9.

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Desde la muerte de papá he estado teniendo pesadillas recurrentes, no son todo el tiempo, pero cuando ocurren me afectan de verdad. Las mismas palabras retumbando en mi cabeza "No te acerque a los chicos de cabello negro y ojos azules". Llega a ser muy agotador. Además que en ocasiones papá aparecía en mis sueños y me destrozaba despertar, saber que estaba allí en mis sueños, pero ya no estaba presente físicamente en la realidad.

Cuando volví a clases al siguiente día de clases, Allen había vuelto, pero no se atrevió a hablarme y yo hice como si no existiría. No era porque era una fastidiosa, era por el hecho que yo no necesitaba su presencia cerca.

El jueves estaba realmente distraída, pensando en tantas cosas a la vez, que me ponía histérica y estresaba. El mismo Max que había tenido que gritarme para que le prestara atención.

—¡Mia! —exclamó Max sentado a mi lado, en la mesa del desayunador. Se veía muy molesto.

Cierro los ojos y hago una mueca. Si sigo sin prestarle atención a Max, me ahorcara en cualquier momento.

—Lo siento, Max. Estoy realmente distraída —me disculpe.

—Oh ¿En serio? No lo había notado —dijo entre dientes con notable sarcasmo.

—Y dices que soy yo la grosera.

—Si eres muy grosera, no me estas... ¡prestando atención! —me golpea el hombro no tan duro, pero tengo una piel tan sensible que me duele el golpe. Me frotó el hombro.

—¡Oye! Eso me dolió —me quejo.

—Bebe.

—Bebe tu abuela —lo empujo con un mohín.

Se ríe y yo también lo hago. Antes de que me siga hablando, escuchamos como la puerta principal se abre. Nos observamos con rapidez y esperamos a que se presente el intruso, porque Amie no se encuentra en casa todavía.

Chris se fijó en la cocina antes de entrar, con su cabello castaño y sus ojos verdes. Yo lo contemplo con desconfianza, sin haber olvidado de la manera que lo había visto el día anterior. No puedo dejar de preguntarme por qué había hecho eso, bueno supuse que una parte era que le hacían un tipo de desagrado a las personas que no fueran así.

Supuse que el guarda de Angels, se paraba ahí y le prohibía la entrada a personas que no fueran de pelo negro y ojos azules. Me pregunté si era un requisito extraño, porque de no ser por Allen, yo no habría entrado.

Cada vez encuentro más rarezas en este mundo.

—Hola, Mia —saluda él en un tono insistente. Me había desconcentrado de nuevo, así que no tuve tiempo de decidir qué hacer antes de recibir un codazo de parte de mi querido Max.

—¡Oye!

Max me fulmina con la mirada. Yo ruedo los ojos y miro hacia otro lado.

—Hoy te pasas ¿verdad Chris?

—Oh sí —le contestó él de forma simpática y se guardó las llaves que llevaba en las manos, en los bolsillos—. ¿Amie no ha vuelto del trabajo?

—Aun no, pero pronto.

—Quisiera poder pasar ahora unas cajas con mis pertenencias, si pudiesen ayudarme seria asombroso.

—Será grandioso ayudarte. ¿Verdad Mia?

Di un recorrido circular con mi mirada antes de observar a Max.

—No es obligatorio.

Max se molestó de inmediato. ¿Pero que quería que hiciera? Si yo no deseaba ayudarle a Chris, estaba en mi derecho.

Black AngelsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora