Black Angels

By GomitasRojas

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Mia Collins ha tenido que sobrevivir sin sus padres y familia. Vivir con su mejor amigo y la madre de él, le... More

NOTA IMPORTANTE AL PRINCIPIO DE LA HISTORIA
Prólogo
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Capítulo 29
Capítulo 30 "La tentación de un oscuro"
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35 "En mil pedazos"
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40 "Resiste al huracán y no me dejes"
Capítulo 41
Capítulos 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45 "La ultima confesión"
Entrevista
Allen
Redes
¡Segunda Parte!
PRIMER CAPÍTULO DE LA SEGUNDA PARTE

Capítulo 36

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By GomitasRojas

No se como lo hace, pero Allen logra hacerse Mariscal de campo después de que Steve tuviera pésimos partidos, no fui a ningún partido, porque sería verlo y no quería hacerlo. Había algo que no entendía, si se suponía que Steve era su amigo no debió aceptar su lugar pero lo hizo. No entendía y me quedaría con la duda, porque no le hablaba, estaba realmente molesta, él tampoco lo hacía. Nos fulminábamos con la mirada si nuestras por algún desafortunado momento nos observábamos. Como lo detestaba.

Max si iba a los partidos y sabía bastante, me dijo que Allen había tenido demasiada habilidad en eso, por eso había crecido en ello. Por eso ahora era Mariscal de campo. Yo solo pensaba en aplaudir sarcásticamente.

Una vez me lo tope en la casa de la señora Jenkis y me marché echando humos, lo escuché decir "Ya era hora" y me molesté aún más. Pasaba la mayoría del tiempo enojada. Si que todo me fastidiaba.

Estaba en la cocina metida en el refrigerador con una cuchara, robando bocados de comida cuando Chris me sorprendió y muy estúpidamente lo señale con la cuchara en mano y la boca llena.

Tuve que tragarme lo que tenía en la boca, para poder hablarle.

-No le digas a mamá.

-Esta bien, pero te recomiendo que no lo hagas, las comidas se descomponen más rápido si metes la cuchara en distintas cosas.

-Tomare tu consejo otro día que asalte el refrigerador. ¿Me necesitabas?

-Eh... tienes algo -señalo hacía su barbilla para que yo limpiara la mía, pase mis manos por toda la cara pero al parecer solo logré pasarlo de lugar, porque él se inclinó a limpiarme-, listo. Bueno es algo que te importa. Información.

-¿De que?

-De tu familia.

Mi corazón dio un vuelvo y mi cuerpo un salto, sentí la emoción en un escalofrío intenso.

-¿En serio? Yo pensé que eso no lo ibas hacer.

-Te di mi palabra, quiero que confíes en mí.

-¿De que parte de mi familia conseguiste información?

-De tu madre, precisamente tu abuela. Esta a cuarenta y cinco minutos de aquí.

-¿Iremos ahora?

-Si nos damos prisa sí.

-No se si estoy preparada -le dije realmente nerviosa. Esto era increíble.

-Yo seguiré tus ordenes.

Me moví, poniendo el peso de mi cuerpo de un pie al otro.

-Iremos ahora.

Asintió aprobando mi decisión.

-Trae un abrigo y nos iremos de inmediato.

Corrí a mi habitación por un abrigo, tomé mi celular y finalmente esperé a Chris en la entrada.

-¿Quieres conducir? -me preguntó él cuando nos dirigíamos a su auto, esperó a que respondiera para poder montarse en algún asiento.

-Que tenga licencia no quiere decir que sepa conducir a la perfección. No quiero chocar tu auto.

-Yo confío en ti.

-Pero yo no lo hago... digo confiar en mí. No me des una charla sobre la importancia de creer en uno mismo.

-Esta bien -me abrió la puerta del copiloto y dejándome pasar la cerró y se dirigió a la del conductor-, si tienes hambre podemos parar en algún restaurante.

-No se si recuerdas que estaba en el refri cuando me encontraste.

-Lo se, pero era por si no quedabas satisfecha.

-Estoy bien, solo quiero llegar.

Conforme nos acercábamos mi corazón se encogía mucho más, mi estómago era un manojo de nervios. No sabía que iba a encontrar allí, que iba a saber. Estaba ansiosa que volví a quedarme sin uñas, Chris se detuvo a cargar gasolina y yo fui a comprar unas galletas para matar los nervios. También compré unas bebidas y sin nada más loco que hacer, compré pepinillos.

-No me digas loca sobre mi compra -le advertí cuando me monté al auto.

-De hecho espero recibir algunos pepinillos.

Lo observé reírse, admiré mi debilidad y aparte la mirada, abriendo el frasco y escurriendo un pepinillo para pasárselo. Él lo tomó con la mano que no ocupaba el volante y le dio un mordisco.

-¿Como haces para manejar con una sola mano?

-Con el tiempo aprendes, comienzas a tener mañas.

-Bueno, creo que soy tan nerviosa que mantendría las manos pegadas al volante.

-Cuando el auto este listo lo sabrás.

Permanezco en silencio cuando dice eso, siento que no le he agradecido lo suficiente por lo que esta haciendo. Como todas las personas tengo defectos y el mayor es ser orgullosa. Para disculparme con alguien es una dura tarea y ahora agradecerle lo suficiente por eso y lo que ahora hace no va a ser fácil.

Hablamos algunas veces en el transcurso del viaje, cada vez que pasa el tiempo me siento mucho más inquietud. Pobre de mi estómago.

-Estamos a punto llegar. ¿Estas bien?

Asiento de forma extraña, porque estoy mintiendo. No se si me pondré a llorar o que. ¿Y si me pongo furiosa? Me agarró el estómago con fuerza pues me duele por los nervios. Odio sentir eso, creo que estoy entrando en pánico, intentó concentrarme en otra cosa más para distraerme de eso.

-¿Chris estamos dando vueltas a la misma cuadra?

-Sí.

-¿Por que?

-Para darte tiempo. Si quieres podemos volver y venir cuando te sientas preparada.

-¡No! -me apresuró a decir-, ya estamos aquí. ¡Por Dios! Es hora de saber al menos algo.

El auto se detiene y las manos se me aferran con fuerza a los pantalones. Respiro agitadamente.

-¿Necesitas unos minutos?

-Sí -le respondí sin aliento.

Asiente y toma de su refresco para ofrecérmelo, el mío se había acabado así que lo acepto y tomo un trago, me dificulta pasarlo por mi garganta se lo devuelvo y me inclino hasta que mi cara esta en mis piernas. Escucho la puerta abrirse, pero no observó lo que pasa, hasta que mi puerta se abre.

-Si no te molesta -dijo Chris comenzando a acariciar mi cabello con ternura y algo nervioso, esperaba que yo le permitiese hacerlo-, mi madre lo hacía para calmarme.

Cierro los ojos y me concentro en lo que hace, se siente bien sus dedos entrelazarse entre mi cabello, es relajante, podría quedarme dormida.

-Podemos irnos... puedo quedarme aquí toda la noche... tu decides. Haré lo que me pidas.

Permanezco callada para razonar, es hora, tengo que hacerlo. Asentí y él apartó su mano.

Salí del auto tomando fuerzas y esperé que él me guiará. Esperé que el cuerpo no me traicionara.

-Dame la mano -le pedí desesperada dejé al lado el orgullo. Necesitaba apoyo ahora mismo.

Sus ojos se iluminaron y me dio la mano tomándola con fuerza, pero no más fuerza de la mía. Me aferré a su mano con terror. Levanté la mirada y observé la casa blanca de dos plantas que me esperaba.

Mis pies se hacían más débiles conforme me acercaba. Era como si el césped se aferrara a mis zapatos.

-Bueno -dijo Chris cuando llegamos finalmente a la puerta-. Tocaré el timbre. ¿Esta bien?

En una mezcla de negación hice el esfuerzo para asentir y apreté más duro su mano cuando el sonido de un timbre me resonó en los oídos. Escuchaba mi corazón palpitar, me observé el pecho pensado que se habría salido.

-Estará bien todo -susurró él para calmarme.

La puerta se abrió y me paralice. Una señora que tenía el cabello blanco y lo llevaba hasta los hombros nos recibió. Su ropa era impecable, llevaba colores lavanda. Ella me observó bastante, también lo hizo Chris. Chris no hablaba. ¿Por que no lo hacía? Yo no podía reaccionar, necesitaba que lo hiciera por mí.

-¿Que desean? -pregunto la mujer.

-Yo... yo soy Chris -respondió él, parecía que le había pasado el nerviosismo-, ella es Mia. Venimos a hablar con usted sobre su hija... Zoe.

La mujer se paralizó, yo aproveché para observar a Chris en ese instante, él me devolvió la mirada asegurando que todo estaba bien.

-Zoe... Oh hija mía. Cometí errores con ella, ahora no esta... -susurró ella von pesar.

-Mia, ella es hija de Zoe. Mia no sabe nada de usted, nada departe de su familia materna.

La mujer parpadeó varias veces, observándome con atención.

-Tengo una nieta...

Y mi cabeza era millones de fuegos artificiales explotando, estaba llena de confusión y preguntas. Pero cuando ella dio un paso hacía adelante yo di un paso hacía atrás involuntariamente y sin darme cuenta estaba refugiándome en Chris.

-Por favor, pasen -pidió la mujer al notar mi reacción.

Chris bajó la mirada hacía mí y asintió como asegurando que el entrar en la casa estaba bien. En la casa de mi abuela, la mujer que crío a mi madre y le dio la espalda cuando pensó que ella le había fallado. Sentía resentimiento creciente hacía ella, pero de todos modos seguí los pasos de Chris, quien aún mantenía su mano entrelazada en la mía.

La casa era hermosa por dentro, decorada de forma moderna en tonos neutros, nos guió hasta la sala de estar y nos indicó que nos sentarnos. Chris se sentó en el sofá y yo a su lado, pegándome a él porque todo lo que me rodeaba le tenía una especie de temor. La mujer optó por sentarse en un sillón al frente de nosotros.

-¿Es tu novio? -preguntó ella para salir del silencio. No asentí ni tampoco lo negué, simplemente la observé sin darle respuesta.

-Es increíble verte -intentó ella cambiando al tema principal-, te pareces a Zoe, sus rasgos... fuera del tinte ¿Tienes el color de su cabello?

Apreté con fuerza mis manos, resistiendo la furia que su pregunta me hizo sentir, pero debía ser compresiva, esa mujer no sabía absolutamente nada de mí.

-Es aceptable que diga eso, porque alejó totalmente a mi madre y a mi de su vida. No tengo ningún tinte como usted piensa y se que pensara que miento, pero sí este es el color natural de mi cabello. Lo habría sabido si hubiera estado en toda mi infancia.

-Entiendo el odio que puedas sentir, lo entiendo, una madre jamás habría rechazado a su hija en un momento así, pero yo intenté remediar el error cometido, tu madre no lo aceptó me alejó como yo una vez lo hice. No me dejo ver a mi nieto y unos años después cuando intenté...

-Disculpe, mi madre no tuvo un niño. Soy hija única.

-No, no -negó ella-, tu madre estaba embarazada de un varón.

Fruncí el ceño pensando en su información errónea, pero un momento cuando sentí un dolor agudo en mi pecho, quizá ella tenía otra información.

-Mamá solo me tuvo a mí.

-Pero... estoy confundida, recuerdo que era un niño... yo no sabía de ti, ni cuando la fui a buscar y me entere que había muerto.

-Murió al tenerme. No tengo hermanos.

-Estoy vieja, pero yo lo recuerdo bien...

Estaba dispuesta a discutir con ella cuando Chris se aclaró la garganta, mi atención se concentró en él.

-Mia, quiero que entiendas que te evite esta información por tu bien, te causará daño, pero no más que las dudas que implantará si no te la digo. Por favor no me odies -me dijo él.

-¿A que te refieres? -le pregunté desconcertada.

-La razón por la que te conozco tanto es porque mis padres eran cercarnos a los tuyos al principio. Tu madre estaba embarazada de un niño, pero había algo mal respecto a eso, al parecer sus embarazos eran muy peligrosos y al nacer, el niño murió. No logró sobrevivir. Unos años después tu madre quedó embarazada de ti, pero esta vez en lugar de morir el bebé el riesgo fue para ella y perdió la vida -tragó saliva y sabía que eso le afectaba como a mí-, estuve cerca de tu crianza, pero me alejé de tu vida poco después por eso no me recuerdas, se que te mentí en gran cantidad, pero tu papá me confío una gran tarea, por favor no me odies.

Sentí el nudo en mi garganta que ardía inimaginablemente y los ojos se me cristalizaron. Estupefacta miré hacía el piso sentía como las lagrimas se acumulaban en mis ojos ardiendo. ¿Está era la forma en la que debía enterarme? No sabía si decir que Chris estaba bien o mal. Se me formularon las preguntas. Evité llorar, pero al parecer la mujer que debía ser mi abuela explotó en llanto.

-Quiero irme -le pedí a Chris sin mirarlo, él se levantó de inmediato.

-Por favor quédense -nos decía la mujer, cual nombre no sabía, no sabía nada de ella y ella de mí tampoco. Negué rápidamente buscando camino hacía la salida.

-Mia no te vallas, no quiero perderte a ti también.

-No puede perder lo que nunca tuvo -le respondí con la voz quebrada, ella me seguía limpiándose las lagrimas, fue entonces en una mezcla de rabia me devolví-. Yo perdí a mi madre, mi padre a su esposa y usted a su hija. La diferencia entre nosotros a usted es que usted la perdió por elección y nosotros no. ¿Sabe cuantas veces he rogado en encontrar a alguien de mi familia? Pero me he equivocado, porque usted no es de mi familia, usted no es mi abuela. Mi abuela abría estado en mis momentos difíciles y no lo estuvo.

Tragué saliva y recuperando la compostura seguí caminando, sin fijarme que ella lloraba sin remedio. El maquillaje se le había corrido y parecía dolerle, pero no tanto como lo hacía a mí. Llevaba el corazón casi que en las mano.

Salimos de la casa y no me detuve cuando ella me hablo.

-Por favor, búscame de nuevo. Se que cometí un gran error, aún no me lo he perdonado y se que tu jamás lo harás, pero búscame te lo imploró, tienes tíos y tías, primos y tu abuelo. Todos querrán conocerte por favor.

Quizá lo pensaría luego, pero en ese instante en donde mi mundo se hacía trizas, no cabía el mínimo pensamiento de eso. Me monté en el auto y cerré la puerta con demasiada fuerza, no sabría si Chris se molestaría, pero no estaba consiente de las pequeñas cosas. Quería echarme a llorar, el nudo en mi garganta era más insoportable cada vez. Pero no quería ser tan débil como siempre.

Chris entró en el auto y lo encendió de inmediato, dejando atrás esa casa. Miré hacía la ventana con el espíritu encogido.

-Dios Mia, si estas molesta lo siento tanto, si quieres llorar hazlo, detendré el auto si quieres estar sola. No se que quieres, por favor dime algo.

Quería decirle que se callará, pero permanecí en silencio sin mirarlo, estaba consiente que él me miraba más de lo que lo hacía a la carretera. No sabía si estaba enojada con él, solo sentía una rabia interna.

-Es solo que... me dices eso. ¿Sabes? Max es mi hermano aunque no compartamos el mismo ADN él me ha apoyado, pero solo pensar que pude haber tenido un hermano desde el principio... ¿Por que no me lo dijiste antes?

-Por esto precisamente, no quería verte sufrir. Pero he sido un idiota, creo que ahora te ha dolido más de la cuenta.

-Si conocías a mi padre y a mi madre... ¿No era simple decírmelo de una vez?

-Te lo tomarías a mal.

-¿Pero porque no te recuerdo?

-Por que eras una niña, nos alejamos un poco y luego unos meses antes tu padre muriera hablé con él. Me dijo que debía cuidarte si algo le pasaba. Yo no lo tomé en serio hasta que de verdad paso, se que pensaras que es una total idiotez pero si me necesitabas.

-No logró entender por completo todo este rollo. Mi vida es un caos y yo soy un desastre.

Muy en el fondo, sus confesiones me acercaban más a él, pero también había un resentimiento, no confiaba del todo. Era como si hubiera entrelazado un lazo entre nosotros pero no lo suficientemente fuerte, así que cualquier cosa podría zafarlo.

-Se que es difícil entenderlo todo, pero por favor no me odies, no podría soportarlo más -me dio una mirada suplicante de sollozo.

-No te odio... -pero tampoco te amo-, solo estoy tratando de asimilar todo. Cuestionando el tema, las posibilidades que ya no fueron. Pude haber tenido un hermano, que cuando papá muriese yo viviría con él. No habría pasado por la angustia de saber que pasaría y que rumbo tomaría mi vida. Abría tenido un apoyo cuando me sentía completamente sola.

Cuando cerré los ojos para evitar las lágrimas, presencié un sollozo y observé como unas lagrimas rebeldes se resbalaban por las mejillas de Chris, no me había fijado lo suficiente para percatarme que esto también le afectaba.

-Odio cuando las personas dicen "Te entiendo" ¡y maldición! No es cierto, no esta en tus zapatos para ssberlo. Pero yo si te entiendo. También sufrí pérdidas y estuve solo. Mia la razón por la cual no me habló con mi padre es porque esta muerto, él murió también. Yo entiendo lo que sentiste -permaneció unos instantes callado, pero continuó en un suspiró-, por eso volví con tu padre, por que estaba solo y fue así que me encontré con una gran tarea que prometí cumplir.

-¿Sabes cuando te odiaba? ¿Sabes cuanto odio tuve hacía a ti? ¿Sabes todo lo malo que pensé de ti? ¿Y si me hubieras dicho de una vez no habría pasado?

-No es tan simple, decirte eso tenía mucha dificultad -respondió él con tristeza.

Estamos en silencio un rato, yo me acurruco en el asiento, miro hacía el cielo y le doy vueltas al asunto, entonces lo escucho reír. Me doy la vuelta para mirarlo, sus ojos aún están cristalizas pero sonríe y eso me hace querer sonreír.

-Ya no me odias -festejó Chris-. Se siente tan bien saberlo, era horrible saber cuanto me odiabas. De hecho ni quiera lo sabía, solo lo sabía que lo hacías en gran cantidad.

Me di cuenta que realmente era odiosa, pero era por la desconfianza que sentía todo el tiempo.

Le sonreí una ultima vez y sin querer me quedé dormida evitando todo el dolor que sentía.


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