[pido disculpas por tardar en traducir, pero a diferencia de otras traducciones que he encontrado por internet, yo no las saco del traductor de google, las traduzco yo y no una máquina para ganar votos y leídos. en serio, me toca la moral que infravaloréis el esfuerzo que hago, pero bueno, seguiré la historia hasta el final. es sólo para desahogarme, no estoy insultando a nadie ni estoy enfadada bue, así que gracias si queda alguien leyéndome.]
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«sueño»
En mis sueños, él me daría dulces besos en el cuello. Cogería mis manos, entrelazaría nuestros dedos mientras pone nuestras manos por encima de mi cabeza, dejando que sus labios vaguen por mis clavículas. Y caería más y más en este paraíso de felicidad.
En la realidad, sin embargo, estaría enfadado y gritándome constantemente. Cuando terminara la noche, me despertaría de una sacudida, y entonces me daría cuenta de los pensamientos sombríos que pasaban por mi mente por la noche. Me daría cuenta de lo que había soñado, de lo que quería a Harry.
Sus labios sobre los míos, bajando hacia el valle entre mis pechos, acariciándolos con sus grandes manos. Y sería cariñoso. Me mostraría que se preocupaba por mi mediante su afecto. Pero, en realidad, era todo muy diferente.
Y cuando quitara todas las prendas de ropa de mi cuerpo, dejándome desnuda, sonreiría para sus adentros. Porque sabría que no querría estar igual de vulnerable e intimando con nadie más que él.
Aun así, me gustaba la forma en la que me miraba en la vida real. Porque en algún lugar dentro de sus ojos, sentía ese dolor ardiente, también. En cierto modo, lo sabía. Él sabía que quería ser el único que pudiera desnudarme.
El único que pudiera cubrirme con sus sábanas después. Lo sabía porque él me lo había dicho. Y desde entonces, no podía ser suficientemente fuerte como para controlar este impulso.
Tal vez porque tenía diecisiete años y él veinte. Él se creía que sabía más que yo, y que era muy ingenua por pensar que tenía alguna posibilidad con alguien que probablemente nunca sentirá algo similar.
Cuando pensaba en él imploraba sus caricias. Su profunda, ronca voz admitiendo todo lo que quería hacer conmigo. Todas las cosas que le dije eran retorcidas, pero sólo porque yo también las quería.
Quería su boca besando la suave piel de mis muslos internos con una sonrisa en los labios porque me conocía. Igual que conocía el resto de mi cuerpo. Quería sentir sus besos, más que nada. Ah, y su cálida piel contra la mía. Difícil de resistir y fácil de enamorar.
Jadeos. En mi sueño había muchos de esos. Podía oírme retorciéndome debajo de él, oyéndole decir las cosas que juró que haría. "Lo sé, cariño, yo también lo siento."
En mis sueños, también hablaríamos. Sonreiría y me llamaría de adorables maneras, diciéndome que nunca había conocido a alguien que le enfadase tanto como yo. Y entonces, en ese momento, me enamoraría de él aún más. Como la debilucha y sensible que era.
Si tan solo fuese real, nunca dudaría en ser suya.
Y era muy ridículo porque ni siquiera sabía por qué. Le asignaron a que cuidase de mi por alguna razón, lo enviaron a mí para un propósito. Eso creía, y quería creer.
Y tal vez por eso no quería otra vida.
Me desperté de repente, sin aliento. Estaba sudando, sentí una gota bajando por mi frente, y el pelo chorreando. Gemí y rodé los ojos, dejándome caer perezosamente sobre mi espalda una vez más.
Las sábanas me sobraban, así que con las piernas las alejaba. Estaba harta de mis pensamientos en Harry durante el día, y ahora encima por las noches recordándolos una y otra vez.
¿Qué opciones tenía, cuando nunca sabría cómo empezar? Negué con la cabeza y me reí de mí misma. Apenas sabía qué sentía. Si fuera lujuria, habría desaparecido ya. Porque estaba segura de que su personalidad y actitud me habrían echado atrás en un instante.
Pero seguía buscando más. Quería que él fuese con el que pudiera hablar y me entendiera. Siendo absolutamente lo opuesto, Harry dejaba de lado cualquier emoción. Y yo sólo deseaba que se dejara llevar.
Decidí dar un paseo. Eran las 2:38 de la mañana, cuando miré el reloj de la mesilla de noche. Un vaso de agua podría ayudarme a conciliar el sueño para dormir, al menos, una hora más. Me puse de pie y me dirigí escaleras abajo.
Fui recibida por la mirada de Harry. Tenía la cabeza sobre el escritorio, las cejas fruncidas y los ojos cerrados. Tenía los rizos desordenados, con los brazos descansando sobre la mesa, con la cabeza encima.
La luz brillante del ordenador era tenue. Miré y vi un mapa con varias marcas. Entrecerré los ojos y vi algunos sitios marcados.
Estaba México, Italia y otras zonas como Hawai o Inglaterra, y Nueva York. Me imaginé que era el mapa localizado con todos los lugares en los que habíamos estado o estábamos actualmente.
Suspiré y miré a Harry. Sus rosas, labios gruesos estaban cerrados como de costumbre. La ira y el malestar permanentes en sus rasgos. Incluso dormido era peligroso y guapo. Sus brazos, por una vez, estaban relajados y no mostraban ningún signo de tensión.
"Eres tan confuso," le susurré tan bajito como pude, llegando a pasar las manos por sus rizos suaves y gruesos. Los aparté de su cara, apartando mi mano rápidamente, temiendo que se despertara y me gritara enfadado y molesto.
Luego me fui a la cocina, razón principal por la que había bajado. Fui a la nevera y encontré una jarra de agua. Me di la vuelta y me encontré con una caja con vasos en ella. Cogiendo un vaso, estuve a punto de caerme y grité cuando vi a Harry de pie allí.
Me miró soñoliento. "¿Qué haces, Catalina?" Jadeó en voz baja, parecía muy cansado.
Exhalé lentamente, y cogí la jarra. "Sólo estaba buscando agua."
"Deberías estar durmiendo," El silencio se abrió paso cuando se frotó los ojos. Mientras daba un sorbo de agua, le miré. Estaba tan... guapo cuando estaba cansado. Nada acerca de este hombre era agradable en general, pero esto, un Harry soñoliento era tan adorable que casi decía eso en voz alta.
"Tú también," respondí en voz baja, apartando el vaso de mi boca. Él agarró el vaso entre mis dedos, rozándolos con los suyos cuando lo sacó de mi agarre. Vi como dio un sorbo en el lado opuesto de donde yo había bebido. Harry dejó el vaso en el mostrador y suspiró.
"Vete a dormir, ¿vale?"" Susurró, sus ojos verdes pálidos mirando los míos.
Asentí con la cabeza lentamente. "Ya voy, pero tú también ve."
"No te preocupes por lo que tenga que hacer," Harry dijo lentamente. Era evidente que no tenía ganas de gritar ni de mostrarse irritado. Prácticamente podía verlo casi desmayándose justo en frente de mí si no iba a dormir. "Ve."
Crucé los brazos sobre el pecho. "Necesitas descansar. Y si no lo haces, entonces yo tampoco."
Alzó los ojos hacia el techo, como pidiéndole a los dioses paciencia para soportarme.
Mirándome, murmuró. "Está bien. Quédate conmigo. Mañana por la mañana no te quejes."
Y así me fui a leer a la tablet que me prestó cuando me senté en el sofá detrás de su escritorio, donde se puso a trabajar. Busqué sin pensar entre varios libros antes de decidirme por algún título al azar. Cuando empecé a leer, después de media hora, los párpados me pesaban.
Traté de aguantar con los ojos abiertos, pero fue en vano cuando dejé de que la cabeza cayera hacia un lado. Y cuando el sofá suave me amortiguó, acurruqué el cuerpo y caí en un sueño ligero.
Entonces sentí unos brazos envolviéndose alrededor de mi pequeño cuerpo hasta quedarme en una posición nupcial y levantarme en el aire.
Por el olor de su colonia, supe que era Harry. Medio dormida, me di el lujo de descansar suavemente la cabeza en su hombro.
"Harry, ¿qué haces?" Arrastré las palabras.
"Te llevo a la cama. Te dije que te fueras a dormir, muñeca." Murmuró exhausto. "Pero claro, nunca me escuchas."
"Shh," le susurré suavemente, deseando que estuviese tranquilo por una vez.
"Oh, ahora me mandas que me calle," refunfuñó entre dientes.
El sonido de un crujido de una puerta irrumpió. De repente, estaba en un suave colchón, una manta cubriéndome. Felizmente me quedé allí, contenta con el nuevo entorno.
Los pasos de Harry fueron lo último que escuché antes de caer en un sueño profundo.