The Styles Twins: The Final C...

By MariFebruary96

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Dos Hermanos. Siete chicos. Una Banda. Una última oportunidad. El último reto. More

The Styles Twins: The Final Challenge
Prólogo
¿Qué pasó ayer?
Boda
La mudanza
Divertida Persecusión
Nuevo Álbum
Emociones en papel
Pequeñas gurús
Prejuicios
Víctima Equivocada
Comienzo
Nostalgia
En el camino de nuevo
Tres son multitud
Suspicacia
Alucinaciones
Visitantes
Conquista fallida
¡Retirada!
Oops
Andy vs Lux
Sueño Realizado
Doble Problema
Infiltrado
Aventura por América Latina
Incertidumbre
Elección
Travesuras
El nuevo mánager
Apuesta
Buenas y malas noticias
Una Salida Espontánea
Falla
Un momento incómodo
Set
Australia
Un tranquilo paseo
En el estudio
Vulnerable
Hurto
Apoyo
Mala Espina
Consejos
Plagio
"The LoUders"
Acuerdo
Apoyo
Fiesta de Disfraces
Intoxicado
Recuerdos de medianoche
Coraje
Teen Choice Awards
Controversia
Argumentos
Somos un equipo
Cambio de Identidad
Misión de reportaje
Malas Lenguas
Indagación
Rencor
Una pequeña fiesta no ha matado a nadie
Descontrol
Sherlock
Perdido
Pesadillas
Mentiras y secretos
Verdad
Aqui termina nuestra historia
Observado
TRAILER
Testimonio
El daño está hecho
Ya no haces falta
Cambiar o Desaparecer
Renuncio
Estás fuera, Paul
BW
El juego comenzó
Acabar lo que ha comenzado
Ya es muy tarde para mí
Aquí estoy
Un futuro Incierto
Reconciliación
No voy a dejarte ir
Cómo sabrá que la amas
Compromisos
Parte de nuestra Familia
Tarde de chicas
Tíos
Sincronización
Por los novios
Una nueva vida
Tiempo en Familia
Seguir pedaleando
Mortal
La Promesa de Harry
Estaba escrito
No te despidas
Epílogo

Siete cabezas son mejor que dos

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By MariFebruary96

La semana siguiente fue ocupada por sesiones de fotos, campañas para la caridad y algunas que otras sesiones de fotos para los patrocinadores de la gira, los chicos regresaron a casa. Zayn Malik decidió llevar a su familia a un corto pero asombroso viaje a Cannes, Francia. Liam aprovechó para llevar a su familia y a su novia a Disney, Florida. Niall se comprometió a ir a todos los partidos de Derby que pudiese para contagiar a su sobrino de la tradición familiar y de pasar algunas tardes relajadas con su esposa.

- ¡Ya llegue! – gritó Niall luego de que Basil le ayudase con el equipaje -. Gracias hermano. Descansa mucho y si quieres puedes pasarte más tarde para una parrillada.

- Gracias, Horan, pero le prometí a mis hijos que tendríamos una tarde de películas.

- Está bien, Basil. Nos vemos pronto, hombre.

Y se despidieron con un abrazo fraternal. El primero en recibirlo fue Bobby Brown, el pequeño y adorable pug de su amada.

- ¡Bobby! ¿Qué tal muchacho? Te ves un poco más gordo. Tienes que rebajar un poco de peso, Bobby. Ahora que lo pienso, cada vez que te hablo pienso en mi padre y eso debería ser un poco ofensivo...

- Me encanta las conversaciones entre Bobby y tú- contestó la rizada, apoyada en la pared del pasillo con una sonrisa -. Son muy profundas.

- Princesa – articuló Niall, extendiendo los brazos hacia ella y darle un caluroso abrazo -. Cuanto te extrañé, no tienes idea.

- Oh, ni hablar sobre mí – contestó la rizada, besando sus labios -. De verdad lamento no haber ido a verte, es solo que he estado liada con la Universidad y las consultas. Enserio, voy a volverme loca.

- Pues, ahora tienes una buena razón para volverte loca – Niall insinuó con un gesto de deseo.

- ¿Por ti?

- ¿Y por quién más?

- Oh cariño. Desde el día en que me atropellaste sin querer me has vuelto loca – confesó ella, cogiendo su rostro y llenándolo de besos.

Giraron y caminaron jugándose bromitas entre besos y risas hasta tropezar con el sofá. Niall quería encargarse de quitarle aquella bonita pintura de labios que ella solía usar cuando su pequeña mascota decidió subirse al mueble y quedárseles mirando con curiosidad.

- ¡Oh, vamos Bobby! ¿Qué acaso no puedes dejarme un rato junto a MÍ esposa?

- Quizás se siente un poco rechazado...pobrecillo...

- ¿No estarás diciendo que estás de su lado, o si?

- Solo ignóralo, Horan.

- Es imposible. Mira esos ojos. Son como dos aceitunas verdes. Nisiquiera esta parpadeando.

Valentina rodó los ojos y cogió un hueso de juguete escondido entre los cojines del mueble de cuero y lo tiró lejos, llamando la atención del can para ir a buscarlo.

- ¡Ve por el, Bobby!

Niall sonrió y besó a la chica y luego toda su cara.

- Todavía insisto en que debemos cambiarle el nombre.

- Ni lo pienses, mi duendecillo.

- Está bien...lo pensaremos luego – contestó para luego fundirse en un apasionante beso.

***

Cómo Louis prometió, asistió a evento de salto ecuestre donde sus hermanas pequeñas Daisy y Phoebe participarían. Las gemelas habían comenzado con sus clases de equitación hace un año y eran tan apasionadas en el tema que lograron calificar para la competición. Sentados en uno de los mejores palcos, la familia entera esperaba ver a sus pequeñas competidoras pronto. Lottie Tomlinson se encontraba en sus dos semanas de descanso de la Universidad de Modas y Maquillaje de Londres, la misma donde se formó Lou Teasdale. Doris y Ernest Deakin estaban vestidos para la ocasión: la pelirroja con un bonito vestido de aire campestre y Ernest con bermudas beige y camiseta blanca. Lottie jugaba con su hermanito menor mientras Felicité entretenía a Doris. Louis estaba sentado junto a su madre y Eleanor.

- Está haciendo una linda tarde ¿No lo crees, cariño?

- Estupenda, diría yo - contestó Daniel Deakin.

- Las otras chicas son muy buenas – admitió Eleanor -. Mira ese salto.

- Si, son buenas, pero nadie como Daisy o Phoebe. Ellas podrán con esto. Será como pan comido – contestó Louis, decidido.

- Orgullo de hermano mayor a la vista – vitoreó Felicité, rodando los ojos.

Finalmente pudieron escuchar el nombre de Phoebe en el grupo siguiente, lo que emocionó a la familia. La niña Tomlinson vestía una chaqueta Manfredi de color negro, pantalones blancos, botas De Niro negras y un caso elegante y protector. Phoebe se montó en su caballo favorito, Holly, y salió a escena. Su familia se levantó a aplaudirla, emocionados y sonrientes. Phoebe a pesar de sus nervios, dedicó una sonrisa a su familia en el palco principal. La niña dio unas cuantas vueltas alrededor para calentar al caballo y cuando le fue permitido empezar, galopó hasta el primer obstáculo y el caballo saltó a la perfección. Todos estaban nerviosos, pero no se sabía a ciencia cierta si Johannah o Louis se llevarían el primer puesto. Louis continuamente mordía su labio y tamborileaba sus dedos en el asiento, mientras que Jay apretaba tan fuerte la mano de su pareja que este creyó que se la fracturaría.

- Eh, cariño...mi mano...

- Silencio, Dan, no me pidas que me calme en este momento – pidió la mujer de la casa, sus ojos azules fijos en su niña.

Phoebe continuó saltando las vallas en el orden indicado, concentrada en su entorno y en su caballo. Ya faltaba poco para terminar su ronda, pero en uno del obstáculo constituido por tres vallas, el caballo logró saltar pero desafortunadamente derribó una. El público exclamó y Louis estuvo a punto de saltar de su asiento.

- No importa. Lo hizo increíble. Está muy bien para una niña de su edad – este se repetía.

- Vamos Ernest, apláudele a Phoebe, vamos – le animaba Charlotte y el niño pronto obedeció sus órdenes.

Phoebe lucía un poco decepcionada y triste, pero no podía reunirse con su familia hasta haber finalizado el torneo. El evento se detuvo unos cinco minutos para que los encargados arreglaran la valla caída y limpiaran un poco la tierra. Al dar el pitido, el torneo se reanudó. Después de otras tres concursantes, llegó el turno de Daisy. Las gemelas vestían el mismo atiendo, siendo la única diferencia el casco que llevaban puesto.

Daisy comenzó el circuito con precisión y elegancia. Sus hermanos la seguían todo el tiempo con la mirada, y sus corazones se detenían cada vez que el caballo saltaba. Eleanor también la observaba atentamente, especialmente en uno de los arreglos florares, había algo que quería salir de allí. Por la lejanía no podía detallar que era, pero le daba muy mala espina. Daisy Tomlinson se preparó para saltar aquella valla, cuando el caballo enfocó su vista en algo muy pequeño y peludo al pie de esta: un ratoncito. De inmediato relinchó y se levantó en sus patas traseras, atemorizado. Daisy trataba de controlar al corcel, pero era un poco difícil dado que nunca había estado en una situación así. La familia Tomlinson Deakin se levantó de sus asientos, mientras que Johannah trataba de una forma u otra salir del palco. Louis fue tras ella mientras Eleanor se quedaba junto con las otras chicas. Daisy Tomlinson estaba sufriendo lo que ella consideraba una pesadilla, hasta que finalmente el caballo logró derrumbarla. Los encargados cruzaron la arena para calmar al corcel y atender a la niña, que se había fracturado el tobillo.

La familia había llegado a casa luego de una tarde realmente agitada. Daisy tenía una fractura de tallo verde, aplicándole una escayola que le sería retirada luego de unas cuantas semanas. Phoebe había ganado el segundo lugar de su categoría y Daisy recibió una medalla de participación. La última niña estaba tan molesta que no había dejado de llorar desde que salió del torneo.

- Esta bien, cariño, sólo fue un accidente – le animaba Johannah, consolando a su niña.

- Todo fue culpa de ese estúpido ratón, ese tonto y maldito ratón – gruñó Daisy.

- ¡Daisy! – exclamó Daniel.

- Daisy, por ahora lo que necesitas es descansar – aconsejó Lottie -. Además, creo que estuviste increíble.

- Si quieres podemos compartir el premio – propuso su hermana gemela -. Después de todo estábamos en la misma categoría.

- Gracias, Phoebs – agradeció Daisy, aunque no se sentía muy feliz de compartir el premio.

- El lado bueno de todo esto es que iremos a comprar helado ¿Te parece, Daisy? – le animó Eleanor -. ¿Con chispas de chocolate y galletas Oreo?

Daisy esbozó una sonrisita, la primera desde el accidente. Eleanor tenía aquella facilidad de alegrarle el día a cualquiera tan solo con pequeñas palabras o acciones.

- ¡Helado! – gritó Ernest mientras aplaudía.

- Esa escayola se ve muy pálida – comentó Felicite, trayendo una cesta de marcadores -. Se vería mejor si la decoramos un poco.

- Siéntanse en libertad de pintarla como deseen – contestó Daisy, colocando su pierna en un apoyador de pies.

Eleanor Calder fue acompañada a la tienda junto con Louis para comprar helado suficiente y guarniciones. Louis no estaba feliz del todo.

- Se recuperará. Daisy es fuerte y muy optimista.

- Ya lo sé. Solo que me molesta que se haya caído. Digo, fue la única. Y pensar que planeaba llevarlas a un parque acuático en Londres – Louis explicó con tristeza en lo último.

- Oh, Louis – la castaña rodeó un brazo por su cuello -. La intención es lo que cuenta, cariño. Podría ser en otra oportunidad ¿Qué me dices de ese circo en Londres que tanto le fascina a las niñas? Ernest y Doris todavía no lo conocen y estoy segura que puedes alquilar un carrito para desplazar a Daisy. A ella le encantará.

El ojiazul se giró hacia su chica, agradecido de tan fantástica idea.

- No sé que hice para merecerte, pero sea lo que fuera, no se que haría sino estuviese a tu lado.

***

Edward y Andy se habían reunido en la casa de este último para evaluar las posibilidades de quien era el hacker y que podrían hacer al respecto. Instalados en el estudio y con datos anotados en una gran pizarra blanca, discutían profundamente el asunto:

- Es obvio que The LoUders esta jugando sucio, inclusive su representante. Por lo que tuvieron que haber filtrado a alguien mientras nos encontrábamos ausentes o pudieron haber diseñado un virus invisible que se filtró en el sistema.

- No existen los virus invisibles – Andy le contradijo -. Pero el virus pudo estar camuflado ¿Comprendes? Tal vez dentro de una carpeta inofensiva o algún dato que parecía insignificante.

- Es una buena teoría – asintió Edward, escribiendo la palabra VIRUS en la pizarra -. Pero rememorando el lugar de los hechos: las carpetas de los archivadores también estaban vacías. Es decir...que el virus...

- ...se filtró desde nuestras computadoras – completó Andy e hizo una pausa al razonar un poco más -. Pero alguien tuvo que haber entrado.

- ¿Pero cómo? – Edward se preguntó, estrujándose el cerebro -. Nosotros somos los únicos que tenemos la llave y las copias de repuesto las tiene George, el conserje.

- No creo que George pudo haberse prestado para eso. Es imposible- negó Andy -. Es decir, es muy quisquilloso con su "oficina" de conserje e incluso tiene su puerta tiene una clave para poder abrirla. Sólo él lo sabe.

- George tiene muchos años trabajando allí. Así que tal vez no fue sobornado u obligado contra su voluntad a dar la copia de las llaves – el rizado reflexionó para sí mismo.

- Tal vez el hacker no solo averiguó material inédito de la banda, Edward. Tal vez investigó mucho más profundo de lo que pensamos.

- Ya lo creo. El virus tal vez pudo haber estado viajando con nosotros. Ya sabes, Julian, Ryan y Jamie no tenían nada del material grabado.

- Es increíble que nos hayan estado robando en nuestras narices – exclamó Edward, pasmado -. En todo este tiempo.

- Edward, sé que nuestras hipótesis suenan casi creíbles, pero sin pruebas volveremos a perder el tiempo. Prefiero y considero prudente que esto se quede entre los dos hasta que encontremos algo más.

- Sí, también lo creo necesario. Pero no quiero agregar posibilidades falsas. Tenemos que interrogar a George lo más pronto posible.

Tocaron la puerta unas cuantas veces hasta que por fin George Hanks les abrió la puerta. George Hanks es ese tipo de conserjes pequeños, barrigones y con un bigote espeso. Era el tipo de hombre que aparentaba ser amable, a veces lo era, pero no la mayoría del tiempo.

- ¿Qué quieren? Estoy realmente ocupado.

- Solo tomaremos unos minutos de su tiempo, señor Hanks – contestó Edward Styles -. Y si no sería tanta molestia que pudiéramos hablar dentro de su oficina.

- ¿No tienen a nadie más a quien molestar, no? Largo de aquí...

- Oiga, George, esto es una situación de vida o muerte y sino colaboras te colocaremos de primero en la lista de cómplices ¿De acuerdo? – Andy Samuels se le enfrentó con firmeza.

El bigotudo señor Hanks retorció los ojos con evidente enojo, pero aún así los dejó pasar. La pequeña "oficina" de George Hanks albergaba no solo múltiples aparatos de limpieza nuevos, también herramientas, bombillos de todos los tamaños y varias cajitas metálicas guardadas bajo llave.

- No tardaremos mucho – habló Edward una vez de observar rápidamente su entorno -. Supongo que sabe lo que sucedió con One Direction y el robo de sus canciones ¿No es así?

- Pues claro que lo sé.

- Bien. Mi socio y yo estamos investigando quien pudo haber hurtado las canciones y sobre todo de que manera. Existe una verdad irrefutable en que alguien entró a nuestra oficina y se llevó varios documentos importantísimos de nuestros archivadores. Andy y yo somos los únicos que tenemos la llave de nuestra oficina y usted, es el único que posee una única copia.

- ¿Insinúan que yo soy el ladrón?

- Realmente no lo creemos – el rubio tomó la palabra esta vez -. Puede que no le conozcamos bien, pero bien sabemos que toma su función como conserje y guarda llaves muy enserio, sino ya le hubiesen despedido igual que muchos otros empleados que hace casi dos meses trabajaban aquí. Lo único que queremos saber es si usted pudo haber facilitado la copia única de la llave de nuestra oficina al hacker.

- Por nada del mundo haría eso ¿Qué ganaría con hacer eso? Gano lo suficiente como para dejarme convencer por cualquiera de hacer algo así. Además, el trabajo de conserje es lo único que se hacer y no bajaría la guardia de mi puesto por un ladronzuelo – contestó Hanks.

Edward arrugó el entrecejo y se acercó al anciano, mirándole atentamente.

- ¿Quiere decir usted que alguien vino para convencerlo de entregarle la llave? ¿Sobornarlo?

- Es cierto que vino alguien. Pero eso fue hace tanto tiempo, a principios de este año. No lo recuerdo bien. Se veía elegante y bien vestido. Era un chico educado, si que lo era. No entiendo que hacía hablando conmigo ese día, pero parecía muy interesado en inspeccionar mi oficina. Yo me negué rotundamente, incluso me mostró una especie de permiso, pero no le creí. No le dejé entrar, fuera quien fuese, no lo hice.

Samuels y Styles se miraron las caras, como si estuviesen cambiando opiniones telepáticamente.

- ¿No le dijo su nombre? – Edward le interrogó.

- Tampoco lo recuerdo. Tengo tantas cosas de que ocuparme cómo para acordarme de él. Y para ser honestos, nisiquiera sé como se llaman ustedes.

- Eso podemos creerlo, pero usted sabe que trabajamos aquí – replicó Andy y luego se detuvo -. ¿Puede recordar su rostro, tal vez? Como usted dijo, no conoce nuestros nombres pero de una forma sabe que trabajamos aquí.

George Hanks se frotó el rostro, forzando a su memoria a traer de vuelta aquel chico educado que quiso entrar a su oficina.

- Era alto. Sí, tal vez igual que tú. Tenía el cabello negro pero bien cortado. Noté que usaba mucho gel o spray. Lo lamento, no puedo recordar más nada.

- Creo que ha sido de mucha utilidad. Oh, y antes de irnos señor Hanks, debe prometernos que no dirá nada sobre esta conversación. Es un asunto confidencial. Si lograra delatarnos, usted acabaría en un puesto lamentable y créame cuando le digo que Simon nos creerá. Así que no diga nada.

A George Hanks no le asustaban las amenazas, pero les dio su palabra que no diría nada sobre ello. De salida de la oficina, Simon tropezó con ellos:

- Oh, hola chicos. No creí verles por aquí ¿Cómo están?

- Eh, estamos bien – contestó Andy -. Resolviendo "asuntos" por nuestra cuenta.

- Entiendo – Simon asintió sin decir más, comprendiendo al instante -. Así es mejor. De igual forma si necesitan algún material extra no duden en pedirlo.

- No dude de eso, señor.

- Oh, se me olvidaba. Hoy celebraremos una fiesta de disfraces organizada por Modest y Sony. Todos los artistas y allegados están invitados. Así que si lo desean, pueden ir. De igual forma agregué sus nombres a la lista.

- Se lo agradecemos señor Cowell pero dada las circunstancias...- decía Edward hasta que fue interrumpido.

- Creo que será una excelente noche para distraer y relajar la mente. Estará invitada mucha gente. Deberían aprovecharlo.

Simon Cowell se retiró sin más, caminando hacia su lujoso auto blindado. Los abogados se miraron entre si sin entender muy bien su insistencia. De camino a casa, Edward y Andy se abstuvieron de hablar hasta pisar la propiedad de Edward, con el temor de que un tercero les escuchara en la calle.

- Hanks valora mucho su trabajo. Realmente le creí. El no bajaría la guardia por nadie – Andy habló primero al entrar al estudio.

- Tienes razón – Edward se frotó su barbilla -. Por lo menos podemos confiar en él y que no se dejó llevar por las apariencias.

- Ahora tenemos que enfocarnos en su descripción: persona alta con cabello negro y mucho spray fijador...wow, ya encontraremos al ladrón con eso – Samuels ironizó.

- Eso nos llevaría casi toda una vida – Edward reflexionó -. Muchos de nuestros conocidos son altos y tienen el cabello negro....

- Pero solo uno de ellos es un Hacker – Andy concluyó, alzando el dedo índice -. Posiblemente también un buen actor. Y cómo no obtuvo lo que quería por esa vía, recurrió a otra...

- Hanks ha visto al hacker y no recuerda su rostro – Edward exclamó con frustración -. Maldita sea que su cerebro no recuerde nada.

- Espera – Andy le detuvo de repente -. Simon dijo algo sobre material extra. Podemos revisar las cintas de seguridad.

- ¿Estás seguro que todavía conserven las grabaciones de a principios de año?

- Podríamos intentarlo – este propuso sin más -. Además, tenemos otra cosa importante que discutir: de que nos disfrazaremos para la fiesta.

- ¡¿Qué?! – Edward exclamó con la boca abierta y el ceño fruncido -. Tienes que estar bromeando. Joder, Andy. Estamos en una seria investigación y tú solo piensas en esa tonta fiesta de disfraces.

- Y creo que tú deberías ver las cosas desde otro ángulo – su socio le manifestó y Edward se quedó callado -. Si, Emma también habló conmigo sobre eso. Piénsalo bien. Simon técnicamente nos está rogando que asistamos. Puede que lo diga por algo.

- Dijo que irán muchos artistas y allegados – el rizado recordó -. ¿Crees que irán The LoUders?

- Hombre, Simon no creo que haya perdido la razón aún. Pero tal vez encontraremos algo.

Edward bufó mientras se frotaba el rostro. No le gustaba lidiar con situaciones diferentes al mismo tiempo.

- No lo sé, Andy. Nunca he ido a una fiesta de disfraces y...

- ...y yo creo que es una excelente razón para ir – Emma Russell hizo su aparición en la habitación, asomándose por la puerta.

- ¿Nos has estado escuchando todo este tiempo? – su pareja le preguntó, perplejo.

- Digamos, querido, que ustedes tampoco hablan muy bajito – se excusó la castaña -. Y vivo aquí. Edward, tienes que ir a esa fiesta.

- Esto de seguro es un complot que ambos tienen contra mí – Edward dedujo con suspicacia, señalándolos a ambos.

- Déjate de tonterías. Yo puedo ir contigo. Será divertido e interesante.

- Estoy seguro que a Daisie le encantará asistir. Ama las cosas de disfraces – alegó Andy con una sonrisa.

- ¿Saben si los chicos asistirán? – Emma cuestionó.

- Pues no lo sé, todavía no se en que parte del mundo de encuentran luego de estar dos semanas de vacaciones...

- Les puedo asegurar que todos están en Londres. Zayn llegó ayer de Cannes. Deberían convencerles.

- Zayn va a ignorarnos. Está mucho más aburrido desde que se convirtió en un hombre casado – Andy expresó con tristeza.

- ¿Y por que no los incluyen en su plan de "encontrar al ladrón? – Emma propuso de la nada.

Edward Styles y Andy Samuels se quedaron viendo a la chica como si fuese un completo fenómeno. La castaña les miró con inocencia, como sino entendiese el por qué de sus caras.

- Emma, creo que ese ha sido el peor disparate de todos – confesó su novio.

- Podrá ser un disparate – ella replicó -. Pero es mejor que nada. Solo digo que siete cabezas piensan mejor que dos.

- Creí que la frase era "Dos cabezas piensan mejor que una" – Andy le corrigió con burla.

- El significado es igual. El punto es que si ustedes dos saben mucho sobre la parte legal, sus amigos saben sobre la parte musical: desde el marketing, producción, grabación y esas cosas.

Edward comenzó a pensar que no era tan mala idea después de todo. "Tienes que ver las cosas desde otro ángulo" su mente repitió aquellas palabras de Emma. Claro, ya lo sabía. No podía solo concentrarse en la legitimidad y derechos de las canciones, sino también en su proceso creativo. Debía conocer ambas partes para así de esa forma llegar a una solución final.

- Emma, eres una genio – su chico la felicitó con un beso en los labios que sorprendió a la mencionada.

- Sí que lo eres, pero no sería capaz de besarte. Edward me golpearía – comentó Andy -. Pero puedo darte un gran abrazo ¿Me lo permites, socio?

- Pero ¿No crees que será peligroso? Digo, si esto se sale de control.

- Edward, hombre, nosotros no somos los únicos tratando de capturar el culpable: One Direction también. Sólo debemos ser discretos – Andy opinó-. Tendríamos que hablar de esto con Craig. Después de todo es el mánager.

- Bueno ¿Y de qué piensan disfrazarse? – Emma Russell preguntó con curiosidad-. Yo quiero disfrazarme de algo clásico, ya sabes, como de princesa o algo así.

- Querida no quiero desilusionarte pero no me gustaría disfrazarme de príncipe – Edward le comentó con seriedad.

- Ya lo sé, por eso dejaré que escojas tu disfraz. Le avisaré a las chicas, así podremos ir de compras juntas. Sam estará encantada de aconsejarme.

- ¿Sam está aquí?

- Pues claro, te lo dije en el desayuno. No es mi culpa que siempre estés por las nubes – Emma explicó y abandonó la habitación con un "adiós, nos vamos luego".

- Bien, ahora que estamos solos, necesitamos discutir sobre que vamos a vestir – el rubio comenzó.

- Pareces una chica cuando hablas así – Edward expresó con los ojos bien abiertos.

- ¿Qué te parece un disfraz que combine con los dos? Cómo de Tweedledee y Tweedledum.

- Ni que me paguen mil libras haría semejante locura – refutó Edward.

- ¿Mario y Luigi?

- No.

- ¿Woody y Buzz lightyear?

- ¡No!

- ¡Diablos, Edward! Si no vas a proponer ideas entonces será mejor que escojas alguna – Samuels le gritó.

- No es mi culpa que se te ocurran disfraces ridículos ¿Podríamos disfrazarnos de algo que no llame tanto la atención?

Andy se dejó caer en una de las sillas, pensando profundamente. Edward se le quedó viendo, esperando alguna respuesta, cuando una gran sonrisa extravagante apareció en su rostro. Edward retrocedió unos pasos.

- No, no y no.

- Si, si y si. Y créeme que seremos los reyes de la fiesta.


Nota de la Autora:

Siéntanse afortunadas de que las ideas comienzan a fluir en mi cabecita y de que este sería el primer maratón del año. Cuales creen que serán los disfrazes de Andy y Edward? Acepto sugerencias xx

ARRIBA les presento a Tom Flynn, vocalista principal de The LouDers ;)

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