Black Angels

By GomitasRojas

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Mia Collins ha tenido que sobrevivir sin sus padres y familia. Vivir con su mejor amigo y la madre de él, le... More

NOTA IMPORTANTE AL PRINCIPIO DE LA HISTORIA
Prólogo
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Capítulo 29
Capítulo 30 "La tentación de un oscuro"
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35 "En mil pedazos"
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40 "Resiste al huracán y no me dejes"
Capítulo 41
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45 "La ultima confesión"
Entrevista
Allen
Redes
¡Segunda Parte!
PRIMER CAPÍTULO DE LA SEGUNDA PARTE

Capítulos 42

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By GomitasRojas

Mis dedos acarician sus mejillas hasta que se deslizan a su cuello y el tacto me revela como su piel se eriza . de , recorro su nuca hasta que mis brazos lo rodean, necesitando de él. Me separó de sus labios, dejando que nuestras frentes se queden pegada mientras nuestro aliento se mezcla entre largas respiraciones. Lo inevitable sucede, me echo a reir entre nervios y toda la torpeza de mi existencia.

-Esto es lo más estúpido del mundo -le confieso muriendo de vergüenza, en una mezcla de determinada confusión y alegría. No puedo procesar bien lo que acaba de hacer. Busco algún indicio de arrepentimiento, pero no lo hay.

-Esto me alegra inexplicablemente -concuerda sonriendo conmigo. Un segundo después deposita un casto beso en mis labios, que se curvan en una hilarante risa luego y él me imita incapaz de contenerse. Compartimos una sonrisa de gozo, mientras sus brazos me rodean con fuerza y me permito inhalar su olor a almendras y pino, me dejo llevar por su aroma, por él, por las sensaciones que siento ahora y había evitado antes.

Me liberó de la sensación agobiante, puedo respirar en paz nuevamente, su presencia es tan elocuente.

-Imaginé millones de veces esto, pero ahora que realmente pasa, nada se le compara -susurra entre mi cabello-. Jamás había sentido esto, eres la parte que ne completamenta.

Lo observó aún con los ojos llorosos, sosteniendo su cara entre mis minusiosos dedos. Contemplo cada facción y me pierdo en sus brillantes ojos azules. Como el cielo una mañans despejada, como el elixir de vida.

Tras un último beso corto, me apoyo en su pecho relajandome y entrando en la realidad, un pequeño temor me recorre mientras caigo en la cuenta que hay miles de estudiantes a nuestro al rededor, no obstante me libro de sus miradas que están ocupadas en otras cosas, pero no me liberó de su presencia. Solo me concentró en el palpitar de su corazón y su caricias en el cabello y la espalda.

-No se nada de relaciones -murmuró pesarosa-. No se que debo hacer, ni que decir. Me siento completamente idiota con esto.

-Supongo que lo primero es tener relaciones sexuales.

-¡Allen! -le reprendo levantado la mirada fruncida. Al instante siento su cuerpo moverse debido a que se ríe de eso.

-Estaba bromeando -alegó risueño ante mi reacción por su comentario-. ¿Te acuerdas que dije que le pude haber dado cincuenta dólares a Max por habernos dejado solos? Le habría dado todo mi dinero ahora.

Lo observó en una mirada incapaz de decidirse entre la alegría o la confusión. Sigo esperando aquel molesto sentimiento de arrepentimiento, pero brilla por su ausencia. Temo porque llegué, no quisiera lamentar esto nunca. Me da miedo mi propia indesicion. Vuelvo a bajar la mirada cuestionandome otra cosa. No estoy preparada para revelarlo, quiero que esto sea nuestro. Además tampoco me ha pasado esto nunca y no se como tratar el tema.

-No se lo quiero decir a Max -le confieso a Allen. Me intriga saber como reaccionará.

-Esta bien, es tu decisión -contestó en un tono de compresión. Segura que lo seguiría tomando adecuadamente, me permito admirarlo posando mis manos en su pecho y sintiendo su palpitar relajarse.

-No quiero decirle a mamá por ahora y es lo primero que hará Max si le digo, no es bueno guardando secretos por eso he evitado hablarles de ustedes.

-Como tu quieras -contestó aún tranquilo. Relajo su mano en una caricia en mi rostro-. Solo no te tardes tanto, quisiera restregarselo al mundo.

Advertí que quizá él no había captado bien lo que le pedía. Así que tuve que ser clara.

-No decirle a nadie también cuenta para Alex y Chase.

-¡¿Que?! ¡Noo! ¿Por que no?

Parecía conmovido por la indignación, sus cejas se inclinaban en una mezcla de enojo y aspereza, pero tratando de contenerse.

-Le dirán a Max, Max se dará cuenta y terminara a oídos de mamá sin querer queriendo ¿Entiendes?

Negó con la cabeza frunciendo los labios.

-Solo no se lo digas a nadie -le pedí con cansancio-. ¿Esta bien?

-Esta... mal. Pésimo. Terrible y espantoso. Pero como quieras.

-Gracias -le contesté levantando un labio en una media sonrisa.

Miro hacía él suelo varias veces con el ceño fruncido, hasta que relajo la expresión y finalmente me observó. Se notaba que tenía algo que decir.

-¿Ahora que? ¿Nos besamos?

Permanecí tranquila al escucharlo, un parte de mí se lo esperaba. Me separé de él y me removí en el césped hasta llegar a mi mochila.

-No, voy a buscar algo que comer.

-¿En serio?

-Tengo hambre -le contestó levantándome del césped y sacudiendo las raíces y suciedad que se adhirió a mí ropa-, y se que tu también.

-Ciertamente, pero podría quedarme contigo para enseñarte a besar porque besas del asco.

-Lo siento -le contesté con extrañeza. ¿De verdad esperaba que besara bien? Le debía recordar que jamás había tenido novio y oportunidad para besar-, olvide que debía aprender a besar antes de tener novio. ¿Como pude ser tan torpe?

-De hecho si hubieras sabido besar me habría puesto celoso. ¿De donde habrías aprendido?

-Creo que algunas personas aprenden a besar con las naranjas.

-¿Has besado una naranja? -pregunta impresionado con la información que le doy.

-No, pero si muchas cerezas. Ya sabes, son mi fruta favorita.

-Entiendo, que fetiche extraño tienes.

-No es fetiche -le reclamó rodando los ojos.

-Aja.

Nos acercamos a la cafetería y antes de adentrarnos en ella le recuerdo a Allen que si esta Max actúe con normalidad, pues se supone que nadie debe saber. Me siento perfleja al hablarle y verlo de otra manera, es liberadora y debo controlarla ahora. Para dicha y sorpresa, Max todavía no se ha ido y comparte la mesa con dos chicos. Se supone que si lo veo con alguien, lo evitó por completo, pero siento que no puedo seguir haciendo eso y me siento con ellos sin importar su reacción. En cuanto me siento, los otros dos chicos se levantan y se despiden para evitarme. Le resto importancia y prosigo a mirar a Max con una sonrisa. Él mantiene una expresión de soy-lo-mejor-del-mundo.

-Los golpeare -gruñé Allen fulminandolos con la mirada. Detesto que sea tan obvio, así que lo ignoro para que Max no lo noté.

-Calmate Alien -le detiene Max con una ceja levantada y una ligera mueca en su expresión-, no puedes golpear a todos en la escuela. de hecho si puedes, pero no lo hagas. Por cierto, quiero diez dólares más, por dejarte sentar con nosotros.

-¡No se los des! -le impido pero ya es muy tarde y le lanza dos arrugados billetes de cinco dólares a Max que lo toma con una sonrisa. Me parece imposible recordar lo que acaba de pasar hace un rato y ahora intento fingir indiferente. Intentó tomar mis mismas mañas hacía él, pero me siento como una oja en blanco. Una incapaz hoja en blanco con poder de voluntad inservible.

-¿Por que Alien esta besando su comida? -pregunta Max después de un rato observando a Allen. Ciertamente esta besando la comida de forma dramática y no me molesta, si no que me hace reir. Me habría molestado antes, pero ahora me parece tierno que me molesto con eso.

-¡Que fetiche extraño tienes con la comida! -le reproche con una ligera sonrisa.

-Okey, no -murmura Max-. No me gusta ver eso.

Me acercó a Max con una constante alegría y le susurro burlona.

-Pero si fuera Chase si te gustaría.

Se queda helado y veo un rubor en sus mejillas. Me lanza una mirada asesina, pero termina sonriendo porque se que ha comenzado a imaginarlo.

Me cuesta proseguir las clases con Allen, mi cabeza no puede dejar de pensar en eso. En que es extraño. En el futuro y muchas cosas más. Creo que mi cerebro estallará en cualquier instante. Creo que necesito tener una tarde solitaria para poder captar cada molécula de todo. Necesito saber interpretar las cosas sin sentir alguna presión. Me siento como en una nube, un sueño inalcanzable. Terminar de aceptar lo que pasa.

Al finalizar las clases, Max me alcanza y observa fulminante a Allen que esta a mi lado. Esto de fingir que nada, despuez de todo, es imposible. Seria más fácil ocultar todo un continente, mucho más fácil.

-¿Por que sigues aquí? -le cuestiona con cierta molestia.

-¿A ti que te importa? -réplica Allen desafiante.

-Me importa mucho. Es mi mejor amiga y me estresan los ácaros que se le acercan.

-¿Y por que tu te le acercas?

-¿Sabes que te puedo golpear?

-Estoy esperando, pero puedo entender que no lo haces hasta que se te pase la manicura.

-Basta Max -le advierto colocando un brazo para impedirle que se acerqué a Allen, a quien le doy una mirada sería-. Tu también, basta.

Cruzamos las puertas de la escuela y salimos a la calle, es momento de alejarnos, de separar nuestros caminos por un corto y delirante lapso. ¿Seré capaz de soportarlo ahora?

Suspiró y tomó de la camisa a Allen, que comparte una mirada de odio con Max, quien tiene un eterno ceño fruncido. Lo alejó lo más distante que pueda para poder hablar con él más tranquila.

-Te veo luego y deja de discutir con Max porque no pienso defender a ninguno y te juró que me voy a molestar si se golpean.

-Estoy comenzado a desesperarme. Tu amigo tiene que apegarse a la idea que no le daré más dinero por tu tiempo, no le perteneces. Tampoco a mí, no eres ningún objeto, eres alguien que toma sus propias decisiones y él no puede estar controlando.

-Lo sé, pero él siempre ha sido así conmigo, debes tener paciencia. Deja dd actuar así, porque te dije que no quería que Max se enterará, no me ayudas. Ahora sígueme la corriente y punto. ¡Déjame en paz! -me doy la vuelta para fingir estar molesta y me dirigí hacía Max que por fin sonríe alegré de que vuelva a su lado y sea la misma de siempre con Allen.

-¿Que le pasa? No se como no entiende que tu no lo soportas y que eres una desgraciada que no quiere nada. Sin ofender.

-Dire que no me ofendes.

-En serio, no entiendo porque sigue molestando.

Me quedó callada escuchando sus múltiples quejas durante el camino a casa, sin poder decir nada con exactitud. Ni poder decirle "ya no te preocupes por ello". Una parte de mí siente culpa de no decirle, pero no es él momento, aunque me muera de ganas de decirle.

Me tiró en la cama y respiró profundamente. En determinado momento el cansancio mental me mata y en lugar de poder tomarme el tiempo para razonar, me quedo completamente dormida.

Despierto cuando ya ha oscurecido y escuchó actividad en la planta baja de la casa. Me remuevo entre la cobija y la sensación de pereza que me ataca. Se que debo levantarme, pero me siento incapaz de hacerlo sin emplear un exagerado esfuerzo. Me quedó mirando al techo un rato hasta que siento que algo vibra, al principio me convenzo que mi cerebro lo ha creado, pero cuando sigo sintiendo recuerdo que mi celular debe estar por allí perdido. Palpeo la cama buscandolo a mi alrededor, cuando siento el objeto rectagunlo, lo tomó y observó su pantalla. Las letras revelan el nombre "Allen", no razono lo suficiente y solo contestó la llamada von fastidio.

-¿Que quieres?

Hay un silencio adsoluto unos segundos, ni siquiera respira ni nada. Poco a poco caigo en la cuenta que lo más seguro esperaba una mejor contestación ahora que la situación entre nosotros ha cambiado por completo.

-Que ruda. Yo estoy aquí preocupado porque no he tenido señales de vida de tu parte y me hablas así.

-No te apegues al drama, estaba durmiendo y lo siento, la verdad no suelo contestar con cariño el teléfono.

-Tienes razón, no se que carajos esperaba.

-¿Esperas que te llame amor o cariño o alguna de esas estúpidos apodos que se dicen los novios?

-Detente allí Joy, creo que alguien no tuvo una siesta relajante. ¿Te caíste de la cama?

Bostezo rodando los ojos y sentandome mirando en medio de la oscuridad que proporciona mi habitación.

-¿Te recuerdo los miles de defectos que te mencione antes de todo?

-No, así esta bien. Supongo que tengo que ir a recoger la lista de reglas que tendrás.

-¿Lista de reglas? ¿De que hablas?

-Esto será tan difícil -contesta suspirando.

-Puedes echarte hacia atrás todavía.

-Bromeas ¿cierto? Que esto sea lo más raro y costoso en la existencia de lo normal de las relaciones no quiere decir que voy a desistir. ¿Sabes todo lo que he esperado para esto?

-La relación jamás será normal -le contestó levantándome de la cama-. Hablaremos luego, ahora iré a buscar algo de comer.

-Te iré a recoger mañana, es fin de semana.

-Tengo que ir a donde la señora Jenkis mañana.

No escucho su respuesta, porque tras el parlante se percibe un alboroto como si dejará caer el teléfono o algo, lo espero en la línea mientras voy al baño a ver que tan mal aspecto tengo después de la siesta.

-¿Se te calló el teléfono? -le preguntó ante los ruidos que me informan que lo ha recuperado.

-De hecho lo lance por lo aires y es un milagro que no se abriera.

-¿Por que hiciste eso?

-¡Porque me dices que tienes que ir a donde la abuela! ¡No encuentro la manera indicada de verte y no entrar en pánico absoluto! Es tan difícil mantener la calma pensando que te vas a arrepentir o comenzarás a evitarme.

-Calmate en serio. Me vas a matar la tranquilidad que tengo ahora. ¿No crees que lo estoy tomando muy bien para ser mi primera relación? Hablaremos mañana y hazme el favor de calmarte porque me alteras.

-Esta bien, paz interior... no esta funcionando pero paz interior... No, no funciona.

-Adiós Allen.

Y antes de que replique algo, le cuelgo, me vuelvo a sentar en la cama y dejó mi celular a un lado contemplandolo. No tuve el tiempo suficiente para pensar, pero dormir me ha devuelto a la normalidad. Nunca llego el sentimiento de arrepentimiento y siento un alivio enorme sobre eso. Me recorre un temor existente desde antes, aunque soy consiente de la alegría que me embarga y que el corazón me palpita con fuerza, odio que tenga esa pizca de temor.

Temo que todo salga mal, que no funcione. Que se eche a perder o lo arruine. ¿Que pasa si soy un asco enorme en esto de las relaciones? Siento como cada parte de mí se acopla a Allen, como lo acepta. Un beso puede cambiar al alma. Me alegro de haber tenido ese impulso, quizá ser impulsiva por fin me brindó algo espectacular.

•••

-Acabo de limpiar todas las cajas de arena -le informó a la señora Jenkis que observa su telenovela en el televisor de la sala de estar, parecía inconsiente cuando asiente. No me prestará atención ahora, así que prosigo a terminar de hacer algunas cosas que faltan, para poder marcharme. Me dirigí a la cocina y ordené los comestibles que estaban en desorden. Así estuve un rato cuando tocaron a la puerta, sabía que la señora Jenkis no iría porque su telenovela era más importante, así que me dispuse a levantarme del suelo, donde estaba rodeada de latas y me encaminé hacía la puerta al abrir.

Ni siquiera hubiera tenido oportunidad con un ladrón o asesino si me hubiera recibido como lo había hecho Allen. Me levantó del suelo y plantó sus labios en los míos, cuando mis pies tocaron de nuevo el suelo y mis labios se despejaron de los suyos, me sentí turbada y extasiada.

-Sabía que estabas aquí y no pude resistirme.

-Si te hubiera abierto la señora Jenkis ¿que habría pasado? -le preguntó acostumbrandome a la idea de ser besada.

-Son las once -contestó mirando su reloj-, esta viendo su novela y no se levantará a menos que le derriben la puerta o sea anuncios.

-¡Querida! ¿Quien es? -preguntó ella.

-Es Allen -le contesté mirandolo de reojo.

-Ahora debe de estar en anuncios -me indicó Allen y dandome un beso en la mejilla, se fue a saludar a la señora Jenkis. Me fije en el marco de la puerta, cuando él se sentaba a su lado y la abrazaba preguntándole como estaba. Sonreí sin evitarlo y con disimulo me toque los labios.

Volví a la cocina y me tumbe de nuevo en el suelo, observando las latas y buscando la fecha de caducidad. Después de terminar, bote en la basura las latas que ya había sobrepasado su tiempo de ser seguro para ingerir y proseguí a limpiar los electrodomésticos. No me tardé mucho, así que tuve la horrible tarea de buscar cosas que ya habían superado su tiempo en el refrigerador y votar a la basura su contenido para dejarlo en el lavado los recipientes que había desocupado. Después de todo solo me faltaba lavar los platos que había acumulado antes.

Y en todo ese tiempo tratando de acoplarme a las sensaciones y emociones que recorrían mi cuerpo.

-¿Ya terminaste? -me preguntó Allen entrando en la cocina.

-Oh no -contesté intentando observarlo, pero con dificultad porque estaba terminando de recoger lo que faltaba para poder lavar los platos-. Me falta lavar todo lo del fregadero y listo.

-Yo lo hago -se ofrece acercándose para hacerlo.

-¿En serio? -no siempre alguien se ofrecía a lavar los platos en tu lugar.

-Por supuesto. Podemos ir al departamento luego, por fin veremos la Sirenita y Bucando a Nemo.

-No puedo llegar cuando están Chase o Alex. Se verá sospechoso.

-No están, Alex salió por fin, ya que estoy mejor y Chase no esta porque esta haciendo un trabajo. Si alguno llega, puedes decir que esperabas a Alex.

-Supongo que todo esta bien hasta ahí, pero tengo que buscar una escusa para mamá.

-Se supone que conoce a Alex y le cae bien. Solo dile que iras un rato a su casa.

-¿Viniste en auto?

-Sí.

-Iré a casa para hablar con mamá y decirle eso, vete porque no puedo ir en el auto contigo. Iré en mi auto y será más fácil, te espero allá. Y espero que no le digas nada a la señora Jenkis.

-¿Y ahora por que no le puedo decir a la abuela?

-Por si le dice a mamá.

-Necesitó contarle a alguien. Buscaré un maldito oso de peluche y le diré para no sentirme tan desesperado por revelar que por fin estoy contigo.

-Deja de decir eso, solo dale tiempo al tiempo y verás. Te veo allá -lo observé una última vez mientras terminaba de hacer la tarea doméstica más despreciable y sonreí-. Gracias por lavar los platos.

Finalmente salgo de la cocina y me fijo en la sala de estar.

-Ya terminé por hoy señora Jenkis, la veo luego.

-¡Gracias querida! ¡Cuídate!

Finalmente salí de la casa y me dirigí hacía la mía, el plan funcionó bien, pues no tuve que esforzarme mucho, habría sido desastroso si Chris se hubiera aparecido en ese intante, lo cual agradecí no hizo.

Tomé las llaves del auto y tras cerrar la puerta, me dirigí hacía el departamento.

Subí al asensor con cierta impaciencia, luego esperé en la puerta tras tocarla. Allen abrió la puerta poco después y pude sentirme más tranquila.

-Estaba buscando las películas, pero mi cuarto no esta muy ordenado...

-¿De que hablas? Tu cuarto estaba impecable la última vez.

Recuerdo muy bien su cuarto y amenos que un huracán allá propuesto arrasar con el, estaría segura que podría estar desordenado.

-Verás, ese no era mi cuarto, es el de Chase.

-¿Y porque estabas allí? -le cuestionó extrañada.

-Porque era lo más cómodo en ese momento, mi cuarto no era lo más ideal en ese intante.

-¿Me dejarás verlo?

-Debería de decir que no, pero intenté ordenarlo. Así que vamos -lo seguí sin estar segura que clase de desorden encontraría. En el pasillo habían tres puertas, al final que daba la habitación de Chase, a la derecha la puerta del baño y finalmente a donde me dirigía Allen que era la izquierda, debía estar su habitación.

Me quedé en un trance admirando cada parte de su habitación. La cama estaba tendida como si tan solo hubieras levantado el cobertor y dejado que cayera de cualquier manera, claramente se notaba que había escondido toda la basura debajo de la cama donde se apreciaban en su mayoría envoltorios de comida, en una esquina había una silla repleta de ropa entre sucia y limpia, había un mueble a un lado que estaba medio abierto revelando su desordenada ropa que de no ser que sabía que era de él habría creído que era mi ropero debido a la cantidad de ropa oscura. Después había una comoda, encima había algunos libros y contuve la risa al percatarme que eran para colorear. Luego había tirado en el piso unas cajas de discos y divisé ciertos artefactos de magia hasta una cajetilla de cigarrillos medio llena.

-Me gusta el color de las paredes -comenté sobre el azul marino que las decoraba.

-Debí esforzarme más al limpiarlo lo se.

-De hecho me parece irónico que tengas una cama debido a que no puedes dormir.

-Tengo que acoplarme a la normalidad de todos los monos ya sabes, tener una cama y eso.

-¿Monos? Que yo sepa los monos no tienen una cama, no al menos así.

-Era humanos -recordó frunciendo los labios.

-¿Monos? -volví a repetir para que me explicará.

-Así le llamo a los humanos ¿okey? ¿Por que de donde sacan que proceden de los monos? Son personas, los creo Dios, no evolucionaron de los monos. Si no, hubiera visto como los otros monos también se convertían en humanos. Estúpidos monos, también los odio, fui una vez al zoológico y me robaron la comida. Detestable.

-Siento mucho que te robaran la comida.

-Gracias -agradeció aún con el ceño fruncido. Relajo un poco la expresión segundos después-. ¿Que se siente dormir?

La pregunta me toma por sorpresa y me quedo muda un rato incapaz de responderle. No me lo había planteado nunca.

-Yo... yo no se. Bueno, es relajante a menos que tengas pesadillas. No se bien como contestarte.

-Otro día me dirás. ¿Quieres palomitas?

-Sí, definitivamente quiero.

Salimos de su habitación y no hago más que seguirlo a la cocina mientras pone a preparar palomitas.

-La Sirenita o Buscando a Nemo.

-Definitivamente Nemo -no pienso ver la Sirenita y que me recuerde que somos ellos. Me gusta verlo como Eric, pero yo detesto verme como Ariel.

Me siento en el sillón y lo espero allí, poco después de unos minutos vuelve con un tazón de palomitas, una manta y la película. Comete el error de confiarme las palomitas porque comienzo a comermelas de inmediato.

Cuando ya estado todo esta listo, me siento en un extremo del sillón subiendo los pies y él al otro extremo haciendo exactamente lo mismo. Compartimos la manta y esperamos a que comience la película.

-Por cierto ¿de verdad nada de apodos?

-Nada de apodos -le confirmo-. Tan solo sigue diciéndome Joy.

-Sabía que tarde o temprano te iba a gustar tu apodo.

-Te voy a comenzar a llamar Alien.

-No,por favor, no.

-No te preocupes, evitaré llamarte así, pedacito de cielo.

-Ja ja.

-¿Es una ley la de mandarse mensajes todo el tiempo? -le pregunto.

-No lo creo. A menos que quieras.

-No me gusta textear mucho.

-Lo se. ¿Llamadas telefónicas?

-Solo las necesarias.

Nos quedamos un rato en silencio mientras vemos la película. Nos preguntamos cosas de vez en cuando algo.

-¿Besarnos?

-¿Que?

-¿Nos podemos besar?

-Claro que sí, bueno supongo. No me hagas pasar verguenza, sabes que no se besar y además no estoy segura cuando se supone que debamos hacerlo.

-Cada vez que nos vemos o nos despedimos. Si digo algo lindo, que es todo el tiempo, si dices algo lindo, cuando nos miramos fijamente... -se quedo perdido en el televisor y en la escena exacta donde Dory empieza a cantar-. Nadaremos, nadaremos, en el mar, el mar, el mar. ¿Que hay que hacer? Nadar, nadar...

Lo contemplo pérdida en su ternura inconsiente. Fui tan tonta al perderme tanto de él, de su parte inocente. Esa es mi nueva canción favorita, pero exactamente la que sale de sus labios. Debí grabarlo, aunque si le digo que devuelva la película quizá lo haga de nuevo y pueda lograr grabarlo.

-¿Puedes poner esa parte de nuevo?

-Sí, claro, espera -toma el control mientras yo tomo mi celular con una sonrisa para poner la grabadora.

La escena vuelve y evitó reírme, pero para que no sospeché que lo grabó, canto con el en un tono más bajo, me sonríe al escucharme y se emociona más cantando. Al final consigo un hermoso tono de llamada.

••••••••••

¡Capítulo nuevo y rápido! Espero que les guste :D

¿Que les parece el momento Mia(Joy) & Allen? No se como llamarle a la pareja (ship). Porque hay varios y no estoy segura cual sería al que volverían ustedes oficiales. Así que pongan en los comentarios cual serían el nombre que ustedes escogería para el ship entre Allen y Mia.

Los y las amo C:

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