Los días después de la conversión de Stiles, se basaron en entrenamientos y búsqueda de información. Fue así como se enteró de algunos detalles que Peter no había sido capaz de decirle acerca de los Yaguareté, pues habían sido extintos hacía siglos.
Stiles encontró poca información acerca de ello, pero al contrario de lo que pasaba con los hombres lobo, prácticamente toda era de buena calidad. Los hombres lobo eran tan comunes y se había escrito tanto acerca de ellos, que algunas leyendas rozaban la absurdez.
Gracias a sus búsquedas nocturnas en internet y algunos libros de la biblioteca central, se enteró de algunos detalles:
Los Yaguaretés tenían un aroma que a las demás criaturas les resultaba difícil de rastrear lo que explicaba por qué Derek y Scott habían tenido que pegar la nariz a su cuello para notar su esencia, que era mucho más evidente en la zona detrás de las orejas. En esa zona, también averiguó acerca de la existencia de dos manchas blancas que hacían más claro el pelo de la cabeza. Su capacidad olfativa estaba tan sólo un poco más desarrollada que la humana, pero como compensación, la vista y el oído estaban mucho más evolucionada que incluso la de los lobos.
Su agilidad y habilidad para trepar era el rasgo más distintivo de esta raza de criatura. Eran capaces de trepar cualquier tipo de estructura vertical, incluso quedando completamente colgados del techo y podían moverse en esa posición durante algunos metros. (Esto lo había comprobado Stiles, dejando casi imperceptibles surcos por las paredes y techos de su casa) Eran sigilosos, por lo que acechar a sus presas no era un problema, y tenían cierta debilidad por las alturas. (Por esto, Stiles había sorprendido en un par de ocasiones a su padre, que se lo había encontrado tumbado sobre el tejado de la casa en varias ocasiones, o incluso sentado tranquilamente en alguna estantería del salón).
También había encontrado información acerca de la sorprendente afición al agua y su gran habilidad para moverse en ella. Esta información le pareció algo confusa a Stiles, pues hasta el momento, todo estaba bastante relacionado con los gatos, pero tras investigar un poco más, encontró que los jaguares son grandes nadadores y pescadores. Todo tenía sentido entonces.
En cuanto al carácter, Stiles había notado algunos cambios; si antes era inquieto, ahora rozaba lo insoportable. Jugueteaba con cualquier tipo de cosa que se moviera, perseguía ciervos con el simple hecho de entretenerse y trepaba a cualquier tipo de sitio que considerara interesante. Al mismo tiempo, se había vuelto mucho más cariñoso: en alguna ocasión Scott se había encontrado con su mejor amigo pegado literalmente a su brazo, buscando algún contacto. Sin embargo, cuando estaba de mal humor, se apartaba del resto del mundo buscando tranquilidad en la soledad, lo cual era un tanto desconcertante, pues era capaz de estar prácticamente ronroneando y al segundo darte un zarpazo, molesto.
Por otro lado, los yaguaretés no eran como los lobos, no solían agruparse en manadas o clanes, aunque sí era posible encontrar clanes, pero sólo cuando se trataba de miembros de la misma familia. Lo cual no era problema para Stiles, que sentía que los demás miembros de la manada eran su propia familia.
-¡Stiles! -escuchó a su padre desde el jardín. -¿Quieres bajar ya de ahí arriba?
-Voy. -dijo saltando desde lo más alto del tejado hasta el jardín, cayendo sobre sus dos pies. ¡Ah, sí! Y como los gatos, siempre caía de pie.
-De verdad, no me acostumbro... -murmuró su padre negando con la cabeza. -Mi hijo solía ser un torpe.
-¡Eh! -protestó el aludido con una sonrisa.
-Sabes que es cierto.
-No lo niego, pero que te lo diga tu padre, duele.
-¿Hoy no has entrenado? -dijo encaminándose hacia la casa.
-No. He... he ido de compras. -dijo siguiendo a su padre hacia el interior de la cocina.
-¡De compras! -exclamó sorprendido su padre.
-Sí. -admitió sonrojado. -Lydia me acompañó. Dice que necesito un nuevo "look".
-Oh, vaya. ¿Necesitas dinero?
-Bueno... he comprado poca cosa, la verdad... no tenía muchos ahorros. -dijo haciéndose de rogar.
-Pide por esa boca. ¿Cuánto? -dijo sacando la billetera.
-¿Qué? ¿No me das dinero para gasolina pero me pagas ropa?
-Mira hijo... llevas demasiado tiempo con esos trapos sin gusto. Es hora de que te dejes influenciar por Lydia. Toma -dijo ofreciéndole la tarjeta de crédito. -Pero gasta con cabeza.
Stiles se quedó embobado mirando la tarjetita que su padre le había dejado sobre la mano. Sonrió y subió rápidamente a su cuarto para escribir a Lydia.
-¿Mañana otra sesión de compras? Ya tengo fondos.
Le dio a enviar y justo entonces escuchó a alguien acercarse a la casa. Se asomó a la ventana y se encontró unos ojos azules reluciendo en la oscuridad.
-Pasa, chucho. -dijo haciéndose a un lado y abriendo la ventana.
-Mañana hay entrenamiento. -dijo ya en medio del cuarto.
-Hum... ¿mañana? ¿A qué hora?
-Por la tarde.
-Ok. -Cogió de nuevo su teléfono y escribió: "Pero por la mañana, que por la tarde hay entrenamiento". -¿Y qué haces aquí? -preguntó lanzando el teléfono a la almohada.
-¿Qué tal lo llevas? -preguntó mirando el teléfono con una ceja alzada, que acababa de vibrar.
-Bien. Ya lo sabes... he estado pateándoos el culo todos estos días.
-En dos noches es luna llena. -dijo simplemente.
-¡Ah! Ya, bueno... he encontrado información acerca de eso. Y... no creo que deba pasar la noche con vosotros. -ante esto, Derek alzó una ceja.
-Es tu primera luna llena.
-Lo sé. Pero no soy como los lobos, no saldré a matar gente... no "matar" precisamente.
-¿Qué hacen los yaguaretés en luna llena? -dijo sentándose al lado del muchacho, en la cama.
-¿No lo sabes? -preguntó extrañado. El gesto de Derek dejaba ver que no mentía. -¡No lo sabes! Uff... pues esto va a ser violento...
-Suéltalo.
-Uf... vale... pues los jaguares también son afectados por la luna llena, pero... digamos que es todo mucho más "amoroso".
-Entráis en celo. -dijo simplemente, a lo que Stiles asintió.
-A lo mejor es sólo que busque caricias y mimos...
-... como todos estos días... -interrumpió Derek con una ceja alzada, pero Stiles lo ignoró.
-...pero a lo mejor intento montar a alguien y no creo que eso guste demasiado a lobos territoriales y posesivos. -terminó. -Así que, desde luego, no iré.
-Pues eso es ridículo.
-¿Por qué?
-Porque todos somos machos. Y tú no te sientes atraído por los hombres.
-Ya bueno... no quisiera comprobarlo.
-Stiles, tienes que aprender a controlar el "celo" como nosotros nuestras ansias de matar. Sucumbir a los instintos animales no es algo demasiado aconsejable, sean cuales sean.
-Derek, me ataré a la pata de la cama y pasaré la noche. No es un gran problema.
-No. Y Scott tampoco te lo permitirá.
-Vale... -dio un gran suspiro y cerró los ojos fuertes antes de seguir hablando. -¿Y si te digo que alguna vez he mirado culos masculinos y me ha gustado?
-¿Que te ha gustado? -preguntó con mueca de confusión.
-Que... arg... ¡Dios! ¿Cómo le explico esto a un lobo idiota como tú? -un gruñido le dijo que siguiera hablando y dejara las tonterías. -Vale. Te seré sincero... veo atractivos a algunos hombres. ¡También mujeres! No soy gay... no completamente, vaya.
-Haz una lista y no te acerques a esos hombres en luna llena. A nosotros puedes.
-No, no puedo.
-¡Somos tu manada, Stiles!
-¡No puedo!
-Stiles... -comenzó a gruñir Derek.
-No. Ni Stiles, ni nada. No pienso pasar la noche de luna llena entre vosotros. Y punto.
-Muy bien. Explícaselo a Scott mañana. -dijo levantándose de la cama, molesto ante la cabezonería del joven.
-¡No! A él sí que no.
-¿Por qué no? Es tu alfa y tu mejor amigo.
-Precisamente es mi alfa.
-Precisamente.
-A él no le podré mentir. -dijo Stiles antes de suplicar. -Por favor, Derek, ayúdame. Dile que no necesito estar con nadie en luna llena. ¡Cúbreme!
-¿Qué? ¿Tú no puedes mentirle así que le tengo que mentir yo por ti? ¿Cuando ni siquiera quiero que tú quedes solo en luna llena? Debes estar de coña... -dijo acercándose a la ventana.
-Vale. Espera... haré una lista.
Derek se quedó quieto mirando cómo Stiles se acercaba a por un papel y un boli. Empezó a garabatear sobre el papel. Se sentó de nuevo sobre la cama mientras veía cómo Stiles escribía en el escritorio y de vez en cuando se giraba para mirarle. Al fin se levantó con una hoja en la mano. Pero antes de dársela le advirtió:
-Nunca... nunca jamás harás alusión a esta lista. A partir de que salgas por la ventana, los nombres de esta lista no los asociarás conmigo. ¿Vale?
-¿Me la das ya o te la tengo que quitar?
-Prométeme que no le dirás nada a nadie.
-¿En serio, Stiles? -gruñó pero la intensidad de los ojos del muchacho le hicieron ceder. -Vale. Lo prometo. Ahora dámela. -dijo quitándole la lista de entre sus manos.
La lista tenía unos diez nombres. La mitad no le eran nada familiares, a excepción de Jackson Wittermore, el agente Parrish y... Los ojos verdes del moreno se alzaron para mirar un sonrojado Stiles, que miraba al techo queriendo encaramarse ahí y que el lobo no le alcanzara.
-¿Quién es Greenberg? -preguntó súbitamente.
-¿Greenberg? ¿En serio, Derek?
-Sí. ¿Quién es?
-¿Tú has visto la lista? ¿Has visto... el número seis? -dijo señalando el papel. Derek volvió a mirar la lista y asintió.
-Lo he visto.
-¿Seguro?
-Derek Hale. -leyó simplemente, sin inmutar su expresión. -¿Quién es Greenberg?
Stiles lo miró con la boca abierta. ¿En serio? ¿Este tío era imbécil? Gruñó y se paseó por el cuarto, pasándose las manos por la cara. Suspiró y le miró para contestarle.
-Greenberg va a mi instituto. -ante tal respuesta, Derek asintió, volviendo a mirar la lista.
-¿Jackson en serio?
-Será un idiota y un prepotente, pero es atractivo. -contestó sin pensar.
-¿"Atractivo" es la manera sutil de decir que "está bueno"?
-Sí. -se resignó a contestar Stiles rodando los ojos.
-¿Parrish?
-Tiene su morbo. -respondió sin importarle ya el pasotismo de Derek acerca de ver su nombre en esa lista.
-¿Yo? -preguntó mirándole fijamente con gesto inmutable. Stiles en cambio, se puso un tanto nervioso. Eso era lo que él se esperaba como "reacción" a saber que un niñato estúpido acepta decir que te podría intentar montar si entrara en celo.
-¿Qué?
-Que por qué me has puesto a mí en la lista.
-Pues... porque... bueno pues... ¿En serio, tío?
-¿Crees que me podrías montar? -preguntó levantándose.
-Creo que podría intentarlo. -dijo sin pensar. -Me refiero... el jaguar. Por la luna llena. Y que yo lo intentara podría desembocar en una pelea muy muy fea. -especificó. -Por eso no puedo ir con vosotros.
Derek le miró fijamente, a escasos centímetros el uno del otro. Apartó la mirada a la estantería más alta que tenía las cosas tiradas por el suelo (probablemente Stiles se hubiera sentado ahí anteriormente), se mordió la mejilla por dentro con gesto pensativo y asintió.
-La pasarás conmigo. -dijo simplemente.
-¿No me escuchas? -gesticuló desesperado Stiles.
-Aunque tú me quieras montar, yo no te dejaré. Me podré defender y como yo me controlo y tú no... podré enseñarte a controlarte sin que mueras despedazado.
-No. Derek...
-Sí. -dijo yendo hacia la ventana. -Será divertido ver cómo lo intentas. -dijo antes de saltar por ella.
Stiles se quedó pasmado mirando por dónde se había ido Derek. Se quedó así durante unos minutos hasta que se dio cuenta de algo: ¡¡LA NOTA!! Corrió hacia la ventana y se disponía a saltar cuando la puerta se abrió de par en par.
-¿Qué demonios haces? -dijo el padre escandalizado al encontrarse con su hijo sacando una pierna por la ventana. -¡A la cama! Ya no son horas de estar despierto. ¡Vamos!