★𝓝𝓸 𝓵𝓸 𝓺𝓾𝓲𝓮𝓻𝓸..★...

By Yasurig

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Lucifer confundió a Alastor con Lilith. Y ahora Alastor va a tener un hijo del que quiere deshacerse. (Todos... More

★ Capitulo 1 ★
★ Capitulo 2 ★
★ Capitulo 3 ★
★Capitulo 4 ★
★ Capitulo 5 ★ ¡Lucifer![Parte 1]
★Capitulo 6 ★ ¡Lucifer![Parte 2]
★ Capitulo 7 ★ ¡Lucifer! [Parte 3]
★ Capitulo 8 ★ Sonpresa
★ Capitulo 9 ★ ¿Pasado y Futuro?
★ Capitulo 10 ★ Tios
★ Capitulo 11 ★ ¡Feliz primer mes!
★ Capitulo 12 ★ ¿Papá?...[Parte 1]
★ Capitulo 13 ★ ¿Papá...? [Parte 2]
★ Capitulo 15 ★ "Ups"
★ Capitulo 16 ★ Hola, soy Emily..
★ Capitulo 17 ★ El anticristo.
★ Capitulo 18 ★ Cap 1 " T2 "

★ Capitulo 14 ★ ¿Y que...?

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By Yasurig

[.....]

Alastor mantuvo su cuerpo rígido, sintiendo la voz de Luficer de fondo, seguramente seguía exigiendo mas respuestas que no podría responder aunque quisiera.

Aunque el pánico lo consumía a toda velocidad, mentalmente se preguntaba si el Rey del infierno no escucharía el creciente grito de Clauneck.

El cuarto donde lo había dejado no estaba tan lejos de donde estaban y el siempre había estado atento al niño, por lo que no pensó que solo por eso las cosas cambiarían de rumbo y...

No. No fue eso.

Nadie más que él pudo oír el lamento de Clauneck.

Así como nadie más podía vislumbrar la imagen de Lilith con su vestido largo y ajustado, su cabello ondeando graciosamente en las sombras y esa
sonrisa luminosa y siniestra que dejaba a la vista en medio de toda la oscuridad que bailaba a Su alrededor. Por supuesto, ella estaba en su mente.
Nunca dejó de serlo.

[Alastor, querido. Te has metido en un gran problema..]

El no respondió. Sabía que no había manera de que pudiera hacer eso. Aunque tampoco creía que fuera necesario considerando que ella podía leer cada uno de sus pensamientos.

Sin embargo, fue su único sentido de sí mismo lo que lo llevó a formular
una oración en su subconsciente.

[Déjalo en paz.]

Claro, breve y conciso.
Si no fuera porque su instinto de presa todavía lo atormentaba, tal vez lo habría dicho en voz alta y con un tono que no fuera pura histeria.

Sin embargo,
ni siquiera valía la pena imaginar lo que pudo haber Sido Lilith simplemente continúo sonriéndole mientras los gritos de Clauneck se volvían ensordecedores.

Mierda, mierda, mierda, mierda, mierda, mierda.

Necesitaba que alguien fuera a verlo. Quien.

[Continúa tu discusión con Lucifer]

Alastor observó a Lilith con una mirada irónica pero dura en su rostro. Por supuesto, eso había Sido una orden. ¿Pero cómo pensó que él iba a continuar con una charla sangrienta de la que sólo sacaría malas conclusiones? Estaba más que claro que su posición no era la mejor para plantar cara a Lucifer.

Entonces, ¿qué esperaba que él hiciera?

La sonrisa de la mujer se curvó hacia abajo, y con ella el ajuste de la cadena alrededor de su cuello se hizo más intenso. Anhelaba poder abrir la boca para buscar algo de oxígeno pero aún era consciente de que los ojos del ángel caído estaban sobre él. Así que mantuvo su típica sonrisa mientras sentía la sangre acumulándose en su herida recién abierta.

Afortunadamente, todavía estaba de espaldas a Lucifer, pero eso también era una desventaja ya que no podía decir cómo estaba reaccionando ante su repentino silencio o si todavía estaba lanzando amenazas.

Lo único que sus tímpanos pudieron
percibir fue el llanto del niño. Un grito que empezaba a desesperarlo hasta el punto de querer salir corriendo a la habitación para saber que se encontraba bien.

Eso era todo lo que necesitaba saber.

No, tenía que ser eso.

Clauneck tenía que estar llorando porque tenía hambre otra vez...si, sólo eso. Pero sentía que por mucho que quisiera mentalizarse con esa idea, algo le decía que las cosas iban mal.

Tenía que darse prisa y cumplir las órdenes. Eso era todo lo que le quedaba.

[¿Que se supone que haga? ¿Decirle la verdad y quedarnos quietos y verlos destrozarnos?]

Sabía que el tono que utilizó no era el adecuado para dirigirse a ella. Sin embargo, nunca se permitió hablar con ella por miedo. Bastaba con que Lilith supiera los estragos que causaba en su cuerpo con sólo sentir su presencia y recordar ciertas situaciones.

Las cadenas fueron tiradas con fuerza y un sonido ahogado salió sin vacilar de entre sus labios pero no se permitió moverse de su lugar.

[No te atrevas a decirlo]

La voz femenina había sonado más autoritaria y firme de lo habitual, tanto que un escalofrío recorrió su espalda cuando el grito de Clauneck pareció querer internarse en el interior de su cabeza hasta volverlo loco.

Maldita sea. Alguien en ese maldito Hotel tenía que ir a verlo.. Tuvieron que..

[Ay que? ¿Que se supone que haga? Usted ya sabe. ¿Tengo alguna posibilidad de ir en contra de lo que
dice? ¿Tengo siquiera la posibilidad de concluir la discusión sin consecuencias?]

La brillante sonrisa de Lilith le heló la sangre, pero aún así mantuvo el ceño fruncido. Lo que tuviera que hacer lo haría.

Pero la maldita dueña del infierno estaba jugando con su cordura al dejar pasar intencionalmente los segundos. Ella siempre lo hizo.

[Les había mencionado antes que mi esposo es bastante ingenuo en muchas cosas. Incluso Sus decisiones pueden cambiar fácilmente. Aunque... ¿No te lo contó él mismo esa noche mientras tomamos unas copas?]

Los ojos de Alastor se abrieron como platos. El desagradable recuerdo era claro, pero si era cierto qué tuvo que indagar en él para recordar aquella
información que Lucifer le había dado sin siquiera ser consciente de ello cuando los efectos de la ambrosía le hicieron mostrar su lado más íntimo. Más débil.

Por supuesto que lo recordaba pero había escenas que parecían haber Sido desterradas de su mente, como si hubiera sido descartadas por su propio cerebro sin que él se diera cuenta.

Y eso lo frustraba porque siempre había considerado que su mente guardaba hasta el más mínimo detalle por si pudiera serle de utilidad en algún momento.

¿Que era esto? ¿Se debió a su problema o fue simplemente una señal de su mala suerte?

Fuera lo que fuese, Lilith no estaba interesada. Y eso lo dejó claro cuando volvieron a tirar de las cadenas hasta él no pudo hacer más que dejar que sus piernas flaquearan hasta terminar de rodillas en el suelo.

Respirando ruidosamente mientras luchaba por ignorar los gritos que le impedían recordar qué era lo más importante.

Sabía que ella estaba perdiendo la paciencia. La situación tampoco era propicia para que se permitiera tomarse tantoS minutos como fuera necesario para pensar.

Escuchó pasosa gran velocidad detrás de su espalda y Antes de que sus manos viajaran inconscientemente a sus oidos para detener los sonidos, el recuerdo fugaz de la profunda depresión y soledad que le expresó el propio Lucifer debido a muchas razones apareció en su mente.

La sonrisa de Lilith se hizo más amplia. Por fin se había hecho entender.

[Hazlo. Ahora. O las consecuencias podrían ser más graves de lo que creés, querida.]

La amenaza latente fue lo último que logró escuchar con suma claridad antes de que la imagen de la mujer se desvaneciera en las sombras de su mente y todo a su alrededor volviera a ser como antes.

Fue en ese momento que sintió esas manos extrañas sobre sus hombros, sacudiéndolo levemente mientras le preguntaba entre gritos de preocupación si se encontraba bien.

Por supuesto, todavía estaba en el suelo y su respiración era un caos. Era obvio que Lucifer había abandonado por completo su actitud anterior para comprobar qué le estaba pasando.

Y a decir verdad, eso provocó en él un profundo enfado que no supo manejar más que romper a la fuerza el contacto físico mientras se levantaba con el ceño fruncido y las comisuras de su sonrisa tensas.

—Su alteza, realmente no entiendo nada de lo que me acusa— Su tono altivo y burlón volvió a salir a la luz mientras se desempolvaba el traje cómo si nada hubiera pasado.

Pudo vislumbrar el rostro de Lucifer cambiando de estado, pasando de la preocupación, a la sopresa y finalmente, el regreso de sus sentimientos respecto a la situación de su paternidad. También pudo verlo abrir la boca con la intención de responderle o tal vez con la idea de retomar sus amenazas.

De cualquier manera, eso ya no funcionaría.

—Mi Señor— Lo interrumpió, colocando sus manos detrás de su espalda en esa elegante pose suya.

—Para empezar, ¿puedo saber qué estaba haciendo usted husmeando en asuntos de los que dejé claro que no era un placer hablar de ellos?— Lucifer cerró la boca, dudando sobre qué decir a continuación claramente había hecho algo inapropiado y ahora se encontraba atrapado por sus propias palabras.

Alastor no le permitió siquiera pensar en una respuesta.
—Realmente no entiendo esa impulsividad de tu parte de haber escuchado algunas palabras que no eran de tu incumbencia y luego venir a acusarme de esta manera tan hostil, ¿verdad? ¿Siempre has estado en contra de pensamientos de Charlie sobre el respeto a la privacidad?—

—Dejen a mi hija fuera de esto!—Gritó el más bajo, su furia mostrándose en el cambio de sus ojos y sus crecientes cuernos.
—Ella no tiene nada que ver con eso.
Este es un asunto que debes tratar conmigo y...—

—¿Por qué debería?— Fue la simple pregunta que hizo mientras apoyaba ambas manos en la parte superior de su bastón con calma.

—Repito, cualquier problema que
tenga con el padre de Clauneck es de mi incumbencia únicamente. Y no tienes por qué entrometerte en eso. Ni Charlie ni nadie más en el El hotel tiene—.  Ladeó ligeramente la cabeza hacía un lado sin romper el contacto visual entre ellos.  —¿Por qué deberías tener derecho a hacerlo? ¿Es porque quieres imponer tu estatus?—

Lucifer cambió su expresión. —No, no es eso. Es solo que...—

—Acabas de mencionar que no quieres que meta a Charlie en ésto— Continúo sin ceremonias.
—No lo haré. Créeme,esa pequeña niña merece aceptar la idea de que su padre cambio con la intención de ayudar—.

Lucifer miró hacia un lado, y Alastor supo que estaba tocando exactamente el terreno correcto.

—No lo haré, siempre y cuando dejes de meterte en asuntos que no requieren tu intencesión. Después de todo, Clauneck me pertenece. Y sé cómo manejar esté asunto sin que él salga lastimado...Aunque, ahora que lo pienso, eso...—.  Puso unos dedos debajo de su barbilla pensativo.

—Será que tu arrebato se debe a querer acabar con la vida del niño? Porque recuerdo que no estás exento de información respecto a lo que los demonios reales hacen con sus bastardos.—

Lucifer lo miró con la boca abierta, totalmente consternada e indignado ante tal acusación.

—¿De qué carajo me estás
acusando?—  Gritó con el ceño fruncido.  —Sabes que nunca haría algo así! ¡Adoro a ese niño!—

Alastor miró a su alrededor, como si lo que Lucifer acababa de decir no fueran más que palabras sin importancia para él.

—Es extraño que adores al hijo de una persona que no te agrada— Hablo impasible, sabiendo que poco a poco iba subiendo hacia su objetivo.
—Debes entender que tengo muchas razones para dudar de ti y más con lo que acaba de pasar, Así sea Honesto conmigo y dime que si, debería preocuparme—.

Lucifer nuevamente pareció sorprendido.

—¿Preocuparse por qué?! i¿Crees que lastimaría a mi propio hijo ?!—

—Nadie afirmó que fuera tu hijo y estoy tentado a saber cómo llegaste a esa conclusión—

El contrario guardó silencio.

—Su Majestad, creo que sabe que soy un hombre que sabe lo que dice y no trata de revelar información hasta el límite autoimpuestos—. Se giro levemente, poniéndose de perfil. 

—No sé lo que puede hacer he oído pero nunca le he mencionado a nadie
quién es el padre de Clauneck—.

—Un ángel caído— Respondió el rey del infierno, tomando su postura firmé nuevamente pero el demonio de la radio sabía que era solo una fachada.  —Mencionaron que es el hijo de un ángel caído—.

Oh, entonces había estado presente durante su conversación con Carmilla. Bueno, no le pareció del todo extraño ya sabía que alguien los estaba observando desde el principio, simplemente no podía identificar dónde estaba y tampoco iba a tomarse el tiempo para buscarlo cuando los temas de esas conversaciones eran más importantes que cualquier otra cosa.

Sin embargo, cuando la mujer mencionó de manera superficial la conclusión a la que había llegado el simplemente decidió afirmar lo mismo y no hablar de más.

Porque, en verdad, estaba nada menos que contándole todo al señor supremo. Pero necesitaba saber con precisión que ambos estaban solos.

No iba a mentir, la rabia que sentía por no poder guardarse esos momentos para sí era demasiada. Y más aún considerando que ya estaba teniendo problemas para avanzar en lo que Carmilla le había asegurado que era parte de la solución a su problema.

Un problema del que nunca hablaría.

—¿Y crees que eres el único ángel caído?—

Por supuesto, no era ningún secreto que muchos demonios reales alguna vez fueron ángeles que decidieron seguir el camino de Lilith y Lucifer. Entonces, la mayoría de ellos eran ángeles caídos, aunque no de la misma categoría o escala en la que estaba el maestro del Inframundo pe éste último no necesitaba saber eso.

Y supo que había dado en el clavo cuando Io vio hacer una mueca de malestar.

Ok, movería su última pieza.

—Su majestad— El nombrado lo miró.

—Podríamos dejar este malentendido a un lado. Recuerde que soy una
persona de palabra en cuanto a no decirle nada a Charlie. Pero si vuelve a vigilarme,créame que lo haré, haré lo posible para que  su hija se dé cuenta de con quién está tratando—.

El susto en los ojos de Lucifer fue un deleite momentáneo porque lo que siguió fue mucho mejor.

—Además, recuerdo que mencionaste que querías que no volviéramos cercanos, pero nunca obtuve una respuesta concreta de por qué fue así y no consideró que lo que dijiste en ese momentosea algo efectivamente concentro—.  Amplió su sonrisa. más
mientras entrecerraba los ojos.

—¿Por qué querrías hacerte cargo de un niño que no es tuyo? ¿Por qué querías está cerca de mí sin decirle a tu hija sobre eso? ¿Debería... debería tomar esto como una especie de atracción tácita de tu parte hacia
mí?—

Ahora Lucifer parecía no sólo estupefacto, sino también increíblemente ofendido y disgustado. Incluso había dejado escapar una risa de pura ironía.

—¿En serio crees que me fijaría en ti así, bastardo?— Él grupo con una mueca de desprecio. —Parece que eres tú quien siente lo mismo por mi cómo para tener el descaro de llegar a ese tipo de conclusión, pero ¿sabes que? ¡Lamento recordarte que estoy casado!—

Alastor parpadeó lentamente. Mirando el anillo que Lucifer mostraba con orgullo como si fuera su reliquia más preciada. Y aparentemente así fue. Pero eso tampoco le importaba.

—Sólo veo un anillo...— Dijo en tono gentil.  —No veo ninguna mujer al lado. ¿Dónde está tu esposa?—.
Ahora su mirada se posó en él.

—¿Sabes lo que veo? Lo único que veo es a un hombre que fue abandonado hace años por la persona que más queria y por eso no soporta lo infeliz que se siente consigo mismo—.

Después de mencionar eso, esperaba cualquier cosa, cualquier reacción violenta o impulsiva, Salvó que los ojos de reyes Se llenaran del pánico y su labio inferior comenzaran a temblar. Aunque sea por un momento, recordó esa noche y la sensación de las cálidas lágrimas del ángel caído cayendo sobre su rostro cuando lo confundió con Lilith por el efecto de la bebida y su gran anhelo de volver a verla. Mezclando emocióne e ilusiones que tuvieron consecuencias.

—Espero que hayas entendido mi punto—.  Fue lo último que le dijo antes de dejarlo en el pasillo. Sabía que este último había recibido una descarga eléctrica. También sabía que había tocado la fibra sensible de Lucifer, pero nada de eso importaba realmente.

Y fue con ese pensamiento en mente que dejó que sus propias sombras lo levaran rápidamente a la habitacion donde, como había imaginado, Clauneck estaba llorando a mares en su cuna.

Aunque los temblores en sus manos habían aparecido repentinamente ahora que estaba solo y sin necesidad de fingir lo contrario, tomó al niño en sus brazos mientras la mecía como cierta histeria. Todo esto mientras busca el motivo de su llanto.

Y luego lo encontró....

Un mordisco en el pequeño hombro de Clauneck. Un mordisco que había dejado la marca de dos nuevos círculos rojos hechos por unos colmillos que no tuvieron reparos en perforar la tierna carne del infante.

Lo escuchó en su cabeza, como una ráfaga helada que contenía una amenaza entre líneas.

[Sabe mejor de lo que pensaba.]

La suave risa femenina que siguió dejó un rastro de emociónes chocando dentro de él.

Lilith había mordido a Clauneck.

Lilith había marcado a Clauneck.

Lilith había probado el sabor de Clauneck.

Quizás por eso se olvidó por un instante de su principal problema con el niño, por lo que esa misma noche Clauneck no durmió en su cuna como de costumbre, sino en la amplia cama que tenía al lado.

Y en toda esa noche no pegó ojo porque tenía que mantener un ojo vigilante sobre el niño, quien aunque ya no estaba molestado, tenía que le pudiera pasar algo sin que él se diera cuenta.

También observó atentamente la mordedura en su pequeño y pálido hombro...

Quizás... ¿No habría escapatoria del futuro?

[.....]

En el infierno, pasó otro mes completo, y con él, el crecimiento de Clauneck también siguió su curso.

Sí, todavía era un bebé pequeño con la diferencia de que ahora podía escuchar con mayor claridad ciertos sonido y levantaba la cabeza con un poco más de estabilidad. También balbuceaba más que antes, y eso fué motivo suficiente para que todos se emocionaran con sólo escucharlo.

Sin embargo, a pesar de los cambios positivos que el niño estaba provocando, Charlie pudo notar ciertas cosas que iban en la dirección opuesta. Y ella no fue la única en darse cuenta.

Vaggie estaba mirando con los brazos cruzados y el ceño fruncido la imagen que se podía vera través de las puertas abiertas de la torre de radio.

Allí dentro, el Rey del infierno estaba sentado en el suelo frente a un Clauneck que vestía ese mono de pato que había diseñado estrictamente para él mientras le tomaba fotografías desde todos los ángulos posibles y al mismo tiempo hace algo tierno comentario para hacer la sonrisa infantil.

Detrás de ellos, Alastor estaba
sentado en su asiento habitual de espaldas todos, demasiado inmerso en la lectura de algunos papeles encima de su panel de control.

Sí, la escena podría haber transcurrido tranquilamente como algo normal y cotidiano. Pero..

Charlie y Vaggie intercambiaron miradas preocupadas.

A pesar del entusiasmo de Lucifer por el niño, estaba claro que no se encontraba bueno. Su hiperactividad no era la habitual y su expresión sonriente era más parecida a una mirada feliz pero cansada.

Alastor tampoco había estado actuando con su habitual elocuencia y burla. Incluso el mes pasado se había aislado en su torre dos días seguidos con la excusa de que tenia que hacer algunas cosas en privado.

Lo único que había permitido esos días era llevarse a Clauneck para alimentarlo y pasar el resto del día jugando a su lado con la promesa de que lo traería de regreso a la hora de dormir sin importar nada.

Eso sí, en aquel momento el principal apoyo del bebé era Luficer, pero continúo mostrando tristeza... sin mencionar su ahora inexistente comunicación con el demonio de radio.

Aunque con el paso de las semanas parecía que ambos había llegado a un mutuo acuerdo en silencio donde se aceptaba la presencia del otro a cierta distancia siempre y cuando cumpliera con las cláusulas de no hablarse y mucho menos mirarse.

Otros en esos momentos que compartieron gracias a Clauneck. Y sin embargo, ambas chicas pudieron notar la forma en la que Lucifer buscaba fugazmente la mirada del otro para luego terminar por desviarla con algo parecido a la
frustración mezclada con la resignación.

¿Y Alastor? No mostró reacción alguna. O eso pensó Charlie, ya que Vaggie había notado como a veces el demonio giraba levemente su cabeza para ver a su hijo ya que Lucifer jugaba feliz con ese enorme cantidad de patitos de goma y luego volví a su tarea con los papeles del Hotel, los contratos guardados referentes a los señores supremos. y las revisiones de sus equipos previas a la transmisión de su programa de radio.

Sí, definitivamente ambos estaban escondiendo algo pero... no era apropiado intervenir. Al menos ese había Sido el pensamiento de la princesa sobre la situación, a lo que Vaggie solo asintió con la condición de que intervendrían si las cosas llegaban a un rumbo alarmante.

—Los estamos preocupando. Lo sabes, ¿no?—. La voz de Luficer se apagó mientras veía a su hija y su novia desaparece de su campo de visión.
—No creo que sea bueno mantenerlas
así...—

—No soy yo quien tiene que dar explicaciones— Soltó burlonamente el demonio, todavía revisando los
papeles en sus manos.  —Pero si deseas a contarle a Charlie lo que hiciste, invítame. Tengo curiosidad por ella..—


Alastor sintió la mirada enojada del rey del infierno en su espalda, pero no se inmuto ante el. Los días transcurridos le habían demostrado que prácticamente lo tenía comiendo de las palmas de sus manos con amenazas tan sutiles relacionadas con su hija y la depresión que aún padecía por el abandono de su esposa.

Y por lo que podía ver, Lucifer realmente era muy fácil de someter con un mínimo de palabras.

Lo pensó por un momento. Recordando la forma en que el ángel caído le había mencionado entre lágrimas que sus hermanos siempre se burlaban de sus ideas y su forma de ser, razón por la cual desde entonces ya no sabía cómo debía actuar.

Suspiró, apoyando los codos en el borde del panel de control mientras colocaba las manos bajo la barbilla divertido tal vez tuvo que haber considerado esas cosas antes que nada, después de todo, había una
razón por la que Lilith se salió con la suya en ese matrimonio.

Tampoco le sorprendería si en algún
momento se le revelara que la mujer había manipulado emocionalmente a Lucifer cuando él estaba en su punto más débil.

Tal como lo había hecho él.

Los papeles quedaron en un segundo plano al igual que su gesto exagerado, que ahora era una leve sonrisa que
no dejaba visibles sus dientes amarillentos.

Lilith y él tenían más en común de lo que había imaginado desde que se conocieron. Ambos eran incapaces de pensar en otras personas de una manera que rayara en un fuerte vínculo emocional. Aunque se pregunto si al menos había llegado a amar a su marido ya su hija. Porque la situación actual dice muchas cosas al respecto.

Y ese fue un pensamiento que lo llevó a otro: ¿Habría hecho lo mismo si fuera ella? ¿Habría abandonado a su familia por algo y consideraba mejor para él?

Probablemente lo habría hecho pero...

Miró de reojo a Clauneck, quien se reía con suma alegría mientras intentaba imitar los movimientos de
aplausos que Lucifer estaba recreando mientras le cantaba una canción en un tono de voz más áspero que pretendía sonar cómico para el bebé.

Hmm, tal vez podría cambiar de opinión.

Aunque esa idea de repente lo puso en alerta.

No. No valía la pena pensar en los demás. Aunque Charlie le había mencionado que su sangre siempre debía estar primero, y que si por ahora no podía ver al pequeño de esa manera entonces al menos debería verlo como una de sus mayores "pertenencias", de esas que no podía ver. No lo dejes ir por nada del mundo.

El caso es que nunca se había sentido apegado a nada que no fuera suyo...

Así es.

La creación de Clauneck fue una consecuencia ligada a la tarea que debía realizar si quería seguir con vida. Era su billete a la salvación. Entonces él podría verlo de esa
manera.

Algo así como... ,su salvación?

Realmente no le gustó cómo sonaba eso en su cabeza, pero sintió que podría ser una perspectiva útil para su proceso. Pero de todos modos iba a consultar con Carmilla la próxima vez que tuvieran que verse.

—Oye, te estoy hablando—.

Alastor salió de su ensoñación cuando escuchó la voz del Rey del infierno muy cerca de su rostro. Este último ya estaba nuevamente de pie con Clauneck en uno de sus brazos mientras colocaba su otra mano en su cintura, mirándolo con una ceja levantada.

—Pareces estar perdido en tus pensamientos—.

—Parece que sí—.  Se apresuró a decir el demonio mientras regresaba a su trabajo.   —¿Lo llevarás?—

Lucifer asintió levemente a pesar de que sabía que no lo estaban observando.  —Es hora de bañarse..Te lo traeré más tarde—.

—Perfecto.—

Alastor pensó que escucharía pasos alejándose de su torre de radio después de eso, sin embargo, todo lo que escuchó fue el balbuceo del niño junto con Lucifer aclarándose la garganta de manera avergonzada.

Ahora fue su turno de levantar una ceja y luego girarse en su dirección.
—Algo más, majestad?—

El susodicho se rascó el cuello con la mano libre, mirando en otra dirección en gesto vacilante. Seguramente estaba considerando sus siguientes
palabras con sumo cuidado y anticipación para evitar mayores consecuencias.

—Estaba pensando... podríamos charlar más tarde, si quieres...¿qué dices?—

Y aunque Alastor encontró el gesto muy lindo. Tanto es así que le dieron ganas de burlarse del susodicho. No lo fácil en realidad, nunca lo iba a hacer...

—Déjame pensarlo por un segundo...¡Mmm, no!—

—Al menos lo intenté.—

Y Clauneck se rió como si entendiera la conversación.

[......]


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