CAÍN © #1 EN LIBRERÍAS

By Javiwiwi

30.8M 1.9M 897K

LIBRO DISPONIBLE EN PAPEL POR EL EQUIPO PENGUIN RANDOM HOUSE, GRUPO EDITORIAL. ENTRA AQUÍ PARA SABER EN QUÉ... More

Prólogo.
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo47
Capítulo48
Capítulo49
Capítulo50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo57
Capítulo58
Capítulo59
Capítulo60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo63
Capítulo64-P
Capítulo65
Epílogo
CAPÍTULOEXTRA❣
Booktráiler
Información
Segundo libro de Caín
Países, librerías

Capítulo 20

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By Javiwiwi

Esta historia está publicada en papel por el equipo Penguin Random House grupo editorial. Puedes encontrarlo en diferentes países (explicados en un capítulo especial) y también vía amazon. 

*

– ¿Tus tíos? –Me acerqué a ella, por un momento agradecí que nadie estuviera escuchándonos.

– Si ¿Caín no te lo dijo? –Sonrió irónica. –Es para que entiendas que no debes meterte conmigo –Su voz fría se metió en mis venas. Ella había sido.

– Estas loca –Fruncí el ceño confundida. Salí del salón de clases en cuanto el profesor entró, caminé rápidamente para encontrar a Caín hasta que lo vi junto a Jaxon. Ellos me miraron, no sé qué expresión tenía, pero Jaxon nos dejó solos enseguida. – ¿Por qué no me lo dijiste?

– ¿Qué cosa? –La voz de Caín sonó más confundida de lo que realmente se veía.

– Que habían sido los tíos de Kendall, que ellos me habían asaltado –Realmente me sentía doblemente humillada.

– Blanca nieves... –Me miró. –Lo que pasa es que no podía decírtelo, ibas a explotar y luego tendrías más problemas con ella.

– ¿Y eso a ti que demonios te importa? –Las lágrimas amenazaron con salir de mis ojos. –Me viste ese día devastada ¿Por qué no me lo dijiste? Yo tenía derecho a saber.

– Te ibas a meter en más problemas Cailín.

– Eso a ti no te importa –Dije con molestia. –Ahora soy el centro de burla de esa idiota porque me humillaron sus tíos en la calle. Caín, la voy a golpear y arrancare cada extensión de su cabeza –Lo señalé con mi dedo.

– No, no caigas en su juego –Dijo él rápidamente. –Te hará la vida imposible.

– Me importa una mierda ¿Cómo supiste que fue ella?

– Eso no importa ahora.

– ¿Acaso estuviste de acuerdo?

– Claro que no Cailín –Frunció el ceño. –No hagas más estupideces, no quieres meterte en más problemas.

– No me digas que quiero y que no –Tragué el nudo de mi garganta. –Debí imaginar que no se podía confiar en un asesino. –Caín se quedó en silencio y yo volteé enojada hacia el baño, me lave la cara y me calme, seguía enojada y con ganas de matarla.

La hora de clases terminó, no quería ver a nadie así que me dirigí al casino a comprar algo para comer. Me senté sola mientras que sentía que todas las miradas estaban puestas en mí.

– Lamento si te hice daño –Escuché su fastidiosa voz tan irónica. La ignoré completamente hasta que alguien se sentó a mi lado, era Annie.

– ¿Qué te sucede?

– ¿Sabías que los tipos que me asaltaron eran los tíos de Kendall? –La miré.

– ¿Qué? –Su voz se cortó mirándome.

Alguien se sentó frente a nosotras, era Kendall y dos chicas más.

– Puedo explicártelo mejor –Se entrometió Kendall. –Lo que pasa Annie, es que cuando alguien se mete con lo que es mío sale dañada.

– Ahórrate tus palabras rubia oxigenada –Habló Annie mirándola. –Y lárgate de aquí si no quieres que te arranque las extensiones y que reviente tus siliconas.

En cualquier otra situación yo estaría riendo a carcajadas, pero esta no era esa situación y realmente quería matar a Kendall con mis propias manos.

– La envidia aquí es tan sólida –Dijo Kendall rodando los ojos. –Lástima que las mesas pertenecen al instituto y no a ti.

La miré unos segundos y sin pensarlo dos veces volteé la bandeja que tenía con comida encima de su ropa, ella corrió la silla hacia atrás impactada por lo que había hecho. Annie rio por lo bajo y sus amigas comenzaron a ayudarla a limpiar su ropa.

– ¡Eres una idiota! –Me gritó. Toda la gente del casino nos estaba mirando.

– ¡Te mereces eso y más! –Me puse de pie gritándole. Kendall caminó hacia mí e intento golpearme, pero sostuve su brazo, con el otro jaló mi cabello y en un intento de botarme al suelo, le di un puñetazo en la nariz que me llegaron a doler los nudillos. Annie me tomó de la cintura tratando de separarme de ella y las amigas de Kendall intentaban sacarla de ahí. Tiré su cabello con toda la fuerza que tenía y comencé a lanzar patadas, ella me golpeó un par de veces en la cabeza, pero en ese momento no me dolía. Había sangre en mis manos y no sabía si era mía o de ella. De pronto, alguien tomó mi cintura y de un tirón me sacó de ahí haciendo que quedara con un mechón rubio de la platinada. Mis pies no tocaban el piso y me seguía alejando del lugar.

– ¡Te voy a matar! –Me gritó Kendall llorando histérica mientras unos chicos la ayudaban.

– ¡Suéltame! –Comencé a patear, pero en cuanto miré la mano que rodeaba mi cintura me di cuenta que era Caín. – ¡Caín bájame!

– Cierra la boca –Dijo enojado.

– ¡Ya basta! –Forcejee con él sin éxito, aún estaba tan enojada, quería seguir golpeándola. Le di patadas a Caín y enterré mis uñas en su mano haciendo que se quejara, pero no me bajo hasta que llegamos a un lugar que estábamos solos. – ¡¿Qué sucede contigo?!

– Te dije que no te metieras en problemas –Me miró fijamente.

– Ella me buscó Caín, es decir, fue a fastidiarnos y ya me tiene terriblemente cansada –Resoplé.

– Cailín ¿Recuerdas cómo te dejaron sus tíos?

– Si, pero no me interesa.

– Pues debe interesarte Cailín –Bajó la voz. –Mira como quedaste –Tomó mis manos haciéndome notar la sangre.

– Esto no es mío –Caminé hacia el baño y él me siguió.

– Estás despeinada, arréglate –Bufó. –Me das vergüenza ajena –Bromeó.

– Ya basta –Fruncí el ceño.

Entre al baño de mujeres, ahí estaba Kendall con sus dos amigas. Caín entró detrás de mí y no le importó Kendall ni tampoco que el baño fuera para mujeres.

– ¡Mira como me dejaste! –Se alteró Kendall al verme, la mire unos minutos y la ignoré, la verdad tenía el labio roto, el pómulo rojo, estaba despeinada y más encima estaba sacándose todas sus extensiones asquerosas. Lave mis manos pacíficamente intentando obedecerle a Caín y en realidad no sé por qué lo hacía. Mire mis manos y la sangre si era mía, pero de mis uñas, miré a Kendall de reojo dándome cuenta de que en su rostro tenía múltiples rasguños que pronto serían morados y algunos en sus manos. No sabía de donde había sacado tanta fuerza para golpearla.

– No puedo creer que la estés defendiendo –Dijo Kendall mirando a Caín. Él la miró unos segundos y luego comenzó a hablar.

– Creo que tú y yo ya hablamos –Le dijo serio.

– Voy a hacer que tu vida sea miserable Cailín –Habló Kendall con rabia.

Mire a Caín y él sólo ignoró a Kendall y me hizo una señal para que saliéramos del baño. Me arreglé un poco el cabello y salí del baño detrás de él.

– Debemos irnos a casa –Dijo Caín mientras caminaba.

– ¿Que? No, tengo clases ahora.

– Yo también, pero de verdad no quiero problemas. Kendall no se demorará nada en llamar a sus tíos contándole todo esto y vendrán a la salida, tendré que discutir y realmente no quiero hacerlo –Dijo algo serio, había estado sin pelear desde que lo habían drogado.

– Está bien –Suspiré.

Salimos del instituto y Caín me llevo hasta su auto. Llegamos a mi edificio y Caín se bajó del auto junto a mí.

– No es necesario, de verdad –Lo miré.

– La verdad si –Caminó junto a mí. –Desde que llegaste aquí lo único que has hecho es meterte en problemas.

– Si no te hubiese conocido no estaría metiéndome en problemas –Me subí al ascensor y él subió detrás de mí.

– Si fueras un poco más tranquila quizá nada de esto pasaría –Nos bajamos y caminé hacia el departamento.

– Estás acostumbrado a ver a las chicas sumisas sin ningún tipo de carácter –Metí la llave al picaporte y abrí. –No todas somos estúpidas. –Entré al departamento y él entro detrás de mí.

– ¿Y Dante? –Me preguntó ignorando nuestra mini discusión.

– Esta en el instituto –Respondí dándome algunas vueltas en círculo.

– ¿A qué hora llega hoy? –Se sentó en el sillón como si fuera su casa.

– En unas dos horas más –Dije mirando el reloj de la pared. –Deberías irte –Le sonreí.

– Que simpática –Me devolvió la sonrisa y encendió la televisión. –Debo hablar con él así que no me iré.

– Puedes llamarlo por teléfono.

– No –Su mirada estaba pegada a la televisión.

Me quede unos minutos en silencio mirándolo hasta que me canse y entre a la cocina para ver si podía hacer algo para comer. Iba a ser recién las once de la mañana y la verdad es que no tenía ni hambre. Volví a la sala con un quita esmalte y un esmalte de uñas azul y me senté en el suelo apoyándome en la mesa de centro.

– Deberíamos conversar –Bromeé y Caín me observó, luego apagó la televisión. –Sólo era una broma.

– No acepto bromas antes de mediodía –Rodó los ojos y yo me burle.

– Entonces cuéntame algo –Me encogí de hombros intentando sacar el esmalte rojo anterior que tenía en mis uñas.

– Cuéntame tú, soy muy malo para hablar sobre mí –Dijo Caín.

– Pregúntame –Seguí con mi mirada en mis uñas mientras Caín me observaba sentado desde el sillón.

– No sé –Bufo. –No me gustan estos juegos infantiles.

Rodé los ojos mirándolo. – ¿Cuál es tu comida favorita?

Él se quedó en silencio unos segundos y luego se acomodó en el sillón. – ¿Postre, comida, fruta, qué?

–Todo eso Caín –Entrecerré mis ojos. –No arruines el juego.

– Me gusta el espagueti –Habló mirándome, pero yo estaba mirando mis uñas. –Los panqueques y el helado de piña –Sonrió. –Y fruta... Manzanas –Se encogió de hombros. Mi mirada se fijó en él – ¿Y a ti que te gusta?

– Me gusta la comida china –Sonreí y él me sonrió devuelta. –Me gusta el helado de frambuesa y los panqueques también –Pinté mis uñas azules. –Y fruta... Sandía, amo la sandía –Reí.

Nos quedamos mirando por unos minutos en silencio y él comenzó a hablar.

– ¿Y lo que menos te gusta?

– ¿En comida?

– Si.

– Las legumbres –Saqué mi lengua haciendo una mueca de asco. – ¿Y a ti?

– Las galletas de arroz y soda, todas esas –Bufó y yo reí burlándome de que había tenido que comer cuando estuvo enfermo, él sólo se reía de cómo lo molestaba.

Estuvimos conversando bastante rato sobre lo que nos gustaba y lo que no, nos reíamos mucho y a ratos sentía que estaba conversando con alguien con el cual tenía mucha confianza y no necesitaba fingir nada.

– ¿Aun me odias? –Me preguntó cuándo yo estaba soplando mis uñas. Levanté mi vista mirándolo y él ya se encontraba mirándome.

– No lo sé –Baje la voz. –Te juzgue sin conocerte primero –Hablé naturalmente y él sonrió. –Fue muy chocante encontrarte y haber recordado todo de nuevo, pero hay veces en donde hay que escuchar.

– ¿A qué te refieres?

– A que eras un niño sin raciocinio, es decir, ni siquiera fue tu culpa lo que pasó hace catorce años –Lo miré y él estaba serio mirándome. –Es sólo el hecho de haberte encontrado de repente y que fueras amigo de mi primo ¿Entiendes? –Él asintió. –Te escuché, escuché a mi primo y tienen razón al decir que debo dar vuelta la página.

– ¿No es muy duro?

– Lo es –Sonreí. –Pero mi tía y Dante se encargaron de alegrar mis días. Recuerdo que los extrañaba –Reí. –Pero luego se me olvidaba cuando mi tía me hacía reír o salía a jugar con Dante.

– Pero cuando vas creciendo te das cuenta que tu vida no es linda como tu infancia –Dijo sin mirarme.

– Así es –Fruncí el ceño. Caín parecía entenderme. –Pero no estoy disconforme con mi vida.

– ¿Entonces nos llevamos bien?

– Lo intentamos –Reí.

Nos quedamos conversando un rato hasta que la puerta se abrió, era mi primo. Nos saludó a ambos y luego lanzó su mochila a su habitación.

– ¿Qué hacen aquí tan temprano? ¿Y los dos? –Entrecerró sus ojos mirándonos.

– Cailín se puso a pelear –Dijo Caín normalmente, como si en realidad no fuera tan grave. Dante abrió sus ojos un poco más y me miró fijamente.

– ¿Con quién te has puesto a pelear? –Su voz se escuchó dura.

– Con Kendall –Contesté. – ¿Sabías que los tíos de ella fueron los que me asaltaron?

– Si, pero...

– ¡Lo sabías! –Reclamé. –Traidor ¿Por qué no me lo dijiste?

– Caín prefirió que no y exactamente ahora lo entiendo. Supongo que la golpeaste porque a ti no te veo ni un rasguño.

– Si y no voy a enojarme contigo sólo por eso –Respiré profundo. –Porque la golpeé hasta quitarle las malditas extensiones de su oxigenada cabeza.

– Pero Cailín –Comentó mi primo. –Los tíos de Kendall te dejaron aun peor ¿Quieres que se vuelva a repetir la historia?

– No me importa Dante, merece lo peor esa maldita víbora –Dije con rabia. –Si debo golpearla por otra cosa, nuevamente lo haré.

– No lo harás –Me indicó con su dedo índice. –Ya basta de meterte en problemas.

– Ella comenzó a fastidiarme, ella fue la que me dijo que sus tíos habían sido y luego en la cafetería nos empezó a molestar a Annie y a mí –Bufé. –Diablos, Ann –Me puse de pie rápidamente y me dirigí a mi habitación para llamarla por teléfono, pero no me contestó así que le envíe un mensaje de texto.

"Amiga estoy bien, tuve que irme luego de lo que ocurrió porque Caín es un paranoico. Avísame cuando llegues"

Pasaron algunos minutos hasta que recibí un mensaje de ella.

"Estoy bien y con Jaxon. Más tarde veré si puedo ir a tu departamento. Nos vemos"

Salí de la habitación y me quedé escuchando lo que hablaba Caín y Dante porque al parecer estaban hablando de mí.

– Debes cuidarla –Le dijo Caín. –Kendall es un demonio y los tipos que ella vio que me drogaron deben estar buscándola. 

***

BESOPOS XOXOXO

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