Capítulo 43

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Cuando Dory y Nemo están buscando a Merlín, citan a la puerta y se escucha la voz de Alex. Alejó la manta y me acomodo en el sillón, bajando los pies, pero en una posición cómoda. Allen se levanta a abrir la puerta, restando importa y con la expresión fruncida.

—¿Estabas viendo Nemo? —preguntó Alex integrándose en el departamento.

—Sí, ya casi termina —ratificó Allen con un deje de desgana.

—¿Mia? —Dudó atónita al advertir mi presencia—. ¿Qué haces aquí?

—Te vine a buscar pero no estabas y te esperé aquí —le mentí. Me fasciné porque no me hice un caótico manojo de nervios y salió creíble el engaño.

—Debiste haberme llamado.

—No quería molestarte.

—Patrañas —contestó con un ademán trivial.

—Bueno —expresó Allen acercándose—, quiero terminar de ver la película.

—Supongo que no hay remedio. Oh palomitas —recitó Alex cuando se sentó a mi lado y hurtó un puñado de palomitas. Yo le sonreí, pero Allen conservó una expresión de fastidio—. Por cierto, mañana tienen que venir, haré una cena para los cinco.

—Max esta con su padre, ya sabes que los fines de semana se queda allí.

—¿Y qué? Solo es de avisarle, no creo que se niegue ya sabes porque.

—Es cierto, le diré más tarde. ¿A qué hora será?

—Seis en punto, será una noche estupenda.

—Quiero terminar de ver la película —refunfuña Allen encogido por la molestia.

—Y también quieres comer todo el día a cada hora. Has visto esa película millones de veces, así que no te perderás de nada que no tengas ya grabado en tu cerebro.

Impido burlarme y prosigo a terminar de recibir información de la cena de mañana. Poco después paso un rato con Alex mientras Allen se va a su habitación. Me lo imagino pintando o haciendo más caos en su cuarto del que ya existe. Me gustaría ir y pintar algún libro con él, porque la idea no es tan mala. Es divertida y genuina. Él es genuino.

Antes de que anochezca, vuelvo a casa. Apagó el auto frente a esta y observó el coche gris de Chris estacionado adelante del mío. Debe estar en casa es lo más razonable debido a que el auto se ecuentra allí. Me tardó un poco en salir del auto y guardarme las llaves en los bolsillos. Cuando abrí la puerta de casa lo hice en silencio y la cerré del mismo modo, para no hacer notar mi presencia.

—Amie... —percibo la atormentadora voz de Chris, siento cierta impresión mientras me adentro en la casa y procedo por el pasillo.

—No sé qué pueda hacer —le contestó ella. Sus voces se hacen notar desde la cocina y mis pasos se vuelven lentos cuando me acerco al marco de la entrada de está.

—Voy a colapsar, ya no tengo estrategia alguna y voy a tomar decisiones desesperadas e inciertas si prosigue así.

Me maldigo una y otra vez al no detenerme antes para escuchar a hurtadillas, si no que seguí avanzando y los observé en el interior de la cocina. Chris tenía una insípida barba, no iba tan arreglado y estaba descuidado. Por un momento la existente idea de que era por mi culpa circuló mis pensamientos y la deseche con rencor. Yo no soy lo suficientemente significativa para provocar el decaimiento de una persona.

—¿Cómo te fue cariño? —pregunta Amie. Yo no dejo de caminar mientras prosigo a subir las escaleras.

—Ha estado bien, mañana cenaremos con sus padres y también han invitado a Max —le dije, con la información que me había inventado en el auto. Creo que es una perfecta excusa para poder ir mañana sin problemas. Me detengo en el último escalón para esperar su contestación con la esperanza de que todo salga bien y no diga que no.

Black AngelsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora