Estaba exasperada, ¿cómo era posible? no entendía el por qué pero estaba frustrada, acongojada, no esperaba que me exiliara del bosque, de la naturaleza, o de su vida. Qué molesto. no comprendo por qué ha pasado esto, pero me resignaré, me resignaré a no seguir con esta situación. Si él quería que me alejara de lo único que me unía a él está bien, no haré más presión con respecto a esto.
Caminé en dirección a la aldea sin mayor prisa, quería despedirme de todo lo que había conocido, no importaba... no era necesario hacer mas trámite, debía dejar el lugar para siempre. Aunque eso me costara los recuerdos de Knuwel, aunque me costara una herida en el corazón, porque sin querer habían sentimientos involucrados en todo este embrollo. De pronto, mientras estaba ensimismada en mis pensamientos, choqué con alguien, a quien no había reconocido pero que luego logré ver bien.
-Padre José, un gusto verle- Hice una pequeña reverencia con el fin de saludarle, ya que siendo él un Cura y quien nos evangeliza cada domingo en una pequeña parroquia improvisada, he de reconocer que merece tal respeto.
-Emily, hija querida ¿Cómo estas?- Me dijo en un tono muy amable y familiar
-Hola padre, yo muy bien y usted? Como han estados sus días aquí?
-Todo bien querida, he estado de maravilla, el lugar es muy pulcro, y ya que había estado aquí antes, no me ha sido tan difícil adaptarme a esto, y bueno, se me ha hecho mas ameno ya que yo le enseño a hablar español a algunos pequeños de la aldea contigua.
-Si padre recuerdo que lo comentó. Qué maravilla- Su declaración me había hecho recordar sobre una idea, y pensándolo bien, esto era una muy buena oportunidad para poder ofrecerme a ayudarle y cambiar un poco mis actividades, ya luego pensaria en una excusa para mi madre y asi distraerme de mis pensamientos y sobre todo alejarme del bosque.
-Sí, y he pensado que sería bueno buscar algo de ayuda Emily. Tú sabes leer, cierto?
-Sí padre, sé leer y escribir.
Se quedó unos minutos pensativo y antes de que pudiera hacerle la petición de ayudarle...
-Emily, ya lo pregunté una vez pero te gustaría ayudarme a trabajar con los niños de la pequeña escuela improvisada de la aldea?
-Oh padre, me encantaría - Perfecto, al fin tendría una oportunidad para salir un poco de mi gran monótono diario vivir, y conocer un poco más de la cultura en la que estaré inmersa por el resto de mi vida.
Luego de haber dicho esto, él comenzó a explicarme detalladamente lo que hacía.
-Emily, yo le hago clases a los niños dos veces a la semana, los días martes y jueves pasado el medio día, después de comer. Son solo un par de horas las que me junto con ellos pues los padres también les entregan otros quehaceres en su comunidad, como cosechar y trabajar la tierra, así como crear telas y mantas en el caso de las niñas, pero puedes quedarte junto a ellos el tiempo que tu desees. Hay de diferentes edades y son un total de 20 niños. Mi principal idea es que tú trabajes con las niñas y yo con los varones, así puedes enseñarles tanto a leer como escribir y a hablar mejor, y también quehaceres femeninos de una dama.
-Sí padre, me parece una bella manera de congeniar con los indios. Y también de acercarnos a su cultura.- Realmente me parecía una maravillosa oportunidad para aprender un poco más a mi también.
-Comenzaremos este martes, hasta entonces, que tengas un buen día Emily.
-Muchas gracias padre, que tenga un buen día también.- Me incline, y besé su mano como estamos acostumbrados a hacer y luego me dirigí rumbo a mi casa, estaba emocionada por todo aquello que podría hacer desde ahora en mas.
Habiendo llegado a mi casa conté a mi madre todo lo ocurrido con el padre, ella no se negó, luego de haber merendado decidí estudiar un poco distintos libros de mi padre para poder enseñar a las pequeñas que conocería el día martes, sólo faltaban un par de días ya que estábamos a sábado, por lo que estaba emocionada y ansiosa.
-o-
Llegó el día en que debía ir con el padre Juan a la aldea a enseñar a los niños; estaba ansiosa, no sé por qué presentía que sería algo emocionante y maravilloso. Iba a conocer gente nueva y a ayudarles a aprender mi lengua y a manejarla a la perfección. Hay algo más emocionante que enseñarle a la gente cosas nuevas?
A las 1:30 de la tarde salí de mi casa rumbo a la parroquia improvisada que tenía el padre Juan con el fin de reunirnos ahí para partir camino a la aldea. Al encontrarme con él, me saludó muy cordialmente con su dejo de amabilidad envidiable y único.
Me guió a lo largo del camino, que era estrecho, y que estaba completamente rodeado por distintos tipos de arboles y plantas. En un minuto del camino nos encontramos con un gallo que se contoneaba por el campo muy tranquilo; parecía estar comiendo su almuerzo y apresuró camino cuando logró percatarse de que estábamos caminando detrás de él. Fue una situación muy cómica pues por apresurarse cayó al suelo y se desesperó a tal manera que tuvimos que alejarnos un poco para que no siguiera alterándose y pudiera levantarse e irse.
Al llegar al lugar, hemos visto una gran cantidad de personas haciendo distintos oficios, habían niñas de mi edad cargando jarrones de agua, algunos niños correteando polluelos de gallinas de un lado a otro, y al percatarse de la llegada del Padre Juan, han sido ellos quienes han corrido a sus brazos a saludarle. Una pequeña morena de ojos verdosos que se encontraba junto a ellos me observó detenidamente y se acercó a mi. Extendió sus brazos para que la alzara, tendría 5 o 6 años y su mirada me parecía muy conocida, pero no logré recordar del todo de quién podría ser esa mirada.
-Emily, puedes venir un momento por favor?- dijo el padre Juan llamándome cerca de él
-dígame padre- una vez me acerqué le dije.
-Emily las niñas que vez aquí son con quienes trabajarás, la idea es que trates de enseñarles a hablar con fluidez y adquiriendo buen vocablo. Solo trabajarás con cinco niñas que son de 6 y 7 años.
-Comprendo, padre - dije en tono de concentración.
-Kei, Alkay, Millaray, Klai y Knawi son las niñas a quienes tendrás a cargo.- Las observamos a todas quienes una ves nombradas se ordenaron una al lado de la otra y me sonrieron, estaba ahí la niña que me había pedido alzarla. Me miró muy atentamente y me sonrió.
-Soy Knawi - dijo en tono alegre y tranquilo
-Yo soy Kei. - dijo una pequeña de piel canela y ojos oscuros y me sonrió ampliamente
-y yo Alkay! -dijo una pequeña Morena muy entusiasmada
Escuché de pronto un susurro -Yo Millaray- proveniente de una pequeña de tes clara y cabello negro azabache. Debe ser tímida pensé para mí
-Yo soy Klai, tengo 7 años. Dijo una morena de pelo y ojos color chocolate.
-Klai es quien mejor se comunica junto a Knawi, Emily.- dijo el padre Juan con entusiasmo-espero que puedan progresar y hablar muy bien el español niñas
-Si padre Juan- dijeron al tono las cinco. Y ciertamente para aprender a hablar español la verdad es que se les daba muy bien.
El padre Juan se despidió y fue en busca de unos pequeños niños con quienes él iba a trabajar y me explicó que principalmente conversaba con ellas y les enseñaba a decir bien las cosas pues los martes practicaban el habla y los jueves la escritura y lectura.
Lo que quedó de tarde nos dedicamos a jugar y a conversar sobre animales y el bosque. La verdad es que fue muy fácil congeniar con las niñas pues todas eran buenas amigas y coincidían en sus jueguitos. Mientras jugábamos descubrí que la menor era Kei, quien tenía 6 años las demás tenían todas 7 años. Millaray resultó ser muy amable y cariñosa pero siempre muy tímida. Klai es bastante más altanera a pesar de ser pequeña, es muy inteligente y por ende reclama su puesto como líder del pequeño grupo pero es Knawi por descendencia quien debía obtener aquel puesto ya que era la hija del Jefe de la tribu. Alkay es la conciliadora, pues por ella en varias ocaciones se resolvieron conflictos con respecto a compartir juguetes y a esperar turnos para jugar a lanzar la piedra.
-Señorita Emily me gusta mucho su vestido. - dijo Knawi sonriendo y observándome con detenimiento.
-Es verdad señorita, es precioso- dijo Klai
Al haber escuchado sus palabras y la forma en que miraban mi vestido y lo tocaban decidí decirles algo para motivarles en su aprendizaje.
-Niñas, les haré un vestido a cada una del color que prefieran cuando aprendan a leer ¿Vale?
-Si!- dijeron todas muy alegres y siguieron jugando y correteando por el lugar.
Al llegar el atardecer se acercaron las madres de las pequeñas a buscarlas, y me ofrecieron una sonrisa. Todas las niñas se fueron menos Knawi quien aún esperaba que viniera por ella.
-Señorita Emily, sus ojos hermosos y cabello. Me gustan.- dijo Knawi muy tímida. Yo le sonreí muy alegre.
-Muchas gracias Knawi. Tus ojos son hermosos Lo sabías?
Ella se impresionó con mi comentario y se rió encantadora.
-Gracias Señorita Emily.
Escuché una voz varonil desde atrás mío hablándole a Knawi quien un poco sobre exaltada se levanto de vuelo y corrió hacia atrás de mi.
-Knawi stelpk newi liso kwe
-Hermano!- dijo ella, y se abalanzó contra él- ella es Emily, quien nos enseña español.
Al darme la vuelta para observarle pude reconocer esa voz y al ver sus ojos recordé de donde me parecían tan conocidos. Solo me animé a decir...
-Knuwel.
-Emily.
Y me quedé completamente petrificada por su mirada.
Nota autora: hey queridos lectoressss sí ustedes que están leyendo y han llegado hasta acá para leer este pequeño proyecto que tenía en mente hace muchísimo tiempo y que ahora he empezado a hacer realidad. Me sorprende que tenga 200 lecturas aprox y me alegra la verdad venía sin fe a escribir. Pero ha pasado algo muy lindo. Recibí un comentario de @sahadfarhebarreraflo y me ha motivado a seguir escribiendo. So lo prometido es deuda, a ti dedicado este capítulo y si pueden pasen a checkar su historia es bien buena aunque recién comienza se llama -Our secret!
Espero les guste a los 25 que han llegado al capítulo pasado. Un abrazo