Fame » Old Magcon Boys

By _lovemaggcon

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Brooklyn Smith es un nombre corriente para una chica bastante particular. Ella no quiere saber nada sobre la... More

Prólogo.
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AVISO

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By _lovemaggcon

Estoy inscrita en Educación Infantil, voy a ser universitaria. Lo mejor de todo es que Steve, el chico del puesto que empezaría este año el último curso, me había conseguido una beca de estudios que me pagaba la Universidad el primer año. Y si mantengo mis buenas notas, el segundo. Y si las sigo manteniendo, el tercero. El cuarto son casi todo prácticas por lo que me contó, pero igualmente ofrecen ayudas, no becas.

Nunca pensé que me emocionase tanto por ir a la Universidad cuando llevo años planteándome el no ir. Y sin embargo, tenía la respuesta delante de mis narices: siempre me han encantado los niños, he trabajado de niñera por puro placer, y aunque la Universidad hay que pensársela muy bien, lo he decidido en una hora.

Además, a estas alturas es un milagro que haya conseguido plaza, ni hablar de la beca.

Ahora queda lo difícil, ¿dónde voy a vivir? No quiero vivir en una residencia en el campus, y mucho menos en una fraternidad. A parte de ser carísimo, me quitaría mucha experiencia personal. Probáblemente ni saldría del campus.

He pensado en llamar a Cam, pero conociéndole me vendrá a recoger él, me hará una bienvenida y me obligará a quedarme en su piso, y no quiero ser una carga para él.

Aunque si por él fuera me mantendría durante toda la carrera, pero yo quiero hacer las cosas por mí misma.

De todas maneras, debería llamarle al llegar. Como se entere de que estoy a un radio de 10 km y no le he avisado, me ata a una tabla de sur y me tira al mar hasta llegar a Hawaii. Y luego me pagaría el billete de vuelta y me preguntaría qué tal lo he pasado, típico.

Aunque muchas veces me he pasado por Los Ángeles y él no ha podido porque tenía cosas que hacer o porque estábamos en un sitio demasiado público.

Tengo el billete de autobús, me he despedido de Cody y Zoe, y estoy caminando con dos maletas y una mochila enorme hacia la parada donde el bus me recogerá.

En ese momento mi móvil empezó a sonar, miré la pantalla y la foto de mi amigo durmiendo en el sofá de su casa, chupándose un dedo llenaba la pantalla de mi móvil. Junto con un ''Cam el guapo''. Adivinad quien se sabe mi contraseña del móvil.

Deslicé el botón verde y hablé lo mas rápido que pude.

-Hola Cam, ahora no puedo hablar, pero te llamaré pronto, prometido. ¿Todo bien? -oí un escueto y confuso ''sí'' al otro lado de la línea.- Genial, te quiero, adiós. -y colgué. Si hubiésemos tenido una conversación normal me lo hubiese notado, y no quiero que se preocupe.

Esperé en la parada unos diez minutos, hasta que el bus llegó y nos recogió a un grupo que estábamos esperando ya, con nuestras maletas y mochilas. El conductor bajó, metió nuestras maletas en el maletero del vehículo y volvió a subir para pedirnos los billetes. Al parecer vamos todos a Los Ángeles menos una señora mayor que se queda por el medio, en uno de los miles de pueblos en los que pararemos.

Este no es el bus que va directo a la ciudad. Cubre todo el sur de California para ir a Los Ángeles. Le llaman ''El búho'' porque lo coges de madrugada y llegas por la mañana.

Me siento tirando hacia atrás, donde está más vacío, y me acomodo sola en un asiento de dos, con la espalda apoyada en el lado de la ventanilla. El bus va bastante vacío, quizás porque aún estamos al principio del trayecto. Así lo he preferido yo, para que no se den cuenta de que me había ido hasta mañana, cuando ya esté relativamente lejos.

Les he dicho a mis hermanos que cuando mis padres pregunten mucho, les digan que me fui a Florida. Nunca se creerán que decidí irme tan cerca, ni yo me lo creo aún.

Si supiesen que estoy en Los Ángeles a lo mejor vendrían a por mí y todo. Aunque sólo sea para firmar mi desheredación.

Cierro los ojos y apoyo mi cabeza en la ventana, y me duermo sin darme cuenta.

Cuando abro los ojos ya casi es de día, y puedo ver a lo lejos la gran ciudad. Solamente he estado un par de veces: una con Cam el año pasado cuando pasé aquí una semana, y el resto con mi familia. Pero no me acuerdo de casi nada de la ciudad, ya que lo poco que pudimos salir fue de noche y casi no había luz, y el resto eran todo playas.

Si de día ya me oriento mal, con el recuerdo de la ciudad de noche...

A la media hora, gracias al tráfico, llegamos y todos los pasajeros bajamos. Son a penas las nueve de la mañana y ya hace un calor horrible. Por eso odio California. Desde fuera puede ser genial, pero cuando te crías con este ambiente, o bien lo amas, o lo detestas.

Yo normalmente lo detesto.

Recojo mis maletas y al igual que otros muchos pasajeros, miro a mi al rededor perdida, intentando encontrar algo que me resulte familiar. Nada.

Bien, Brook, es hora de llamar a tu mejor amigo.

Cogí el teléfono y sin ir a la agenda, marqué el teléfono de Cam, ya que me lo sé de memoria. Tantas veces he tenido que llamarlo desde cabinas cuando mis padres se enfadaban y me quitaban el móvil, que al final sólo son unos pocos números.

Tardó siete tonos en contestar, por lo que supuse que estaba durmiendo.

-¿Sí? -preguntó al fin. Su tono de voz me confirmó mi teoría.

-¿A qué hora te acostaste anoche, pillín?

-¿Brook? -preguntó confuso. ¿Para qué existe el identificador de llamadas? Sólo digo.- ¿Ha pasado algo malo? -preguntó esta vez más despejado.

-Depende de lo que entiendas por malo. Digamos que cuando vuelvas a Chino no estaré por ahí.

-¿Al fin te has decidido? ¿Y a dónde irás? Quiero ir a verte, y comprarte algo para tu habitación o piso o donde sea que vayas a vivir. -y ahí está, el Cameron que adora comprarme cosas. Según él es para que no me olvide de él. Como si pudiese.

-Hey, relájate, aún no sé dónde voy a vivir. En residencia no, seguro.

-¿Y dónde está la niña de papá? -bromeó. Él mejor que nadie sabe que lo fui hasta cierta edad, cuando decidí que yo escogería mi futuro y me convertí en la oveja negra de la familia, sustituyendo a Cody.

''Oh, Dios mío, ¿no va a hacer medicina?''

-Se quedó en Chino, yo estoy en LA. -dije divertida y Cam se quedó callado durante un rato.- ¿Cam? ¿Sigues ahí?

-Estoy asimilando la información. ¿Estás aquí?

-Sí, un poco perdida, pero sí. -di una vuelta sobre mí misma y observé un Mercedes atravesar la carretera a toda leche, haciendo que mi pelo volase con la ráfaga que dejó detrás.

-Brooklyn, un día de estos te mato... -murmuró y reí al ver que estaba frustrado.- Dime donde estás, voy a recogerte.

-No hace falta, sólo dime el nombre de un motel barato donde pueda quedarme hasta que encuentre algo. -me encogí de hombros, aunque él no lo pudiese ver.

-¿Motel barato? Y una mierda. Dime donde estás.

-Estoy en frente de un McDonald's.

-Sé más específica, por favor. -dijo de nuevo frustrado, pero con un deje de diversión en su voz.

Admito que me encanta sacarle de sus casillas.

-Está bien, esto... hay otro sitio llamado ''El Pollo Loco'' y un banco. -dije mientras caminaba por la acera.

-¿De qué me sirve que me digas que hay un banco, inútil? Si estás cansada siéntate.

-Un banco financiero, idiota. -rodé los ojos y luego reí, para seguir caminando.- Al final de la calle hay un Starbucks que hace esquina. ¿Te vale ya?

-Sí, sé dónde estás. En quince minutos estoy en el McDonald's, descuida.

Será gordo. Seguro que sabe donde están todos los restaurantes de comida rápida de la ciudad. Le he dicho que había un McDonald's, un Pollo Loco y un Starbucks y ya sabe donde estoy.

Volví a caminar hacia el McDonald's y me senté en el bordillo, con mis maletas a cada lado, mirando pasar los coches y preguntándome cómo sería el de Cam. Se compró uno hace poco, pero no recuerdo nada sobre él.

De la nada, un Jeep apareció por la carretera pitando muchísimo y cuando se acercó lo suficiente, pude ver que Cam lo conducía.

Aparcó y bajó corriendo, sin tan siquiera cerrar el coche. Como para que se lo roben. Llegó a mi lado y paró de un frenazo, poniéndose serio de repente.

-Dallas. -saludé como un militar, con una sonrisa amenazando con salir por la comisura derecha.

-Smith. -me imitó y los dos nos echamos a reír, para luego abrazarnos con cariño.- Tanto tiempo sin vernos no puede ser legal... has cambiado desde Navidades.

-Tú estás más guapo, no me vas a servir de mejor amigo. Los mejores amigos de las chicas tienen que ser feos, de toda la vida. -bromeé y me echó la lengua. Cogió mis maletas y las metió en el maletero del coche, mientras yo me quedaba con la mochila colgada de un sólo hombro.

-¿Dos maletas Brook? ¿Hay algo que no me hayas contado? -me miró entre curioso y emocionado. Dos maletas significa mucho tiempo. Nunca llevo mucho equipaje y él lo sabe.

-No puedo hablar con el estómago vacío.

Entramos en el restaurante de comida rápida y cada uno pidió una hamburguesa, con patatas y refresco. Necesito cafeína.

Miré a Cam, y este me miró serio.

-Bien, ya tienes la comida, ahora habla.

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