TRIS
–Xander – anuncio y el joven entra cerrando la puerta tras de sí.
– ¿Listo? – pregunta Zeke acabando con la jeringa.
– Si – el tono de Xander es firme, decidido, cuando se sienta en la silla.
Él cierra los ojos y ambos nos ubicamos frente a la pantalla. Tanto trasladados como nativos pasan juntos a los cuartos de simulaciones, de manera que no es necesario que ambos estemos presentes.
–Alexander.
– Jace.
– Danielle – la joven entra en el cuarto sin mirarme a los ojos. Antes de que Zeke tome la jeringa me adelanto y la preparo por él.
– ¿Lista? – me detengo frente a ella y la obligo a mirarme. Sus ojos son neutros.
– Si – traga saliva.
– Buena suerte, Danielle – mascullo y sus ojos brillan de curiosidad, antes de quedarse dormida.
Me aproximo al monitor y veo a la joven sentada en los bancos del colegio, al que concurren antes de escoger una facción. De repente, una de las chicas la señala, y cuchichea algo con otra, entonces otra se une al grupo y uno de los jóvenes la golpea en la cabeza al pasar corriendo a su lado. Entonces, todos sus compañeros comienzan a murmurar y señalarla, y a reírse de ella.
–Aceptación – susurro y Zeke me observa sorprendido.
– Parece una joven tan segura.
– Las apariencias engañan – oímos una puerta, y La voz de Tobias resuena en la sala.
– Siempre lo han hecho.
– Marlee.
Danielle se retira de la habitación y Marlee ocupa su lugar.
Cuando la joven acaba, han pasado casi veinte minutos y las lágrimas agolpan sus ojos.
–Shhh, – me arrodillo frente a ella –. Es solo una simulación, Marlee – pongo una mano sobre su hombro– no es real.
Tobias me observa y registro algo de desaprobación en su mirada pero lo ignoro sin siquiera pensármelo.
–Escúchame – le suelto–. Ya acabó, ya acabó.
– No, no es eso – Marlee niega con su cabeza y sorbe por su nariz–. No lo conseguiré, Tris. No podré hacerlo.
Observo a Zeke, que se arrodilla a nuestro lado.
–Vamos Marlee, los osados no lloran– exclama –. Lo sabes.
– Es que, no lo conseguiré Zeke. Mis tiempos son espantosos, debo estar en último lugar.
– Oye, oye – él la detiene –. La segunda etapa recién comienza – el jala de uno de los rizos rubios de Marlee mientras habla– aun podrás mejorar. Se optimista, ¿sí?
Zeke sonríe y Marlee le devuelve la sonrisa.
–De acuerdo.
– Muy bien – le tiende una mano –. Vamos, te acompañaré hasta la habitación.
Cuando Zeke cierra la puerta volteo hacia Tobias, quien me observa con desaprobación.
–Por favor.
– Tris.
– Por favor, Tobias. ¿Vas a regañarme por ser dulce con ella? Se trata de Marlee, la amiga de tu hijo.
– Sabes que debes mantenerte neutral con los iniciados, Tris. Y aún más ahora que tu hijo está entre ellos.
– Nadie más lo ha visto, y Zeke también lo ha hecho – le espeto y me acerco a él, quien permanece impasible.
>> Además, que yo recuerde, no fuiste tan estricto durante mi iniciación.
La sombra de una sonrisa aparece en su rostro.
–Apuesto cualquier cosa a que fui la única iniciada que uno de sus miedos era estar contigo.
Puedo ver como su expresión se ablanda y roza sus labios con los míos.
–Continuemos – ordena y yo abro la puerta para anunciar:
– Aline.
Me siento frente a la pantalla, mientras Tobias le administra el suero. Se supone que la instructora y quien debe hacerlo, soy yo, él simplemente debe observar desde su posición de líder, pero se ha ofrecido a hacerlo y yo no he acotado.
La joven esta parada detrás de un cristal. Varios científicos están trabajando en algo, por su vestimenta puedo decir que son eruditos. Pero uno de ojos verdes capta mi atención, y por su aspecto y la atención de Aline hacia él, puedo deducir que se trata de su padre.
–Papá– masculla ella apoyando una mano sobre el cristal y de repente su cuerpo se tensa – ¡No! ¡No!
Observo a los eruditos quienes están mezclados distintos ácidos en un experimento.
– ¡Volará en pedazos, papa! – Exclama ella golpeando el cristal con sus manos pero este no cede – ¡volara en pedazos!
Uno de los eruditos deja caer una gota de una jeringa dentro de la mezcla y todo vuelva en mil pedazos, salvo el cristal que mantiene alejada a Aline, que permanece intacto.
Ella se derrumba, llorando mientras golpea el vidrio con los puños y yo tomo la mano de Tobias, quien me ha estrechado entre sus brazos.