Capítulo 44

34.3K 2.3K 344
                                    

—¡Mia! —me llama Max horrorizado mientras se acerca a mi casillero en donde me encuentro—. No vas a creer lo que hice.

—Si me dices que fuiste irresistible te golpeó —le informó de inmediato porque no estoy de humor para sus bromas y su autoestima esta elevado más allá del cielo.

—¡Dejé que me castigarán! ¡Hoy! ¡¿Por qué hoy?! No me librare de esta, soy un idiota. Ahora me tendré quedar después de clases.

Me digné a mirarlo entonces, con cierto asombro.

—No te preocupes, puedo volver a casa sola.

—¡No hablaba de ti! ¡Mi cita de hoy! ¡¿Que hago con mi cita de hoy?!

—Evitaré sentirme herida —contesté inmutable—. ¿No puedes llamar y aplazarla?

Dio un respingo con impresión y con su cerebro trabajando a mil, me observó pensativo.

—¡Llamaré a Alex! Le diré de eso —aclaró dándose media vuelta con su celular en mano y siguió caminando olvidándose de mí al instante. Evité sentirme ofendida y continuó en lo que estaba minutos antes que llegará hecho una reina del drama.

—¿Vamos por un helado? —preguntó Allen acercándose. De inmediato me hizo a un lado para darle paso en mi casillero. ¡Mi casillero! ¡Me acaba de correr de mi casillero!

—¿Que estas buscando?

—Creo que dejé un pedazo de pizza por aquí.

—¡En mi casillero!

—Tranquila lo envolví... creo... ups, ¿tu libro de Álgebra es importante?

—¿Tu cara es importante?

—Sip, te enoje. Te daré mi libro.

—¿Tu tienes uno?

—Sentimientos heridos.

—Solo olvidado y si vas a meter comida en mi casillero la pones en bolsa. ¿Que carajos es esto?

—Ups, ese era Nemo número dos —contesta sacando un pez de mis cosas. Niego de inmediato tratando de conservar la calma.

—No quiero saber —me aclaro para mí misma y tras negar con la cabeza, saco el maldito lapicero que había estado buscando.

—Bueno ¿quieres helado? —insistió nuevamente Allen.

—Quiero lapiceros nuevos, pero me conformo con un gran helado.

•••

Aprovechando una tarde que Chase no esta en el departamento y yo me libre de ir de compras con Max y Alex, ordenamos pizza y vamos al supermercado por algunas bebidas gaseosas y chocolates. Es un momento raro en donde me doy cuenta que el chocolate es mucho más importante para Allen que para mí y no se ofenderme o reirme de eso.

Nos sentamos en la barra de desayuno mientras tomamos cada uno un pedazo de pizza y me deleitó observando el queso derretido. Podría alimentarme de esto toda mi vida.

—Esto... eg... glorioso —comenta Allen con la boca repleta. No entiendo como ha logrado hablar con tanta comida obstruyendolo.

—No hagas eso —le reprimí tontamente haciendo lo mismo que él.
—Asquegosa.

—Mira quien lo dice —le contestó masticando mi comida y mordiendo de nuevo otro pedazo.

—¡Espega! Espega... —dijo de forma torpe, se inclinó en la mesa y me dio un beso. Él beso más raro de toda la vida, él más asqueroso para el mundo y él más memorable para mí—. Pegfegto.

Black AngelsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora