Ese sábado por la mañana, Sophie tenía un receso en las filmaciones. El staff prepararía la escenografía y el equipo de vestuario trabajaba arduamente para lo que sería el último capítulo de "La vida secreta de una espía".
Al final Tamara no había aceptado sus muy sensatas explicaciones y la había dejado sola con el tema de Alan. Llamó a Ian y le pidió reunirse en un parque cerca de su casa. Él era la mejor opción para hablar con su primo.
Después de que le contara que Tiago no había ido esa noche a dormir a su departamento y que estaba desaparecido desde el día anterior, ella tomó aire para explicarle de golpe todo lo relacionado con Alan y Camila; desde cómo los había descubierto besándose en un restaurante, hasta lo ocurrido con Tamara y lo que Camila les había dicho en el spa.
La escuchó de brazos cruzados, bien apoyado en las gradas donde se sentaban. Cuando su novia terminó de habar, se levantó sacudiendo su ropa y le extendió la mano.
—¿No vas a decir nada? —le preguntó sorprendida por su estoica actitud.
—No tengo nada que decir, tenemos que contárselo a Alan —contestó con sensatez.
Cruzaron la calle hacia la motocicleta que aguardaba parqueada y se dirigieron a casa de su amigo. Al llegar tocaron el timbre y Alan les puso excusas para no dejarlos pasar. Sospechando algo extraño, Sophie le gritó por el comunicador que llamaría a su tía si es que él no les abría.
La puerta sonó e intentando no mostrarse inquietos subieron las escaleras que conducían a los jardines diseñados en diferentes niveles que precedían la casa. Alan los esperaba frente a la puerta de vitrales, con las manos en los bolsillos para mantenerlas calientes.
—¿Qué hacen aquí? —les preguntó espiando de manera sospechosa la puerta a sus espaldas.
—Tengo el día libre y veníamos a visitarte. ¿Tú qué te traes? —Sophie entrecerró los ojos.
Alan esperó un momento y recién reaccionó abriéndoles la puerta y haciéndolos pasar a la sala principal, que lucía tan pulcra y elegante como siempre, con el débil sol matutino filtrándose por los ventanales que la rodeaban. Notando la intención de Sophie de subir las escaleras hacia su habitación, le obstruyó el paso.
—Mi habitación está muy desordenada, deja que la mucama la limpie primero. Tomó a los dos chicos por los hombros y los arrastró a la cocina; rápidamente sacó gaseosas del refrigerador y se las ofreció.
—Ya confiesa ¿qué estás ocultando? —Ian no era tonto, ni Sophie, era claro que Alan tenía algo o a alguien que no quería que viesen. ¿Sería Camila? Lo consideraron y lo dejaron pasar; sus tíos seguramente estaban en casa y Alan no sería tan idiota para llevarla ahí.
—Yo nada, ustedes son los que vienen aquí a las ocho de la mañana en un sábado. Se supone que nos veríamos en la tarde.
—Bueno nosotros queríamos conversar —Sophie respondió rápido.
—¿Sobre qué? —¿Era ese el momento? ¿Por fin Sophie le hablaría sobre Camila? ¿Al fin dejaría de destrozarse los nervios? Todo indicaba que sí y jugueteó nervioso con el abridor de la lata, esperando que su prima hablara.
—Bueno... —Sophie tragó saliva y pensó iniciar la conversación de manera casual. Sin soltarle lo que sabía, solo indagando un poco—. ¿Sabes que Ian y yo usamos preservativos en nuestras relaciones? eso evita cosas como enfermedades y embarazos, no es que tengamos enfermedades, pero sí evita un embarazo no deseado. ¿Tú usas preservativos?
Ian se golpeó la cara con las dos manos, aunque se había tentado de golpearla contra la pared. Alan habría escupido su refresco de haberlo tenido en la boca.
—¡¿Qué?! ¡¿Por qué rayos me cuentas eso?! No quiero saber qué hacen ustedes en la cama ni me interesan sus métodos anticonceptivos —zanjó incrédulo. No sabía a qué demonios venía ese comentario y no le interesaba saberlo.
—¿Tú no sabes lo que es ser discreta no? —Ian le reprochó—. Escucha, yo voy directo al grano, sabemos lo que pasa con Camila y contigo.
Para Alan esa declaración fue como respirar después de haber estado ahogando en una piscina. Regresó a desparramarse en su asiento en la barra de la cocina frente a ellos.
—¡Por fin! ¡Esto me estaba volviendo loco! —gritó—. Yo sabía que tú sabías y no entendía por qué no me decías nada.
—Estaba esperando a que tú me dijeras algo.
—No importa, solo no le digan a Camila que lo saben. Va a matarme, creerá que yo se los dije, cree que soy pésimo guardando secretos.
—Es que eres pésimo guardando secretos —masculló Ian.
—Se siente muy bien no tener que guardar el secreto —continuó, ofendido, pero haciendo de cuenta que no lo había escuchado.
—Espera, no des esto por terminado —Sophie le llamó la atención—. Ian tiene que decirte algo respecto a Camila.
Para ese momento a Ian las ganas de hablar de frente casi se le habían ido y su amigo le daba un poco de pena.
—Solo respondemos algo. ¿Usas preservativo cuanto tienes relaciones con Camila?
—¿Qué tienen que ver los preservativos? —De nuevo se puso serio, no entendía a dónde querían llegar, en realidad nada en el tono de Ian le agradaba.
—Solo responde.
—No —respondió desganado.
Sophie quiso morirse en ese momento, la sensación de caer en un hueco hondo la sobrepasó.
—¿No usas algún método anticonceptivo? —continuó, sin rendirse todavía y con la ligera esperanza de que su amigo de verdad no fuese tan ingenuo como parecía.
—Camila toma pastillas anticonceptivas, ¿qué tiene que ver?...
—¿Y la ves tomárselas? —su prima lo interrumpió.
—Por supuesto que no, ¿quieren decirme qué rayos pasa? —comenzaba a enojarse. Odiaba que dieran vueltas y odiaba no entender lo que sucedía.
—Que es muy curioso que Camila tome pastillas anticonceptivas si está intentando quedar embarazada de su esposo.
—¿Qué? —fue Alan quien comenzó a caer en el hueco esta vez.
—¿Tu amante no te lo dijo? —Sophie habló con sarcasmo, preocupada y más enfada con Camila que nunca—. Su esposo le está exigiendo un hijo, como si estuvieran en la edad media, pero no ha logrado embarazarse, y creemos que te está usando a ti, en realidad a tus pequeños espermas para salvar su matrimonio.
—No, esperen. ¿De dónde sacaron eso?
—Camila se lo dijo ayer. ¿Hace cuánto que no usan preservativos? —Ian indagó más.
—Un par de semanas —Alan respondió pensativo, deseando que sus amigos estuvieran equivocados, muy equivocados, aunque todo encajaba. Ese cambio repentino y casi sin explicaciones de método anticonceptivo al que no le había prestado atención, con lo que le contaban tenía sentido—.Vamos, Camila no sería capaz de algo así...
—Cuando yo terminé con ella le dijo a todo el mundo que había intentado violarla. Hizo que me expulsaran del colegio y casi me pone una denuncia ¿crees que no sería capaz de esto?— Ian lo hizo entrar en razón. Ya estaba tan enojado como Sophie.
El otro chico no pronunció palabra. Se levantó del taburete y caminó decidido hacia la puerta de la cocina. Sophie e Ian lo siguieron hasta que los dejó atrás con un portazo. Ella quiso seguirlo, Ian la disuadió. Sabían a donde iba, lo mejor era que arreglara el asunto, si es que no era demasiado tarde.
Con su gaseosa en mano y paso menos apresurado se disponían a salir de la casa cuando a medio camino entre la cocina y la puerta principal vieron a Tiago bajando las escaleras, con una camiseta y un pantalón de pijama que siempre tenían en casa de sus tíos. Eso le quitó a Ian la idea de que Tiago se había quedado a dormir con su novia y corroboró que Alan sí intentaba ocultar algo.
Sophie resopló con rabia, verlo le causaba más que repulsión y tomando a su novio de la mano aceleró el paso, para salir de la propiedad lo antes posible.
Tiago bajó corriendo las gradas semicirculares y alfombradas que le faltaban para llegar al brillante suelo de parquet; que casi lo hizo resbalar cuando saltó para detener el paso de los otros chicos.
—Sophie escúchame —atropelladamente le habló a su hermana, estirando los brazos para no dejarla avanzar.
Aplicando la ley del hielo que habían prometido guardarle, Ian y Sophie intentaron esquivarlo.
—Por favor, solo déjenme hablarles un segundo. Tengo algo que mostrarles —retrocedió de espaldas hacia la puerta. Poniendo un gesto de pocos amigos, Sophie lo esperó de brazos cruzados. Tiago sacó su teléfono del bolsillo y puso reproducir al video que tenía listo—. Ésta es la misma cuenta donde se subió la canción la primera vez. Ya tiene casi medio millón de visitas.
Escéptica, Sophie tomó el teléfono e Ian se aproximó a mirar. Tiago aparecía en escena, hablando desde la sala de su departamento.
"Mi nombre es Tiago Cohen, aunque ya todos deben saberlo. Hace unos días se hizo un alboroto por una canción que interpreté en la calle y alguien sin mi permiso la subió a esta cuenta. Eso no debió suceder, esa canción no debió escucharse en internet, ni siquiera en la calle, porque la tomé sin permiso. La canción original le pertenece a mi hermana Sophie. Ella compuso tanto la letra como la melodía, yo solo ayudé un poco con la traducción al inglés. La canción es fabulosa, mi hermana es muy talentosa y cometí una estupidez al tomarla sin su permiso y atribuirme el crédito para ganar algo de dinero. Le robé su oportunidad de hacerla conocida. Y lo cierto es que ella la canta y toca mucho mejor que yo. Así que solo quería rectificar eso, la canción es de mi hermana Sophie Cohen y es ella quien debería estar causando sensación como cantante. Les dejo la versión original, para que vean lo maravillosa que es"
Después hubo un pequeño corte y enseguida apareció la grabación original, la primera que habían filmado, donde Sophie cantaba tocando la guitarra.
—Sophie, no sé si esto repare el error, pero te juro que estoy trabajando en eso. De momento lo que pude hacer fue confesar la verdad, ahora todos sabrán que la canción es tuya. Esta mañana revisé tus páginas de fans y todos andan como locos.
Todavía seria y sin cambiar de actitud, Sophie bajó la pantalla para ver los comentarios, mientras se seguía escuchando su voz interpretando la canción.
—Comentario más votado: —Leyó en voz alta —. " Oh claro... como a Sophie no le gusta que le roben protagonismo ahora le debió pagar a su hermano por los créditos de la canción. Capaz ninguno de los dos la compuso y todo es un truco publicitario de la KTV para vendernos otra mierda en la que Sophie Cohen sea protagonista. Bien hecho canal de cuarta ¿creen que somos estúpidos?". Genial, gracias Tiago, ahora o soy una roba canciones o todo es un truco publicitario para promocionar mi... ¿qué? ¿Salida total del mundo del espectáculo? Una rectificación en video no soluciona nada. El daño está hecho y solo vas a empeorar las cosas. —Lo empujó, dispuesta a abrir la puerta e irse.
—¡No puedo regresar al pasado! Cometí un error y de verdad puedo arreglarlo, solo necesito tiempo —le suplicó. Si hubiese sido necesario ponerse de rodillas lo habría hecho. No podía estar sin Sophie, y por supuesto no podía vivir sabiendo que ella lo odiaba por una estupidez que había cometido.
Por estar centrados en Tiago y sus suplicas no vieron la sombra que se asomó tras la puerta de vitrales, y al darse la vuelta, Sophie se fue de cara contra el pecho de su tío, el padre de Alan, quien acaba de entrar. Se sobó la nariz y retrocedió para darle paso a tiempo que lo saludaba y se despedía.
—Oye no te vayas. Te tengo buenas noticias. —La detuvo el adulto mientras se aflojaba el nudo de la corbata. Tenía un aspecto cansado, mas conservaba el buen humor de siempre, se notaba que recién regresaba después de toda una noche de trabajo.
—Las noticias tendrán que esperar. Si sigo pisando el mismo suelo que esa basura voy a vomitar.
Evitando el contacto visual, Tiago subió las escaleras al segundo piso. No iba a seguir incordiando a su hermana y sin él presente, Sophie estaría más receptiva a escuchar a su tío, quien de seguro tenía algo importante que avisarle.
—Bueno, la basura ya no está en este mismo suelo. –La tomó del brazo con una mano y con la otra atrajo a Ian. Los llevó hacia el comedor y se sentó frente a ellos en una larga mesa de madera tallada—. Primero que nada ¿Quién es tu tío favorito? —le preguntó a Sophie con un tono infantil.
—Alejandro —respondió presuntuosa.
—Auch. Nada más por eso no debería decirte nada, pero sé que Alejandro te parecerá una mascota despreciada cuando te de las noticias.
—¿Puede decirnos que pasa? —Ian intentó sonar lo más respetuoso posible, la verdad se impacientaba demasiado.
—Que voy a perdonar la vil traición de mi propia sobrina.
—¿De qué rayos hablas?
—De que hayas promocionado tu canción por otros lados y no conmigo. Suerte que Tiago sí es un sobrino leal y en cuanto los marquetineros rastreros de "Ostrialanda y asociados" le ofrecieron comprársela, vino corriendo conmigo.
—No entiendo ¿por qué una agencia publicitaria quiere la canción? —intervino Ian.
—Para usarla en comerciales. —Le pareció lo más obvio del mundo.
—¡Ay no! ¿No me digas que ahora cambiaran la letra por: coma salchichas, o algo por el estilo? —Sophie ya imaginaba la melodía de su canción siendo adaptada a un ridículo jingle para promocionar un producto.
—¡Claro que no! Bueno, te aseguro que los cerdos de Ostrialanda serían capaces. Pero mi agencia es más seria y yo respeto los intereses de mi familia. Cuando Tiago apareció en la agencia todos se volvieron locos. Su canción está tan de moda que venderla a cualquiera de nuestros clientes sería fácil. Y como en estas cosas hay que actuar rápido, tuve una conferencia toda noche con un cliente internacional; y ahí vine lo bueno. —Puso tono misterioso y tamborileó en la mesa. Los chicos estaban tan impacientes que ambos le agarraron las manos, para que de una vez se dejara de payasadas y hablara—. Les encantó tu canción y quieren usarla íntegra. Solo necesito que firmes la sesión de derechos.
—¿En verdad quieren la canción para un comercial? —Ian preguntó sin creérselo. No podía imaginar la canción de Sophie en la televisión, como fondo de un comercial.
—Sí, para un perfume, sabes lo raras que son esas publicidades.
—Espera ¿un perfume? —Sophie saltó en su lugar, pensando que era uno de sus tantos sueños de fama.
—Sí, es una nueva fragancia, se llama "Tulip, to live". ¿Has visto publicidades francesas? Es a cada cual más surrealista y extraña.
—Espera ¿un perfume francés? —saltó de nuevo.
—Sí, de Givenchy —dijo tranquilo sin pensar en la conmoción que estaba causando en su sobrina.
—¡Oh por Dios! —gritó, pellizcándose por todos lados para asegurarse de no estar soñando—. ¿Me estás diciendo que mi canción será comprada por Givenchy y saldrá en un comercial para televisión?
—No solo la canción. Vieron tu video y se enteraron que aquí eres una celebridad, así que el paquete va completo. Quieren que aparezcas en el comercial y cantes la canción.
Sophie se sentó de nuevo con la mirada perdida. Era demasiado para asimilar. En su cabeza saltaba de la emoción por todo el comedor, subiéndose a los muebles y pateando lo que se encontrase sobre ellos, pero su cuerpo no le obedecía, estaba paralizado por la conmoción.
—Eso nos lleva a un pequeño problema —consideró el mayor—. Quieren empezar a filmar lo antes posible.
—¿Y cuál es el problema en eso? —preguntó Ian, casi tan emocionado como Sophie.
—Que el comercial se filmará en Francia. Quieren que estemos allá máximo a principios del próximo mes. Y nos quedaremos al menos cuatro semanas. Lo que significa que los padres de Sophie deben darnos permiso para que ella viaje conmigo, pierda clases y tendremos que hablar con la KTV porque sé que les faltan al menos dos semanas para acabar de grabar el programa.
A Sophie nada de eso le importaba, todo podía ser resuelto. Lo único importante era que tendría por fin su gran oportunidad, y la verdad, gracias a Tiago.
Mil gracias por la paciencia! en el próximo capítulo Alan confrontará a Camila? chaaaannnnn.
Bueno, espero me sigan en el próximo episodio...