EL BØXEADØR ©

By LuckyEight8

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Un chico y una chica. Ambos con algo que atormenta sus vidas... No todos tienen un buen pasado del cual habla... More

NOTA
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capitulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41

Capítulo 7

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By LuckyEight8

Una vez que salimos del gimnasio del cuadrilat nos encontrábamos caminando por la acera en silencio.

¿Cómo comienzo a contarle de mi vida? Maldición, nadie sabe de mi vida a excepción de Matt. Y creo que es mejor que siga siendo así.

-¿Entonces?

-No sé cómo empezar. -Le dije con sequedad mientras miraba hacia el frente. Pasé una mano por mi cabello que aún seguía algo húmedo por la ducha. -No quiero que nadie entre en mi vida. ¿Por qué tú quieres hacerlo? -La miré con frialdad. No lo entiendo, ¿para qué?

-Yo...quisiera...-Dijo ella bajando la mirada hacia sus manos que se retorcían. -Nada, tienes razón... Esto fue un error. Será mejor que me vaya. Lo siento, no debí entrometerme. -Ahora lucía avergonzada para después girar sobre sus talones y marcharse.

Veía como se alejaba. Y suspiré al ver qué tal vez me arrepentiría de esto.

No nos golpeamos por nada. Cumpliré ése maldito trato.

Estoy seguro de que ella lo hubiese cumplido a pesar de que no le gustase.

-¡Rossel!-grité para después comenzar a correr tras ella.

Ella paró de caminar para esperarme.
Me detuve a su lado y miré su rostro. Conecté mi mirada gris con la suya y entonces me concentré en sus heridas.

Tenía abierta la ceja al igual que su labio.
Su mejilla se había puesto morada y ya me sentía terrible por haberla lastimado. Jamás había hecho daño a una mujer.

-No me mires así.-dijo molesta.

-¿Qué te mire cómo?

-No me tengas lastima, ni te sientas culpable que tú estás igual. Te dije que no es mi primera vez peleando.

-No te tenía ninguna de esas dos cosas.-mentí mientras metía las manos en mis bolsillos.

-¿Decidiste por fin abrirte a ésta desconocida?

La miré fijamente y antes de que pudiera decir algo su mano fue hacia su liga para quitarsela y al hacerlo su larga cabellera lacia y castaña cayó en cascada por sus hombros. Su mano fue a parar a su nuca, la cual masajeó.

Observé atentamente como caían algunos mechones por su cara.

-¿Por qué tan siquiera te importa Rossel? No te entiendo. Yo no te agrado y decidiste pelear conmigo para ganarte mi confianza cuándo yo no tengo la tuya. Podría mentirte de mi vida y tú me creerías.

Ella alzó su mirada. Y al hacerlo sus ojos conectaron con los míos. A pesar de que ambos teníamos una mirada penetrante ninguno la bajaba. Sus iris de ser claro se hizo oscuro y entonces... Me perdí en sus ojos y por un momento olvidé la pregunta que le hice. Olvidé que estábamos en un lugar donde pasaban personas y nos miraban extraño por que sólo estábamos ahí en medio de la acera, perdiéndonos en nuestros pensamientos.

-Confío en ti Harrison. No me preguntes la razón de eso. Por qué ni yo lo sé.

Después de unos segundos asentí y le tomé de la mano sorprendiéndola.

-¿Q-Qué haces?

-Vamos a hablar, ¿eso querías no? Además de que, es por eso que peleamos en el ring y ahora estamos "lastimados"

-Sigo sin entender por qué tomaste mi mano.-dijo con las mejillas ligeramente sonrojadas.

-Por que vamos a mi casa.-dije poniendo los ojos en blanco mientras sacaba mi celular para marcarle a Matt.

+¡Jordan! Joder, hasta que decides contestar perra.

-Lo siento. Apagué mi celular...estaba desahogándome un poco.

+Lo sé Jordan...

-¿Lo sabes?-pregunté nervioso. ¿Y si se enteró acerca de Anabelle?

+Hermano, se que los del equipo de fútbol te sacan de cojones. Sé todo lo que te pasa. YO SÉ TODO.

-Exacto, bueno Matt... No voy a estar en casa, saldré a distraerme un poco...-miré a Rossel que me miraba extrañada.Y cómo no si le estoy mintiendo a mi mejor amigo.-...Como sea.-suspiré-Adam llegará tarde. Castigo de la directora por que peleó con un niño.- dije mientras miraba a Rossel.

+Entiendo. Nos vemos luego entonces.

Creo que no quiero que Matt sepa que me llama un poco la atención Rossel, además de qué no quería darle explicaciones de qué hacía ella en mi casa.

Guardé mi celular y pedí un taxi. El auto se detuvo y yo le abrí la puerta a Rossel. Ambos subimos, le indiqué la dirección de mi casa al taxista y luego todo el camino estuvo en completo silencio.

Rossel miraba su ventana. Había comenzado a llover y las gotas de agua caían fuertemente.

Bajé mi mirada a nuestras manos. Seguían entrelazadas y me sentía tranquilo de alguna manera, sólo con su tacto.
Miré su perfil unos minutos y ella debió sentir mi mirada porque dejó de ver la lluvia para verme a mí.

Rossel me sonrió y luego quise pasar mi mirada hacia sus labios.
Me mordí mi labio inferior y me controlé para no salir disparado y besarla en éste momento. Y me importaba una mierda que él maldito taxista estuviese aquí.

Rossel miró mis labios al igual que yo y algo (que no sé qué fue) hizo que ambos nos acercáramos lentamente.

Rossel quería besarme. Yo quería besarla. Juraría que ella al igual que yo se arrepentiría si eso llegase a pasar. Ella me detesta. Yo la detesto.

-Disculpe...-dijo el taxista.

Rossel al darse cuenta de lo que estuvo a punto de hacer se alejó de mí junto con su mano. También al darme cuenta de lo que pudo pasar me alejé lo más posible de ella. Se qué quería besarla y todo pero la verdad es qué no quiero que pasé algo entre nosotros.

Gruñí molesto y me giré de mala gana para ver al taxista. Estuve a punto de besar a Rossel. Joder pero qué me pasa. Ella es bonita, lo sé pero sólo eso. Ella no es alguien importante para mí y no quiero nada con ella acerca del maldito tema del amor.

-Hemos llegado.

Le pagué y abrí mi puerta para salir.
Rossel hizo lo mismo. Le indiqué que me siguiera y ambos comenzamos a caminar hacia el portón que se encontraba abierto.

Habían algunas luces que iluminaban la casa. Debieron ser los mayordomos. Al llegar a la entrada le abrí la puerta a Rossel para que pasara.

-Vaya, es... grande...-dijo después de un momento mirando todo a su alrededor.

-¿Grande?-Creo que es más que grande pero bueno.-Si, es grande.-dije encogiéndome de hombros restándole importancia.

-Y...bueno...-dijo mirándome sin saber que decir.

-Ven-dije estirando mi brazo para que me tendiese su "delicada mano" entre comillas.

-¿Por qué quieres tomar mi mano Harrison?-preguntó sonrojada. Me limité a mirarla.

-Vamos a curarnos Rossel.-dije indiferente y es verdad, no es como si fuésemos a hacer algo más.

Ella bufó algo molesta pero finalmente tomó mi mano. Y nuevamente sentí esa corriente eléctrica pasar por mi mano. No me gusta. No me gusta sentir eso.

«Mierda» gruñí.

¿Por qué tuve que tomar su mano?

-Vale, en lo que me guías a donde sea que vayamos, me cuentas de tu ¿niñez...? Lo siento, no se me ocurrió otra cosa, vi...una foto tuya colgada en la pared.

Asentí mientras subíamos las escaleras para ir a mi habitación.

-Esta bien.-respondí seco-Pues... nací aquí. Mis padres siempre fueron millonarios, nunca nos faltó nada. Ellos si cuidaban de mí, a pesar de que la mayoría del tiempo se encontraban muy ocupados, siempre tenían tiempo para mí. Pasaron los años y nació Adam. Es muy listo a decir verdad, pero ya no le interesan las cosas que hacen los chicos a su edad... la verdad no hay mucho que contarte sobre ésto, supongo que fue normal mi infancia.-dije seriamente mientras abría la puerta. Rossel me miraba atentamente.

-Uhm ¿Por qué entramos a tu habitación?

Suspiré mientras soltaba su mano y cerraba la puerta tras nosotros. La miré fijamente y puedo jurar que se asustó un poco por ello. Pero no quería que malinterpretase todo.

-Lo que pasa Rossel, es que aq...

-Escucha, yo jamás tendré sexo contigo así que no pretendas nada Harrison-interrumpió.

-Yo jamas haría eso sin tu consentimiento y si no quieres hacerlo pues no lo haremos pero la verdad ni lo pensé hasta que tú lo dijiste. No planeaba siquiera proponerte hacer algo así.

La miré fastidiado.

-No todos te ven como objeto sexual.-dije entre dientes, mi voz es aspera, y ella traga saliva.

Comenzaba a irritarme que ella pensara que yo cogía con cualquier chica que se me pusiera enfrente.

-Perdona, sólo quería avisarte...-dijo avergonzada.-Todavía no me explicas que hacemos en tu habitación.

Asentí y me dirigí al baño para sacar de la cajonera un botiquín. Me senté en la cama y le indiqué que se sentara a mi lado.

Puse alcohol en el algodón y se lo coloqué delicadamente en la ceja qué era la herida que estaba más abierta. Ella gruñó por el ardor a la vez que apretaba su mano en su rodilla.

-¿Estás bien?-me detuve un poco.

Ella asintió mientras mantenía sus ojos cerrados. Cuándo terminé con su ceja me pasé al labio.

Rossel todavía tenía los ojos cerrados. Le limpié la herida con delicadeza.
Podía sentir su respiración muy cerca. Tan solo era de pegar mis labios y listo.
Pero... no lo haré. No la besaré.

-Tengo una duda acerca de ti.-dije mientras sacaba una pomada para su mejilla.
Ella aún tenía los ojos cerrados. No entiendo por qué los mantiene así.

-¿Cuál es la duda que tienes?

Agarré un poco de la pomada y antes de huntarle la pomada le quité su cabello de la cara haciendo que se estremezca un poco por mi tacto. Me detuve un momento para admirar sus rasgos.

-¿Pasa algo? o ¿por qué no dices nada?

-Lo que quería decir era. Qué peleas muy bien. ¿Quién te enseñó?

Al decir ésto ella abrió sus ojos de golpe y me encontré nuevamente con sus mirada grisácea. Inmediatamente ella se puso de pie y miró hacia algún punto fijo.

-Se supone que la que tiene que preguntar soy yo... ¿No?-preguntó luciendo incómoda.

-Como quieras.

-Vale... dejemos las cosas de enfermería y hablemos.-dijo mientras se volvía a sentar.

Me acordé de mis heridas y pensé que podía curarme después. No quería que ella lo hiciera. Por que sabía que se tornaría todo incómodo.

-Vale, creo que vamos a empezar por partes... háblame de la chica.

Mi mirada sólo transmitía incomodidad. No quería hablar de eso.

-Ella fue la primer chica de la cuál yo estuve enamorado...-dije fríamente.

-¿Tú...? ¿Enamorado?

-¿Me dejas seguir?-cuestioné con fastidio mientras la fulminaba con la mirada.

-Lo siento. Puedes seguir.

-Anabelle...fue mi primer beso, mi primer amor, mi primera novia... ella... simplemente fue todo para mí...

-Y... si ella alguna vez fue todo para ti... ¿por qué la trataste así ésta mañana?-me preguntó confusa.

«La traté así por qué me hizo sentir terriblemente mal. El saber que ella murió en un incendio unas semanas después de la muerte de mis padres acabó conmigo. Me hizo sentir miserable, por qué me culpé todas las noches al no poder decirle que
la quería.
Me hizo creer que estaba muerta y ahora viene a buscarme para explicarme cosas que no vale la pena escuchar.»

-Pensé que me preguntarías por ella al final. -respondí cortante.

Solté el aire que estaba conteniendo y la miré fijamente.

-Mis padres fallecieron cuándo yo tenía 15 años de edad... así que me alejé de todos y me encerré en la mansión... nunca salí y tampoco contestaba el teléfono aunque ya sabía que era Anabelle la que llamaba. Unas semanas después... ella murió en un incendio o eso fue lo que me hizo creer hasta qué la vi en la universidad.

Fruncí mi ceño. Comenzaba a enojarme de nuevo. El sólo pensar en eso me ponía colérico.

Rossel simplemente se quedó en silencio. Me le quedé mirando esperando a que me dijera algo.

Entonces, de repente sentí sus brazos envolver mi cuerpo, a lo que inmediatamente me puse rígido, me abrazó fuertemente y yo sólo me quedé quieto. La verdad es que para nada me esperaba ésto.
Creo que no he dado un abrazo... en... mucho tiempo...

No he vuelto a dar, o siquiera recibir un abrazo desde el momento en qué me enteré que me habían arrebatado todo lo que más amaba.

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