Capítulo 29

57.4K 2.8K 211
                                    

(Aquí les dejo, una foto de como es el pelo de Mia, me refiero a color. He visto que muchas personas siguen pensando que es naranja, no es naranja, es rojo. Por eso es eso del cap anterior de "Mia es solo roja" y no pelirroja)

—Pero, pero... —me atragante con mi

propia confusión y remordimiento.

—Lo conocí hace algún tiempo —me explico con una mirada solemne—, y se comportó mucho mejor que todos mis nietos juntos. Jamás había conocido a alguien tan especial. ¿Quien se preocupa tanto por una anciana que apenas conoce? Solo él. No pudo evitar llamarme abuela y yo no pude evitar recibirlo como un nieto.

Trago saliva y desvío mi vista hacía el suelo, mi cuerpo entrando en calor. La confusión y perplejidad consumiéndome. ¿Dios, que he hecho?

—Entonces ha sido por ello...

—Sí querida. ¿Has cometido el error de juzgarlo mal?

Una frustración corría por todo mi cuerpo, haciéndome temblar de rabia. ¿Si él es tan bueno, por que papá ha dicho que es malo? Apartando el recuerdo de que casi me atropella, tener una motocicleta no te hace peligroso. Beber y fumar, lo hace cualquiera. Los tatuajes no eran de delincuentes, debía admitirlo, eran arte en la piel. A pesar de que Allen no parecía la persona de fiar a la primera impresión ¿Pero, que había hecho en mi presencia tan malo como para pensar en su totalidad que es peligroso? ¿Cual era la razón por la que Allen era peligroso? Solo sus ojos azules y su cabello negro.

¡Maldición! ¿Por que papa me decía que no debía acercarme a ellos y no me iba a dar razón? Si supiera lo confundida que me sentía. Le prometí que me alejaría de ellos, pero Allen, Dios Allen ¿Él realmente era peligroso?

Confundida y conmocionada, me adentro en un mar de desconcierto. Necesito despejarme un momento. Necesito aire libre, escapar un instante y pensar, sobre esto y sobre todo. Los pensamientos se nublan, luchando por ser el más importante. Mi corazón renegándose a latir más lento, y la debilidad acercándose entre las sombras para tomarme por sorpresa.

Así que me despido de ella, para encaminarme hacia las escaleras, bajándolas con prisa. Al llegar al ultimo escalón tuve una plena visión de Allen jugando con el gato que llevaba su propio apodo. Levantó la mirada al mismo tiempo que el dicho gato se balanceaba a morder la pulsera de cuero negro que llevaba en su muñeca derecha.

Al verlo no pude sentir más que culpa y resentimiento. Evité su mirada, no estaba preparada para sostenerle la mirada si el peso que llevaba dentro de mí me estaba matando, desgarrándome el alma. Tenía que estar sola y poder pensar tranquilamente en ello. Así que intenté correr hacía la salida.

—¿Ya te vas? —me preguntó y tuve que detenerme a unos metros de distancia.

—Sí.

—¿Por que?

—Terminé por hoy.

—Entiendo. ¿Y estas bien?

—¿Por que no estarlo? —rogaba porque dejará de preguntar y me dejará ir.

—Porque te ves tensa, pálida y preocupada. ¿Seguro que estás bien?

—Sí.

Se hace silencio absoluto después de mi errónea afirmación. Que estaba bien, de eso ni siquiera estaba segura.

—Esta bien. Cuídate.

—Gracias —finalmente arrastro mi pretencioso juicio al exterior. El aire me recibe con una oleada de desasosiego. Cierro los ojos un momento y término corriendo a casa, apresurándome a mi habitación, cerrando la puerta, dejo la luz apagada. Aún no ha oscurecido. En el cielo hay una capa de un celeste pálido que comienza a ser consumida por el azul que proclama la noche.

Black AngelsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora