room 72; camren

By milanolivar

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Camila es doctora en un hospital de Los Ángeles. Su vida se basa en ir al hospital, cuidar de su hermana Sofi... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Último Capítulo
Epílogo
Epílogo 2
Room 72 en físico
Room 72 portada

Capítulo 29

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By milanolivar

Lauren's POV

Habíamos decidido ir a Cuba, por fin, aunque había costado un poco cuadrar los horarios de todos, aunque del mío no porque directamente dejé el trabajo. Habían pasado ya dos meses desde que Karla nació, y no podía estar más preciosa, al igual que Camila, que estaba recuperando su forma de antes del embarazo, aunque incluso ahora le daba miedo ponerse delante de mí desnuda y corría por el pasillo con una toalla en el pecho.

-¿Dónde vas corriendo así? –Le pregunté con Karla en brazos, que chupaba mi mano y la llenaba de todas las babas que corría.

-Olvidé el bikini. –Me dijo mirándome, y fruncí el ceño riendo.

-¿Y por qué vas en toalla? –Me señaló con el dedo entrecerrando los ojos.

-Cállate. No quiero que me veas así. –Me dijo negando. Lo único que Camila tenía era la barriga un poco más abultada, es que, no era nada de lo que avergonzarse.

-Exageras, lo sabes, ¿verdad? –Pregunté levantándome de la cama con Karla, dándole un beso en la frente con cuidado.

-No exagero. –Camila volvió al baño y yo puse a Karla en la sillita. Tenía sólo dos meses, pero ya comenzaba a jugar conmigo, a reírse, a pesar de lo pequeña que era aún.

-Mami exagera muchísimo. –Dije asomándome a la silla, y la pequeña movía las piernas soltando una carcajada al verme. -¿A que tú también lo piensas? –Le acaricié la tripa un poco, que hizo que apretase los puños y me mirase sonriendo con la boca abierta.

Camila salió del baño con un vestido blanco, y se puso las gafas en la cabeza cogiendo el bolso.

-Vamos, nos esperan en la piscina. –Estiró la mano hacia mí y cogí la sillita de Karla después de abrocharle los agarres para que no se cayese, y salimos de la habitación hacia la piscina del hotel.

Quizás a nadie le gusten las vacaciones en familia, pero a mí que me gustaban, sobre todo por el hecho de que eran las primeras vacaciones con mi familia. Con Camila y la pequeña.

Camila al llegar a la piscina, puso el bolso justo donde estábamos todos.

-En serio, Lauren, ¿cómo te puedes permitir esto? –Me preguntó Sofi tumbándose en la cama balinesa. Las hamacas eran demasiado 'cutres' para un hotel así.

-Mmh.. –Me quedé pensativa porque, la respuesta parecía que nunca se la aprendería.

-Cariño, el hotel es suyo. –Dijo Camila riendo, y puse la sillita encima de la cama, desabrochando a la pequeña que me daba golpecitos en las manos.

-Ya va, ya va. –Dije como si pudiese entenderme, y la cogí en brazos aunque empezó a llorar hasta que la cogió Camila, dándole un beso en la cabeza.

-Tiene los ojos de Lauren. –Dijo Taylor pasando por detrás, y me eché a reír un poco. A decir verdad, en eso era igual que yo.

-Genes Jauregui. –Dije, exceptuando que en todo lo demás, era Camila. Ella la sostenía en brazos y la pequeña se erguía mirando a su madre, que le sacaba la lengua provocando sus carcajadas. No se podía mantener erguida, así que se tambaleaba un poco, aunque la mano de Camila la estabilizaba. Hacía pequeños ruidos con la boca y Camila terminó por abrazarla, dándole besos en la mejilla.

-Oye, Camila, si quieres puedo cuidar yo de ella mientras os bañáis. –Dijo Sofi dejando la revista que estaba leyendo a un lado. Mi hermano tenía un brazo pasado por su cintura y estaba medio dormido.

-Voto por ello. –Alcé la mano y Camila giró la cabeza para mirarme, achicando los ojos. –Vale, lo que Camila diga. –Asentí.

Al final, terminó por dejar a Karla en los brazos de Sofi y mi hermano se levantó, aunque no dejó de estar adormilado para mirar a su sobrina.

Entré en el agua de cabeza, nadando unos metros hasta acabar no muy lejos del borde donde estaba sentada Camila. La piscina incluía cascada además, en una pared de piedra que era genial.

-Ven conmigo, Camz. –Me acerqué a ella y negó. Tenía los brazos cruzados en el vientre, y los retiré un poco. –Ven. –Dije de nuevo consiguiendo que ella se metiese en la piscina. Sus brazos rodearon mi cuello, y le di un beso tan tierno que incluso yo me sorprendí de ello.

-Bonito hotel tienes. –Me dijo con una sonrisa, sujetando sus piernas para que me rodeasen la cintura.

-Me lo dicen mucho. ¿Estudias o trabajas? –Ella soltó una pequeña risa en mis labios antes de besarme lentamente, poniendo las manos en mi cuello.

-Mmh.. Soy mamá a tiempo completo. ¿Qué te parece? –Nuestros labios se volvieron a unir, y la besé de una forma tan suave que hasta me daba reparo tocar su lengua con la mía, hasta que me separé.

-Me parece que eres una madre a la que me tiraría. –Camila soltó una risa frunciendo el ceño luego.

-¿De verdad? –Asentí, dándole besos por el cuello suavemente. –No sé yo..

-Yo sí lo sé. –La besé algo más lento, encontrando su lengua de paso, y ella me respondía a la misma velocidad. Crucé la cascada con ella, que aprovechó para echarse el pelo hacia atrás, y como nadie nos veía, la pegué contra la pared de la piscina. Camila pasó las manos por mi pelo para peinarlo un poco, y sonreí, porque sus ojos se clavaban en los míos de la misma forma en que yo la miraba. –Eres preciosa.

-No lo soy. –Dijo ella negando, y escondió la cabeza en mi cuello. –Ya no.

-¿Cómo que ya no? –Susurré dándole besos en la comisura de los labios, mordiendo este suavemente. –Te echo de menos.

-Estoy aquí. –Ella frunció el ceño y sus dedos acariciaban el tatuaje de mi nuca suavemente, antes de darme un nuevo beso en los labios.

-No, de 'esa' forma. –La miré y ella soltó una pequeña risa, sin apartar las manos de mí. –Y más ahora que tus pechos son el tripe y.. –Los miré, agachando la cabeza para apoyar esta en su pecho y le di suaves besos aguantándome las ganas de morderla.

-Pensaba que ya no querías. –Levanté la cabeza de golpe.

-Que no sea un tío y no tenga erecciones al verte no significa que no me pongas. Porque, lo haces y sufro. Y no quería presionarte porque sé que me dijiste que llevaba un tiempo pero te juro que me muero. –Apreté las manos en la pared, y me pegué un poco a ella, que rodeó mi cuello de nuevo para besarme de forma más profunda y húmeda. A la vez que su lengua, notaba el sabor del cloro mezclarse con su saliva, y me separé de ella antes de que fuese a más.

-No puedo. –Ella soltó un suspiro y agachó la cabeza, con un deje de tristeza. –No, no es por tu físico. Es porque llevo siete meses a pan y agua y voy a acabar fatal aquí.

-Lo siento.. –Arrugó la nariz acariciando mi nuca. –Pero si no querías tener sexo conmigo embarazada, no es mi culpa.

-Era como tener sexo delante de Karla, era.. Raro. –Sacudí la cabeza cerrando los ojos y ella soltó una carcajada, cogiéndome de la mano. –Creo que me voy a salir un rato del agua. Soy un garbanzo. –Dije mirándome los dedos arrugados.

Salí del agua y Camila se quedó con Taylor hablando, pero yo me enrollé una toalla sentándome en la cama que teníamos para nosotras. Chris tenía a Karla en brazos, y los dos estaban embobados con la pequeña, que no paraba de reírse con sus tíos.

-¿Cómo estás? –Connor me hablaba desde la cama de al lado y levanté la cabeza. Aquella pregunta me pilló por sorpresa mientras miraba el móvil.

-Bien, gracias. –Respondí de forma educada. -¿Y usted? –Pregunté, era bastante más mayor que yo, así que, un gesto de cortesía nunca venía mal.

-Bien, gracias por el viaje, por cierto. –Agradeció, y sonreí encogiéndome de hombros.

-No hay de qué. –Bajé la mirada hacia el móvil.

-¿Cómo te va con Camila? –Suspiré levantando la mirada hacia el hombre, encogiéndome de hombros. –Bien.

-¿Sólo bien? Acabáis de tener una hija. –Reí un poco y me recogí el pelo en una coleta.

-Bueno, Camila está un poco así así con su físico y no quiero que se sienta así. Pero tampoco sé cómo hacerla sentir mejor por mucho que le digo. –Confesé recostando la espalda en las almohadas, observando a Camila hablar con mi hermana en el agua y reír con ella.

-Quizás debas demostrárselo. –Cogí un vaso de la mesa que teníamos al lado y le di un sorbo al cóctel, San Francisco.

-¿Mmh? –Fruncí un poco el ceño escuchando al hombre. –Siempre le digo lo guapa que es y lo guapa que me parece.

-Quizás esto te va a sonar raro, porque soy el novio de tu madre y casi no nos conocemos pero.. ¿Le has dicho algo raro, o que le pudiese sentar mal mientras teníais sexo o la has visto desnuda? –Casi me ahogo tragando por la pajita y negué, limpiándome el labio con una mano.

-No hemos tenido sexo en cinco meses, y no.. –Negué removiendo el hielo, dándole otro sorbo.

-Pues ahí lo tienes. –Me relamí los labios un poco masticando el hielo.

-Ya pero.. Tenemos a Karla ahora, y por la noche llora. –Fruncí el ceño suspirando, cerrando los ojos luego.

-¿Quién dice que tiene que ser de noche? –Connor cogió un vaso de la mesa dándole un sorbo.

-De día también la tenemos que cuidar. –No es que no me gustase mi hija, claro que me gustaba, y adoraba cuidar de ella y que me sonriese como regalo.

-Si quieres puedes dejárnosla a tu madre y a mí. –Lo miré un momento. No me hacía gracia que Connor intentase sustituir a mi padre, ninguna. Él no era su abuelo, ni era mi padre. Era simplemente el novio de mi madre. Pero, a pesar de aquello, debía dejar que aquél hombre estuviese con mi hija, aunque fuese poco tiempo.

-La que decide aquí es Camila. –Me encogí de hombros y el señor se rio. –De verdad, no es broma.. –Bebí un poco del cóctel y cuando giré la mirada Camila salía del agua enrollándose una toalla a la altura del pecho, acercándose a ver a Karla en los brazos de Chris. –Camz, ven.

Ella se dio la vuelta, y, tras dar el visto bueno a la proposición de Connor, solté un pequeño suspiro. Puse las manos en su cintura aun estando sentada en la cama, y no podía dejar de mirarla.

-Camz, ¿vamos a comer? –Dije sintiendo sus manos posarse en mis mejillas, y ella ladeó la cabeza con el ceño fruncido.

-¿Ahora? Es temprano aún. –Apreté los labios para no reírme y mis dedos se hundieron un poco en su trasero, pegándola a mí.

-Camz.. Vamos a comer. –Me levanté acercándome a su oído, dejando varios besos en su oreja. –Camila, Karla está con Sofi, y Connor se ha ofrecido a cuidarla así que.. –Me separé un poco para mirar su reacción.

-Sí, creo que tengo algo de hambre. –Dijo Camila apartándose de mí.

Le dijo a Connor todo lo que tenía que hacer mientras la cuidaba, más o menos, diez minutos de charla.

No sé cómo llegamos a la habitación, pero Camila iba casi colgada a mi cuello, y mis manos fueron a su trasero cuando entramos en la habitación, pero ella negó separándose de mí.

-¿Sabes? –Tiró de mi mano hacia el cuarto, saliendo del salón de la suite. –Me parece que tú te mereces esto más que yo. –Me empujó para que me sentase en la cama y observé cómo Camila se soltaba la gomilla que llevaba puesta en el pelo, dejando que cayese ondulado sobre sus hombros.

-Tengo miedo de lo que vayas a hacer. –Dije apoyando las manos a cada lado de la cama. Se sacó el vestido por la cabeza y quedó en bikini delante de mí.

-Relájate. –Me dijo inclinándome para directamente meterme la lengua en la boca y no sé qué más porque estaba igual de húmeda que aquél beso.

Se separó de mí, y sus manos fuero a su espalda para desabrochar el bikini tirando del lazo, y ahí sí que quería morirme. Me daban igual las glándulas de no sé qué inflamadas, a la mierda, Camila tenía las tetas grandes y duras y yo estaba literalmente entre ellas. Tiré de sus piernas para pegarla a la cama y comencé a besar entre sus pechos. Tenía una mano en su trasero, que apreté fuertemente, y otra puesta en uno de sus pechos, amasándolo lentamente.

-Ten cuidado.. –Susurró en bajo, aunque mis dientes se arrastraron por sus pechos hasta el pezón, que atrapé entre mis labios varias veces, jugando con este en mi boca con la lengua, que lo movía de forma rápida. No sabía aquello de la sensibilidad en los pechos de las mujeres con lactancia, pero Camila estaba retorciéndose entre mis brazos. Mi mano acarició su sexo por encima, presionándolo un poco con los dedos pero se separó.

Camila se agachó delante de mí y me quitó el pantalón corto junto con la parte inferior del bikini y me miró a los ojos con una sonrisa.

-¿Qué quieres que haga? –Su pregunta me desarmaba, y negué con los ojos cerrados.

-No juegues, no ahora.. –Me quejé sintiendo sus besos en mis muslos. –Si haces eso mucho tiempo puede que termine muy pronto, Camila.

Noté su boca, y sus dedos, y ni siquiera necesitó lubricación previa porque, era demasiado obvio, que con cualquier roce yo me moría por dentro.

-Oh dios, no hagas eso.. –Susurré con los ojos cerrados y una mano en la cabeza de Camila, apretándola un poco y sujetándole el pelo a la vez.

-¿Quieres que pare? –Preguntó separándose de mí, pasándose una lengua por el labio.

-Sh, no, sigue.. –Dije jadeante, presionando su cabeza para que volviese entre mis piernas y dejase de decir eso. Había echado tanto de menos el modo en que Camila hacía esas cosas con la lengua, y en que sus dedos se movían en mi interior, no podía parar de gemir, ni de apretar el borde de la cama observando la imagen de Camila entre mis piernas moviendo la cabeza, y sólo eso me provocaba gemidos. Su lengua iba cada vez más rápido, a la vez que sus dedos, y y sentía que después de todo aquél tiempo estaba a punto de colapsar.

-Camz.. –Susurré entre gemidos como podía, apretando la mano en su pelo suavemente, pero Camila no paraba, y yo comenzaba a gemir aún más fuerte, sintiendo mi cuerpo entero tensarse al llegar al orgasmo. Camila seguía entre mis piernas, succionando un poco más hasta que se levantó de entre mis piernas.

-¿Te ha gustado? –Me eché a reír aun recuperando la respiración, incorporándome un poco para mirarla. Cogí a Camila en brazos y la tumbé en la cama, dándole besos lentos y húmedos, que duraban varios segundos.

-Pregunta tonta. –Susurré bajando los besos por su cuello. Sentí la mano de Camila en mi cuello, y su respiración de agitó un poco a medida que bajaba los besos.

-Lauren.. –Me llamó, y levanté la cabeza para observarla. Tragó algo de saliva, y puso una mano en mi brazo. –Hazlo con cuidado. –Pensé que era una estupidez, yo siempre tenía cuidado al hacerlo. Mi mano bajó entre sus piernas lentamente, y justo cuando me iba a introducir en ella, me di cuenta de que mis dedos casi no pasaban de su entrada. La miré a los ojos y los tenía apretados y en ese momento los saqué. Ni siquiera dije nada, porque Camila iba a hacer el amor hoy a toda cosa.

Me coloqué entre sus piernas, y me di cuenta, de que aquello de que jugase con sus pechos le gustaba, así que, me deleité un poco con ellos como solución al 'problema'. Que para nada lo era, porque sinceramente, aquella mañana esos pechos eran lo mejor que me había pasado. Mi lengua jugaba con ellos, y Camila jadeaba. Los movía de un lado a otro con la lengua, y mi mano acariciaba su clítoris lentamente con dos dedos por encima del bikini. Bajé los besos por su abdomen, húmedos, dejando uno debajo de su ombligo. Al estar entre sus piernas, comencé a dar suaves besos por su ingle, hasta llegar a su sexo. Lo besé como si fuese su boca, y Camila llevó una mano a mi pelo para pegarme a ella. Mi lengua se movía haciendo círculos lentamente, y la miré desde abajo. Se estaba desesperando hasta el punto de subir una pierna a mi hombro y levantar las caderas para buscar algo más, y se lo di. Mi lengua comenzó a ir más fuerte, más rápido, con movimientos precisos que estaban haciendo que Camila gimiese y apretase las manos en la almohada. Con un dedo acaricié su entrada suavemente, sin dejar de mover la lengua para que el placer no cesase, y mi dedo se paró. Camila iba a llegar al orgasmo en nada, e introduje el dedo lentamente. Su respiración estaba alterada, sus pechos subían y bajaban, y mi lengua no se frenaba, mientras que mi dedo entraba y salía muy muy lentamente, escuchando el agradable sonido de los gemidos de Camila al llegar al orgasmo.

Me incorporé rápido aún encima de Camila, quitándole el pelo de la frente y busqué su mirada, hasta que abrió los ojos y la encontré.

-¿Estás bien? –Puse una mano en su mejilla, bastante preocupada.

-Sí, sí. Estoy genial. –Sonrió un poco, y besé su frente con los ojos cerrados.

-¿Por qué no me dijiste nada?

-¿Nada de qué?

-Estás.. Es decir.. Parece que eres virgen de nuevo. –Su interior estaba tan apretado que apenas cabía uno de mis dedos.

-Sí, ehm.. No quería decepcionarte. –Puso las manos en mis mejillas y me miró de una manera que me rompía el alma.

-No me decepcionas. –Susurré en bajo, apoyando la frente sobre la de ella. -¿Te ha dolido?

-No, no me ha dolido. –Negó, abrazándose a mí, y mis manos se enlazaron con las de ella.

-Quiero que entiendas que, si te hiciera daño, o no puedes o lo que sea, Camila, sólo dímelo. –Ella asintió, y se quedó mirándome a los ojos con una sonrisa.

-Si le quitaste la virginidad alguna vez a alguna chica, no me quiero ni imaginar la suerte que tuvieron. –Besé su mano y reí un poco ante aquél comentario.

-Unas cuantas. –Me dio un golpe en el hombro y me reí, poniendo una mano en su cintura. –Y por si te lo preguntas.. –Puse una mano en su abdomen mirándola con una sonrisa. –Sí, me encanta tu físico. Pesas cinco kilos de más, no treinta, Camila.

-Pero.. –Pegué mis labios a los suyos aplicando algo de presión, y sentí cómo la yema de sus dedos acariciaba mi espalda. –Vale..

-Vale.

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