ella conducía camino hacia su casa.
—basta ya de este juego Elena, me estás asustando—. Hizo una pequeña pausa y luego continuó— si te mordió como dices por qué no te has convertido en un vampiro también.
—Buena pregunta. Además, no es que sepamos todo sobre esos seres, sólo lo que vemos en las películas.
—y ¿dónde está la marca de su mordida? —volvió a preguntar. Me miré al espejo y no, no había en mi cuello ninguna marca.
—no lo sé, quizás la borro que se yo—. Fue lo único que se me ocurrió responder. Mi cabeza ahora era un total caos. El resto del camino nos quedamos en silencio.
...
Al llegar a casa de mi amiga, fui a darme una ducha con agua tibia. Me coloqué ropa de dormir que ella muy amable me prestó. Me recosté en la cama pensando en todo lo sucedido, desde el día de mi cumpleaños hasta hoy. Cami había llamado un taxi para ir por mi auto. Lo mejor era no volver a ese lugar y olvidar todo, pero mi corazón se oprimió en mi pecho tan solo pensar en esa idea pero ya había decidido sacarlo de mi vida, de mi mente.
POV Alex
Al llegar a casa, Xiomara se quedó expectante a que yo hablara de una buena vez.
—y bien, aquí estamos, ¿de qué querías hablarme? —dijo en su mente, sabiendo perfectamente que podía leer sus pensamientos.
Me acerqué a ella rápidamente, coloqué una de mis manos en su cintura pegándola a mi cuerpo, mientras que la otra fue a su nuca para luego besarle.
—vayámonos de viaje, a donde tú quieras —dije sin dejar de besarle, proponerle esto es lo mejor para los dos y también para Elena, no se que hago pensando en ella.
—¿Por qué? No quiero irme. Me siento a gusto aquí en San Diego —me miró a los ojos que luego centellaron de furia— debiste dejar que acabara con su miserable vida de una buena vez, así te evitarías de proponerme cosas para olvidarle.
—¿cómo estás tan segura que sea miserable? —dije en tono serio.
—¿la estás defendiendo? —atacó ella con una pregunta de la cual no estoy seguro de la respuesta— esto no se quedará así Patton. Acabaré con ella y es mejor que no te entrometas —terminó la frase en su mente para luego desaparecer de mi vista.
¡Maldita sea! Esa niña estúpida no sabe en lo que se ha metido, Xiomara no descansará hasta acabar con ella como lo hizo con... Elízabeth hace meses atrás.
El recuerdo está fresco en mi memoria: ver su cuerpo sin vida en el suelo, cubierto de sangre. Ni siquiera bebió de ella, sólo hizo que poco a poco muriera desangrada. No quiero imaginar lo que sería capaz de hacerle a... Elena. No puedo permitirlo.
P.O.V Xiomara
—¡AH! —grité furiosa. Más que eso. Con ganas de ir a buscar a esa chiquilla y desgarrar cada parte de su cuerpo por andar de entrometida, no permitiré eso, jamás.
No descansaré hasta ver su cuerpo sin vida.
Sentí unos brazos rodear mi cintura, en seguida supe quien era.
—todo es tu culpa Patton— le reproché en mi mente.
Obviando mi comentario mental, comenzó a besar mi cuello y a bajar lentamente el cierre de mi vestido. Con este vampiro perdía la cabeza. sabe perfectamente como distraer mi mente y hacer que mi enojo se disipe de mi.
Interrumpió mis pensamientos al sentir su mordida para nada delicada, pero nada comparado con la sensación única y exquisita sentir como bebe de mí.
—deja de pensar —dijo entre gruñidos— sabes que te quiero y deseo a ti, solo a ti. Piensa en mi propuesta —susurró en mi oído, al mismo tiempo que sus manos se colaban bajo mi sostén.
Recosté mi cabeza en su hombro e involuntariamente un gemido escapó de mi boca. Se deshizo totalmente de mi vestido recorriendo con sus labios mi cuello y espalda. Me volteé hacia él, quedando frente a frente, para ahora devorar sus labios mientras le quitaba la camisa y subía sobre su cintura. Él me tomó para luego llevarme a la cama. Sus caricias y besos —por todo mi cuerpo— se hacían más intensos haciéndome remover bajo su duro miembro.
Me arrancó mi ropa interior y la de él. Lo agradecí, ya me parecía estorbosa. Para luego entrar en mi haciéndome gritar de placer que embargaba mi cuerpo.
Gemí y susurré su nombre, mientras el me penetraba duro y aumentando la velocidad. Mordí su labio inferior haciendo que de el brotara un hilo se sangre que luego fue atrapado con mi lengua. Sentí como su excitación aumentaba y soltaba gruñidos que eran música para mis oídos, no me pude resistir más y mordí su cuello, llevándome al límite y él también.
Salió de mi y se recostó a mi lado, me acerque a sus labios para besarle y luego hablé.
— Alex, acepto tu propuesta —dije. Él me miró sin sorpresa alguna, sabe como convencerme, aunque no estaría mal alejarnos un tiempo o mejor dicho alejarlo de "ella".
Pero no dejaré que se adentre en mis pensamientos asesinos contra "esa" por no mencionarla, ya lo he hecho otras veces y me ha funcionado bien.
—¿a dónde iremos entonces? —preguntó.
Di un suspiro innecesario para luego contestarle —Alemania —dije sin mirarlo, acariciando su perfecto abdomen.
—que tal mañana mismo —propuso acariciando mi cabello.
—perfecto.
POV Camille
Mi cabeza era un total caos estas últimas semanas. A decir verdad, desde el cumpleaños de Elena. No sé si creer en todo lo que me ha dicho pues ella nunca me ha mentido.
Todo lo sucedido me confirma que dice la verdad, aunque sea difícil de creer que existen esos MONSTRUOS. Nada más falta que a mi me secuestre un "hombre lobo".
Que estoy pensando.
Concéntrate Camille.
Lo mejor es que la deje descansar, más tarde hablaré con ella. Se me había ocurrido algo, solo falta que a ella le agrade mi idea y acepte.
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;-)