The Wolves (WESTERWOOD #1)

By halseymxtel

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"Ella no es una chica normal, ni de cerca. Es un lobo y no uno cualquiera. Es una de las guardianas." Primer... More

The Wolves
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3 (1/2)
Capítulo 3 (2/2)
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8 (1/3)
Capítulo 8 (2/3)
Capítulo 8 (3/3)
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31 (1/3)
Capítulo 31 (2/3)
Capítulo 31 (3/3)
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Epílogo
Nota
THE HUNTERS

Capítulo 4

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By halseymxtel

No había sido fácil escaparme de a situación que estaba ocurriendo en el comedor. Digamos que la escusa de ir a buscar mas hielo a la cocina era lo mejor que se me había ocurrido en el momento.

Mí padre, como ya era tan predecible, había llegado tarde a la cena con la escusa de que no pudo lograr salir antes de su oficina. Aunque lo que él todavía no conseguía captar el hecho de que tanto, mí madre como yo, sabíamos hace tiempo ya de que tenía una amante. Sus escusas con el tiempo perdían sentido, se volvían peores y menos creíbles. No entendía por que mi madre toleraba esto, pero cuando tocaba el tema al estar solos decía "Hay que ver para creer, Dylan". Entendía que ella no hacía un escándalo de esto, ya que desde lo sucedido con Emily, mucha gente ha tenido un ojo en nuestra familia, esperando a que nos cayéramos a pedazos. Así que al caer en cuenta de que ella no haría nada al respecto de este tema, también he decidido dejarlo de lado.

Luego de que su pequeña niña desapareciera mis padres se han apartado. No toleraban verse a la cara, y sabía que todos los días se preguntaban que hubiera sucedido si no nos hubieran permitido irnos aquella noche. En casa, era notable la ausencia de mi padre, sus pasos a la madrugada hacían eco en la gran mansión. Ya no se encontraba un lugar vació en la mesa, sino que había otra silla la cual no tenía ocupante. Y cuando el se encontraba, las cenas se basaban en pequeñas preguntas hacía mi para no perder el tiempo en regañarme por mis actitudes. A mi madre, ya casi ni le dirigía la palabra. Seguramente, era difícil para ambos el dormir en el mismo dormitorio. Siendo consciente constantemente de que el hombre al cual amas te esta engañando, y que la mujer que duerme junto a ti es la idéntica imagen de la niña perdida en el bosque.

Volviendo al ahora, precavidamente tomé la linterna de una de las lacenas, y con sumo cuidado de no hacer ruido para llamar la atención, tomé el pomo de la puerta la cual llevaba al patio trasero y la giré logrando abrirla. Sentía como mi corazón golpeaba fuertemente en mi pecho ya que si me atrapaban, estaría en más problemas de los que ya me encontraba.

-¿A dónde vas? - Una voz hizo que me exaltara provocando que cerrara la puerta de golpe.

-¡Demonios! - Maldije para luego dar vuelta con la mano en el pecho.

Observe con los ojos grandemente abiertos a mi madre, quien me miraba con una de sus manos apoyada en el mármol que se encontraba en medio de la cocina. Pude notar como uno de sus dedos golpeteaba en ella. Se encontraba enojada, y mucho.

-¡Por el amor de Dios! Espero que no vayas a donde creo que iras. -Fijo sus ojos en mi.

Desde la tragedia de Emily, cada aniversario había tomado la pequeña costumbre de ir a bosque a recrear todo lo sucedido aquella noche tratando de encontrar un cabo suelto, algo que me ayude a entender que sucedió y donde se encontraba ella. Por unos años, ninguno de mis padres o el servicio de la casa logró darse cuenta de mis cortas huidas, ya que todos se encontraban en un estado completo silencio mientras las discusiones de mis padres se escuchaban por todo el lugar. Ese día era como uno de descarga para ellos, ya que en todo el año no se comunicaban y detonaban en esta fecha. Sus gritos y los ruidos de cosas siendo destrozadas lograban encubrir muy bien el momento en que un niño se escapaba de su cama y se escabullía por la puerta trasera para luego salir corriendo en la oscura noche.

Pero, hace alrededor de dos años, uno de los guardias de la casa me pilló saliendo por la puerta trasera. Al volver horas mas tarde, me encontré a mi madre sollozando mientras mi padre me observaba furioso junto a ella. Esa madrugada me dio tantos golpes que me rompió un brazo. Mi madre lo excusaba diciendo que el muy maldito había bebido de más, pero ambos sabíamos que esa no era escusa para haberme golpeado de aquella manera. Luego de ese día nos habíamos vuelto una bola de mentiras, cada persona que preguntaba sobre mi brazo envuelto en yeso recibió como respuesta de que me había caído de la bici. Recuerdo estar muy triste, ya que por casi dos meses no había podido jugar béisbol, el cual es y sigue siendo mi deporte favorito. Con los años, desde la paliza de mi vida, la relación con mi padre es nula y logró que me vuelva una persona mas desinteresada por los demás y cerrada. Aprendía ser mas precavido con mis escabullidas y hasta el día de hoy, ninguna persona me había vuelto a atrapar.

- Mamá... - Empecé a excusarme pero algo en su cara me detuvo.

- Dylan. - Soltó un suspiro. Era difícil ignorar como sus ojos se comenzaban a cristalizar por las lagrimas contenidas. Estaba claramente recordando los golpes que mi padre me había dejado en mi piel cuando era niño. - ¿Sabes que hay gente que sigue buscando a Emily?

Trague fuertemente. Recordé lo que el mensaje que Mia me había enviando durante la cena decía. Ella estuvo escuchando una reunión que su padre, el Sheriff, había tenido con alguno de los cadetes en su casa para hablar sobre el caso de Emily.

- Lo se... Pero má, he escuchado que quieren descartar el caso. No hay nada, es como si Emily se hubiera ido de la tierra - Le dije.

Su postura cambió rotundamente. El estado de miedo y debilidad fue remplazada por una mas firme.

-¿De dónde has sacado eso? - Preguntó ella frunciendo el ceño y cruzando sus brazos.

- De unos patrulleros al pasar. - Mentí. No iba a meter a mi rubia amiga en esta discusión, era consciente de que si le decía la verda da mi madre, iría corriendo a su casa a golpear a Jeff.

Me examino lentamente.

-¿Entonces piensas que tú la encontraras?¿En una noche? - Interrogó. Esta era una táctica que usaba para sacar locas ideas de mi cabeza. Intentaba hacerlo parecer como algo sin sentido así me retractaba. Pero nunca había conseguido hacerlo, y esta no sera la excepción.

- Quizás. - Respondí fríamente. - A diferencia de ti, no la doy por muerta.

-¡Dylan! - Exclamó asombrada. Sabía que mi comentario le había dolido, pero no me importaba. Ya estaba cansado de que insistiera deque esperara, ella creía en que los investigadores encontraran algo.Todavía tenía esperanza. Y yo igual, pero no me quedaría de brazos cruzados, esta situación era mi culpa, si no hubiera propuesto a jugar a las escondidas nada de esto habría pasado. ¿A quién demonios se le ocurre jugar a las escondidas en medio de el bosque ala noche? Vaya niño estúpido.

- Lydia, ¿sucede algo? - Phoenix entro interrumpiendo a la cocina observando la escena frente a ella detenidamente. En el ambiente se sentía un sofocante aire que hacía mas que obvio que nos encontrábamos discutiendo.

Observe a la castaña intrusa ¡Que intenso momento ha interrumpido! Esperaba que se diera cuenta de que no eramos tan perfectos como pretendíamos serlo.

-No ha pasado nada... - Contestó mi madre apartando su mirada de mi persona. Había vuelto a su actitud de "millonaria perfecta" y puras sonrisas. Alisando su falda, miró a Phoenix con seguridad para luego palidecer al observar sobre el hombro de la misma.

-¿Qué sucede aquí?- Mí padre habló demandante detrás de Phoenix. Fingía serenidad, pero estaba mas que claro que algo había pasado aquí y eso lo hacía enojar. Era una persona la cual necesitaba tener control, su vida era constantemente ser jefe y al igual que sus empleados, nosotros también eramos parte de su empresa llamada vida.

¡Diablos!Si el supiera a donde estaba a punto de ir no serian buenas noticias para mi madre y para mi. Él no dudaría ni dos minutos en partirme la cara, pero por mas que no le tuviera miedo, era cansador disfrazar sus golpes con mentiras de peleas callejeras. Una de las cosas por las que las personas me tenían como un chico malo, era por los golpes que muy pocas veces decoraban mi piel. Me las había arreglado para que todos creyeran que eran producidos por peleas callejeras o por controversias en juegos de apuestas, logrando darme la fama de todo un luchador. Aunque muchas veces eran ciertas, muchas otras habían sido escusas baratas para ocultar los arranques de furia de mi padre hacia mi persona. ¿Por qué no decía la verdad?La imagen familiar era importante para nosotros, imponíamos respeto por nuestra gran cantidad de dinero y empresa. Y digamos que ser el hijo de millonarios, traía cosas buenas, como el que nadie se metiera contigo.

-Pues... - Hable nerviosamente. Me sentía como un niño pequeño, lo último que esperaba de esta noche era que la mierda fuera sacada de mi cuerpo. Mi lista de mentiras se borró de mi mente dejándome en blanco. Una parte de mí temía que alguna mi padre golpeara a mi madre, era consciente de que había una pequeña posibilidad de que fuera así, por lo tanto nunca me enfrentaba al él cuando se enojaba, ya que era consciente de que mi madre era mi debilidad y que él se las viera con ella.

-Dylan iba a mostrarme un poco el pueblo. - Dijo Phoenix provocando que tanto mis padres como yo la miráramos sorprendidos.

Esta chica ni me conocía y me salvó de una grande. El cuerpo de mi madre se calmó rápidamente, se encontraba aliviada igual que yo y seguramente ya estaba pensando una manera de agradecerle a Phoenix.

Mí padre llevó su penetrante mirada a mi. Era confuso para él el que le hayan dicho que me ofrecí a tal cosa. Él sabía con que tipo de chicas me ligaría, y sabía lo suficiente de mí para notar que Phoenix no era una de ellas. Además de que era un acto generoso, y que de generoso no tengo nada. Todo lo que hago y que no tenga que ver con mis dos únicos amigos, era por puto interés.

-¿Eso es cierto, hijo? - Me preguntó con un pequeño tono amenazante detrás de su voz el cual, claramente logre captar únicamente yo, ya que mi madre no dejaba de observar a Phoenix como si fuera un ángel.

Llevé mi mirada por Phoenix, para asegurarme de que quiere ir conmigo adonde sea que vaya a pesar del frió que hacía afuera, ella asintió levemente con la cabeza levemente.

-Si, padre. - Respondí, llevando mi atención hacia el. Hace tiempo ya que había perdido mi amor hacía su persona, por lo cual ya no le decía papá ni Tom el cual era su nombre, sino padre.

Su postura se relajo y me entrego una sonrisa la cual parecía sincera.

-Pues me parece bien. - Dijo. - Phoenix, ponte tu abrigo, la temperatura baja a la noche en este pueblo. - Le dio una leve palmada en el hombro para luego marcharse seguido por mi madre la cual me otorgó una mirada de advertencia antes de retirarse.

- Entonces... - La muchacha de ojos azules habló curiosa quitando mi atención de la puerta por la cual mis padres se habían ido. - ¿Adónde iremos?

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